DESPERTAR A NUESTRO MAESTRO INTERIOR ES VIVIR
EN EL YO SOY
El Proceso de Apertura de Conciencia es un proceso paulatino de conexión
con el Maestro Interior. Es el salto de una conciencia de 3D, en proceso de
Evolución, a otra de 5D, en proceso de Iniciación.
Es un proceso de transmutación energética cuántica con incidencia en el
núcleo celular, con cambios en nuestro ADN. Para que este proceso se dé, es
preciso que se produzca una Sanación de todo lo previo a este tiempo, toda
carga de nuestro alma en este caminar a lo largo de tantas vidas.
El alma viene limpia, pura, sin ataduras, desde los planos de Luz de
donde procede y, por tanto, de su hogar. Al final de su tiempo, ha de volver
igual, limpia y pura, sin vínculos de ningún tipo ni a nadie, pero más crecida,
cargada con todas las experiencias vividas y transmutadas en la luz de nuestro
ser. Solo así, el proceso de apertura y recuerdo, será auténtico.
Es importante entender que en este proceso todos nuestros yoes deben
fusionarse en un solo ser, de forma que, hasta nuestro yo físico, deberá hacer
sus cambios para que la integración sea factible. Este punto puede ser el más
complicado, pues sobre él revertimos todos los demás. Nuestro cuerpo físico es
el que refleja, en realidad, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que somos.
Además, este cuerpo, que es el propio de 3D, es el más denso de todos y,
por tanto, el que más dificultad tiene para seguir los pasos a dar en este
proceso. El sutilizar el cuerpo es difícil e incluso doloroso, pues en muchos
casos los cambios producen alteraciones fuertes.
El cuerpo necesita hacer sus cambios para acercarse a esta nueva
vibración que implica el proceso de apertura de conciencia y estos cambios van
a provocar unos síntomas que, estarán ligados a aquella parte de nuestro mundo
emocional que se resiste a hacer sus cambios.
Es un mito que haya molestias que para todos sean iguales, cada uno somos
un mundo y, es por esto, que cada uno vivenciamos los cambios a nuestra manera,
amén de que cada uno tenemos nuestros propios traumas, dolores y experiencias
de esta vida y de otras que nos marcan la pauta.
No somos robots, no vamos todos a la vez, eso forma parte del concepto
REBAÑO, muy mentalidad New Age, pero nada real. NO EXISTE EL CONCEPTO DE
SINTOMAS DE LA ASCENSION, conectemos con nuestro verdadero ser y ahí podremos
identificar nuestros síntomas.
En este punto, es importante entender que, cuanta menos resistencia
pongamos a nuestros cambios emocionales y espirituales, a nivel celular más
fácil será el proceso, más rápido y, al final, menos doloroso.
Una vez que todo sea realizado y que, tanto nuestro alma como nuestro
vehículo que se compone de 4 cuerpos: mental, emocional, energético y físico,
se hayan reestructurado en la nueva frecuencia, podremos decir que hemos hecho
nuestro proceso de apertura completo y entonces, estaremos preparados para
sintonizar con la nueva frecuencia, a niveles de conciencia superiores, en
plenitud de capacidades y conscientes de lo que estamos realizando.
Este proceso es lo mismo que el adquirir la vibración del nivel crístico,
de forma que así desarrollamos este cuerpo, propio de los niveles de 5ª
dimensión.
Adquirir el nivel crístico indica que estamos unificados con nuestro
Maestro Interno, que ya estamos preparados para caminar solos, que la madurez
espiritual llegó a nosotros, al hacer los trabajos interiores adecuados para
este proceso y al estar en resonancia con las nuevas frecuencias propias de los
seres que despertaron antes y que, en algunas creencias, los llaman Maestros
Ascendidos, pero que en realidad no es más que almas que ya hicieron previo
este trabajo y consiguieron despertar su Maestro Interno.
Todo este proceso no se realiza en una vida, por supuesto, sino en muchas
y, al final, la recompensa es haber adquirido estos niveles Crísticos de
consciencia y unificación del ser.
Cuando se empieza a tomar conciencia de que no sólo se está formado por un
cuerpo físico, por una emoción y por un intelecto, sino que nuestro ser interno
busca algo superior, algo que salga de estas frecuencias, algo que consiga
elevarse por encima de esos estados básicos del ser, necesarios para la vida
pero insuficientes para el ser completo, entonces es cuando estamos preparados
para entrar en la búsqueda del ser interno, en la identificación de los yoes
que nos componen, en hacer consciente nuestro lado sombrío, en poder trabajar
lo denso del ser para conectar con lo sutil, con lo elevado, con lo espiritual.
