«La mayor alegría posible es cuando participas como Ser de Luz en
el reino de la Experiencia mientras te mantienes conectado con el Espíritu.»
Amadas y amados amigos míos:
En los capítulos anteriores de la Serie de Trabajadores de la Luz,
hemos contado un relato más o menos cronológico sobre la historia y el
desarrollo interno de las almas trabajadoras de la luz. Esa historia puede dar
la impresión de que te desarrollas con el tiempo desde el punto A al punto B,
desde la oscuridad hacia la Luz, desde la ignorancia hacia la Sabiduría. Y en
cierta manera, es así.
Sin embargo, en este capítulo queremos llamar tu atención hacia una
perspectiva diferente, una forma diferente de mirarte a ti mismo, una
perspectiva que te saca del tiempo, fuera de esta historia en particular, y te
familiariza con tu existencia atemporal; en otras palabras, tu
multidimensionalidad.
Hay una parte de ti que es completamente independiente del espacio
y el tiempo. Esa parte es libre en cualquier momento de entrar en cualquier
dimensión o área de experiencias que desee. Es libre de elegir la oscuridad o
la Luz en cualquier momento.
Desde tu perspectiva terrenal, viajas desde el punto A al punto B
de manera lineal. Por ejemplo, atraviesas las cuatro etapas de desarrollo
interno que discutimos, paso a paso. Desde una perspectiva atemporal y
multidimensional, sin embargo, el verdadero tú no se desarrolla con el tiempo,
es el que experimenta el desarrollo. El verdadero tú no necesita desarrollarse.
Permite esta experiencia por su propia elección libre. Esta elección está
motivada por un profundo conocimiento del gran valor de experimentar la
dualidad.
Desde la perspectiva de tu yo espiritual atemporal, en cualquier
momento eres libre de experimentar cualquier punto en la línea de A a B a Z y
más allá. Puedes activar cualquier realidad de conciencia para ti en cualquier
momento, porque la idea de que estás atrapado en una cierta etapa de desarrollo
interno es en última instancia solo una ilusión.
La razón por la que queremos llamar tu atención sobre esta
perspectiva es que puede ayudarte a superar tus barreras internas. Puede
ayudarte a traspasar el velo de la ilusión y entrar en contacto directo con tu
propio Ser de Luz: la energía del ángel que realmente eres.
Para comprender esto como una perspectiva real desde la cual
mirarte a ti mismo, necesitamos expandir un poco la noción del tiempo.
Tiempo
En el nivel más alto de unidad, no hay tiempo. Este es el nivel del
Espíritu, de Dios, de la pura existencia. En este nivel, no hay desarrollo, no
hay “devenir”, solo “ser”.
En el nivel más bajo de la unidad, en el que se experimenta la
separación en su forma más fuerte, se emplea una noción hueca y lineal del
tiempo. Con “hueca” me refiero a una noción científica y abstracta del tiempo
que está completamente desprovista de subjetividad y contenido sentido. En esta
noción, el tiempo es una estructura objetiva fuera de ti. El tiempo es algo que
se superpone a tus experiencias como un marco externo.
Por ejemplo, un “currículum vitae”, que envías cuando solicitas
trabajos, a menudo consiste en una línea de tiempo objetiva de hechos. En este
año hice eso, en ese año me gradué de esa escuela, etc. Se enfatiza el lado
visible y externo de las cosas. El lado interior de las cosas, la motivación,
el significado, la subjetividad, se deja de lado.
En los niveles energéticos entre la unidad y la separación, el
tiempo es una realidad que “fluctúa” con tu experiencia. El tiempo es una
noción experiencial: una forma de dividir la experiencia. En estos niveles, hay
tiempo, pero no es algo independiente o externo a tus experiencias.
Por ejemplo, en los planos astrales a los que viajas durante el
sueño y también después de la muerte, no hay “tiempo del reloj”. El tiempo del
reloj es el intento máximo de desentrañar el tiempo de la subjetividad, es
decir, de ti y de tus experiencias. Es una gran ilusión. En los planos
astrales, el tiempo es el ritmo de tus experiencias. A veces descansas, ahora
te encuentras con alguien, luego estudias por ti mismo, etc. El punto en el que
una etapa termina y comienza otra no está determinado por el tiempo del reloj,
algo externo, sino por tu flujo interno de sentimientos, por lo que te parece
natural.
