“Pues ahora comprendo que aquello que yo
comenzaba a sentir ya era alegría, la que aún no reconocía ni entendía. En mi
mundo un pedido de ayuda, estaba luchando en contra de un vago principio de
alegría que no quería percibir en mí porque, por lo mismo vago, ya era
horrible: era una alegría sin redención…”
Clarice Lispector
***
Resolví escribir este
texto, porque tal vez sea de alguna ayuda para aquellos que están viviendo algo
semejante en este período de intensa adaptación. Escribo con base en mi propia
experiencia y por los síntomas que tengo y he sentido y espero poder transmitir
por medio de estas palabras algún alivio que he recibido de las consciencias con
quienes colaboro en este trabajo y que ofrecen orientaciones, soporte o muchas
veces apenas su amorosa y acogedora Presencia.
Antes que nada, déjeme
situar algunas cosas, que tal vez sean ya de conocimiento de quienes acompañan
los mensajes transmitidos aquí en este sitio de la Escuela de Luz Viva. En el
último solsticio – de verano aquí en el hemisferio sur – un movimiento muy
importante y de cierta manera inusitado sucedió. En cada solsticio la
Tierra se alinea de manera especial con el Sol, y por medio de este
alineamiento recibe un influjo de energías cósmicas (una alquimia de diversas
energías con predominación de una de las 12 Energías Primordiales o Rayos, que
en la ELV llamamos los Cromas de la Luz Viva) relacionado con la Idea
Arquetípica de manifestación en el Planeta, como una actualización en el
proceso de expresión en el reino de las formas de aquello que Es en lo Eterno
ahora. El Solsticio de diciembre, especialmente, tiene su importancia
relacionada al hecho de que es en este solsticio que desciende la energía
básica que “regenera” el ciclo planetario siguiente, que se inicia en el
equinoccio de marzo.
De manera metafórica,
podemos visualizar este movimiento de la siguiente manera – considerando las
limitaciones del ejemplo, relacionado a la perspectiva estacional, una de las
claves de la lectura del ciclo anual del Planeta.
En el equinoccio de
marzo el impulso semilla, acogido por el Corazón Cristalino de la Tierra en el
solsticio de diciembre, se expandió completamente por la malla energética del
Planeta y un nuevo ciclo planetario se inició coloreado por el enfoque del
impulso de la semilla recibida. Este es un momento de equilibrio y
armonización, verdadera sincronización del Corazón Cristalino del Planeta con
toda su red, con cada partícula que la conforma. Aquí la semilla germinó y
comienza su ciclo de crecimiento y fructificación.
En el solsticio de
junio, la Tierra vivirá un alineamiento más intenso con el Sol. El impulso de
la semilla ya es una planta en este solsticio y la Tierra recibe una corriente
más de energía(s) que impulsa a las flores para que se abran. En este solsticio
la energía del impulso de la semilla, que tenía una orientación vertical y de
impresión en el solsticio anterior, asume una orientación horizontal de expresión.
En el equinoccio de
septiembre, es un momento más amplio de sincronización y de equilibrio del
impulso recibido en el solsticio. Las flores se abrirán y los frutos comienzan
a surgir. En este alineamiento la vibración armónica de la red planetaria se
expande y profundiza, ya no es más una adaptación a una frecuencia “exterior”,
pero si una readaptación del cuerpo de la Tierra a una frecuencia totalmente
nueva, dando como resultado el matrimonio perfecto del canto de la Tierra con
el canto del Cielo, que produce un canto único, que se expande ahora por toda
la malla energética planetaria sincronizando la danza de sus partículas.
En el solsticio de
diciembre, el fruto estará maduro. En este alineamiento poderoso con el Centro
Solar, la Tierra ofrece su fruto al Sol. El impulso recibido como que regresa,
modificado, coloreado, con una cualidad única. El fruto se recoge y se comparte
con la Red Cósmica y una semilla cae al suelo de la Tierra, trayendo el nuevo
impulso, un rayo más que porta los códigos que serán desplegados en un ciclo
más de manifestación del Arquetipo del Planeta, la Imagen Perfecta que existe
en la Mente Divina.
¡Ups! Me extendí un
poco en este asunto. Regresemos a la propuesta del texto. A partir de lo
expuesto anteriormente, podemos percibir entonces que estamos viviendo un
período de intensa adaptación a un impulso que fecundó al Planeta en el último
solsticio. Adicionemos a esto, el hecho de que en este último solsticio, por
primera vez desde hace unos 312 mil años, el ciclo planetario será regido por
una de las cinco Energías Primordiales inmateriales – la 8ª, Sat, o la Potencia
de la Multidimensionalidad. De hecho, un impacto considerable en nuestras
estructuras caducas, con respecto al mundo humano.
