La Limpieza del campo magnético. Fundamentos y práctica
No existe una única
técnica de limpieza energética del campo magnético o aura, sino muchas maneras
de llevarlo a cabo. Pero para entender qué es una limpieza energética o del
aura, antes deberíamos interesarnos por saber qué es el aura, y por saber
“qué otras energías” están en nosotros y nos integran, además de la materia
física que compone el cuerpo físico denso que todos conocemos a simple vista.
Esta investigación
acerca de qué otros cuerpos (principios) poseemos además del físico denso,
están hoy en día disponibles en muchos libros sobre metafísica, teosofía,
gnosis, etc., conocimientos que son en general los mismos, con algunas
diferencias menores (en las clasificaciones) entre escuela y escuela.
Veamos brevemente el
tema. Sabemos del cuerpo físico denso que poseemos que está formado por
elementos sólidos y líquidos fundamentalmente. Además del físico, y siguiendo a
éste en escala de densidad (de lo denso a lo sutil), poseemos un “cuerpo
vital”, compuesto de materia etérica (invisible a simple vista), que como lo
dice la palabra, absorbe la “vitalidad” del universo en forma de energía (chi,
ki o prana), la cual es procesada dentro de este cuerpo etéreo y se distribuye
a todos los órganos y sistemas del cuerpo físico denso. Una deficiencia en las
funciones del cuerpo vital puede llegar a enfermar al cuerpo físico, porque
están estrechamente relacionados.
Más sutil que el
cuerpo vital es el “cuerpo de deseos” (ó cuerpo emocional). Este “vehículo”
(término que puede reemplazar a “cuerpo”) es el asiento de los deseos y el
encargado de transmitir las sensaciones emocionales, sean estas de miedo, amor,
alegría, odio, tristeza, etc. Cada tipo de emoción es una “energía”, un tipo de
vibración, una clase de frecuencia vibratoria. Las emociones negativas pueden
consumir mucha energía vital del cuerpo etérico antes mencionado y debilitar
así al cuerpo físico, y si estas emociones negativas persisten durante cierto
tiempo, ciertos órganos del cuerpo físico pueden hasta enfermar por esta razón.
Las emociones
positivas, en cambio, al ser frecuencias vibratorias armónicas, no absorben
vitalidad quitándosela al cuerpo físico, sino que por el contrario, transfieren
vibraciones elevadas y armónicas al cuerpo físico, llevándolo a la salud y a
larga vida. Cuántas veces hemos escuchado decir que un buen estado de ánimo
influye positivamente sobre ‘las defensas’ del cuerpo, alejando la enfermedad y
otorgando salud…
Además de los cuerpos físico, el etérico ó vital y el cuerpo emocional,
tenemos el “cuerpo mental”, ó vehículo mental; este es el ámbito energético
donde suceden los pensamientos. En el plano mental los pensamientos son
“cosas”, de la misma manera que en el plano físico existen “cosas” de todo tipo
y forma las cuales podemos percibir con nuestros sentidos físicos (vista,
tacto, etc.). Tomar consciencia de que los pensamientos son “cosas” en su
propio plano es necesario e importante para comprender el tema de la limpieza energética que nos ocupa.
Más sutil que el cuerpo mental son otras energías superiores que también
poseemos, pero no nos ocuparemos en clasificar eso en detalle ahora;
podríamos generalizar diciendo que son energías de las regiones ó planos
del alma y del espíritu. (Recordemos que cada escuela tiene sus nombres para
designar lo que genéricamente llamamos aquí como ‘alma’ y ‘espíritu’.
Además, todo este tema es más complejo de lo que estamos explicando aquí, ya
que existe la mente inferior (o mente concreta o cerebral) y la mente superior
(abstracta), y también podríamos hablar de alma
humana y de alma
divina(1), etc. pero no es necesario entrar en tantos
detalles para hablar de la Limpieza energética, que es el tema que nos
interesa).
