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viernes, 17 de junio de 2016

Cómo comunicarnos con la Conciencia Universal



Cómo comunicarnos con la Conciencia Universal

Si viajamos a un país de lenguaje distinto será difícil la comunicación. Si estuviéramos en China, por ejemplo, tendríamos que aprender el idioma o comunicarnos con señas o buscar un intérprete.
De igual forma, cuando vamos a hablar o comunicarnos con Dios tenemos que saber cuál es su idioma, y Dios habla “ciencia” e “intuición”. Esos son sus idiomas…
La intuición
Intuición es una capacidad del ser humano que le permite comprender algunos datos, hechos o situaciones instantáneamente, sin necesidad de razonar. Es una percepción íntima y repentina de una idea o de una verdad que le aparece a quien la vive como absolutamente evidente.
Algunos seres humanos lo confunden con presentir que es tener la sensación de que algo va a ocurrir, o adivinar un suceso antes que suceda. Intuir, va más allá que presentir un suceso, se trata de saber, de tener una idea o un conocimiento de súbito, con la certeza de que es una verdad, pero que generalmente le toma a los científicos años en demostrar esa verdad.
Es factible que alguno de los personajes religiosos o de la historia de la humanidad, pueda haber presentido una catástrofe como una inundación o terremoto. E igualmente probable que algún pensador, inventor, investigador, o simplemente un ser humano, haya intuido o descubierto verdades científicas antes de que la ciencia lo demostrara.
Algunas personas intuían que la Tierra era redonda antes de que se comprobara. Humanos imaginaron el viaje a la Luna antes de que existieran ni siquiera aviones. Cada avance de la humanidad, cada paso hacia el futuro, cada descubrimiento científico siempre ha ido precedido de personas que intuyeron la verdad que luego se razonó, se fundamentó, se probó y se estableció.
El Lenguaje de la Conciencia Universal
En el caso de los seres humanos, un lenguaje es un conjunto de sonidos articulados con que el ser humano expresa lo que siente o piensa. Lengua define qué idioma de lenguaje se habla.
Existen lenguajes no humanos mediante los cuales algunos animales se comunican, e incluso lenguajes “máquina” para que se comuniquen entre sí artefactos, dispositivos, computadoras, y todo tipo de artilugios creados por vidas inteligentes.
Así como están presentes los mecanismos de las comunicaciones humanas, como el sonido de la palabra o la escritura, también hay mecanismos de comunicación entre las personas tan avanzados como las redes sociales. Entre los seres humanos y los aparatos, y hasta entre las cosas, como sería el “Internet de las cosas”.
Podemos afirmar que todo en el Universo está entrelazado y en inter-comunicación permanente aunque no hayamos descifrado todos sus códigos o claves. Algunas personas han presentido o intuido desde los albores de la humanidad que todo lo que acontece en el firmamento indica lo que pasará en la Tierra.
La comunicación, una transmisión de señales a través de un código o lenguaje común entre un emisor y de un receptor, ha formado parte de la historia de la humanidad, y todo el planeta ha sido testigo de los intentos de enviar mensajes en cohetes, en satélites y en señales por parte de los terrestres, a posibles extraterrestres que deben existir en el espacio sideral.
Otra consideración es la comunicación no hablada o expresada en códigos. Se trata de lo que las ciencias de la conducta investigan como fenómenos de telepatía. ¿Pueden los seres humanos u otras especies vivientes inteligentes o no, comunicarse mediante algún mecanismo de pensamiento o de instinto?

