Queridos amigos, estoy
aquí llena de respeto por la senda en la que estáis. Yo soy María Magdalena; y
también he estado en la Tierra en un cuerpo terrenal. He experimentado la confusión, la emoción y la oscuridad que
pueden estar presentes en una vida Humana. También he
experimentado la Luz, esos momentos de discernimiento y profundo éxtasis,
porque Yo sentía la presencia de mi Alma; y esa experiencia me elevaba por
encima de la confusión; y me sacaba de la soledad de la vida terrenal.
Este ir y venir entre
la Luz y la oscuridad, es característica de ser Humano. También es el propósito
de la vida terrenal llegar a saber y respetar estos opuestos que se presentan
tanto en ti mismo como en el Mundo. La Luz, así como la
oscuridad, tienen tesoros dentro de sí. Desde la perspectiva de
la unidad, aquella que trasciende la dualidad de la vida en la Tierra, no hay
conflicto entre Luz y oscuridad; solamente existe la dinámica entre estos 2
opuestos.
Por medio de la
oscuridad, desciendes a esa profundidad donde solamente se puede entrar estando
en un cuerpo Humano, con la mente y las emociones de un Ser Humano. A partir de
esas profundidades puede nacer una Luz que aporta algo nuevo a la Creación, al
Universo y al Cosmos. Lo que estáis haciendo mientras estáis en la Tierra es
especialmente valioso. Estar desgarrado entre
sentimientos de dolor, soledad y confusión; y éxtasis, luminosidad y alegría,
es parte de estar en el reino terrenal de la dualidad. Acepta ese flujo y
reflujo, porque hacerlo hace la vida mucho más ligera.
Muy frecuentemente
luchas contra esas olas, porque quieres evitar sentirte miserable y quieres
retornar al polo de la Luz tan pronto como sea posible. Pero de esa resistencia
a la oscuridad, emerge una separación artificial entre Luz y oscuridad, entre
bueno y malo. Se convierten en antónimos: La Luz es buena, la oscuridad
es mala; pero esa oposición crea una dualidad falsa, que no es cierta. Las emociones oscuras tienen valor
y también tienen mensajes significativos. Solamente la Luz no es
suficiente. La oscuridad representa enorme poder, porque desde
allí llega la posibilidad de ser un Yo independiente que hace elecciones y toma
decisiones, que explora cosas nuevas, que crece en fortaleza y
auto-consciencia. Toda la evolución de tu Alma depende de que tengas
conocimiento de la oscuridad, para que puedas trabajar con ella y
transformarla.
Esto resulta muy claro
cuando estás enfrentando la enfermedad, síntomas que perturban tus hábitos y tu
vida diaria y te sacan de ellos. La presencia de estos síntomas te obliga a
sumergirte en la oscuridad, porque bajo el dolor y el nivel físico de la
enfermedad, yace todo un reservorio de emociones que quieren ser vistas, que
han estado reprimidas durante algún tiempo. Frecuentemente son esas voces en la
oscuridad las que quieren salir a través de la enfermedad. Sin embargo, por
causa de tu crianza y de tu sociedad, tú tienes muchos prejuicios sobre malo y
bueno, sobre lo que puede ser y lo que no; tú suprimes los mensajes de la
enfermedad y frecuentemente te enfocas en el nivel físico; es decir, en los
aspectos externos de la enfermedad.
Yo te invito a mirar
más profundamente la enfermedad; de una manera que comience a suspender todos
los juicios sobre malo y bueno, los cuales realmente son perjudiciales para el
examen interno: La exploración de ti mismo. La enfermedad no es mala en sentido
moral. Por supuesto que es incómoda, inconveniente, dolorosa; y frente a eso es
natural que anheles la armonía y la salud, pero la enfermedad misma no es mala. Es el resultado final de un proceso interno; una dinámica entre la
represión y el deseo de ser vistas; y esa dinámica se hace conocer a través del
cuerpo. Mira tu cuerpo como un instrumento muy puro. Mientras
tu cabeza está llena de juicios morales sobre bueno y malo, el cuerpo permanece
ajeno a eso. El cuerpo existe desde antes y está fuera del reino de los juicios
y la moralidad. Eso en sí mismo es un milagro; el cuerpo no será atrapado por,
ni se unirá con las voces del prejuicio, el temor ni la moralidad. En este sentido,
el cuerpo es el instrumento más puro que tienes a tu disposición aquí y ahora.
No consideres al
cuerpo solamente como un objeto físico, como sólo un montón de material, sino
como una manifestación o un fenómeno mucho más complejo. El cuerpo es primero que todo un campo energético. Siéntete desde
la cabeza a los pies, inclusive si estás sentado ahora. Sé consciente de la cúspide de tu cabeza; y de tus
pies y sus dedos; y siente que alrededor de ti hay un campo que lo abarca todo.
Ese campo no se detiene en la superficie de tu cuerpo, se extiende hasta más
afuera; y es más grande que tu cuerpo.
Este campo del cual
hablo, tu campo energético, está muy estrechamente relacionado con las células
y los órganos que constituyen tu cuerpo en el nivel físico. El cuerpo y el
campo están profundamente entrelazados; el uno no existe sin el otro. Siente un campo viviente en ti y alrededor de ti; y conéctate con
él. Inhala hacia tu vientre y relájate. Este campo
contiene la verdad sobre ti; y es muy cercano, te penetra y te rodea; y sin
embargo frecuentemente no puedes llegar a él por causa de que tus pensamientos
actúan como una barrera que te mantiene apartado de los impulsos y las señales,
de la verdad de tu cuerpo.
