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sábado, 15 de abril de 2017

Tras las huellas del Reino de Shambhala: Una ciudad de luz en el Himalaya

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Reino de Shambhala


Tras las huellas del Reino de Shambhala: Una ciudad de luz en el Himalaya

“Ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de búsqueda, es un momento de encuentro, con Dios y con la Eternidad”
– Paulo Coelho –

Shambhala, también conocida como Shambalà o Shamballa, . El reino legendario, la ciudad de luz, el santuario maravilloso más allá de las fronteras del tiempo. Os invito a cerrar los ojos y a evocar la imagen resplandeciente de éste lugar místico que muy pocos han logrado alcanzar, excepto en lo más profundo de sus sueños. Porque el hombre conoce el camino desde siempre, pero hace mucho tiempo que lo ha olvidado.

“Se había estrellado en un bosque fantasma junto con su copiloto. Los dos vagaron aterrados y muertos de hambre. Lucharon por sobrevivir durante dos meses, y dieron con la ciudad por casualidad. Los atrajo lo que pensaron que eran las luces de una ciudad en el lindero del bosque. Los edificios brillaban en la noche. Les resultó completamente desconocida. No se parecía a ninguna otra ciudad de la historia: un lugar maravilloso y deslumbrante, que los tentó emocionalmente, y los hizo tambalearse a ciegas hacia allí.”

“– Me alegro de que nos hayamos encontrado con aquello Steve. Ahora me alegro. ¡Qué lugar tan hermoso! En éste reino no sólo hay leyendas, defensores de la justicia y cosas así. También hay belleza, se pueden cumplir los deseos, y mucho más… No sé cómo describirlo ¿Utopía? ¿Paz? Quizá una visión del futuro de todos los pueblos. Un lugar cómo el paraíso. Quizás sea el paraíso.

– Has hecho todo éste camino en busca del paraíso- dije con suavidad.

– En busca de la paz.-me respondió- Quizás esa sea la palabra exacta.”

– Robert Holdstock (Fragmentos)-

Orígenes de Shambhala
Aunque nadie puede afirmarlo con seguridad, se dice que el término Shambhalaproviene del sánscrito Sham, término que significa TRANQUILIDAD. Por tanto etimológicamente Shambhala define un lugar de tranquilidad. Un remanso de paz. Una orilla de espiritualidad para quienes se atreven a partir en su búsqueda.

Recordemos que Occidente ignoraba casi todo lo referente a Shambhala antes de que los estudios de Helena Blavatsky revelaran la Antigua Sabiduría de Oriente al público europeo y americano de finales del XIX. Ella afirmaba estar en contacto con los habitantes de Shambhala, y que ellos le transmitían una parte de su sabiduría ancestral. A raíz de la difusión de sus mensajes, la fabulosa Ciudad de Luz entró en la conciencia de nuestra época.

La aportación de Blavatsky es sumamente conocida. Sin embargo poca gente sabe que fueron dos misioneros católicos: Esteban Cacella y Juan Cabral, los primeros europeos de la Historia moderna que dieron un relato sobre Shambhala, imaginando al principio que sólo se trataba de un nombre alternativo para Cathay (antigua denominación de China). Posteriormente cambiaron de opinión.

El padre Cacella, misionero jesuita portugués, vivió veintitrés años en Shigatsé, dónde murió en 1650, y señaló la existencia de éste “fabuloso país” en los informes que redactó. Los lamas sentían tal respeto por él, que incluso le propusieron sus servicios para conducirlo hasta Shambhala. Su compañero, el padre Juan Cabral, escribió en 1625: “Según mi parecer, Shambhala no es Cathay, sino lo que en nuestros mapas se llama Gran Tartaria.”
Sin embargo, el origen de la Shambhala legendaria es mucho más antiguo. Nace con la creencia oriental de que existe una galaxia de espíritus iluminados trabajando al servicio de la luz, que viven apartados en algún lugar inaccesible de Asia. A lo largo de los siglos, historiadores, filósofos y aventureros, han buscado su ubicación exacta en las montañas del Himalaya.

Hoy día casi todos los expertos coinciden en situar la Ciudad de Luz en algún lugar del Tíbet.

Shambhala Literaria: Referencia a Shangri-Lha

Sin duda el mito de Shambhala se popularizó en el subconsciente de nuestra sociedad moderna, gracias a la famosa obra de James Hilton “Horizontes Perdidos”. En ésta novela, publicada en 1933 (pocas décadas después de que la Sociedad Teosófica de Blavatsky introdujera el concepto de Shambhala en Occidente) un grupo de extranjeros se pierden en el Himalaya y tras muchas penurias, consiguen llegar a Shangri-Lha. Un lugar fértil y hermoso oculto en mitad de las montañas, dónde sus habitantes viven en paz y perfecta armonía. Bien podría tratarse de la imagen soñada del paraíso. Con la ayuda de sus ciudadanos, los extranjeros consiguen salir de las montañas. Pero posteriormente intentan regresar a Shangri-Lha y nunca vuelven a encontrarla.
La obra es bella, poderosa y de fácil lectura, encerrando un fuerte contenido simbólico.