¿Es la Telepatía una forma de comunicarnos?
Preguntas obvias de cada ser humano cuando trata de comunicarse con el Creador son, ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Debo hablar en voz alta? ¿Hablar en silencio pensando lo que digo? ¿Cómo escucho que me dice? ¿Oiré lo que dice o lo sentiré?…
Cuando nos comunicamos hablamos a través de un lenguaje… Debemos saber cuál es el idioma de Dios.
La Conciencia Universal habla a través de dos mecanismos:
Uno es la intuición, y por su intermedio los humanos perciben sus mensajes.
Como decíamos, algunos han recibido conocimientos fundamentales que han permitido avanzar a la humanidad, y por otro lado, la casi totalidad de los seres humanos avizoran y perciben a la Conciencia Universal por intermedio de una ingeniosa habilidad del ser humano, denominada “voz de la conciencia”, o conciencia del bien y del mal que es inherente a cada persona.
Para el cristianismo la conciencia es la “voz de Dios”.
La iglesia católica pregona que la conciencia es el lugar donde el ser humano puede hablar con Dios.
Para el Hinduismo, la conciencia humana nos permite acercarnos a una forma de Omnipresencia Divina.
Para el budismo a través de la meditación debemos despertar la conciencia para transitar de una conciencia individual a una mayor.
Pensamos que por intuición la humanidad cree en una conciencia personal y que es un canal abierto para comunicarnos con una Conciencia Suprema, una Divina Conciencia, una Conciencia Universal o un Dios.
Un científico por excelencia, el propio Albert Einstein aseveró que la única cosa valiosa es la intuición. Dijo en una entrevista en 1930: “La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional, un leal siervo”.
Lo más curioso, es que expresara que cuando intuimos pareciera que nuestro cerebro nos regalara una idea que no sabemos de dónde ha salido: “Hay un chispazo en la conciencia, llámese intuición o como se quiera, que trae la solución sin que uno sepa cómo o por qué”.
La intuición es la clave
El otro idioma que habla Dios es la ciencia. Si creemos en un Creador, en una Presencia Universal, una Conciencia Universal, este ente infinito e omnipresente, tendría –por definición- acceso al conocimiento total, al conocimiento universal.
También por definición entendemos a la ciencia como los conocimientos obtenidos de la observación y la razón, por intermedio de un método estructurado, denominado el método científico, que demuestren hipótesis y nos procuren teorías que expliquen el comportamiento de todo cuanto existe.
También de forma infusa, se define a la ciencia como el conocimiento recibido directamente de Dios.
La ciencia es la vía para descifrar las verdades universales. A través del método científico nos acercamos a conocer las leyes universales que norman todo cuanto acontece en el Universo.
Cuando una Presencia Universal, o Dios, transmite un mensaje necesariamente tiene que ser una verdad, y tendría que acercarse a la fuente primaria: el conocimiento.
Por su parte, sí el ser humano se acerca al conocimiento, su acceso se lo brinda la investigación, la ciencia y el método científico.
Por lógica si el ser humano procura el conocimiento total, se acercará a ello. Y, si –como hemos afirmado- Dios es por definición el conocimiento total, la propensión del ser humano de buscar el conocimiento tenderá a aproximarlo a Dios, a la Conciencia Universal.