Sintetizando entonces. Tenemos un cuerpo físico, un cuerpo vital, un cuerpo
emocional y un cuerpo mental (inferior). Estos 4 vehículos interrelacionados
conforman lo que llamamos “persona” ó personalidad humana. También vimos que
poseemos energías más sutiles, del alma y del espíritu; se suele llamar a estas
energías elevadas con el nombre genérico de “Yo Superior”. Todo este conjunto
de “energías” están interpenetradas unas con otras. Lo visible para el ojo
humano corriente es la forma física, pero quien tenga visión clarividente (2) puede ver al hombre como una esfera
ovoide de energías multicolores, donde el cuerpo físico se ve como una mediana
figura dentro de este ovoide.
Las cualidades vibracionales de los distintos cuerpos de la persona, es decir etéricas, el tipo de emociones, sentimientos y de pensamientos que tenga el individuo, las ve el buen clarividente (2) en este OVOIDE DE ENERGÍA como grados de luz y color.
En una persona con cierto grado de evolución superior, además de las energías etérica, emocional y mental, también pueden verse energías más sutiles y refinadas, energías álmicas y espirituales en el ovoide. A este ovoide se le ha llamado “huevo áurico”, y también le podemos llamar “campo magnético”.
Las cualidades vibracionales de los distintos cuerpos de la persona, es decir etéricas, el tipo de emociones, sentimientos y de pensamientos que tenga el individuo, las ve el buen clarividente (2) en este OVOIDE DE ENERGÍA como grados de luz y color.
En una persona con cierto grado de evolución superior, además de las energías etérica, emocional y mental, también pueden verse energías más sutiles y refinadas, energías álmicas y espirituales en el ovoide. A este ovoide se le ha llamado “huevo áurico”, y también le podemos llamar “campo magnético”.
Todo esto es una breve reseña de un tema que merece mayor detalle en su
estudio, pero basta hasta aquí para tomar consciencia del tema que nos ocupa: “la necesidad de la limpieza energética de nuestros cuerpos”
(ó ‘envolturas’ ó ‘vehículos’).
Recordamos que nuestro
“huevo áurico” está formado por todas las vibraciones de energías que generan
nuestros cuerpos, cada uno en su propio plano. Pero además existe una
interrelación entre el huevo áurico individual y el ambiente que nos rodea,
también compuesto por energías variadas, por lo tanto el huevo áurico de una
persona promedio es influenciable por las energías que le rodean. Seres más
avanzados espiritualmente pueden tener un campo magnético más fuerte y por lo
tanto menos vulnerable. Y a la inversa de lo dicho, el campo magnético de una
persona influencia al medio ambiente en el cual está con sus emanaciones.
Nuestros cuerpos
sutiles, cuyas energías dimanantes juntas conforman el Huevo áurico, ‘se
ensucian’ en la vida diaria, comparablemente a como se ensucia nuestro cuerpo
físico. Así como bañamos nuestro cuerpo físico con agua y jabón periódicamente
para lavarlo y limpiarlo, de la misma manera es necesario ocuparse también de
la limpieza ‘energética’ de los vehículos ó envolturas sutiles.
¿Qué pasaría si
no bañamos nuestro cuerpo físico durante semanas, meses, ó hasta años…?
¿Impensado, no…? Pues bien, imaginemos el estado en el que se pueden encontrar
nuestros “cuerpos sutiles” si nunca nos encargamos de limpiarlos… Esta falta de
interés en la limpieza energética de nuestros cuerpos sutiles se debe a que
como no podemos verlos así como vemos a nuestro cuerpo físico, no nos damos
plena cuenta del estado en el que se encuentran.
Ya que no podemos ‘ver’ el estado de nuestra aura, una de las señales
que nos pueden ayudar a reconocer la necesidad de limpieza energética, es “lo
que sentimos”. El ‘sentirse mal’, de variadas maneras, muchas
veces proviene de la suciedad de nuestro campo magnético (aura).
