El aumento de la población está llegando muy cerca al nivel
óptimo de energía que pueda causar una mutación de conciencia. Esa variación de
la conciencia va a producir cambios en la política, el sistema monetario y el
manejo de la energía.
Mellen-Thomas Benedict es un artista que sobrevivió a una
experiencia de muerte clínica en 1982. Estuvo muerto por más de una hora y
media. Durante ese tiempo salió de su cuerpo y entró en la luz. Su curiosidad
acerca del universo hizo que fuera llevado muy lejos hacia las remotas
profundidades de la existencia e incluso más allá, hacia el vacío energético de
la nada. Nos cuenta su experiencia:
En 1982 fallecí de un cáncer terminal. Mi condición era no
operable. Elegí no recibir quimioterapia. Se me informó que me quedarían de
seis a ocho meses de vida. Antes de esta época, me había ido sintiendo
gradualmente más desesperanzado frente a la crisis nuclear, la crisis ecológica
y cosas así. Llegué a sentir que la naturaleza había cometido un error, que
probablemente nosotros éramos un organismo canceroso en el planeta. Y eso
fue lo que finalmente me mató. Antes de mi experiencia de muerte clínica,
probé todo tipo de métodos curativos alternativos. Ninguno ayudó. De modo que
determiné que se trataba de un asunto entre yo y Dios. Nunca había realmente
considerado a Dios, ni practicaba algún tipo de espiritualidad. Mas la muerte
que se me aproximaba me lanzó a una búsqueda de más información acerca de
la espiritualidad y las sanaciones alternativas. Leí acerca de varias
religiones y filosofías. Ellas me dieron la esperanza en cuanto a que había algo
al otro lado. No contaba con un seguro médico, de modo que los ahorros de mi
vida se diluyeron en un montón de exámenes. No queriendo arrastrar a mi
familia, decidí manejarlo todo por mi cuenta. Terminé en un hospicio y fui
bendecido con un ángel que se hizo cargo y cuidaba de mí en el hospicio, a
quien llamaré “Anne”. Ella se quedó junto a mí durante todo lo que había de
seguir.
ENTRANDO A LA LUZ
Desperté cerca de las 04:30 am y supe que había llegado el
momento, iba a morir. Llamé a algunos amigos y me despedí de ellos. Desperté a
Anne y le hice prometer que mi cadáver iba a permanecer tal cual, por seis
horas, porque había leído que suceden toda clase de cosas interesantes cuando
uno muere. Y me volví a dormir. La siguiente cosa que recuerdo es que estaba
plenamente consciente y de pie. No obstante, mi cuerpo yacía en la cama. Me
parecía estar rodeado de oscuridad, sin embargo podía ver cada cuarto de la
casa y el techo, e incluso bajo la casa. Brilló una Luz. Me volví hacia ella y
percibí su similitud con lo que otros han descrito en las experiencias de
muerte clínica. Era magnífica y tangible y fascinante.
Quería ir hacia esa Luz igual como querría ir hacia los brazos
de mi madre o padre ideales. Cuando avancé hacia la Luz, supe que si entraba en
Ella, sería la muerte. De modo que dije: “Por favor espera, me gustaría hablar
contigo antes de seguir.” Toda la experiencia se detuvo. Descubrí que estaba en
control de la experiencia. Mi pedido fue aceptado. Tuve una conversación con la
Luz. Esta es la mejor manera en que puedo describirlo. La Luz se transformó en
diferentes figuras, como Jesús, Buda, Krishna, imágenes arquetípicas y signos.
Pregunté en una especie de telepatía: “¿Qué es lo que está pasando aquí?” La
información transmitida fue que nuestras creencias configuran la clase de
retrospección que recibimos. Si uno fuera un budista, un católico o un
fundamentalista, recibirá una retroalimentación de las imágenes que le sean
familiares.
Tomé conciencia de una matriz de Sí Mismo Superior, un canal
hacia la Fuente. Todos tenemos un Sí Mismo Superior o una parte Supra-Anímica
de nuestro ser, un conducto. Todos los Sí Mismos Superiores están
conectados como un ser, todos los seres humanos están conectados como un solo
ser. Fue la cosa más bella que jamás hubiera visto. Era algo así como el
amor que uno siempre anhelara, y era la clase de amor que cura, sana, regenera.
Estuve listo para irme en ese instante. Dije: “Estoy listo, tómame”. Entonces
la Luz se transformó en lo más hermoso que pudiera imaginar – un mandala de
almas humanas en este planeta… pude ver que éramos las más bellas creaciones,
elegantes, exóticas… todo.
No puedo encontrar palabras para expresar cómo, en un instante,
cambió mi opinión de los seres humanos. Dije, pensé y sentí “¡Oh Dios, no me
había dado cuenta!” Quedé asombrado al ver que no había maldad en ningún alma. Las
gentes pueden hacer cosas terribles debido a la ignorancia o a carencias, pero
ningún alma es mala. “Lo que la gente busca – lo que la sustenta – es
amor” me dijo la Luz, “Lo que distorsiona a las gentes es la falta de amor.”