Las religiones primitivas muchas veces han combatido a la ciencia. Un ejemplo histórico, y quizás el más recordado es el caso del astrónomo, físico, ingeniero y científico Galileo Galilei (1.564-1.642), considerado como el padre de la astronomía, la física y de la ciencia. Albert Einstein lo denominó como el padre de la ciencia, y Stephen Hawkins lo califica como el máximo responsable de la ciencia moderna.
Cuando Galileo construye su primer telescopio, y comenzó a observar el Cosmos, en poco tiempo descubre la naturaleza de la Vía Láctea, de la Luna, de diversos planetas y se da cuenta que los planetas giran en torno al Sol, se trata del Sistema Solar donde mora la Tierra.
El publicar sus descubrimientos significó que el Santo Oficio de la Iglesia Católica lo persiguiera y lo condenara a prisión de por vida. Para ese entonces, la Iglesia Católica decía que la Tierra era el centro del Universo y que todos los astros giraban en torno a ella. Esto estaba asociado a la creencia de que Dios había creado a los seres humanos como única vida en todo el Universo. Galileo Galilei al afirmar lo contrario echaba por tierra el credo religioso de Roma.
Lo más grave de este hecho que niega una verdad del tamaño de la Iglesia del Vaticano es que –aunque parezca insólito- la Iglesia católica todavía en pleno siglo 21, en el 2015, no ha rehabilitado a Galileo Galilei. Juan Pablo II nombró una comisión en 1981 que investigara este caso y terminó sus conclusiones en 1992, ¡Confirmando que la tesis de Galileo no poseía argumentos científicos! y mantuvo la inocencia de la Iglesia justificando la condena del científico y rechazando la reivindicación plena del sabio astrónomo.
En 2008 el papa Joseph Ratzinger-Benedicto XVI ratifica lo afirmado en su época de cardenal que la sentencia contra Galileo Galilei fue ¡Justa y razonable!, cuando es protestado y declarado persona non grata por el claustro de profesores de la Universidad de la Sapienza quienes impiden que hable ante excelsa universidad.
Desde el surgimiento de la ciencia, se han establecido básicamente dos grandes visiones del mundo, una proveniente de la ciencia misma y otra de los preceptos sacros impresos en los libros sagrados de las religiones.
Estas dos visiones tienen su punto de partida en la explicación de los orígenes del Universo, de la creación, de la vida, del surgimiento del ser humano.
Para algunas religiones se trata de credos, de creer preceptos cuyo origen es supuestamente Dios, por lo que hay que hacer actos de fe en esas creencias independientemente que sea obvia su irrealidad.
Por esto, la Iglesia católica no puede rehabilitar a Galileo Galilei.
También por ello, se produce el fanatismo de creyentes obligados por el adoctrinamiento en negar el verdadero conocimiento que nos envía, el Creador, la Conciencia Universal, o simplemente Dios a través de su lenguaje natural, la ciencia.
Nosotros no negamos el papel de las religiones como un mecanismo para tratar de acercarse a Dios. Queremos ser positivos y ver en las religiones un aporte a la humanidad en tiempos pasados.
No obstante, ya la humanidad no está en sus pininos. El ser humano ha desarrollado sus capacidades y conocimientos… y el pensamiento intuitivo.
Debemos comunicarnos –sin intermediarios- directamente con la Conciencia Universal
En pleno siglo 21, realmente estamos en disposición de comunicarnos directamente con la Conciencia Universal. Podemos hacerlo… Al menos intentarlo.
Buscar a Dios ya no es ir solamente a una Iglesia para verlo en una estatua o en algún símbolo. Es estudiar, analizar, buscar las verdades y el mayor conocimiento posible… y seguir a nuestra propia conciencia.
A nosotros, quienes creemos en una Conciencia Universal, nos sirvió estudiar comparativamente distintas religiones, sus principios, sus historias, sus mitos y leyendas. Luego, fue útil la investigación científica, estudiar las enseñanzas de la ciencia. Y, sobre todo, seguir los que nos dice la intuición.
Pensar, meditar, y al surgir una idea de cómo pudo ser la creación, entonces, analizarla. Deducir, proponer hipótesis, investigarlas, teorizar.
Un camino fácil y nada complicado es ir a una Iglesia y pedir un catecismo y seguir sus ritos, sus normas e intentar ese camino para encontrarse con Dios.
Así ha funcionado por más de 12 o 14 mil años. Pero si de verdad quiere entrar en contacto con la Divina Providencia, con la Conciencia Universal o la Presencia, entonces debes buscarlo dentro de nosotros mismos…
Por último, damos una clave: Seguramente conoce que cada quien tiene su conciencia y ha escuchado –dentro de sí- su voz, la voz de su conciencia.
Pruebe varias noches un ejercicio mental: Cuando se acueste, cierre los ojos y trate de no pensar, déjese llevar por intentar ver con los ojos cerrados. Por supuesto, no va a percibir sino oscuridad… No obstante, en una de esas noches va a sentir su conciencia, la suya, y este será el primer paso para notar, luego de algunos intentos, que sale de la oscuridad…
Comenzará a “ver” o a “sentir” una conexión que va más allá de Usted mismo. Créalo, va a encontrar un vínculo, un enlace con la Conciencia Universal, con la Presencia, y ese día –para Usted- todo cambiará…
Al seguir este método los grandes inventores de la humanidad y del Universo han encontrado las claves de sus descubrimientos, y los grandes profetas sus predicciones.
Que la Divina Providencia le acompañe…
Fuente: Capítulo 12 del libro “¿Quién es Dios?” de los autores psicólogos María Mercedes y Vladimir Gessen

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