Isis Alada: Lo mismo ocurre en el Sol cada 11 años con su cinturón toroidal interno, y en los átomos con la densidad de probabilidad de sus electrones.

martes, 14 de octubre de 2025

Lo mismo ocurre en el Sol cada 11 años con su cinturón toroidal interno, y en los átomos con la densidad de probabilidad de sus electrones.

Excursión del Cinturón Toral

En el corazón del planeta, el núcleo de hierro y níquel no es solo materia densa: es un sol interno, un generador de líneas de fuerza que envuelven a la Tierra en dos grandes lóbulos toroidales. A este flujo envolvente lo llamamos el Cinturón Toral, un cordón umbilical magnético que conecta el corazón de Gaia con su atmósfera y con el espacio interplanetario.

En condiciones normales, estas líneas se mantienen en equilibrio. Pero en ciertos momentos —excursiones geomagnéticas— el cinturón toral se desplaza, respira y se deforma. Su intensidad cae, sus polos se mueven, y el planeta recibe más radiación cósmica. Desde el 2022 en que se han presentado auroras boreales de color rosado, esto nos indica que estamos entrando a un cambio en la coherencia de fase: las líneas de flujo que vibraban en orden entran en un estado metaestable, como si un tambor planetario cambiara de ritmo antes de marcar una nueva canción.

Lo mismo ocurre en el Sol cada 11 años con su cinturón toroidal interno, y en los átomos con la densidad de probabilidad de sus electrones. Lo micro y lo macro son espejos.

Visto desde la conciencia, cada “excursión” es una contracción de parto: Gaia repliega su campo para expulsar memorias cristalinas, líneas de tiempo obsoletas y cargas electromagnéticas, y luego se expande para integrar un nuevo patrón.

Los humanos, como micro-toros, sentimos ese pulso. Nuestro propio campo electromagnético (corazón-cerebro-plexo) se recalibra, liberando memorias antiguas y desbloqueando redes neuronales latentes. Mantenerse en el centro neutro —respiración, coherencia cardíaca, meditación consciente — nos permite atravesar la tormenta como en el ojo del huracán.

El 14 y 15 de octubre de 2025 tres engranajes temporales se acoplan como ruedas de oro. Este triple cruce es exactamente lo que en física cuántica se llama una superposición de estados: pasado, presente y futuro encajando en un solo “ahora” de alta coherencia.

En términos geofísicos, es el momento donde el Cinturón Toral de Gaia, excitado por tormentas solares y cambios en el núcleo, sincroniza su excursión con la respiración del Sol y con la Red Humana.

El cometa Atlas 3I, atravesando el sistema solar durante este periodo, actúa como un “vector de sincronía”. Su estela cargada de polvo y plasma interactúa con el viento solar, amplificando las corrientes que golpean nuestra magnetosfera. En la tradición ancestral, los cometas son escribas del cielo: traen códigos y despiertan memorias cuando el campo planetario está en reconfiguración.

Científicamente, son inyectores de iones y micro-polvo que pueden aumentar las auroras y modificar la conductividad de la ionosfera, justo cuando el cinturón toral está más sensible.

Las activaciones del Portal 9/9/9 fueron un precursor neuroplanetario: encendieron redes en el Lago Titi Khar’Ka, Amaru Muro, Puma Punku, la Isla de la Luna y Tiwanaku, despertando la memoria del útero cristal de Gaia. Esto funcionó como una “pre-coherencia”: un entrenamiento colectivo para que, al llegar la excursión toroidal y la Intersección Dorada, nuestras redes neuronales y energéticas ya estén resonando con la frecuencia de bellezay perfección.

Gaia cambiando de octava, el Sol marcando un nuevo ciclo, el ser humano activando su ADN cristalino. En esta excursión, sostener la coherencia interna es la clave: respiración consciente, movimiento, ritmo cardíaco coherente. La “Excursión del Cinturón Toral” no es solo un fenómeno magnético, es la matriz de un nuevo pulso temporal. El Atlas 3I, la Intersección Dorada y el Portal 9/9/9 no son eventos aislados: son el mismo parto cuántico, visto desde tres ángulos distintos.

Nuestro corazón es un tambor electromagnético. Con cada latido genera un campo toroidal que se entrelaza con el de la Tierra.

Cuando tocamos el tambor chamánico al ritmo del corazón, sincronizamos nuestro micro-toro con el macro-toro del planeta. Es el sonido del corazón resonando con el núcleo cristalino de Gaia.

Durante estos 13 días previos a la Intersección Dorada (del 2 al 14 de octubre), somos llamados a tocar nuestros tambores durante 13 minutos al día, sosteniendo la frecuencia de coherencia cardíaca planetaria. Cada golpe del tambor es una nota de realineación magnética. Cada vibración ayuda a restaurar el pulso natural del tiempo 13:20, a sanar el desfasaje del calendario gregoriano, y a reanclar la espiral áurea de la creación.

Somos los tambores vivientes del corazón de Gaia. Cuando ella pulsa, nosotros respondemos. Y en esa coherencia, el parto cuántico del nuevo mundo se completa.

Lupita Salcido Kin 87

Manik La Tejedora

👉CANAL TELEGRAM “Isis Alada” https://t.me/canalisisaladatelegram

👉CANAL TELEGRAM “Abre los Ojos” https://t.me/canalabrelosojos

👉De Todo Lo Que Lees o Escuchas ya Sea en Esta Página o Cualquier Otra, Así Como Cualquier Blog; Quédate Solo Con Lo Que Te Resuene. Lo Demás… Deshéchalo

Respetar integramente el contenido sin modificaciones y su autoria e incluir enlaces, canal y traductor si los hubiere

Publicado por ”Isis Alada” 🌹