Este sentido natural del tiempo o ritmo también puede ser parte de
la vida en la Tierra. La subjetividad del tiempo, es decir, el hecho de que el
tiempo puede experimentarse de manera diferente en diversas circunstancias, te
es familiar. Dices que “el tiempo vuela” cuando te diviertes, mientras que el
tiempo parece detenerse cuando estás en la sala de espera del dentista o en la
cola del supermercado.
Ahora, el escéptico dentro de ti podría decir: el tiempo se percibe
como si avanzara lentamente cuando se experimentan las circunstancias como
negativas, mientras que el tiempo parece avanzar más rápido cuando las
circunstancias son positivas. Pero el tiempo en sí siempre es el mismo,
avanzando de la misma manera rígida, sin importar cómo experimentemos las
cosas.
Esta es la noción de “marco objetivo” del tiempo, también llamada
noción lineal del tiempo. Proviene de un enfoque racionalista y científico del
tiempo. Pero imagina que no hubiera relojes, ni día y noche, ni influencias
naturales como el sol, la luna y las mareas para medir el tiempo. Entonces solo
podrías depender de tu propio sentido subjetivo del tiempo.
Tu medida objetiva del tiempo, el reloj, no se basa realmente en
algo externo; es el producto de la mente humana que desea dividir y clasificar.
La mente humana ha abstraído un cierto orden de las fenómenos naturales en la
Tierra. Pero el “tiempo en sí”, independiente del factor humano, no existe. Es
una ilusión que es el producto de un tipo de conciencia atrapada en la creencia
en la separación.
El tiempo es esencialmente subjetivo. El tiempo es una forma de
dividir la experiencia de tal manera que puedas darle sentido. Por ejemplo,
cuando dices de alguien: “es un alma antigua”, ¿realmente te refieres al número
de años o vidas cuando te refieres a su edad? ¿O te refieres al “antiguo” como
la expresión de ciertas cualidades, como sabiduría, equilibrio y serenidad, en
lugar de una cierta cantidad de tiempo? La referencia al tiempo en la frase
“alma antigua” es realmente una referencia a la experiencia.
El tiempo en el sentido completo de la palabra es la “dinámica del
devenir” en el nivel interno. Puede ser un concepto útil en la medida en que te
ayuda a articular el ritmo o flujo natural de las cosas. Pero cuando se concibe
como algo objetivo, que está por encima de ti, tiende a limitarte y distraerte.
No estás limitado a una línea de tiempo específica. No eres un ser lineal. Hay
niveles de tu ser que están fuera del marco de tiempo que estás experimentando
en este momento. Es a este aspecto de ti mismo, es decir, a tu
multidimensionalidad, a lo que queremos llamar tu atención ahora.
Multidimensionalidad
Según la noción lineal del tiempo, no puedes estar presente en más
de un lugar al mismo tiempo. Con “tú”, el concepto lineal se refiere a tu
cuerpo, tu cerebro y tu conciencia que de alguna manera están vinculados a tu
cuerpo/cerebro. (La ciencia aún no puede explicar exactamente cómo el cuerpo y
la conciencia están “vinculados”, pero generalmente mantiene que la conciencia
no puede existir sin un cuerpo físico).
Según el concepto “completo” y subjetivo del tiempo, estás presente
dondequiera que resida tu conciencia. Donde estás, en tiempo y lugar, está
determinado por el enfoque de tu conciencia, no por la ubicación de tu cuerpo.
Por ejemplo: estás en la estación, esperando que llegue tu tren. Todavía falta
un tiempo, así que te sientas y miras durante un rato y sin darte cuenta entras
en un estado de conciencia ligeramente alterado. Ahora estás pensando en
alguien con quien hablaste ayer. Recuerdas esa conversación con facilidad y
recuerdas vívidamente cómo te afectó. Estás reviviendo ciertos aspectos de esa
conversación, atrayéndola a tu momento actual desde el pasado. Lo que estás
haciendo aquí es viajar al pasado y visitar las energías de ese momento
nuevamente. Tu energía actual interactúa con la energía del pasado,
posiblemente creando cambios en tu experiencia de ese momento y, por lo tanto,
alterando el pasado.
Cuando decimos “alterar el pasado”, no queremos decir que estás
alterando hechos físicos, sino que los estás superponiendo con una
interpretación o perspectiva diferente. Al alterar el contenido sentido de
cierto evento pasado, en cierto sentido estás alterando el evento para ti.