Pero esta es una indicación general, ya que no todos los individuos tienen el
mismo grado de percepción y capacidad de autoobservación como para percibir ó
darse cuenta del estado de su cuerpo emocional ó mental. Es decir que ellos
mismos no se dan cuenta de cómo están a nivel energético sutil, no lo ven ni lo
sienten… Es necesario un entrenamiento diario en la “atención” para observar y
observarse en ‘cómo nos sentimos’ y en cuáles pueden ser las causas de ese
sentir. Esto requiere de conocimiento, autoobservación y discernimiento.
Hay personas sensibles que pueden percibir las energías de otra persona con
la que se encuentran, ó las energías de un ambiente. Al entrar, por
ejemplo, a una casa donde suele haber peleas familiares y malestar, pueden
percibirlo sintiendo esas energías en sí mismos, por que las vibraciones
astrales y mentales emanadas por los que viven en la casa están impregnadas en
el ambiente, los objetos, paredes, piso, techo, etc., y estas vibraciones
impactan en el campo magnético del ‘sensitivo’(3) que entra a
la casa. El ‘percibir’ estas energías no implica “ensuciarse”, es decir
infectarse energéticamente, ya que luego de percibir, al irse de la casa,
el sensitivo puede recobrar su estado energético original, propio, y no
percibir más aquello, al no estar más en ese ambiente.
Puede suceder que las ‘sensaciones’ persistan un poco aún después de
haberse retirado del ambiente afectado, pero al cabo de un rato deberían
desaparecer naturalmente. También puede ocurrir que al retirarse de la casa y
recuperar el estado natural de la propia energía, el sensitivo se ponga en
contacto nuevamente con las energías densas de aquella casa con solo pensar
en ello. Esto ocurre por que en los planos astral y mental la distancia
física no es barrera. Podríamos decir que: “allí
donde ponemos el pensamiento, allí estamos”, como también: “en lo que piensas, te conviertes”.
Pero tan solo con dejar de pensar en ello, la energía percibida se retira,
recuperándose el estado de energía natural propio. Pero si al irse de la
casa el visitante, sigue sintiendo el malestar, y no se le va, esta puede ser
una señal de que se ha “contagiado” su campo magnético con energías de la casa
que visitó, esto ocurre cuando ciertas energías se adhieren al campo magnético
y no se van fácilmente. Es en este caso que deberá proceder a limpiarse energéticamente, de lo contrario las energías
absorbidas estarán influenciando negativamente en su sentir, pensar y obrar en
la vida diaria. Esto último ocurre muy a menudo en muchas personas, las cuales
son “sensitivas inconscientes”, es decir, que no saben lo
‘sensible-perceptivas’ que son, y andan por la vida sintiendo y absorbiendo
energías de otras personas y de lugares, sin jamás sospechar que lo que sienten
‘no les pertenece’, que lo han absorbido, convirtiéndose en ‘suciedades en su
campo magnético’. Esto les ocurre a muchas personas. ¿Podemos ver la
importancia que tiene tomar consciencia de este tema y aprender a limpiarse
energéticamente…?
Hablamos hasta ahora del “sensitivo”(3) que ha
visitado la citada casa. Veamos ahora qué ocurre con las personas que “viven”
en esa misma casa. Aunque lo quisieran, les sería difícil superar las
situaciones discordantes por que ya el ambiente del hogar está vibrando con una
cualidad negativa de vibración (generada por ellos mismos), lo cual influye en
todo momento en quienes viven en dicha casa. Como vemos, es como “un círculo
vicioso”, y si bien decimos que es ‘difícil’ elevar las vibraciones en un
ambiente tan adverso, ello no es imposible. De gran ayuda será, además de
“desear cambiar para bien”, limpiar el ambiente energético
de la casa, y hay muchas formas de hacer esto, con fe y persistencia,
ya que una casa puede necesitar más de una limpieza energética para cambiar su
vibración.