Cuando entramos en este estado de consciencia y deseamos hacer los
cambios necesarios para ello, entonces es cuando podremos realmente identificar
qué es lo que hay que cambiar y hacia donde nos tendremos que dirigir, para
conseguir conocer y conectar con el ser interno, con el Maestro Interior.
El único camino para alcanzar la consciencia del yo interno, es primero
trabajar lo que entorpece el camino, después dirigirnos hacia la luz de nuestro
ser interior y, por tanto, hacia la del Maestro Interior.
El Maestro Interior es el guía interno que todos llevamos dentro, es la
parte de nuestro alma en conexión con nuestro Ser Superior y que nos enseña la
forma de hacer consciente este hecho, sería lo que también llamamos Conciencia
o coloquialmente, “Pepito Grillo”.
Todo ser, llega un momento en su evolución, que posee la capacidad de
conectar con su ser interno para despertar al Maestro que se lleva dentro. Este
Maestro nos dará la posibilidad de alcanzar niveles de consciencia superiores
que nos permita abrirnos a energías, conceptos y entidades directamente
relacionadas con estos niveles.
El camino de la evolución es largo. El alma va recorriéndolo vida tras
vida, para poder madurar a través de las experiencias que tenga que ir pasando
y así ir almacenando esta información de forma que vayamos enriqueciéndonos de
todo aquello que vaya surgiendo en nuestra vida.
Este archivo de experiencias es el llamado Akáshico e implica poder
acceder a la información que podamos necesitar, en el momento que lo
necesitemos, para así andar más ligeros y sabiendo el porqué de las coas y para
qué.
Cuando comenzamos a tener consciencia de esta parte de nosotros y
queremos conectar con ella, parece como si fuera un ser extraño, alguien
externo a nosotros ya que aun no sabemos quién es, no hemos dialogado con ella,
no entendemos que podemos tener una parte elevada próxima a nosotros y que nos
guía, aconseja y acompaña en cada momento sin ser un Guía o Maestro
exterior.
Conforme la consciencia y el trabajo personal se hace mayor, cada vez nos
sentimos más cercanos, más identificados con este ser interno o Maestro
Interior.
Aquí está el punto, siempre buscando fuera, la guía desde fuera, la
protección desde fuera, que sean otros pero, llegó el momento de reconocer que
no podemos depender siempre de lo otro, sino responsabilizarnos de lo propio,
bucear en nuestro interior y sacar todo lo válido que encontremos ahí, pues
será la mejor forma de realmente acceder a nuestro yo auténtico, individual,
divino.
Y donde está la llave? en el corazón, solo a través de él, podremos dar
este salto, nunca a través de la mente que es la que va ligada al ego, la que
nos dualiza la que nos debilita.
Pero este camino hacia el interior se hace paulatino, no es posible
desearlo y que se produzca, es un camino de trabajo y dedicación, es un camino
de reconocimiento de lo que llevamos dentro y de lo que tenemos que transmutar.
Es muy importante para conectar con nuestro interior que reconozcamos nuestra
sombra, lo que nos entorpece el caminar y que trabajemos las trampas que nos
pone.
Estas trampas del ego, como yo las llamo, son las actitudes y
comportamientos que nos acompañan y entorpecen el camino ligero y elevado, las
que nos hacen tropezar, disgustarnos con nosotros mismos por no ser capaces de
reaccionar de la forma correcta en cada momento o de sentir lo correcto en cada
situación o de no tener pensamientos erróneos o negativos ante algo o alguien.
Todo ello, forma parte de estas trampas del ego o de la sombra.
Cuando entendemos que somos seres con una conexión directa con lo divino
y que estamos en estos planos para reencontrarnos con esta divinidad, entonces
y solo entonces, estamos preparados para ascender y reconocer a nuestro Maestro
Interno.
Cuando reconocemos nuestra sombra y entendemos que estar en estos planos
de tercera dimensión, en la densidad de la materia, implica el arriesgarnos a
dejarnos arrastrar por ella y, por eso, es por lo que se desarrolla una sombra
o un ego alterado, que hay que identificar, retomar y transmutar para que se
integre en nuestro ser de luz, entonces y solo entonces, estamos preparados
para conectarnos con el Maestro Interno.
