CONTRATOS FAMILIARES INVISIBLES : CODIGOS QUE
TE IMPIDEN SER LO QUE ERES
Son una especie de “códigos” que están situados en lo más
profundo de tu mente en forma de creencias y de todo tipo de inhibiciones
que te paralizan.
Cuenta Marianne Costa que en un
momento de su vida escribió en un papel de pergamino: “soy una fracasada”. Después lo firmó con una gota
de su sangre y lo enterró.
En ese lugar plantó una bella flor y empezó a diseñar
su realidad liberada de esa maldición. (Es un acto psicomágico, donde nos liberamos de
esos códigos que recibimos de nuestra familia)
Un contrato es un acuerdo entre
dos partes que se comprometen a dar algo y a recibir algo a cambio.
Pero no todos los contratos
están sobre papel, ni siquiera son verbalizados, ni tampoco todos están en el
plano de la consciencia. Más aún, como en el caso del nombre, hay
contratos que aceptamos en desigualdad de condiciones porque se “sellan”
en la más tierna infancia: el niño intuye que el incumplimiento implica no ser
querido, lo que significa la muerte.
Estos contratos pueden afectar
a nuestros cuatro egos:
Ejemplos de contratos intelectuales:
Muchas de las creencias que tenemos son contratos que mantenemos
con nuestro árbol genealógico, ideas que se nos han transmitido desde nuestros
bisabuelos y que no podemos cuestionar. (Debemos deshacernos de cualquier creencia que
no sea bella y útil)
a) “Serás
abogado, como los hombres de provecho de esta familia” (En árboles donde el artista es
considerado como un muerto de hambre, que en realidad no sabe hacer nada)
b) “En
esta casa se habla cristiano” (No me salgas con querer
estudiar lenguas…sólo hay que hablar una lengua: la materna)
c) “Eres
torpe como tu madre” (Una profecía que actúa como una
maldición que acaba cumpliéndose)
d) “En la vida debemos dejar las cosas igual que
nos las hemos encontrado” (Señal de que el árbol se ha
estancado…)
e) “Un
hijo nunca debe superar a un padre” (Una locura absoluta que se conecta con la
neurosis de fracaso)
Los contratos intelectuales son como las “ideas irracionales” que describe Albert Ellis,
raíces de nuestras emociones perturbadas y comportamientos desajustados.
La psicogenealogía conecta con
su famosa y en muchos casos efectiva RET (Terapia Racional Emotiva), en el sentido que la familia
configura un esquema de creencias tóxicas que nosotros adoptamos por lealtad a
ella y que se mueven en cuatro ejes fundamentales:
*Si no tienes lo que necesitas,
te mueres. (“Si
mi novio me deja, me muero”)
La herencia tóxica es confundir la necesidad con el deseo. Si no tienes
alimento, te mueres, pero si deseas a tu novio y no lo tienes, sigues viviendo…
*Esto es horrible (“Es horrible que tenga que
cancelar mis vacaciones”)
Se juzga en exceso. No hay nada categóricamente malo o bueno. Hay hechos que
nos causan más o menos dolor. Si ordenamos los hechos dolorosos de 0 a 10 y en
el 10 ponemos la muerte de un ser querido, ¿cómo valoraremos cancelar unas vacaciones?
*No lo soporto (“No soporto la soledad”) Hay situaciones que matan, son
insoportables. Creer que algo es el límite entre la vida y la muerte nos hace
sentirnos agonizantes cada vez que eso sucede. Eso lleva a preferir un desastre
de relación amorosa, la soledad está prohibida por el árbol, porque es
acercarse a la muerte.
*Si sucede algo malo es que hay un culpable y
tiene que ser condenado. La familia nos enseña a juzgar y buscar culpables en
los que descargar la responsabilidad de lo que pase, o a culparnos a nosotros
mismos.