La tarea principal en cualquier limpieza energética, y por donde hay que
empezar, es por cambiar la vibración en ‘uno mismo’;
esto puede hacerse de muchas maneras y valiéndose de distintas herramientas,
pero esencialmente es la toma de consciencia de la Verdad del Ser, en
forma ‘Presente’, lo que eleva la vibración en forma segura y más
perdurable.
Además de la toma de
conciencia de uno mismo como ‘Luz’ (el Ser) para elevar la vibración, puede
ayudar también si mantenemos limpio energéticamente el hogar donde vivimos, y
si no podemos hacerlo como quisiéramos por que las personas que conviven con
nosotros no creen en estas cosas y se niegan a cooperar, al menos sí podemos
limpiar energéticamente nuestra propia habitación.
Para
cambiar la vibración, hay que centrarse en el YO VERDADERO(4) y
comenzar por vigilar nuestros pensamientos y emociones, no permitiendo que se
“disparen” solos en cualquier momento generando bajas vibraciones. Esta es la
tarea básica.
Para quien recién se inicia en esta ardua tarea, puede parecerle una labor
imposible “controlar” los pensamientos, ya que estos fluyen permanentemente,
pero no es imposible. Controlar no significa aniquilar ó matar los
pensamientos. Nuestra mente pensante está “habituada” a
pensar, y por lo general este mecanismo
repetitivo del pensar está vinculado a emociones también
mecánicas; es decir que al dispararse una emoción, esto trae inevitablemente
pensamientos asociados a dicha emoción, y a la inversa, a veces un pensamiento
que surge puede atraer también una emoción afín, extraída del almacén de la
memoria. Así funciona habitualmente la persona humana. A esto le podríamos
llamar “el hombre mecánico”, ó la mente mecánica, ya que actúa
por hábito.
La memoria, el recuerdo y la comparación forman parte de la mente mecánica.
El cambiar esa mecanicidad, es cambiar hábitos de respuesta internos. ¿Cómo
hacerlo? Comencemos por comprender estos temas, conocernos más y mejor,
observándonos, y no permitamos que “los pensamientos nos
actúen”, esto significa que aunque al principio es inevitable que
los pensamientos mecánicos (por lo general negativos) lleguen, sí podemos
evitar que prosigan ó que se conviertan en acción. Esto sí está en nuestras
manos. Luego, con el tiempo, el plano mental y emocional se limpiará y
armonizará de tal forma que la mente dejará de ser mecánica, estará más lúcida
y meditativa, y se convertirá en “canal” para la afluencia creativa de energías
espirituales. Esto último ocurre, en parte, en individuos que ya vienen
transitando el Sendero interior.
En síntesis, las ‘suciedades’ que se impregnan en nuestros cuerpos sutiles tienen que ver, como estuvimos viendo, con energías de emociones y pensamientos, principalmente; y estos pueden provenir de 2 lugares: del interior de la propia persona, siendo las energías contaminantes de su propia creación, y del exterior, es decir, de energías astrales y de pensamiento de otros, así como de ambientes y sitios impregnados con bajas frecuencias de pensamiento-sentimiento donde uno ha estado. En ambos casos, tanto si la suciedad proviene del interior como del exterior (ó de ambos), la limpieza es necesaria.
En síntesis, las ‘suciedades’ que se impregnan en nuestros cuerpos sutiles tienen que ver, como estuvimos viendo, con energías de emociones y pensamientos, principalmente; y estos pueden provenir de 2 lugares: del interior de la propia persona, siendo las energías contaminantes de su propia creación, y del exterior, es decir, de energías astrales y de pensamiento de otros, así como de ambientes y sitios impregnados con bajas frecuencias de pensamiento-sentimiento donde uno ha estado. En ambos casos, tanto si la suciedad proviene del interior como del exterior (ó de ambos), la limpieza es necesaria.