Posteriormente Hollywood se encargó de llevar la historia al cine e inmortalizar el nombre de Shangri-Lha

Hasta tal punto se hizo popular, que en 1997 tras repetidas argumentaciones de especialistas chinos y extranjeros, el gobierno de la provincia china de Yunnan, declaró solemnemente que Shangri-Lha se encontraba en el territorio autónomo de la Nacionalidad Tibetana de Diqing en el noroeste de la provincia de Yunnan, en los límites con la Región Autónoma del Tibet. Es una extensión de cerca de 25 mil metros cuadrados, que abarca los distritos de Zhongdian, Weixi yDeqin. En tibetano, Diqing significa lugar de felicidad y de buena suerte y éste es el lugar que visitan los turistas cuando quieren viajar a Shangri-Lha.

Sin embargo, nada tiene que ver la ciudad china, con la fabulosa Shambhala, perdida en nuestra memoria.
¿Dónde está la auténtica Shambalha? Referencia al Reino de Agharti

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Los Nombres de  Shamballa: La Ciudad de Luz
Lo primero que debemos preguntarnos es si Shambhala es un lugar físico, al que podemos acceder en nuestro plano, o por contra es una ciudad espiritual que sólo los Altos Iniciados pueden alcanzar.
Para responder a esa pregunta fundamental, hagamos un repaso a través de la historia.
¿Dónde está Shambhala?
El mito ha recibido diferentes nombres a lo largo del tiempo, pero su esencia siempre ha sido la misma.
– Para los budistas, se trata de Chang Shambhala: el paraíso perdido del Himalaya, fuente de la sabiduría eterna.
– La tradición china ubica la ciudad de Shambhala en los montes Kun Lun.
– Para los hinduístas era Kalapa o Katapa, la “morada de los hombres perfectos”.
– Según la Kurma Purana, hay una isla en el mar septentrional llamado la Isla Blanca, hogar de los grandes Yoguis. La literatura puránica describe la Isla de Shambhala, situada en medio de un lago de néctar, con su lujuriante follaje y su palacio compuesto de oro, diamantes, coral y piedras preciosas. Para alcanzar la isla, había que ser transportado por las alas de un ave de oro.
– En el Shambalha-lam-yig o Camino de Shambhala (raro libro tibetano del siglo XVIIIPanchen-lama escribió que el reino de Shambhala está situado en una región montañosa, rodeada por doquier de poderosos macizos de nevadas cumbres. El libro advierte de que el paso se permite sólo a unos pocos elegidos:
“¡El indeseable no la alcanzará jamás! Sólo aquel que ha oído Kalagiya, la llamada de Shambhala, enviada por el viento o telepáticamente por los Grandes Maestros, puede esperar llegar con toda seguridad al Valle de los Hombres más Sabios de la Tierra”
– La antigua Rusia hablaba de la legendaria Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas, dónde viven hombres santos de inmensa sabiduría.
Helena Blavatsky dijo que Shambhala era una ciudad etérica en el Desierto de Gobi que servía de cuartel a los Mahatmas, la Gran Fraternidad de Maestros Espirituales que trabajan para la luz, guiando y protegiendo a la humanidad.También se les conoce cómo Gran Hermandad Blanca. Por eso Saint Germain anunció en su día que se retiraba al Himalaya y que volvería una vez transcurridos85 años para ayudar al mundo.
Por su parte, Nicholái Roerich, ilustre artista e intelectual rusopasó buena parte de su vida explorando y buscando el reino mítico perdido. Él lo llamaba Reino de Agharthi (deformación de Agharta, nombre del paraíso subterráneo budista), y estaba convencido de que era un reino subterráneo que se extendía bajo tierra, cuyos pasadizos se entrelazaban formando un laberinto que llegaba a todas las partes del mundo.
“Una leyenda del Asia Central habla de una nación misteriosa de habitantes subterráneos: el Agharti. Al aproximarse a las puertas de éste bendito reino, todos los seres vivos s e vuelven silenciosos, deteniendo reverentemente su curso. Recuerdo ahora la leyenda rusa sobre el misterioso Tchud que penetró en la tierra para escapar a la persecución de fuerzas malignas. También conduce a este lugar secreto, la leyenda sagrada del Kitege subterráneo.
¡En todo el mundo se cuentan historias de ciudades subterráneas, cuevas con tesoros, templos sumergidos bajo el agua!”- dice Roerich.
También afirmaba estar en contacto con guías espirituales que le entregaron en custodia un objeto precioso: La Piedra de los Deseos o Piedra Chintamani, la cual tenía la virtud de potenciar las facultades psíquicas e intelectuales de su portador.
Aunque Roerich saltó a la fama internacional por sus informes sobre el Reino Subterráneo de Agharthi, él no fue el primer occidental que investigó el mito. Otro gran explorador ruso, injustamente olvidado por la historia: Ferdinand Ossendowski, descubrió la leyenda cuándo trabó amistad con el sacerdote Tushegoun Lama. Durante sus viajes, el sacerdote le contó algo de los casi milagrosos poderes de los sacerdotes tibetanos, y del Dalai Lama en particular; poderes, decía que los extranjeros apenas serían capaces de apreciar. Luego siguió diciendo: “Pero existe otro hombre más santo y más poderoso… El Rey del Mundo de Agharti
