Prefacio
He comprimido este
escrito. Si hubiera sido posible lo habría reducido a 5 líneas. No intenta ser
un tratado de instrucción, sino una formula práctica para vernos libres de
dificultades. El estudio y la investigación están muy bien en su lugar, pero ni
lo uno ni lo otro te librará de ninguna dificultad concreta. Sólo por obra de
tu propia conciencia podrás lograrlo. El error de muchas gentes, cuando’ las
cosas les salen mal, es el de buscar ligero conocimiento hojeando libros y con
esto no adelantan nada.
Lee La Llave de Oro
varias veces. Haz exactamente lo que dice y si eres bastante persistente,
vencerás cualquiera dificultad.
Emmet
Fox
La llave de oro
LA ORACIÓN científica
te hará, tarde o temprano, apto para salir tú mismo o para sacar a otros de
cualquiera dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es La Llave de Oro
de la armonía y de la felicidad-
Para aquellos que no
están familiarizados con el poder mayor que existe, eso parecerá una aserción
aventurada, pero sólo bastará que se haga una honesta prueba para demostrar sin
sombra de duda que ello es lo cierto. No necesitas cree en lo que se te diga al
respecto, sencillamente, pruébalo por tí mismo y verás.
Dios es omnipotente y
el hombre ha sido hecho a Su imagen y semejanza y tiene dominio sobre todas las
cosas. Esta enseñanza inspirada debe ser tomada literalmente, por su valor
actual. Aquí el hombre quiere decir todos y cada uno de los hombres y, por
tanto, la habilidad para disponer de este •poder no es la prerrogativa especial
del místico o del santo, como frecuentemente se supone, ni aún del practicante
de la Verdad mejor entrenado. Quienquiera que seas, dondequiera que estés, La
Llave de Oro de la armonía se halla en tu mano ahora mismo. La razón de ello es
que en la oración científica es Dios el que obra, no tú por lo cual tus
limitaciones y debilidades particulares no entran para nada en el asunto.
Tú eres únicamente el
canal a través del cual tiene lugar, la acción divina y tu conducta para
recibir los beneficios de este tratamiento realmente no será otra que apartarte
a un lado. Los principiantes obtienen con frecuencia notables resultados a las
primeras pruebas, porque todo lo que es absolutamente esencial es mantener una
mente receptiva y suficiente fe para probar el experimento. Aparte de eso, se
puede tener cualquier punto de vista religioso o no tener ninguno.
En cuanto al actual
método de obrar, como todas las cosas fundamentales, es la sencillez misma.
Todo lo que tienes que hacer es esto: Dejar de pensar en la dificultad, y en su
lugar pensar en Dios. Esta regla completa y si no haces más que esto, la
dificultad, cualquiera que sea, no tardará en desaparecer. No hay diferencia en
la clase de dificultad que sea. Puede ser grande o pequeña; puede ser
concerniente a la salud, a las finanzas, un pleito judicial, una riña, una casa
incendiada o cualquiera otra cosa concebible; pero sea lo que fuere,
simplemente deja de pensar en ello, y en su lugar piensa en Dios -eso es todo
lo que tienes que hacer.
¿Podrá haber cosa más
sencilla? Dios mismo casi no podría hacerla más sencilla y sin embargo nunca
falla cuando se aplica debidamente.
No trates de formar
una imagen mental de Dios, lo cual, por supuesto es imposible. Obra repitiendo
todo aquello que sepas acerca de Dios. Dios es Sabiduría, Verdad, inconcebible
Amor. Dios está presente en todas partes; tiene infinito poder; todo lo sabe; y
así sucesivamente; No importa lo bien que creas que entiendes estas cosas;
repítelas sin cesar.
Pero debes dejar de
pensar en la dificultad cualquiera que sea. La regla es pensar en Dios y si
estás pensando, en tus dificultades, es que NO estás pensando en Dios: El
observar incesantemente los asuntos con sospecha, para damos cuenta de cómo
marchan, es fatal, porque esto equivale a pensar en la dificultad, y se debe
pensar en Dios y ¡en nada más! Tu objetivo debe ser borrar la dificultad de tu
conciencia, cuando menos por unos instantes, substituyéndola por el pensamiento
en. Dios. He ahí lo especial. Si puedes quedar absorto en esta consideración
del mundo espiritual de manera que realmente olvides por un rato todo lo que se
refiere a la dificultad que te indujo a orar, te encontrarás seguro y
cómodamente libre de esa dificultad -es que has llevado a cabo tu demostración.
Si quieres aplicar La
Llave de Oro a alguna persona que te incomoda o a una situación difícil,
piensa: “Voy a aplicar a Pepe o a María La Llave de Oro o a ‘ese peligro’ que
me amenaza”; luego procede a desalojar de tu mente todo pensamiento que atañe a
Pepe o a María o al peligro, reemplazándolo por el pensamiento en Dios.
Si haces esto con
alguna persona, no influirás sobre su conducta en manera alguna, excepto que le
impedirás hacerte daño o molestarte y con eso sólo le harás un bien. De allí en
adelante es seguro que será una persona algo mejor, más iluminada y espiritual,
nada más que porque le has aplicado “La Llave de Oro”. Un pleito judicial que
esté pendiente o cualquiera otra dificultad probablemente se desvanecerán sin
hacerse mas graves, impartiéndose justicia a todos los implicados en él.
Si puedes hacer esto
con prontitud, repite con intervalos la operación varias veces al día. Sin
embargo, asegúrate de que cada vez que lo haces, retiras todo pensamiento del
asunto hasta la próxima ocasión. Esto es muy importante.
Hemos dicho que La
Llave de Oro es sencilla y si lo espero, por supuesto, no siempre es fácil de
aplicar. Si estás muy asustado o preocupado, puede serte difícil al principio
distraer tus pensamientos de las cosas materiales. Pero repitiendo
constantemente alguna expresión de Verdad absoluta que consideres importante,
tal como “Sólo existe e! poder de Dios, o yo soy un hijo de Dios penetrado y
envuelto en la paz perfecta de Dios, o Dios es amor o Dios me guía”, o quizá la
más sencilla de todas, Dios está conmigo, -no importa lo mecánico e inútil que
al principio te parezca este tratamiento- pronto te darás cuenta de que él
empieza a tener efecto y de que tu mente se aclara. No luches con violencia,
sino con quietud e insistencia. Cada vez que encuentres divagando tu atención,
dirígela de nuevo a Dios.
No pretendas delinear
por adelantado la solución que probablemente deba tener tu problema. Eso sólo
vendría a retardar la demostración. Deja la cuestión de medios y resultado
final estrictamente a Dios. Lo que tú quieres es liberarte de la dificultad;
con eso basta. Haz tu parte, que Dios no fallará en hacer la Suya.
“Todo aquel que invocare el nombre del
Señor será salvo.”
ADVERTENCIA: Para resolver problemas y vencer toda clase de
dificultades, muchas personas en todas partes del mundo se han valido de La
Llave de Oro, la cual en forma de la presente versión viene a desempeñar un
nuevo servicio de utilidad.
Me alegra sobremanera
el poder cooperar de este modo al noble y valioso ministerio de Unity, en el
que creo con toda sinceridad.
Sea La Llave de Oro el
medio de tu abrir la puerta de la salud, de la libertad y conocimiento de Dios.
Emmet Fox
Re-Publicado por “Isis Alada”
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