Imagina este ejemplo: Tuviste una conversación con alguien que se
sintió realmente ofendido por un comentario tuyo que no tenía intención crítica
en absoluto. La otra persona con la que estabas hablando comenzó a regañarte y
luego se fue. Ahora te sentiste ofendido, te sentiste incomprendido, enojado y
sorprendido al mismo tiempo. Después de llegar a casa, te sentiste inquieto
durante algunas horas, pero luego lo dejaste ir y tuviste una buena noche de
sueño. A la mañana siguiente, en la estación de tren, tuviste que esperar tu
tren y de repente recordaste esta conversación peculiar, donde las cosas
salieron mal de manera sorprendente. Ahora la ves desde una perspectiva
diferente y de repente te das cuenta de por qué el hombre se sintió tan
ofendido por tu comentario. Recuerdas algunos hechos de su pasado que
simplemente habías olvidado antes de tener esa conversación. Ahora puedes ver
su reacción emocional desde una perspectiva completamente diferente,
especialmente como algo que no tenía nada que ver contigo. No fuiste tú quien
causó el dolor; solo desencadenaste una vieja herida dentro de él. Esta
perspectiva pone en marcha una respuesta emocional diferente en tu interior.
Sientes un sentido de alivio, comprensión y sí… perdón. «Oh, ya veo! Ahora
lo entiendo. Pobre hombre».
En ese momento, estás recreando el pasado. Lo estás superponiendo
con una interpretación diferente de los hechos, que reemplaza tu respuesta
inicial. Para ser claro, esto no significa que la respuesta inicial no haya
tenido lugar, sino que las energías de la ira, el shock y la falta de
entendimiento se han transformado en comprensión y perdón. Ha tenido lugar una
“alquimia espiritual” a través de la interacción entre el pasado y el presente.
Realmente, los hechos físicos no son tan importantes. Es el contenido
sentido de una situación, tu reacción energética a ella, lo que realmente da
forma a tu vida y tu realidad. Por lo tanto, podemos decir con razón que puedes
alterar el pasado viajando a través del tiempo hacia energías pasadas que
todavía necesitan resolución.
Mientras estás sentado en la estación realizando tu viaje en el
tiempo, hay una capa de tu conciencia que todavía está presente en tu cuerpo.
Puedes sentir “en segundo plano” que tus manos se están enfriando o que algunos
jóvenes detrás de ti están hablando en voz alta.
La conciencia es capaz de dividirse. Puede estar en diferentes
lugares al mismo tiempo, lo que significa que la conciencia puede habitar
diferentes realidades energéticas al mismo tiempo.
Este es el significado de la multidimensionalidad. Tu conciencia no
está limitada por el espacio y el tiempo. Aunque durante tu vida en la Tierra
tienes un acuerdo básico de que alguna parte de tu conciencia siempre está
conectada a tu cuerpo terrenal, tu conciencia no está limitada a un punto específico
en el tiempo. No estás limitado por el pasado o el futuro, ya que no están
fijos. Son campos líquidos de experiencia. Son cambiantes y puedes interactuar
con ellos desde el Ahora.
Tu conciencia es multidimensional incluso cuando crees que estás atrapado
dentro de tu cuerpo físico. ¿Conoces la expresión: “Está atrapado en el
pasado”? Alguien no puede dejar ir el pasado y su conciencia está llena de
experiencias pasadas y de emociones como el arrepentimiento, el remordimiento o
simplemente la tristeza.
Esta persona “no está aquí”. Literalmente está en el pasado. Está,
como en el ejemplo anterior, interactuando con el pasado desde el momento
actual, pero no de una manera liberadora y alquímica. Su cuerpo está presente
en el aquí y el ahora, y está atrapada en el pasado. El tiempo para ella se
detiene, mientras el reloj sigue avanzando y mide el paso de semanas y meses.
Esto se debe a que no se mueve experiencialmente.
Ella no fluye con los procesos naturales de la vida y la
experiencia. Esto es un ejemplo de multidimensionalidad. Incluso cuando te
limitas a un enfoque estrecho de conciencia, eres multidimensional. Con esto
quiero decir que ser multidimensional no es algo que te conviertas, es algo que
eres. Es tu naturaleza; es tu estado natural de ser.
La verdadera pregunta es: ¿cómo puedes ser multidimensional de una
manera liberadora y transformadora? ¿Cómo puedes emplear tu
multidimensionalidad de tal manera que puedas moverte libremente a través de
las dimensiones y no perder contacto con tu espíritu divino? Ser
multidimensional desde un lugar de sabiduría y conciencia: ese es tu destino
espiritual. Es tu destino convertirte en creadores multidimensionales plenamente
conscientes.
