La intuición, impresiones energéticas desde niveles
superiores
Ayer fue un día de
trasteo constante de principio a fin. La cantidad de polen que hay en el aire
estos días, al menos en mi ciudad, colapsó por completo el filtro anti polución
de mi coche, de tal forma que se paraba y dejaba de funcionar cada pocos
metros, saltando la alarma de fallo de motor. Los dos talleres a los que llamé
no podían, por saturación, mirarlo hasta dentro de una semana, algo que era
complicado, pues necesitaba el vehículo para las tareas diarias (ir y llevar a
los niños al cole, desplazamientos obligados pendientes, etc.). No tenía muy
claro que hacer, la verdad, pero tenía la sensación de que debía preguntar en
otro sitio que tengo cerca de casa, y aunque sabía que ahí no tratan este tipo
de problemas, no se me iba de la cabeza bajar a este otro taller. Así que fui igual y pregunté. El chico me explicó que ese tipo de filtros, si te metes en
autopista un rato a una velocidad constante, va quemando por si solo las
partículas sucias y se auto limpia tras un rato de hacerle kilómetros, cosa que
no sucedía si solo ibas por la ciudad. Dicho y hecho, me metí en autopista ayer
por la mañana, hice casi 100 km ida y vuelta, y el filtro se limpió lo
suficiente como para no volver a dar el problema, ni que saltara la alarma del
coche más. La intuición, como dice la frase de la imagen, señaló el camino,
pues me dio la pista sobre que hacer para solucionar el problema.
En este caso, la pista
y las instrucciones venían de “arriba”, de mi Yo Superior, quien impresionó el
nombre del taller de al lado de casa en mi cuerpo mental para que lo sintiera
fuertemente como la opción a ejecutar. Mi mente lógica sabía que ahí, a priori,
no me podían solucionar el tema, pero tampoco perdía nada por preguntar.
Vamos a explicar un
poco hoy el modo de funcionamiento que tiene nuestro Yo superior, nuestro ser,
nuestros “niveles superiores”, para comunicarse con nuestra personalidad, eso
que llamamos intuición, sexto sentido y otras diferentes denominaciones.
En general, es bastante sencillo de explicar, pues todo pasa por la transmisión
energética de símbolos e imágenes, en su mayor parte, pues son el lenguaje de
los niveles superiores y otras partes de la psique, que luego son convertidas
en sensaciones, e impresiones, a través de diferentes partes de nuestros
cuerpos sutiles. Por ejemplo, si se desea expresar un aviso de alarma porque
algún acontecimiento está a punto de ocurrir, y se desea que la mente
consciente se haga eco del mismo, se impresiona la imagen del acontecimiento en
el cuerpo mental, también en el emocional, de forma que, muchas veces, uno
tiene una intuición repentina que pasa del mental a las esferas, y de ahí el
presentimiento en forma intuitiva de que algo puede pasar. Cuando alguien es
más emocional, y escucha mejor a sus sentimientos, al impresionar la imagen del
evento en su cuerpo emocional, se tiene más bien la sensación de que algo puede
ocurrir, y si se necesita que el mensaje sea algo muy físico, se puede
impresionar en el cuerpo etérico y directamente uno puede hasta sentir un
pinchazo en el estómago, o en cualquier parte del cuerpo, como la sensación
física de que se tiene que hacer o no se tiene que hacer algo.
Un
mecanismo muy poco trabajado
La intuición es un mecanismo muy usado, pero muy poco comprendido. En
general, no le hacemos caso porque no sabemos de donde viene, y como no
conocemos el origen y la forma en que funciona, simplemente se nos ha
condicionado a creer que esas impresiones y sensaciones son pura imaginación,
ya que la mente, a través del hemisferio izquierdo, está sumamente programada
para no aceptar nada que no pueda comprobar con sus propios sentidos físicos y,
por ende, se desecha, pero el hemisferio derecho no funciona así, ya lo sabéis, lo explicamos brevemente en el vídeo
sobre el cerebro triuno,
así que, desde esas otras partes de
nosotros mismos, se intenta que al menos una parte de nuestra composición
multidimensional trate de hacer llegar la información hacia la parte que
generalmente controla al ser humano en nuestra sociedad occidental.