Posteriormente, otro anciano tibetano, el Príncipe Chultun Beyli, le proporcionó una información más completa:
“El Reino se llama Agharti. Se extiendo por todos los pasadizos subterráneos del mundo. Todas las cuevas subterráneas están habitadas por gentes antiguas que han desaparecido bajo el suelo. Aún se encuentran rastros de ellos sobre la superficie de la tierra. Estos espacios y gentes subterráneas están gobernados por gobernantes que deben lealtad al Rey del Mundo. En las cuevas del subsuelo existe una luz peculiar que permite crecer a los cereales y vegetales y da larga vida sin enfermedad a las gentes.”
Pese a su curiosidad, le costó trabajo a Ossendowski recopilar más datos sobre el misterioso “Rey del Mundo” de Agharti, ya que su existencia se ocultaba a los occidentales. Sin embargo, consiguió que un viejo lama le hablara sobre él.
“No está bien que los budistas lo oculten”- le explicó el lama– “El conocimiento de la existencia del hombre más santo y más poderoso del reino bendito, del gran templo de la ciencia sagrada, es un consuelo tan grande para nuestros corazones pecadores y nuestras vidas corruptas, que ocultarlo de la humanidad es un pecado. “
“Él está en contacto con el pensamiento de todos los hombres que influyen en la vida de toda la humanidad. Con los reyes, zares, khanes, jefes guerreros, sumos sacerdotes, científicos y otros hombres poderosos. Él comprende todos sus pensamientos y planes. Si éstos son agradables ante Dios, el Rey del Mundo les ayuda invisiblemente; si son desagradables a la vista de Dios, el rey les llevará a la destrucción. Éste poder le es concedido a Agharti por la ciencia misteriosa del Om, con el que empezamos nuestras oraciones. Om es el nombre de un antiguo santo, el primer Goro, que vivió hace trescientos treinta mil años. Fue el primer hombre que conoció a Dios y que enseñó a la humanidad a crear, a esperar y a luchar contra el mal. Entonces Dios le dio poder sobre todas las cosas que gobiernan el mundo visible.
– ¿Cuántas personas han visto a Agharti?- preguntó Ossendowski
– Muchas- respondió el lama- pero todas ellas han mantenido el secreto de lo que vieron allí.”
Se dice que éste Reino de Agharti, sede del Rey del Mundo, es el auténtico santuario dónde se levanta Chang Shambhala, la Ciudad de Luz. De éste modo vemos cómo los mitos se entrelazan unos con otros para formar una unidad que cobra tintes de realidad. La realidad de una Ciudad de Luz maravillosa dónde sus habitantes inmortales guardan los secretos de la Sabiduría Eterna.
No importa dónde esté situada Shambhala. Entre montañas nevadas, en el desierto, en el mundo subterráneo o en una isla en mitad del océano del sueño. La tradición tibetana habla de cuatro puertas de acceso repartidas en diferentes partes del mundo; quizás cada buscador de la Verdad se acerque a Shambhala desde un lugar diferente, dependiendo de los anhelos de su corazón.
En realidad, Shambhala no es un lugar enteramente físico, pero sí es un lugar real y hay que alcanzar un determinado nivel de consciencia para poder acceder a él.
Por último quiero recordar a los lectores una antigua profecía tibetana que dice así
“Cuándo el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté perdido, el Rey de Shambhala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada.”
Éste parece ser un buen momento histórico para que se cumpla la profecía.
Quizás el paraíso de Shambhala esté más cerca de lo que pensamos y muy pronto todos los puros de corazón puedan alcanzarlo.

AUTORA: Eva Villa, redactora en la gran familia de hermandadblanca.org
MÁS INFORMACIÓN en los Manuales: “Shambhala, la Resplandeciente”, de Nikolài Roerich, “La Undécima Revelación” de James Redfield, “El Mundo perdido de Agharti” de Alec Maclellan, “Shambhala, un Oasis de Luz” de Andrew Thomas y “Los Misterios de Shambhala” de Vicente Beltrán







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2 comentarios:

elvia-ramrez24@yahoo.com dijo...

¡ Que historia tan hermosa!... A traves de los libros que he leido del Amadisimo Maestro Saint Germain, me ha llamado poderosamente su referencia y mencion de La Ciudad de Luz, Shamballa. Estoy Agrdecida.

Eduardo Villarroel dijo...

Existe, el Shamballa, es de otra dimensión, habitada por seres que están pronto a encarnar en esta tierra, la tradición descripta en la vedanta dice que el primer lugar en que se encarna en este planeta es la India, en el cuerpo de un vacuno, y también es el último donde se reencarna de igual manera.

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