LAS REVELACIONES SIGUIERON Y SIGUIERON
Pregunté: “¿Significa esto que el género humano será salvado?”.
Como estruendo de trompetas que diseminó una lluvia de espirales luminosas, la
Luz “habló” diciendo: “Te salvas, sanas y redimes tu mismo. Siempre lo has
hecho y siempre lo harás. Fuiste creado con el poder para hacerlo desde antes
del principio del mundo.” En este instante me dí cuenta que ya había sido
salvado. Se lo agradecí a la Luz de Dios con todo mi corazón.
Lo mejor que pude expresar, fue, “Oh Dios amado, Universo amado,
Gran Sí Mismo amado, yo amo mi Vida”. La Luz pareció inhalarme más
profundamente, absorbiéndome. Entré a otro ámbito más profundo que el último y
percibí una enorme corriente de Luz, vasta, rebosante, honda. Pregunté qué era,
La Luz respondió: “Este es el Río de la Vida, bebe de esta agua-maná hasta
saciarte.” Bebí estático.
EL VACÍO DE LA NADA
Repentinamente pareció como si fuera propulsado velozmente lejos
del planeta, sobre este Río de Vida. Vi como la Tierra pasaba volando. El
sistema solar pasó como una exhalación y desapareció. Volé por el centro de la
galaxia, absorbiendo conocimiento a medida que avanzaba. Aprendí que esta
galaxia y el Universo entero, está rebosante de muchas diferentes
variedades de vida. Vi muchos mundos. No estamos solos en este Universo.
Parecía como si todas las creaciones en el Universo me pasaran veloces y
desaparecieran como puntitos de Luz.
Entonces apareció una segunda Luz. Cuando entré en Ella, pude
percibir para siempre, allende el infinito. Me encontraba en el Vacío, la
pre-Creación, el principio del Tiempo, la primera Palabra o vibración. Descansé
en el Ojo de la Creación y parecía que tocaba el Rostro de Dios. No era un sentimiento
religioso. Simplemente yo era Uno con la Vida y la Conciencia Absoluta.
Seguí en el río directamente hacia el centro de la Luz. Me sentí
envuelto por la Luz cuando me inhalaba nuevamente con su aliento. Y era obvia
la verdad que no existía la muerte; que nada nace y nada muere; que somos
seres inmortales, partes de un sistema viviente natural que se recicla
interminablemente a sí mismo. Me tomaría años asimilar la experiencia del
Vacío.
Era menos que nada y, sin embargo, mayor que cualquier cosa. La
Creación es Dios explorando al Sí Mismo de Dios por todos los modos
imaginables. A través de cada cabello de sus cabezas, a través de cada
hoja de cada árbol, a través de cada átomo, Dios explora el Sí Mismo de Dios.
Lo vi todo como el Sí Mismo de todos. Dios está aquí. De eso es lo que todo se
trata. Todo está hecho de luz; todo está vivo.
LA LUZ DEL AMOR
Nunca se me dijo que había de volver. Simplemente supe que lo
haría. No era sino natural después de lo que había visto. Cuando comencé mi
retorno al ciclo vital, nunca pasó por mi mente, ni se me dijo que volvería al
mismo cuerpo. No importaba. Sentía una total confianza en la Luz y en el
proceso de la Vida. Cuando el río se fundía con la gran Luz, pedí no olvidar
nunca las revelaciones y los sentimientos de lo que había aprendido al otro
lado. Pensé de nuevo en mí como un humano y me sentí feliz de serlo. De modo
que ser la parte humana de Dios… esta es la más fantástica bendición. Es una
bendición que sobrepasa la más loca imaginación de lo que una bendición pudiera
ser.
Para todos y cada uno de nosotros el ser la parte humana de esta
experiencia es algo pasmoso y magnífico. Cada uno de nosotros, sin importar en
dónde esté, desafortunado o no, es una bendición para el planeta, justo
ahí en donde se encuentre. De modo que pasé por el proceso de la reencarnación,
esperando ser un bebé en alguna parte. Mas reencarné de vuelta en este cuerpo.
Me sentí tan sorprendido cuando abrí los ojos, de estar de
vuelta en este cuerpo, de vuelta en mi habitación con alguien que me miraba y
lloraba desconsoladamente. Era Anne, mi enfermera del hospicio. Me había
encontrado muerto media hora antes. Había respetado mi deseo de dejar
tranquilo mi cuerpo recién fallecido. Ella puede verificar que estaba muerto
realmente. No se trató de una muerte clínica. Creo que probablemente,
experimenté la muerte misma por al menos una hora y media.
Cuando desperté vi la luz afuera, confundido, intenté levantarme
e ir hacia ella, mas me caí de la cama. Anne oyó el golpe y llegó corriendo,
para encontrarme en el suelo. Cuando me recuperé, me sentía sorprendido y
admirado por lo que había sucedido. En un comienzo no recordaba la experiencia.
