Ustedes tienen tanto que hacer a diario, hay
tanto planeamiento, preparación, construcción, perfeccionamiento, desarrollo,
crecimiento y mucho más sólo para llegar al siguiente paso de cualquier meta
personal o espiritual.
Cuando ustedes van de una cosa a otra, ¿han
pensado alguna vez si lo están haciendo a partir de una forma de la Gracia? ¿o
prosiguen adelante nada más así, haciendo una cosa tras otra, sin pensarlo, sin
considerarlo? ¿puede definirse la gracia como cualquier parte de la búsqueda
personal o espiritual? Preciosos Corazones, ustedes saben que Dios les otorga
la Gracia libremente todo el tiempo.
La Gracia tiene muchas definiciones, es cierto,
pero cuando Dios les da Su Gracia Divina, eso es un acto de dar altruista e
incondicionalmente, sin prejuicio, sin criticismo, sin juzgar.
La Gracia es algo que no sólo define a una mujer
que fluye de modo fluido pues la Gracias es más que solamente un movimiento; es
un modo de ser que los hombres pueden demostrar también.
Si Dios mismo no selecciona quién ha de recibir
Su Gracia, entonces ¿acaso no es posible para ustedes dar del mismo modo a
otros? La Gracias es un obsequio, Preciosos Corazones, uno muy precioso.
La manera como ustedes responden y se levantan
tras una circunstancia difícil donde han sentido una profunda pena y tristeza
puede describirse como una con Gracia, cuando eligen a partir del amor en vez
del odio y la discordia.
Cuando las situaciones no resultan como se han
planeado, hay muchos modos como uno puede responder y reaccionar; es muy fácil
permitir que sus emociones los dominen, y se requiere tener un gran control de
sí mismos para actuar a partir del amor cuando se sienten abrumados.
Preciosos Corazones, sepan que Dios siempre está
con ustedes en momentos de desesperación. . . Él siempre hace brillar Su
Brillante Luz envolviéndolos con Su Amor Infinito, y Su energía es lo que los
faculta para actuar así y elevarse por encima de la pena y la tristeza.
Inclusive en sus tiempos modernos siempre es
posible volverse alguien que muestra Gracia, alguien a través de quien Dios
brilla, y no sólo cuando han tenido un día difícil sino también cuando han
experimentado un día lleno del más profundo gozo y felicidad.
Cuando se vuelven conscientes del sufrimiento o
desesperación de otro querido ser, ustedes sienten profundamente el deseo de
ayudar, de consolarlo de cualquier modo que puedan; esto es la Compasión,
cuando alguien les importa sin importar qué, sin importar si se trata de un
animal, un desconocido o alguien conocido; es no querer ver a otra vida
sufriendo de dolor.
Cuando alguien demuestra Compasión por otro que
está desesperado o sufriendo, está mostrando empatía, pueden sentir el dolor,
la emoción, la angustia del que está sufriendo, y ésta es una profunda conexión
y entendimiento, y a veces se siente como una maldición en vez de una bendición
cuando uno extiende una mano a otro y lo ayuda a levantarse para que pueda ver
de nuevo su propia Luz unida a la de Dios.
Por supuesto en tal intercambio pudiera no haber
ninguna mención de Dios estando presente o de Su interacción, pero cualquier
momento que ustedes ayudan altruistamente a otro querido hermano o hermana de
Dios, Él está ahí en ese momento trabajando a través de ustedes.
A fin de ser compasivo con otro se requiere que
ustedes se amen a sí mismos lo suficiente para poder ayudar a aliviar el
sufrimiento de la otra persona.
A veces hemos visto que la simpatía es mezclado
con la empatía. Hay diferencias entre las dos palabras.
La simpatía es cuando ustedes se sienten apenados
por otro, mientras que la empatía es cuando ustedes sienten la desesperación
del otro y desean ayudarlo a aliviar su tristeza.
La simpatía y la lástima los alienta muchas veces
a ayudar a alguien que está apesadumbrado, pero hay poco sentimiento en la
acción, poco amor.
Ahora bien, cuando añaden la compasión su acción
se vuelve amorosa. . . y ustedes se pueden volver también vulnerables pues
comparten una parte de sí mismos con otro que está sufriendo. ¿Por qué se
pueden volver vulnerables.
Preciosos Corazones? Bueno, esto es fácil, mis
queridos, cuando ustedes ofrecen algo de corazón y con empatía, están
compartiendo su esfuerzo, su tiempo, su Yo; están abriendo su propio corazón y
sintiendo lo que está sucediendo, y a veces surgen viejas heridas a la
superficie recordándoles del dolor que ustedes mismos han sentido.