Ser conscientemente multidimensional significa liberar la ilusión
del tiempo lineal, lo que también significa liberarse de la noción de que eres
nada más que tu cuerpo. Ser conscientemente multidimensional es identificarte
con el espíritu (Dios) dentro de ti que es absolutamente libre para entrar en
cualquier reino de experiencia, es decir, dimensión, que elija. Ser
conscientemente multidimensional es una parte esencial de la realidad de la
Nueva Tierra.
La razón por la que luchas con el concepto de multidimensionalidad
es que concibes “estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo” de una manera
física. Tu cuerpo físico no puede estar en dos lugares físicos al mismo tiempo.
Sin embargo, las dimensiones no son lugares físicos, no son “trozos de
materia”, por así decirlo. Las dimensiones son reinos de conciencia, esferas de
conciencia que siguen ciertas leyes energéticas.
Tu conciencia puede participar en diferentes dimensiones al mismo
tiempo. Esto ocurre AHORA. Hay realidades del pasado, del futuro, de los planos
astrales, de vidas pasadas, del ángel dentro de ti y aún más, que se
intersectan y se encuentran dentro de ti aquí y ahora. Eres multidimensional
ahora, ¿pero eres multidimensional de manera consciente? ¿Permites que las
dimensiones fluyan dentro y fuera de ti, aceptas las energías que te traen y
las reconoces como tuyas?
Interactúas con las otras dimensiones de las que formas parte todo
el tiempo, pero si lo haces de una manera consciente y aceptadora, en realidad
estás transformando esas realidades dimensionales. Al abrazar las energías
atrapadas o reprimidas de esas dimensiones y exponerlas a la luz de tu
conciencia, liberas e integras partes de ti mismo y cambias tu presente.
Muchos reinos de conciencia se encuentran dentro de ti y esencialmente
eres el maestro que elige experimentar cualquiera de ellos. Eres libre de
viajar a través de cualquiera de ellos, rápido o lentamente, cerca o lejos.
Siempre y cuando te identifiques con el Espíritu dentro de ti, mantendrás la
conciencia de que eres libre.
Pero cuando quedas atrapado en pensamientos de limitación,
sosteniendo creencias como “esto no es posible”, “aquello no está permitido”,
“eso saldrá mal”, etc., caes en la ilusión de la separación. Estás atrapado en
la ilusión del tiempo lineal, la ilusión de que eres un cuerpo, la ilusión de
que estás separado de Dios. De esta manera, el alma queda temporalmente “atada”
a ciertos reinos de experiencia. El alma olvida sus verdaderos orígenes, su
divinidad y su libertad.
Este estar atrapado o “atado” también se llama karma. Desatarse o
despegarse a menudo sigue una serie de pasos o etapas de lo que llaman
“crecimiento interno”. Desde el punto de vista lineal humano, estás “liberando
karma” y transformándote lentamente de acuerdo con las cuatro etapas de
desarrollo interno que hemos descrito en esta serie de Trabajadores de la Luz.
Desde el punto de vista del Espíritu, sin embargo, simplemente estás volviendo
a tu estado natural de conciencia divina. Desde ese punto de vista, liberar el
karma no es más que recordar tu propia divinidad.
Tu Ser de Luz
Muchas dimensiones, muchos reinos de conciencia, se unen dentro de
ti. Y eres realmente el maestro, el creador de todo el campo de dimensiones.
Eres una estrella con muchas rayas, una conciencia del alma con muchas
manifestaciones. Eres libre de activar la realidad que elijas.
Si dejas de lado la noción de tiempo lineal o cronología, te
permites creer que el pasado o el futuro no te determinan. Puedes sentirte en
el centro de un campo vibrante de dimensiones, todas emanando de una fuente
divina y atemporal: tú.
Imagínate a ti mismo en el centro de todas estas realidades, todas
estas posibilidades, y luego elige la que lleva la mayor Luz para ti. Elige el
rayo más brillante y hermosa y, por un momento, entra en él y siente cómo es
SER ese rayo.
Este es tu Ser de Luz. Esta es la parte de ti que más se parece a
Dios.
Tradicionalmente, los seres más cercanos a Dios se llaman
arcángeles. Y eso es lo que eres, en esta dimensión, en este momento. Realmente
eres un arcángel.