Una limpieza
energética personal debería efectuarse a diario, como mínimo, sobre todo,
teniendo en cuenta que en la vida diaria nos encontramos en situaciones, en
ambientes y con personas que emiten vibraciones de sentimiento y pensamiento de
todo tipo que impactan en nuestras auras, sin que en el momento lo advirtamos,
y el resultado de esto es que nuestros campos magnéticos terminan afectados,
infectados energéticamente. También será necesario, con cierta periodicidad,
limpiar energéticamente el hogar donde vivimos, y los sitios en los que pasamos
gran parte de nuestro tiempo, como nuestro lugar de trabajo, o el sitio de
reunión de algún tipo de actividad comunitaria… Eso es muy importante porque
las suciedades energéticas traban el libre fluir de la vida y de los buenos
planes que podemos tener. Reflexionar un instante en este tema es necesario
para tomar consciencia de la importancia que tiene crearse el hábito de
ejercer la limpieza energética.
Existen muchas y
variadas técnicas que pueden ser útiles y eficaces para efectuar una limpieza
áurica, pero no todas las técnicas limpian de la misma manera y en la misma
profundidad. El estudiante debe experimentar por sí mismo, y emplear las que
considere más apropiadas según su necesidad. Esto requiere por un lado de
práctica, estudio y perseverancia, y por otro lado de autoobservación y
discernimiento.
La MEDITACIÓN, por ejemplo, es una práctica que conduce a la alineación de
la persona humana con las energías de su Yo Superior. Al producirse esta
alineación, los cuerpos inferiores reciben la afluencia de las energías
espirituales, lo cual eleva las vibraciones, y la consecuencia de esto es
purificación y limpieza. Por lo tanto la meditación es una herramienta válida.
Técnicas de imposición de manos donde se canaliza energía, como por ejemplo
REIKI (ú otras…), también elevan las vibraciones produciendo purificación
y limpieza. Pero la mayoría de estas prácticas mencionadas producen un
determinado grado de limpieza “por añadidura”, es decir, como consecuencia ó efecto.
Pero aquí nos ocupamos de conocer que existentécnicas directas de limpieza, es
decir donde nuestra intención está puesta directamente sobre la limpieza.
Cuando practicamos técnicas con ‘intención clara’ hacia el propósito deseado,
el efecto y resultado se potencian. Es necesario emplear estás prácticas
porque algunas infecciones energéticas son “pesadas” y rebeldes (no se
quieren ir…) y necesitan ser “expulsadas” del aura. Por eso,
además de la meditación, el reiki, etc., aquí proponemos practicar técnicas con intención directa de
limpieza. (Vale decir que existen ciertas ‘esencias florales’ que pueden
ayudar a la limpieza energética).
Una
técnica simple, pero no por simple
menos efectiva, para la limpieza del huevo áurico, es pedir (con las palabras
de cada uno, y según sus creencias) que se limpien nuestros cuerpos y nuestra
aura, y una vez pedido, quedar en meditación de silencio, sin ser molestados,
durante unos 10 minutos. Cuando sentimos que ha finalizado, pedir (en
pensamiento) que las energías liberadas sean elevadas a donde correspondan que
estén según la voluntad y sabiduría divinas (o pidiendo que sean transmutadas o
reubicadas según la Voluntad Suprema).
La razón de permanecer en silencio interior después de pedir (ó afirmar)
por la limpieza, es que la simple “intención” clara
pone en acción a las energías superiores, que son las que descienden para
producir la limpieza energética. Por eso, lo único que hacemos es el
pedido o afirmación consciente, y luego el silencio dando lugar a que ello
ocurra, ya que en ese momento lo que ocurre ya no está en nuestras manos, lo
realiza el Yo Superior (y los ayudantes invisibles). En síntesis, pedimos y
esperamos en fe, y resulta!. Cuanto más se practican estas limpiezas, más
efectivas se vuelven.
