3 claves para saber si eres tu propio maestro
Tú mism@ te proteges de la lluvia. No necesitas a nadie. Necesitas un paraguas, sí. Pero el paraguas lo llevas tú… Tu paraguas es tu herramienta, como lo son tus habilidades para transmutar tus emociones y protegerte de tanto estímulo externo que no hace nada más que obstruirte la vista.
Tú mism@ te proteges de la lluvia. No necesitas a nadie. Necesitas un paraguas, sí. Pero el paraguas lo llevas tú… Tu paraguas es tu herramienta, como lo son tus habilidades para transmutar tus emociones y protegerte de tanto estímulo externo que no hace nada más que obstruirte la vista.
Si me pusiera quisquilloso, te diría que ni siquiera te tienes
que “proteger” de nada. Tan sólo tienes que crear un espacio dentro de ti en
donde no exista esa lluvia de la que tanto te proteges. Y no existiría porque
en ese espacio esa lluvia NO LA PIENSAS, literalmente.
Así que sí, me voy a poner quisquilloso, porque quiero que
entiendas que existir aquí en este mundo significa desenvolverse entre estados
de consciencia. Y los estados de consciencia SON ESPACIOS QUE CADA UNO CREA
DONDE EXISTE AQUELLO QUE CADA UNO CREA. Y esto, amigos y amigas, es ser un
maestro de nuestra propia realidad.
Me voy a poner quisquilloso y darte 3 claves que te dirán que
eres un/a maestro/a:
1. DECIDES CADA DÍA. Tu poder de decisión puede estar delimitado o no por tus creencias,
pero lo que es seguro es que decides. Algunos dirán que deciden por ti, otros
te verán como un auténtico líder… Eso nos da igual. Lo que nos debería importar
es que mantenemos una plática con nosotros mismos sobre lo que creemos que es
mejor para nosotros mismos, y entonces decidimos.
A lo mejor nos aseguramos de
que seguimos las enseñanzas de nuestros padres, o lo mismo nos creemos que
somos libres como una paloma… pero el caso es que todas y cada una de nuestras
decisiones tienen consecuencias, y el lidiar con las consecuencias lo hacemos
también todos. Lidiar con las consecuencias se llama RESPONSABILIZARSE. A lo
mejor crees también que hay gente que no se responsabiliza, pero la decisión de
ignorar o rechazar las consecuencias es también una gran maestra digna de un
gran maestro, PORQUE VUELVE A TRAER MÁS CONSECUENCIAS… HASTA QUE APRENDAS LO
QUE ESTÁS TRATANDO DE ENSEÑARTE A TI MISM@. Lo véis? Resuta que, aunque no
queráis, aunque no lo sepáis, aunque no lo aceptéis, el hecho de decidir -y
siempre estamos decidiendo- nos convierte en maestros. Primero, de nosotros
mismos, y segundo, de los demás, pues nuestras decisiones con nuestras
consecuencias afectan al prójimo. Y si esto no lo ves, es que es tu decisión de
MAESTRO de enseñarte de la forma que mejor te conviene, hasta que lo veas. O
quizás no lo veas nunca, y es tu decisión de MAESTRO de enseñarte a ti y a los
demás que has sido capaz de crear un espacio donde NO HAS PENSADO QUE TUS
DECISIONES TIENEN CONSECUENCIAS, Y POR TANTO, NO ERES RESPONSABLE NUNCA DE
NADA. Yo aún no he visto ese mundo, así que si lo consigues, enséñamelo -sin
cachondeo, me encantaría verlo.
