Maestra Atenea: “Encontrad la paz dentro de vosotros. Allí
reside la verdad”.
(Se me muestra una figura femenina de luz dorada. Lleva un casco
antiguo y una lanza o bara ya que su punta de flecha parece más una luz
alargada)
Yo soy Atenea.
Mi presencia ha estado en varias épocas de la civilización en la
tierra. En una de ellas fui conocida como la diosa de la guerra aunque esta fue
una interpretación no correcta. En esa manifestación en la Tierra vine
con la misión de mostrar la energía del equilibrio de lo masculino y lo
femenino, así como la verdad y justicia divina que hay en ello. Mi imagen de
mujer fuerte y sabia era atípica y eso dio paso a que mi energía se considerase
más masculina que femenina, sobretodo en esa época en que lo masculino era
sinónimo de conocimiento, filosofía, política y fuerza militar. Me convirtieron
en la musa de la guerra, aunque la intención de mi llegada era otra. Mi
voluntad no era inspirar confrontaciones bélicas ni disputas, sino acompañar al
equilibrio recordando a la mujer su fortaleza y al hombre que se centrara en
sus luchas internas y no en la batalla externa. Fueron tiempos en que las
mujeres pasaron a ser meras piezas de adorno y se convertían en posesiones. Su
palabra no era escuchada y su sabiduría intuitiva tampoco. Y cuando así era, no
era respetada pasando a ser instrumentos del patriarcado. Un patriarcado que
olvidaba sus orígenes.
El patriarcado necesitaba recordar que las armas más poderosas
no estaban hechas de metal sino de carne y huesos, ya que el Ser Superior de
toda persona se encontraba allí mismo, morando en su corazón. La belleza
siempre fue admirada y las formas de la mujer eran veneradas y ensalzadas en
forma de musas y diosas. La fuerza masculina había de desprenderse de sus
cascos, escudos y lanzas para verlos en el cuerpo de una mujer y rendirse a
ella. Una rendición no de entregar su voluntad a designios de las féminas sino
rendirse a la lucha por poder y posesión. No recordaban la paz de espíritu,
solo lo conseguían cuando yacían en brazos de una mujer.
El libre albedrío de la humanidad es sagrado. Aquellos seres de
luz que venimos desde tiempos inmemoriales a acompañarlos en el proceso
de ascensión respetamos esta ley, pues les respetamos a ustedes, moradores de
la tierra. Respetamos su libertad de elección, tanto si las consecuencias eran
amor o dolor. La diferencia entre una polaridad y otra era tan solo más o menos
tiempo de aprendizaje. Nuestra visión es neutra, no nos centramos en bien o
mal, sino en el camino que toman sus elecciones. El objetivo no es juzgar sino
ser candiles que guían sus elecciones y sus pasos hacia su propio bienestar
cuando así su alma lo demanda, aunque este bien sea después de miles de auto
maltratos y desviaciones del amor, después de desorientaciones caminando hacia
el miedo en vez de hacia el amor o espíritu.
La desconexión de uno mismo fue tan perfecta que todos
parecían dirigirse a precipicios sin vuelta atrás. Épocas de guerras, odio y no
respeto hacia el prójimo parecían que conducían a la humanidad hasta un
barranco de inconsciencia infinita.
La entrada de la tierra en el cinturón de fotones y el
movimiento de avance hacia la luz del amanecer del día galáctico permitió el la
dirección hacia la consciencia y paulatinamente el conocimiento de uno mismo
abrió caminos de vuelta a casa, hacia el ser divino que en realidad es el ser
humano.
¡Sois valerosos guerreros! ¡Pero de vuestra humanidad! ¡Vuestra
lucha es por querer retener y forzar el no regreso al amor!
Vengo a recordaros el Ser divino que sois. Vengo a mostraros que
la lanza se mantiene erguida apuntando hacia arriba, hacia vuestra propia
superioridad divina. Vuestro hogar. Una lanza que no amenaza a ningún hermano.
Miles de seres de luz se manifiestan de mil maneras distintas
solo para inspiraros luz, consciencia y sabiduría del amor.
Vuestra batalla se encuentra en querer ir contracorriente.
Vuestra lucha se encuentra en querer seguir al ego inferior en vez de al
amoroso ser interno. Es vuestro afán por conseguir, y no por sentir ya todo en
vuestro interior, en vuestro corazón.
Vivís ahora el tiempo de la desaparición del velo de la
densidad. Ese velo que cegaba vuestra consciencia se está apartando debido a la
alta frecuencia vibratoria en las que miles de almas ya están vibrando. Las
altas frecuencias son vibraciones de sabiduría, la unión del conocimiento y el
amor. Aunque por respeto a la evolución de cada individualidad, hay
quienes decidirán vivir aun en ese velo y así será, continuando con su
evolución de consciencia en otras frecuencias.
Me retiro con este mensaje de paz y no de guerra. Encontrad la
paz dentro de vosotros. Allí reside la Verdad. Dejad la guerra atrás. Luchas
inconscientes que os llevaron al dolor y a alejaros de quienes sois. Reconoced
vuestra sabiduría interna y abrazad las palabras de vuestro corazón. Es vuestro
tiempo de reconocimiento de la luz del sol y del día. El periodo de la noche
acabó.
Son tiempos de reconocimiento del amor. Que vuestra armadura sea
vuestra consciencia dorada. Otra tierra está vibrando ya en octavas superiores.
El amor os lleva hacia allí.
Me despido amorosamente y abrazando a cada uno de ustedes
reconociendo vuestra pureza de luz, brillando más que millones de escudos al
sol.
Con amor, fuerza y sabiduría, en la Verdad vibro,
Atenea
Un abrazo en luz,
Sonia
Mensaje canalizado por Sonia Coll 6 de noviembre de 2016
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