Los acontecimientos no
son una confluencia de factores, nada tiene una única causa. Si nos sentimos
culpables de algo, la mejor medicina es una fórmula con tres elementos: la
aceptación, la reparación y el aprendizaje de lo sucedido para evitar en lo
posible repetir el mismo error en el futuro. Ejemplos de contratos
emocionales: Suelen venir en formato de inhibiciones emocionales. Muy
asociados a los niveles de consciencia infantiles…
a) “No
crezcas” (Si se hace mayor un día
abandonará a sus padres. Esta orden lo mantendrá con una edad emocional de 10
años para el resto de su vida)
b) “Aquí
somos del Madrid” (Desde el primer mes de vida el
niño es socio del club. Cuando crece no tiene alternativa, si no le gusta el
fútbol o no es madridista, será considerado un traidor o un enfermo)
c) “No
seas tonto y no te hagas novia” (Quédate con la madre…ella no te
defraudará)
d) La pareja es para toda la vida (Nadie se ha divorciado jamás,
en nuestra familia todos somos muy católicos)
Los contratos emocionales nos atan con fuerza al pasado y
fomentan las relaciones basadas en la dependencia emocional. Disolver estos
contratos es abrir al fin la puerta a la libertad de amar con un nivel de
consciencia superior.
Ejemplos de contratos libidinales: Aquí están todas las inhibiciones
creativas y sexuales:
a) “El teatro-la pintura-la música,
son una pérdida de tiempo” (Es como decir que no debes
dedicarte a cosas que no son de provecho…)
b) “Esta
relación no te conviene” (Podríamos preguntarnos: ¿a quién no le conviene en realidad?)
c) “Te
casarás a los 25 años y a los 26 llegará la única hija” Este podría ser un contrato
inconsciente que se repite de generación en generación. Un proyecto que el
árbol tiene para nosotros.
d)”La mujer que expresa deseo sexual es una
fulana” (Si el sexo de la mujer es sólo
un instrumento de procreación, se le prohíbe gozar con su energía libidinal y a
la postre de la creación y de la vida).
Ejemplos de contratos materiales-corporales-económicos:
Las inhibiciones económicas. Es necesario que encontremos los
elementos que permitan separarnos de la violencia, del miedo y de la
culpabilidad…
a) “Eres
idéntico a tu abuelo” (Y con ello uno de los linajes
toma posesión del hijo)
b) “No
toques los botones que los romperás” (Cuando no te dejan tocar nada es porque no
tienes espacio)
c) “El
dinero es el pecado” (Si nos hacen creer que el
dinero es sucio, nos generará mucha culpabilidad ganarlo)
d) “El
que arriesga pierde”, “Más vale pájaro en mano que
ciento volando”, “Más vale malo conocido que
bueno por conocer”… (Salir del territorio es una
deslealtad imperdonable y tenemos un miedo ancestral a no volver a ser
admitidos en el clan).
Todo esto insta a
acomodarse con una pareja que ya no aporta nada, un trabajo insatisfactorio,
una casa que no es un hogar y también a una ciudad, un banco, un grupo de
amigos etc. Instalados en un territorio para siempre, porque nos han enseñado
que arriesgarse es perderlo todo, en lugar de impulsarnos a seguir nuestros
deseos como sabio camino de transformación. Los contratos se cumplen por
lealtad, pero también por temor a las consecuencias.
Digamos que hay un miedo
a ser castigados, a que se cumplan esas predicciones (maldiciones): “Si te divorcias, te mirarán mal”, “si te haces artista, vivirás en
la pobreza”.
Un acto psicomágico para sanar
este tipo de miedo al incumplimiento a lo que los padres ordenaron, consistiría
en realizar metafóricamente la predicción, escenificándola delante de ellos.
Alejandro Jodorowsky nos dice en sus 10 recetas para ser feliz,
“no hay alivio más grande que comenzar a ser lo que en realidad
somos. Desde la infancia nos imponen destinos ajenos.”
Es conveniente recordar que no
estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, si no para
realizar los nuestros.
Alejandro Jodorowsky
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