2. TIENES MOMENTOS “LO SABÍA…”. Son momentos en los que corroboras aquello que
ya sabías. Después de recibir una enseñanza, una lección, una palmadita en el
hombro, un tortazo de realidad… existe un milisegundo en el que dices “lo
sabía”. Eso, ni más ni menos certifica la existencia de algo más allá de lo que
crees ser con todos sus límites. Certifica MUCHAS MÁS VECES DE LAS QUE NOS
GUSTARÍA que tú, con todo el bagaje que llevas a tus espaldas -con tu infancia
y adolescencia palpitando, tu madurez latiendo, tu poder y confianza en ti
mismo direccionando tu vida-, has hecho o decidido algo que iba en la dirección
opuesta a lo que creías saber. Es decir, que todo ese bagaje no te ha servido
de nada para evitar una lección dolorosa. Mientras que en el caso en el que el
resultado hubiera sido satisfactorio, el “lo sabía” te confirma esa extraña
sensación que tenías de que TODO IBA A SALIR COMO ESPERABAS. A lo que voy es a
esto: si te dices “lo sabía” es que lo sabías. Si no te has sabido escuchar,
eso ya es cosa tuya. Pero lo sabías. Y si has seguido tu instinto y te ha
salido bien la cosa, olé tú, porque lo sabías. Y yo veo a un maestro como
ALGUIEN QUE SABE. Y tú sabes. De hecho, sabes siempre. Más allá de
condicionamientos o creencias limitantes que pueden hacer que tus decisiones te
salgan rana. Más allá de la lógica y de la planificación que hagan que las
cosas te hayan salido a las mil maravillas. Estoy hablando de una cosa, como
decía más arriba, que va más allá de tu bagaje experiencial. Un maestro o
maestra sabe, porque tiene INTUICIÓN. Aunque imagino que ya sabías que te
estaba hablando de esto, no?
3. GOZAS Y SUFRES. Sí,
sí, has leído bien. Un MAESTRO goza porque viene a este mundo con lecciones
bien aprendidas -o que requieren algo de práctica- que enseña a otros… y no hay
nada más gozoso que enseñar lo que uno sabe, verdad? Ya puedes ser alguien
catalogad@ como “superficial” o como “profund@”, que en cuanto explicas aquello
que sabes, gozas con ello. Te gusta por el mero hecho de hablar de eso que
sabes, recrearte en tu explicación y asegurarte que el que recibe tu
información está entendiéndola lo mejor posible. En definitiva, vienes con UN
PROPÓSITO RELACIONADO CON SERVIR AL OTRO.
Y aquello que quieres
enseñar, aquello que sabes y con lo que te recreas y pierdes la noción del
tiempo, es eso que llaman PASIÓN… Un MAESTRO ES APASIONADO, o lo que es lo
mismo, FELIZ, o has visto a alguien transmitiendo su saber sin transmitir a la
vez felicidad?… Pero, y por qué sufres? Por lo mismo. Por no hacerte entender,
por no conseguir que tu saber llegue al otro, por no atreverte a sacar hacia
fuera el PROPÓSITO PARA EL QUE HAS VENIDO AQUÍ, que es el de servir mediante tu
PASIÓN…
Y he aquí una cosa
curiosa: un maestro muchas veces no sabe que estaba sufriendo hasta que
descubre su pasión y la brinda al mundo. A veces el sufrimiento viene velado de
resignación o conformismo y es difícil de identificar, pero cuando uno
encuentra -o desempolva, debería decir- su pasión, se da cuenta, por un simple
juego de opuestos, de lo mucho que andaba sufriendo, por el hecho de que ahora
goza como un niño cuando antes simplemente no. En esos momentos uno puede
llegar a tener EL MOMENTO “LO SABÍA” MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA. Porque sabía
que eso era lo que había venido a hacer a este mundo. Y aunque lo sabía, estaba
sepultando su INTUICIÓN bajo un manto de condicionamientos.
EN CONCLUSIÓN: eres
maestr@ porque decides, porque tienes momentos “lo sabía”, porque gozas y
sufres por brindar o no tu pasión al mundo… Se podría decir que para mí todos
somos maestros? Sí. Eso es lo que creo, lo que veo cada día y lo que
experimento y siento en lo más profundo de mi corazón. Además, no hay que ser
muy inteligente o listo para extraer aprendizajes de todo y de todos. Tan sólo
hay que ser observador. Y humilde. Porque el maestro, ante todo, ES APRENDIZ.
Saludos, amig@s. Nos
vemos en otra…
Miguel Catarecha. almadespierta.com
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