Cuando se impresiona
un tipo de información con tal de incitar a una respuesta por parte de la
personalidad no es para violar el libre albedrío, sino para orientar, ya que de
todas maneras, la personalidad al estar tan poco consciente de los entornos en
los que se mueve, no puede ver mas allá de un pequeño rango de cosas que tiene
alrededor, y, por ende, el GPS y brújula que representan aquellas otras partes
de nosotros que se mueven en otros rangos vibracionales y energéticos, han de
actuar como complemento para que el conjunto de lo que somos pueda guiarse por
los avatares y vicisitudes del día a día con la mayor soltura y fluidez
posible. Las intuiciones que generan no están destinadas a hacer la vida un
camino de rosas, están destinadas a saber circular y navegar por la misma
evitando atascos innecesarios, evitando baches o carreteras que no llevan a
ningún sitio, porque el conjunto total de lo que somos tiene un destino y unos
objetivos en mente, que pasan siempre por el crecimiento, experiencia y aprendizaje
de todo, así que cuando la intuición va gritando no hagas esto, o haz lo otro,
es simplemente la misma función que nuestro GPS en el móvil que nos dice que
ruta tiene más trafico, que ruta es la más corta a nuestro destino, o que ruta
presenta en estos momentos lugares impracticables por los cuales es mejor no
pasar. Solo así se puede llegar al destino que, en general, nos hemos propuesto
de la forma más eficiente.
Aprendiendo
a escuchar
La forma de empezar a
escucharnos es prestar atención a todas esas sensaciones e intuiciones, si hace
falta, incluso anotarlas, “siento que respecto a este tema algo me dice que
haga esto”, “siento que por ahí no va bien la cosa…”, “siento que tendría que
hacer esto”, etc. Podéis probar a comunicaros directamente con la fuente de la
intuición mediante la meditación, la escritura automática, la kinesiología,
etc., no nos faltan medios, siempre que no dejéis que los programas instalados
en las esferas de “esto no me sirve”, o “esto me lo estoy inventando”,
interrumpan esta conexión o desechen su resultado, pues estamos programados
para no hacer caso a este tipo de cosas.
La práctica de hacer
caso a esa intuición, y la desprogramación de aquello que nos impide hacerle
caso, son las dos únicas herramientas que harán que esas impresiones que se
intentan transmitir desde niveles superiores a nuestra consciencia racional
empiecen a tener hueco y a llegar a mejor puerto cada vez con mayor claridad
para que nuestra brújula nos guíe de la forma más adecuada siempre.
El mundo es mucho más
complejo de lo que nuestra mente lógica puede abarcar, y nos es necesario hacer
caso al resto de partes de uno mismo que abarcan y ven más allá de lo que cada
uno de nosotros cree poder ver. La mente consciente solo está programada para
actuar en un corto rango de acontecimientos espacio-temporales, en el sentido
de que estamos capados para no ver mas allá de nuestros cinco sentidos, y eso
nos lleva a tener muchos problemas a la hora de poder dirimir con muchas
situaciones que se podrían evitar si supiéramos escuchar a quien tiene una
visión algo más amplia. Nuestro subconsciente también es usado para ello, pero
en muchos casos, son esas otras partes más elevadas de nosotros mismos quienes
impresionan por facilidad de comunicación en esa esfera directamente un
mensaje, para que luego pueda ser transmitido a la mente consciente. Hay muchos
caminos y formas que se pueden usar, es todo cuestión de que les hagamos caso.
Evidentemente, al fin y al cabo la personalidad es la que decide que hacer,
nadie se enfada, por decirlo de alguna forma, porque no tomemos en cuenta estos
mensajes, simplemente, cuando no lo hacemos, nuestro GPS racional limitado nos
llevará por caminos más tortuosos y más lentos o con más baches y tráfico de lo
necesario.
por David Topi http://davidtopi.com/
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