Cuando hay una fuerte Compasión, esto ayuda a
mermar cualquier sentimiento de hostilidad porque la Compasión es una acción
rebosante de Amor, que habla de la Misericordia y la Amabilidad hacia otra
persona.
Esto nos lleva ahora a hablar sobre la
Misericordia. La Misericordia y la Compasión van de la mano, ustedes no pueden
mostrar Compasión sin la acción de la Misericordia.
Cuando dan Compasión incondicionalmente, la
acción de la Misericordia es lo que los alienta a extender una mano a otros con
amabilidad. Preciosos Corazones, la Misericordia significa dar la Gracia a
otros que tal vez no se la merezcan necesariamente, pudiera ser alguien a quien
ustedes desconozcan, pero se siente un estímulo profundo en su interior, en su
corazón, un saber de que un animal, una persona, una preciosa vida está en
dolor y desesperación, y su corazón compasivo extiende un consuelo.
La Misericordia tiene su propósito y su lugar en
toda era, inclusive la suya.
La Misericordia, al igual que la Gracia y la
Compasión, se deriva del Amor.
Dios alienta a cada Hijo e Hija a adoptar dichos
atributos en su manera de ser y de vivir, pues ellos ayudan a profundizar la
conexión con Él.
Cuando uno muestra Misericordia, esto da paso a
la Esperanza, a que la Luz penetre en cualquier oscuridad. . . ayuda a reavivar
cualquier Fe que pudiera haberse perdido temporalmente.
En resumen: la Misericordia es verdaderamente la
conclusión de la Gracia en la integridad y la justicia.
Cuando se combinan las tres, la Gracia, la
Misericordia y la Compasión, ustedes tienen a alguien que es paciente y amable,
alguien que es empático, y que da mucho. . . no es un superhumano, sino una
persona como ustedes que se toma tiempo para sonreir, para alentar, para
ayudar, para alcanzar el interior del corazón de otra persona y dar un poquito
de esperanza de algo mejor.
La Misericordia no es una acción mostrada todo el
tiempo, Preciosos Corazones; es una acción mostrada en tiempos Apropiados para
que la Compasión y la Gracia sean efectivas cuando se comparten
incondicionalmente.
Ustedes se vuelven misericordiosos solamente
cuando es necesario; a veces se puede describir como un impulso místico y
mágico que trabaja al lado de la Compasión.
En algún punto de su vida ya se les ha llamado a
demostrar Misericordia con otro, ya sea si fue su hijo que tenía fiebre, un
amigo con un corazón roto, o un mendigo que necesita dinero para una bebida
caliente o alimentos.
Pero han considerado alguna vez ser
misericordiosos consigo mismos? Es verdad, Preciosos Corazones, antes de que
puedan ofrecer parte de ustedes a otros deben primero ser capaces de ofrecerla
a sí mismos.
Para ayudar a sanar a otros, sin importar de cuánta
ayuda se trate, deben también reconocer cualquiera de sus propios errores y
perdonarse a sí mismos.
Muestren un poquito de Misericordia para consigo
mismos reduciendo la cantidad de tiempo que se la pasan criticándose o
juzgándose.
No ayuda mucho ser misericordiosos con otros
cuando no muestran Misericordia con su propio y hermoso Yo.
Deben mostrar una genuina Compasión y
Misericordia consigo mismos antes de que la puedan ofrecer realmente a
otros.
Hoy venimos a ustedes a alentarlos a que se
extiendan una mano a sí mismos, a que sanen las partes de sí que siguen con
dolor.
No minimicen las áreas que requieren de su amor
con excusas de que hay otras cosas más importantes.
¡USTEDES son importantes! Cuando se dan a sí
mismos la sanación de la Misericordia y la Compasión, entonces se pueden volver
en un dador de la Gracia, la Misericordia y la Compasión a toda vida.
Vuélvanse Dios en acción, demuestren el amor que
tienen por sí mismos siendo compasivos y misericordiosos con otros.
No sólo hacen un bien para alguien que necesita
amabilidad, cariño y compasión, sino que están haciendo un bien para sí mismos
y para la humanidad.
No necesitan ser grandes obras para ayudar; sólo
necesitan hacerse con un profundo amor.
Los amo a cada uno de Ustedes apasionadamente, infinitamente.
SOY la Dama Quan Yin
Por Julie Miller
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