Pero ¿qué implica esta conexión? Ser capaces de caminar en conexión con
la Luz, ser capaces de no identificarnos ya más con las trampas del ego, ser
capaces de caminar en humildad, con el único propósito de crecer y
servir.
Conectar con el Maestro Interno no implica alejarnos de nuestros Guías y
Maestros, pues ellos siempre estarán ahí ayudándonos, dependerá de nuestro
grado de despertar y trabajo previo adquirido, que se establezca la verdadera
conexión y cuando entendemos cuál es su papel y cuál el nuestro.
Cuando entendemos que debemos trabajar en equipo, cada uno desde su lugar
sin otras pretensiones, pues de no ser así no es con nuestro Maestro Interior
con quien estamos conectando sino con otras partes del ser de menor
luminosidad.
Es maravilloso poder entender que podemos alcanzar estados tan bellos de
consciencia sólo con empezar a querer trabajar con nuestro ser interno y
conectar con la luz que hay en él.
Cuando empezamos a recorrer el camino de transformación que nos lleve a
conectar con nuestro Maestro Interior, la mente o psique, que no el intelecto,
se hace relevante, ya que es la parte del ser que nos ayuda a entender, a
interpretar, a no perder el contacto con nuestro ser terreno, con la propia
realidad y, por tanto, a conectar el yo terreno con el yo superior.
La mente unifica niveles, campos, estados de conciencia. La mente es el
nivel en donde se mueve el alma, no en el intelectivo. Perol mente solo será
tal, si está unificada al corazón, sino se convertirá de nuevo en intelecto y
en falso ego.
En el proceso de encarnación, el alma se desplaza desde el plano en el
esté, hacia el nuestro, plano físico de 3ª dimensión, para así comenzar un
nuevo ciclo de experiencias en el este plano.
El alma trae toda la información necesaria para el paso por la
encarnación que toque experimentar, de forma que traiga su plan de vida mediante
el cual superar las pruebas que elija y enriquecer su ser interno.
El alma toma contacto con el cuerpo dentro de la madre y va poco a poco
acomodándose a esta nueva situación y a la densidad del vehículo que va a
utilizar de ahora en delante.
En el momento del parto, cuando el bebé es liberado de la atadura a su
madre, es cuando se establece el sellado de cuerpo y alma a la altura del
plexo. También es en este momento, cuando se termina de formar y anclar el
cordón de plata que une alma y cuerpo por el chakra Corazón y el cordón de oro,
que une alma y Yo Superior por el chakra Corona, de forma que el ser queda
completo y unificado.
Cuando una persona fallece ese sello desaparece; se rompe el cordón de
planta, de tal manera que hasta que el alma no sale del cuerpo, no se rompe; y
el cordón de oro nunca se rompe porque es la unión con nuestro Yo superior.
Volviendo al concepto de Maestro Interior, éste sería como nuestro guía.
El Maestro Interior es lo que sería en Pinocho el “Pepito Grillo”, la
conciencia.
¿Por qué es la conciencia? Porque la conciencia es la que en momentos
puntuales nos alerta de “pero cómo se te ha ocurrido hacer esto!!!”, “no te das
cuenta de que por este camino vas mal?”, “pero cómo es posible que digas
aquello?”, “….es que no entiendes…?”, “….es que no sabías…?”, “no te
acuerdas…?”, ese es el Maestro, ese es un guía.
Que luego si trabajamos con él y desarrollándonos más, lógicamente vamos
a poder adquirir de ese maestro, niveles superiores de conciencia.
El Maestro Interior es aquella parte en conexión directa con el Yo
Superior que su camino es ser nuestro Guía, como un Guía o Maestro más, como si
fuera un ángel o un familiar, eso es el Maestro Interior.
Si esa energía, esa consciencia, la integramos en nosotros, nos
fusionamos con ella, es cuando podemos decir que hemos integrado nuestro
Maestro Interior, de forma que siempre vamos a estar en esa frecuencia.
Es cuando realmente habremos abierto nuestra esencia a nuestro verdadero
YO SOY, y solo así volveremos a retomar nuestra andadura original, abriendo
nuestra capacidad de RECUERDO, con el que podremos completarnos y reconocernos
finalmente.
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