La barrera de
pensamientos está compuesta de juicios, reglas sobre cómo deben ser las cosas,
sobre lo que es permitido y lo que no. Esta barrera funciona como una espada
cortante, porque divide tus experiencias y sentimientos en cajas; y el suave
flujo, la unidad del conjunto, resulta cortada y fragmentada. Trata de sentir
el campo sin pensar en él; simplemente permítele estar allí. Dile “hola” a tu
cuerpo, al complejo y refinado campo de energía que es. Tu Alma está tan presente en este campo como lo está en las
células físicas de tu corazón, de tus órganos,
de tu sangre; y todos están íntimamente vinculados. Lo que te desconecta de
este campo viviente son tus pensamientos, que separan y juzgan. Deja ir todos
esos prejuicios centenarios, diciéndoles “sí” a tu corazón, a tu vientre, a
todas las emociones que llevas dentro, a los así llamados bien y mal; y míralos
como un conjunto. ¡Sé libre en ti mismo! Asume
que todo lo que está vivo aquí en este campo, es bueno y bienvenido; y tiene
valor.
Imagínate que buscas
los bordes de este campo con tu consciencia. Mira si puedes sentir hasta donde
se extiende, hasta donde se siente bien, qué tan grande es tu campo. Imagínate
que con tu consciencia te deslizas muy suavemente a lo largo de esos bordes; y
confirmas: “Sí, soy Yo; esto es quien Yo soy ahora y es bueno. A todo esto se
le permite existir”. Por favor, determina también que el campo se extiende bajo
tus pies; y si hace contacto con la Tierra. Si no hace pleno contacto, lleva tu
consciencia hasta debajo de tus pies y siente que la energía de la Tierra te da
la bienvenida.
El sustentador y
nutricio poder de la Madre Tierra te ayuda a sentirte más relajado y tranquilo
dentro de tu propio campo energético; y lo hace sin juicios. La Tierra y tu cuerpo
se pertenecen; trabajan desde la misma dinámica, desde la misma sabiduría. Éste
es el comienzo de tu conexión con la energía de una enfermedad o dolencia;
libérate de prejuicios y llega en ti mismo a tu hogar. Siente cuánto necesitas
esa conexión y cómo la has omitido. Juzgarte y compararte con otros
continuamente, es perjudicial, crea tensión y nerviosismo.
Para aprender a
entender la enfermedad, es necesario llegar a tu hogar en ti mismo, decir “sí”
a quien eres; y entrar en el campo del no-enjuiciamiento que te rodea y está en
tu cuerpo. Mientras te tranquilizas, en un estado de silenciosa observación y
de permitirte ser, imagínate que aparece una puerta ante tu ojo interno. Tras
de esa puerta está una parte de ti que has ocultado, que no has querido ver. Tu cuerpo experimenta una dolencia o desarmonía, porque tú quieres
mantener esa parte encerrada bajo llave. Déjate llevar por tus pensamientos
respecto a cuál podría ser esa parte; ahora imagínate que la puerta se abre. Por causa de tu atención y de tu tranquila Presencia,
a esa energía, a esa parte de ti, ahora se le permite salir. Ya no sientes la
necesidad de mantenerla encerrada. Solamente mira qué sale, qué aparece. Y
recuerda: ¡Todo está bien!
Si sientes que estás a
punto de hacer juicios, o si comienzas a dudar de que el proceso esté
funcionando, vuelve a dejar ir esos pensamientos. No necesitas ver nada,
simplemente siente lo que sale fluyendo por la puerta y dile: “Sí”. Si allí
sientes pesadez, que surge cierto estado emocional, si ves que sale de la
puerta una imagen un color, pregunta si pertenece a tu cuerpo. Lo que sale es
una energía emocional que has reprimido; ahora pregunta en qué parte de tu
cuerpo está esa represión. ¿Está ocurriendo en la parte
alta o en la parte baja de tu cuerpo, en un órgano en particular, en cierta
localización de tu campo energético? Simplemente busca
algo que llame tu atención en el campo energético que eres. Permite que el
cuerpo te hable; él quiere hablarte, darte sugerencias, permitirte ver algo.
Ábrete; e incluso si no tienes éxito inicialmente, vuélvelo a hacer cuando
estés solo y relajado.
Conéctate con el campo
que no conoce los juicios. Imagínate que hay una puerta a través de la cual
quiere mostrarse y manifestarse algo que te pertenece y que has rechazado. Permite que la consciencia de la Luz fluya a la parte de tu cuerpo
que ha sufrido por la represión. No importa si este proceso de conectarte con
tu cuerpo no produce resultados inmediatamente. Estás
combatiendo contra milenarias tradiciones de ver las cosas con base en el
juicio y el temor. Recuperar la conexión intuitiva pura con tu cuerpo exige que
una y otra vez te inclines hacia un estado de tranquilidad y no-enjuiciamiento.
Si lo haces regularmente, comenzarás a sentir cuán efectivo es. Aún cuando no
te llegue inmediatamente un mensaje, sigue siendo bueno estar contigo mismo en
este nivel tan puro.
Finalmente, te pido
que vuelvas a experimentar el poder de la Tierra bajo tus pies; y también que
Ella está presente en tu cuerpo. Siente allí la fortaleza natural y la ausencia
de juicios. La Tierra sabe instintivamente lo que necesitas sanar, tanto
físicamente como en el nivel emocional. Recibe ahora su fortaleza; y
ábrete a la fuerza de la Tierra dentro de tu cuerpo.
Canalizada por: Pamela Kribbe
Tradujo: Jairo
Rodríguez R.
Consultoría Energética y Espiritual
http://www.jairorodriguezr.com/
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Re-Publicado por “Isis Alada”
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