Pues bien,
naturalmente toda nuestra estructura de expresión está sufriendo un gran
impacto, a nivel psíquico – lo que comúnmente relacionamos con nuestros
aspectos mentales, emocionales y energéticos vitales – a nivel físico. Nuestro
propio núcleo cristalino se alinea con este movimiento muy naturalmente y sin
desgastes o resistencia, como almas estamos a la par con todos estos eventos y
la mutación nos es muy familiar y bienvenida. Pero nuestra estructura material,
objetiva, pasó por muchas alteraciones como causa y resultado de la experiencia
del olvido, y especialmente a partir del nivel celular, nuestro vehículo
multifacético se adapta con cierta torpeza a estos influjos poderosos, siendo
de gran intensidad y duración por la aclimatación que es diferente para cada
alma encarnada, debido a sus particularidades de experiencia y en especial de
apertura, receptividad.
Debido a todo esto,
puedo decir con base en mi experiencia, que no es muy conveniente por el
momento identificarse demasiado con las impresiones mentales y emocionales que
estamos recibiendo, ni por las respuestas físicas. Por cuenta del orden
inusitado de los impulsos que la forma biológica está recibiendo, porque su
propio instinto físico de supervivencia comienza a dar señales que no responden
necesariamente a la realidad detrás de las apariencias. Yo, por ejemplo, he
sentido tonterías, más o menos intensas, dependiendo del día y de la hora, una
sensación de inminencia que muchas veces viene acompañado de una sensación del
fin así como de muerte física. Hay momentos en que todo parece sin sentido,
como si el rumbo se hubiera perdido. Esto para no hablar de la náusea, diarrea,
sentimientos repentinos de tristeza o de frustración, que ya son síntomas
comunes a lo largo de estos últimos años en los que el proceso de transición se
intensificó. Estos síntomas, por supuesto, no son constantes, y muchos de ellos
obviamente pueden estar relacionados con otros procesos, psicológicos o
patológicos – así mismo que éstos tengan relación con la transformación que
vivimos, de manera general. Naturalmente existen momentos de alegría,
serenidad, certeza, etc., pero algunos de estos síntomas de adaptación en
curso, pueden mostrarse desafiantes a veces, porque especialmente también
estamos siendo tocados en nuestras capas subconscientes.
En medio de todo esto,
sin embargo, existe un punto de paz. Bien en el interior, en el silencio por
nuestro afán del cambio, por el despertar, por la transcendencia del
sufrimiento que ya nos parece del antiguo y conocido mundo, existe un templo
intocado por el aparente caos de la transformación. Un abrigo en el pozo de la
Sagrada Fuente de la ecuanimidad.
La mejor manera de
vivir este momento es recordando, tan frecuentemente como sea posible, este
abrigo. Es, como dicen los budistas, tomando refugio, en el Buddha (la esencia
luminosa, silenciosa y plenamente vacía que somos más allá de todas las
apariencias, mismo sutiles y espirituales), del Dharma (la Sabiduría Eterna que
es el resplandor de aquella esencia y que se desvela con cada experiencia que
tuvimos al nutrirnos en la inmersión de la Presencia, bien como la aspiración a
la lucidez que abrigamos y nutrimos en nuestro interior) y en el Sangha (la
comunión amorosa, la red de interdependencia y conectividad que pasamos a
reconocer y vivir y vemos expresada en nuestras relaciones con nuestros
hermanos y hermanas, relaciones de resonancia y de reconocimiento mutuo.
De otra manera, más
simple y más profunda tal vez, la mejor manera de vivir este período – no
solamente de adaptación hasta el equinoccio de marzo, pero de toda la
transición planetaria, yo diría – está expresada en las palabras transmitidas a
mi hoy por una consciencia amorosa: “báñate continuamente en las aguas
luminosas de la Gracia y del Amor”. La misma visión que tales palabras evocan
de por sí son un efecto pacificador y relajante
Por último, con
respecto al sujeto que interpretamos diariamente y que también somos a fin de
cuentas, es suficiente dejarnos conducir en este punto por aquello que es
sencillo y alegre, que implica sencillez y alegría, esto no quiere decir huir
de los problemas, pero encararlos, más bien con una posición, más o menos con
una disposición sencilla y alegre y que nuestra elección no tenga ningún peso,
optar por aquello que se nos acerca en la serenidad.
¡Om Agnaye Namaha!
Salve el Fuego Divino y que todos los seres permanezcan en paz…
Selén.
http://www.escolaluzviva.com.br/
Original en portugués:
http://www.escolaluzviva.com.br/2015/01/selen-100115-ciclos-planetarios-e.html?spref=fb
Traducción: Lucía
Montaño Ferrer.
http://yosoylucialaluzdelmundo.blogspot.com/2015/01/selen-ciclos-planetarios-y-adaptacion.html
Re-Publicado por “Isis Alada”
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