Una y otra vez me desentendía de este mundo y preguntaba “¿Estoy vivo?” Este
mundo me parecía más ser un sueño que el otro. A los tres días me sentía
normal de nuevo, más lúcido aunque muy diferente a lo que era antes. Los
recuerdos del viaje volvieron más tarde. Mas, desde mi retorno no podía
encontrar nada malo en ningún ser humano que conociera. Antes de mi muerte yo
era crítico, creyendo que las gentes eran realmente estúpidas. Todos salvo yo.
Tres meses más tarde, un amigo me dijo que debía hacerme
examinar el cáncer. De modo que me hicieron todos los chequeos y exploraciones
acostumbradas. Me sentía sano. Recuerdo aún al doctor mirando los exámenes de
“antes” y “después”. Dijo: “No puedo encontrar signo alguno de cáncer ahora”.
“¿Un milagro?” pregunté. “No –me dijo– estas cosas suceden, una remisión
espontánea”. No parecía estar muy impresionado. Pero yo sí estaba impresionado.
Yo sabía que era un milagro.
LECCIONES APRENDIDAS
Le pregunté a Dios: “¿Cuál es la mejor religión en el planeta?
¿Cuál es correcta?”. Dios dijo con inmenso amor “No importa”. Qué gracia tan
increíble. No importa de qué religión seamos. Las religiones vienen y
van. Cambian. El budismo no ha estado aquí desde siempre, el catolicismo no ha
estado aquí desde siempre y todas son acerca de hacerse más iluminado. Más luz
está llegando a los sistemas ahora, muchos se resistirán y lucharán por ello,
una religión contra la otra, creyendo que sólo ellas tienen la razón.
Cuando Dios dijo “No importa”, entendí que nos atañe a nosotros
darle importancia, porque nosotros somos los seres a quienes interesa. A
la Fuente no le importa si uno es protestante, budista o judío. Cada uno es un
reflejo, una faceta del todo. Quisiera que todas las religiones se dieran
cuenta de esto y que se respetaran entre ellas. Las religiones separadas no son
la finalidad, sino el vivir y dejar vivir. Cada una tiene una visión diferente
y todas se suman para el panorama mayor.
Me fui al otro lado con una cantidad de temores acerca de los
desechos tóxicos, los misiles nucleares, la explosión demográfica, las
florestas de lluvia. Volví amando cada problema en particular. Amo
los desechos nucleares. Amo la nube en forma de hongo, este es el más sagrado
mandala que hemos manifestado a la fecha, como un arquetipo. Más que ninguna
religión o filosofía sobre la Tierra, esa terrible, maravillosa nube nos llevó
a todos, de repente, a unirnos en un nuevo nivel de conciencia. Sabiendo que,
tal vez, podamos hacer explotar al planeta cincuenta veces, o quinientas veces,
hemos llegado a darnos cuenta que ahora, estamos todos juntos aquí. Por un
tiempo tuvieron que seguir haciendo estallar más bombas para hacérnoslo ver.
Entonces comenzamos a decir “Ya no necesitamos más esto”. En verdad, estamos
ahora en un mundo mucho más seguro de lo que nunca estuviéramos, y que se va ir
haciendo más seguro.
De modo que volví amando los desechos tóxicos, porque nos han
unido. Estas cosas son tan grandiosas. La deforestación de los bosques de
lluvia va a frenarse y en cincuenta años habrá más árboles en el planeta que
los que había mucho tiempo antes. Si son partidarios de la ecología, trabajen
por ella; ustedes son de aquella parte del sistema que se está volviendo
consciente.Apóyenla con todas sus fuerzas y no se dejen deprimir o
descorazonar. La Tierra está en un proceso de domesticarse y nosotros somos
células de ese Cuerpo.
El aumento de la población está llegando muy cerca al nivel
óptimo de energía que pueda causar una mutación de conciencia. Esa variación de
la conciencia va a producir cambios en la política, el sistema monetario y el
manejo de la energía.
EL GRAN MISTERIO DE LA VIDA TIENE POCO QUE VER CON LA
INTELIGENCIA
El Universo no es un proceso intelectual. El intelecto ayuda, mas
nuestros corazones representan nuestra parte más sabia. Desde mi regreso,
me ha tocado experimentar espontáneamente la Luz. He aprendido a llegar hasta
ese Espacio casi cada vez que medito. Ustedes también podrían hacerlo – no
necesitan morir antes, ya están conectados con él. El cuerpo es el
más magnífico ser de Luz que exista. El cuerpo es un universo de Luz
increíble. No necesitamos comunicarnos con Dios – ¡Dios ya está
comunicándose con nosotros a cada momento!
Texto: Por Mellen-Thomas Benedict. Traducido por Herta Pfeifer.
El Dr. Kenneth Ring, eminente investigador de estos fenómenos,
ha expresado “Su historia es una de las más notables que he encontrado en mi
extensa investigación de las experiencias de muerte clínica.
Fuente: Preparémonos para el Cambio
Re-Publicado por “Isis Alada”
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