LO QUE LOS DEMÁS PIENSAN DE TI REFLEJA QUIENES SON ELLOS, NO
QUIEN ERES TU
Los Sioux tenían un
proverbio muy interesante: “antes de juzgar a una persona, camina tres lunas
con sus zapatos”. Se referían al hecho de que juzgar es muy fácil, entender es
un poco más difícil y ser empáticos es muchísimo más complicado. Y solo se
logra si hemos vivido experiencias similares.
Sin embargo, a menudo
pretendemos que los demás nos entiendan, que comprendan nuestras decisiones y
las compartan o que, al menos, nos apoyen. Cuando no lo hacen, nos sentimos
mal, nos sentimos incomprendidos y hasta rechazados.
Por supuesto, no es
culpa nuestra, todos necesitamos en algunas situaciones que alguien valide
nuestras emociones y decisiones, es perfectamente comprensible. No obstante,
supeditar nuestra felicidad a la aceptación de los demás o tomar decisiones
basándonos en el miedo a que los otros no nos entiendan es un gran error.
Porque lo que los
demás piensen sobre ti, en realidad dice más sobre ellos que sobre tu persona,
refleja quiénes son ellos, no quién eres tú.
Cuando una persona
critica a alguien sin haber sido capaz de ponerse en su lugar, sin mostrar una
pizca de empatía y sin intentar comprender su punto de vista, en realidad está
exponiendo su forma de ser. Con sus palabras puede estar gritándole al mundo lo
mala persona que piensa que eres, pero con su actitud está desvelando que es
una persona insegura, con un pensamiento rígido y llena de estereotipos.
Se critica lo que no se comprende o no
se quiere aceptar.
Lo cierto es que
detrás de una crítica destructiva casi siempre se esconde el desconocimiento o
la negación. De hecho, muchas personas te criticarán porque no comprenden tus
decisiones, no han caminado con tus zapatos, no conocen tu historia y no
entienden qué te ha impulsado a tomar ese camino. Muchas personas te criticarán
desde el desconocimiento más profundo y, sobre todo, desde una postura
arrogante que les hace pensar que son dueños de la verdad absoluta.
En otros casos las
personas te criticarán porque verán reflejadas en ti ciertas características o
deseos propios que no desean reconocer. De hecho, el escritor francés Jules
Renard afirmó: “nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener
las cualidades que nosotros creemos tener”.
Por ejemplo, una mujer
que es maltratada por su pareja puede criticar duramente el divorcio, de esta
forma reafirma su posición: se dice a sí misma que debe seguir soportando esa
situación. Y lo curioso es que mientras más dura sea la crítica, más fuerte
suele ser la negación que se encuentra en su base.
En práctica, en
algunas ocasiones la crítica destructiva no es más que un mecanismo de defensa
conocido como proyección. En este caso, la persona proyecta en los demás esos
sentimientos, deseos o impulsos que son demasiado dolorosos o que no es capaz
de aceptar, de manera que los percibe como algo ajeno y punible.
¿Cómo sobrevivir a las críticas?.
A nadie le gusta ser
criticado, sobre todo si las críticas se convierten en auténticos ataques
verbales. Desgraciadamente, no siempre podemos evitar estas situaciones, por lo
que debemos aprender a lidiar con ellas sin que nos afecten demasiado.
¿Cómo lograrlo? He
aquí algunas estrategias poco comunes pero muy eficaces:
1. Ponte en el lugar
de quien te critica. La empatía es un
poderoso antídoto contra la rabia y el enojo. No podemos enojarnos con alguien
cuando comprendemos cómo se siente. Por eso, la próxima vez que alguien te
critique, intenta ponerte en su lugar, aunque esa persona no sea capaz de
ponerse en el tuyo. Así verás que probablemente se trata de alguien corto de
miras, que no ha tenido tus mismas experiencias de vida o que acumula mucha
amargura y resentimiento. Te darás cuenta de que no vale la pena molestarse por
sus palabras.
2. Asume que es solo
una opinión. Lo que los demás
piensen sobre ti es su realidad, no la tuya. Esas personas te están juzgando
según sus experiencias, valores y criterios, no según los tuyos. Si hubiesen
caminado con tus zapatos y recorrido tu camino, es probable que pensaran de una
manera muy diferente. Por tanto, asume que esas críticas en realidad son solo
opiniones, ni más ni menos, y están bastante sesgadas. Puedes valorarlas y ver
si les puedes sacar provecho, o puedes desestimarlas y no dejar que te arruinen
el día.
3. Devuelve el golpe
con gracia. Cuando se trata
de críticas destructivas, lo más conveniente suele ser hacer oídos sordos ya
que normalmente esa persona no está abierta al diálogo, si lo estuviera, en vez
de juzgar y atacar, mostraría una actitud más respetuosa y comprensiva. No
obstante, hay casos en los que es necesario ponerle freno a la situación.
Después de todo, cuando tenemos que enfrentar males extremos, hay que recurrir
a soluciones extremas. En esos casos, responde sin alterarte y con frases
escuetas que no den pie a réplicas. Por ejemplo, puedes decir: “No acepto que
me des tu opinión sobre algo que no conoces” o “Creo que no me entiendes, y
tampoco quieres hacerlo, así que no acepto que me critiques”.
No critiques sin antes pensar.
“En general, los
hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver,
pero pocos comprenden lo que ven”, dijo Nicolás Maquiavelo hace ya varios
siglos. Podemos hacer nuestra esta frase que mantiene plenamente su vigencia y
asegurarnos de que nuestras críticas contengan la semilla del cambio, que sean
constructivas. Criticar por criticar solo significa que tenemos la lengua
desconectada del cerebro. 😉
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