Los arcángeles son seres muy cercanos a Dios, pero no están
completamente uno con él. Están un paso alejados de la conciencia absoluta, es
decir, del Ser puro sin diferenciación, cambio o individualidad.
Los arcángeles tienen una especie de individualidad. Hay
singularidad en todos ellos. Se puede decir que un arcángel tiene ciertas
características. Esto no se puede decir de Dios o del Espíritu. Dios es Todo y
Nada. Debido a esto, los arcángeles han entrado en “el reino de la separación”,
el reino del “Yo” versus el “Otro”. Forman parte de la dualidad, aunque sea
ligeramente.
Un arcángel es un aspecto de Dios que se ha manifestado como un Ser
particular, una Forma particular. El filósofo griego Platón lo llamó una Idea,
que en nuestros términos es una realidad energética básica o “arquetípica” que
trasciende el mundo físico. Los arcángeles son, en ese sentido, Ideas
platónicas. Hay un arcángel (Idea) del Amor, de la Verdad, de la Bondad, etc.,
cada uno encarnando la energía de un aspecto particular de Dios. Los arcángeles
no son tanto personas como campos de energía con un sabor individual.
¿Por qué el Espíritu o Dios exteriorizó aspectos de sí mismo de
esta manera?
Lo hizo por la alegría de la creatividad. Las energías
arcangélicas son una expresión de la alegría creativa interminable de Dios. Los
arcángeles no están fuera de Dios. Nada está fuera de Dios. Dios está en todo.
Dios está presente en todas las energías creadas como el “aspecto espiritual”.
Este aspecto es lo que hace que todas estas energías sean una.
Lo que separa a un ser de otro, lo que lo hace diferente y único,
es el “aspecto del alma”. El aspecto del alma cubre la individualidad de un
ser. Todos los seres creados que tienen individualidad son verdaderamente una
combinación de Espíritu y Alma, de conciencia (espíritu) y experiencia (alma).
Y la creación es una danza de Espíritu y Alma.
Los arcángeles son, por así decirlo, los hijos primogénitos de
Dios. No “primogénitos” en un sentido lineal, sino en el sentido de estar muy
cerca de Dios. Llevan una profunda conciencia de su divinidad en su interior,
el “aspecto espiritual”. Los humanos perciben a los arcángeles como una Luz
brillante y pura.
Hay diferentes arcángeles. Cada arcángel emana energía como rayos
de luz desde un sol. Al emitir estos rayos cada vez más lejos, el arcángel
entra en contacto con espacios desconocidos, con reinos de experiencia que le
son nuevos. La energía arcangélica se extiende y, en este movimiento espontáneo
y creativo, se encuentra con lo que es “Diferente” de él, lo que no es luz,
sino oscuro. En este contexto, “oscuro” simplemente significa estar más alejado
de la Unidad/Espíritu, más inmerso en el reino de la individualidad.
Dios o Espíritu no es ni oscuro ni luminoso. Dios simplemente Es.
Los arcángeles son seres de luz. Al crear la Luz, Dios también creó la
Oscuridad. Esto se debe simplemente a que los arcángeles se encuentran en la
dimensión de la dualidad, fuera de la Unidad. Tienen un sentido de
individualidad. La creación del Ser de Luz (el ángel) trajo consigo la creación
del Ser Oscuro, la parte del Ser donde la luz está ausente. En esta polaridad,
hay belleza, ya que constituye la dinámica de la creación.
Dios, ser puro y conciencia, anhelaba la experiencia, y esta
experiencia la obtiene a través del universo creado, a través de su presencia
en los aspectos luminosos y oscuros del mismo.
Lo que los arcángeles iban a experimentar después de entrar en el
reino de la dualidad, Dios no lo sabía. Esto es lo que anhelaba: no saberlo
todo, sino experimentar algo nuevo. Al salir de la Unidad, los arcángeles
entraron en un espacio vacío, un espacio de potencialidad, un espacio de
posibilidades interminables.
Los arcángeles descubrieron que podían crear muchas formas y vivir
en ellas. Cada forma que habitas como un ser consciente tiene un ángulo o
perspectiva que permite que la “conciencia no formada” experimente las cosas de
maneras específicas.