El anexar aromas purificadores de ambientes, como por ejemplo, el tradicional
incienso (o sándalo, rosas, etc.) es muy útil y efectivo; porque ciertos aromas
inciden naturalmente en el plano astral ahuyentando frecuencias bajas. (Los
colores, los símbolos y los aromas contienen una “vibración” acorde a su
cualidad).
También existe la
posibilidad de pedir ser limpiados energéticamente durante la noche mientras
nuestro cuerpo físico duerme. Si lo pedimos antes de dormirnos, esto ocurrirá
durante la noche.
De la misma forma en la que procedemos para ser limpiados energéticamente,
podemos proceder para evitar ensuciarnos energéticamente o “infectarnos” de
vibraciones indeseables. Si por ejemplo vamos a asistir a algún sitio del cual
sabemos, (porque ya hemos estado allí ó porque así lo intuimos) que es denso ó
bajo energéticamente podemos meditar con la intención de
“protección energética” antes de partir hacia ese lugar; (decir
simplemente: “meditación de limpieza”, y quedar en silencio meditativo unos
minutos). Esto “también funciona”. Pruébelo ud. mismo.
Ser conscientes de
estos temas, y tomar la responsabilidad de mantenernos ‘limpios’
energéticamente, en nuestro campo magnético, es un beneficio no solo para uno
mismo, sino también para nuestro entorno.
De la misma manera,
retransmitir estos conocimientos, ayudando a conscientizar a otros, es
servicio, un bien realizado, al cubrir necesidades internas poco comprendidas.
Glosario:
1- Alma
humana y alma divina: Para un estudio más detallado sobre este tema
puedes visitar: http://isialada.blogspot.com.es/2016/06/el-alma-y-la-transfusion-de.html
2- Clarividente: Es
quien posee la facultad de “ver” en los planos sutiles, es decir más allá del
físico, que es donde todos vemos. Existen muchos tipos de clarividencia:
clarividencia etérica, clarividencia astral, clarividencia mental, etc.
dependiendo del plano en el cual el clarividente puede percibir. Cuando aquí
hablamos de “buen clarividente” nos referimos a la amplia y muy rara facultad
de clarividencia que es la que hace posible tener una visión perceptiva en
todos los planos, del etérico al espiritual. Esta facultad completa podemos decir
que casi no existe entre los hombres en el actual estado evolutivo. Muchas
personas tienen apenas algo de esta facultad despierta y por lo general con
dificultad de interpretación de lo que es visto y del plano en el cual se está
viendo.
3- Sensitivo: Empleamos
esta palabra para designar a quienes son muy sensibles a nivel perceptivo, es
decir que pueden “sentir”, más allá de los sentidos físicos, lo que sucede
energéticamente en los planos sutiles. Existen muchos grados de sensibilidad.
Un sensitivo puede sentir, por ejemplo, el estado emocional de otra persona, ó
sentir también, además, su estado de salud, teniendo a esa persona cerca ó tan
sólo con pensar en ella la percibe. Además de percibir las energías astrales y
mentales, se puede tener la refinada sensibilidad de percibir energías
superiores, espirituales, de paz y luz. Un sensitivo atento y entrenado puede
llegar a percibir la atmósfera energética de una ciudad, las diferencias
energéticas entre un barrio y otro de esa ciudad, etc. Ser sensitivo no
implica ser clarividente; el sensitivo no “ve”, “siente”, y el clarividente (a
menos que también sea sensitivo) no siente, solo ve.
4- El Yo Verdadero: Es
el Ser, el Atman, el Espíritu, La Luz Eterna e inextinguible. Habitualmente el
ser humano emplea la palabra “yo” para designar su cuerpo, sus deseos, sus
emociones, sus pensamientos, sus actividades, etc., pero solo un ser consciente
emplea la palabra YO con consciencia espiritual.
Tomado de: cristo-mensajes.blogspot.com
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