Todo el proceso de los arcángeles aventurándose a experimentar se
puede describir como una gran cascada de luz centelleante. La energía de los
arcángeles fluyó desde Dios/Fuente como un flujo masivo de agua centelleante y
brillante, yendo en todas direcciones. Dentro de este gran flujo de agua,
pequeños arroyos se separaron, dividiéndose en arroyos aún más pequeños, hasta
convertirse en gotas diminutas de luz líquida. Estas gotas pueden compararse
con unidades individuales de conciencia, cada una con su propio conjunto de
experiencias. ¡La danza de Espíritu y Alma había comenzado de verdad!
Las unidades individuales de conciencia, a las que llamamos almas,
continuaron su viaje. Llevaban en su interior la energía de Espíritu o Fuente,
así como la energía del arcángel del que provenían. Pero a medida que viajaban
cada vez más lejos, descubrieron que era posible olvidar sus orígenes, olvidar
su divinidad y perderse en la oscuridad y la ilusión. Esta polaridad de la luz
y la oscuridad se puede experimentar mejor como un ser humano, viviendo en la
Tierra.
Cuando describimos el proceso de los arcángeles emanando de la
Fuente y eventualmente convirtiéndose en seres humanos, parece que estamos
contando una historia lineal y cronológica. Pero no es así. La emanación o cascada
de energía desde Dios está ocurriendo ahora mismo. Esta historia te habla de
las identidades que están disponibles para ti ahora, no de quién fuiste en un
pasado lejano. En este mismo momento, hay una capa de energía de arcángel puro
dentro de ti, una capa de Luz pura. También hay capas de confusión y miedo
dentro de ti. Pero en cualquier momento, puedes elegir ser el Ser de Luz, el
ángel que eres. Esto no es algo que necesites desarrollar, es simplemente una
parte de lo que eres.
Es importante darse cuenta de que no necesitas centrarte en
maestros espirituales, guías o ángeles. No hay ninguna autoridad por encima de
ti. Tú mismo estás entre los “primogénitos”, sentado junto al trono de Dios. Tú
mismo eres Dios y un ángel.
La forma más fácil de conectarte con tu ser de Luz es a través de
la conexión con la capa de conciencia pura, el Espíritu puro que hay dentro de
ti. Esto lo logras al volverte silencioso en los niveles internos y externos.
El silencio que experimentas entonces está realmente siempre presente en ti;
solo necesitas tomar conciencia de ello. Cuando estás conectado al silencio, la
dimensión de la eternidad en tu interior, puedes sentir el deseo del Espíritu
de experimentar. A partir de este deseo, nació tu ser de Luz. El alma experimenta
la mayor alegría en la interacción entre el Espíritu y la experiencia, la
interacción entre la divinidad y la humanidad. Este es el secreto del universo.
Cuando eres puramente Espíritu, tu realidad es estática. Nada
cambia. La experiencia y el movimiento solo surgen cuando hay una relación con
algo fuera de ti/el Espíritu. Cuando percibes algo que no es tú, hay una
invitación a explorar, sentir y descubrir. Pero para experimentar algo que no
eres tú, debes separarte de la Unidad absoluta, del Dios/Espíritu. Cuando lo
haces, te conviertes en un alma individual.
Tú eres un alma única: un pie en el reino de lo Absoluto, un pie en
el reino de lo Relativo (es decir, la dualidad). En tus exploraciones de la
relatividad (dualidad), puedes alejarte tanto de tu Hogar que pierdes el
contacto con el elemento del Espíritu en tu interior. Tu alma entonces se
pierde en la ilusión del miedo y la separación.
La mayor alegría posible es cuando participas en el reino de la
Experiencia mientras te mantienes conectado con el Espíritu, con el Hogar. La
interacción equilibrada entre el Espíritu y el Alma es la fuente de la mayor
creatividad y amor. Desde esta perspectiva, todos están en camino hacia
encontrar el equilibrio adecuado entre la Unidad absoluta y ser un alma
individual. Los que entre ustedes son trabajadores de la luz están trabajando
actualmente para una mayor conciencia de su unidad con el Espíritu. Han viajado
a la dualidad durante mucho tiempo y están listos para regresar a Casa. Sin
embargo, no a un Hogar estático de Pura Unidad, sino a una realidad dinámica y
creativa de seres humanos divinos multidimensionales cuyas experiencias estarán
llenas de alegría y luz.
En todos los que leen o escuchan esto, hay un intenso anhelo de
Hogar y una profunda determinación de conocer verdaderamente quiénes sois.
Mantén tu anhelo y determinación vivos y confía en ellos, porque te llevarán a
Casa.
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