Seguimos haciendo un resumen de conceptos que ya hemos tocado muchas veces
en el blog, pero unificándolos un poco más con la ayuda de la forma de verlo de
los antiguos filósofos griegos. Ya vamos viendo que la información que las
enseñanzas pitagóricas nos han legado, comparado con muchas de las corrientes
filosóficas o místicas de nuestros días, tienen correspondencias muy parecidas
entre sí, y, varíen mucho o poco los nombres que diferentes escuelas le pongan,
solemos encontrar que las estructuras en las que fomentan su conocimiento
metafísico resulta ciertamente similar en muchos de los casos. Quizás la parte
exotérica de estas enseñanzas difieran algo de las esotéricas, aquellas
reservadas solo para los verdaderos iniciados, ya que, tradicionalmente, solo
se desvelaban los llamados “misterios menores”, aquel conocimiento que podía
ser comprendido más o menos fácilmente, a aquellos que se adentraban por
primera vez en estos temas, antes de entrar en cosas más complicadas y ocultas
dentro de las escuelas iniciáticas.
La composición
energética de los cuerpos del hombre
Si recordamos, en nuestro sistema solar, manifestado y
formado solo por los siete últimos planos de la estructura de nuestro universo
(los más densos, del 43 al 49), toda manifestación energética por combinación
de las mónadas o unidades primarias de conciencia daban lugar a siete estados
diferentes de la materia, que son:
1 (el más sutil):. Estado atómico, 2. Estado sub-atómico, 3. Estado
súper-etérico, 4. Estado etérico, 5. Estado gaseoso, 6. Estado líquido y 7 (el
más denso): estado sólido.
Con esto en mente, es
sencillo darse cuenta, cuando entramos a analizar la composición energética del
ser humano, que cada uno de los cuerpos sutiles de los que estamos compuestos
obedece a un cierto tipo de combinación de estos estados de materia anteriores,
según del plano del que estemos hablando. En el artículo sobre cuerpos
sutiles y centros de control, explicábamos resumidamente los siete
cuerpos del ser humano:
Primer cuerpo: El cuerpo físico
+ cuerpo etérico, que suelen considerarse juntos, siendo el cuerpo etérico lo
que mantiene unido la estructura química y orgánica del cuerpo físico, ya que
es la plantilla o molde del mismo. Está relacionado con el primer chakra, y con
el centro instintivo del cerebro.
Segundo cuerpo: El cuerpo
emocional, lleva todas nuestras emociones y sentimientos, pero especialmente
los más bajos, los deseos y pasiones. Está relacionado con el segundo chakra, y
con el centro emocional del cerebro.
Tercer cuerpo: El cuerpo
mental. Portador de todos los pensamientos, ideas, sistemas de creencias,
patrones de conducta, memorias, etc. Está relacionado con el centro intelectual
inferior y con el tercer chakra.
Cuarto cuerpo: El cuerpo
espiritual. También se le llama el cuerpo causal. Está relacionado con el
chakra del corazón y con el centro espiritual, es decir, con la consciencia de
la persona y su nivel de desarrollo. Es este chakra, centro y cuerpo el que
actualmente nos permite o importa más en el paso de nivel evolutivo, de
densidad, que estamos viviendo.
Quinto cuerpo: También llamado
cuerpo átmico. Relacionado con el centro motor o automático y con el
quinto chakra.
Sexto cuerpo: El cuerpo emocional superior.
Relacionado con el sexto chakra y el centro emocional superior.
Séptimo cuerpo: El cuerpo
samadhico o ádico. Relacionado con el séptimo chakra, y con el centro
espiritual superior.
De todos estos, los más importantes son los cuatro
primeros, pues son los que están principalmente desarrollados en todos los
seres humanos. Ahora, ¿de qué tipo de energía está hecho cada uno de estos
cuerpos? Pues como ya podréis suponer, de la materia de cada uno de los planos
que les corresponden y a los que se conectan como vehículo evolutivo en ese
plano. Así:
§
Cuerpo físico: formado por la materia del plano 49, estados 5,
6 y 7 (gas, líquido, sólido)
§
Cuerpo etérico: formado por la materia del plano 49, estados 2,
3 y 4 (sub-atómico, súper-etérico y etérico)
§
Cuerpo emocional: formado por la material del plano 48, estados 2
al 7
§
Cuerpo mental: formado por la materia del plano 47, estados 4
al 7
§
Cuerpo causal: formado por la materia del plano 47, estados 1
al 3
Es decir, el cuerpo físico está formado por la
combinación de partículas fundamentales, átomos primordiales del plano 49, en
sus tres estados inferiores. El etérico, formado por partículas del mismo
plano, pero en sus estados más elevados. El cuerpo emocional, está formado por
átomos elementales de tipo 48, y el cuerpo mental y el casual, por átomos
elementales de tipo 47, el primero en los estados más densos y el segundo los
menos. Para que un átomo primordial de un plano determinado se forme, 49 átomos
primordiales de un plano superior se juntan y crean un “átomo” más “denso” que,
entonces, se convierte en materia prima para el plano a ser proyectado o
creado.
Si lo queréis ver de otra forma, cada “bloque básico
de energía-materia-consciencia” del plano físico (el 49 de la escala) está
hecho por 49 “bloques básicos” del plano superior (el 48). Cada bloque básico
del plano 48, está hecho de 49 “bloques básicos” del plano 47, y así subimos y
subimos hasta llegar a la Fuente.
Si hacemos un simple cálculo
matemático, un solo “bloque básico” o átomo primordial del plano físico está
compuesto por 4948 átomos o partículas
fundamentales del plano 1, el primer plano desde la Fuente. Y nosotros aún
tenemos a la ciencia y al CERN buscando las partes más pequeña en la que se
puede dividir la materia… si Tales de Mileto levantará la cabeza posiblemente
nos miraría asombrados por ello :—)
Cada cuerpo una
función
De forma genérica,
cada cuerpo sutil está compuesto por una membrana exterior hecha de la materia
en estado atómico del plano al que corresponde (el cuerpo etérico, de materia
49:1, el emocional, de materia 48:1, etc.). Luego, normalmente, la “masa”
energética de ese cuerpo pertenece a la clase más densa del mismo plano (cuerpo
físico, materia en estados 5, 6, y 7, cuerpo emocional, materia 48:7, cuerpo
mental, 47:7, etc.), y finalmente, en todo cuerpo sutil está presente un átomo
permanente que llamamos átomo
simiente, y del que ya hemos hablado en otros artículos.
Por otro lado, como ya
habíamos dicho en aquel otro artículo sobre el proceso de
encarnación, los cuatro cuerpos inferiores se renuevan en cada
vida, no son permanentes, y la materia que los forma se regenera, “limpia”,
transmuta y vuelve a crearse para que, en cada nueva existencia que tenemos
podamos volver a entrar con unos “trajes” nuevos a una nueva experiencia
(aunque son todas simultáneas, cuando no lo percibimos desde nuestra
perspectiva lineal del tiempo). El etérico nos permite tener percepciones y
sensaciones, y, así como la sangre circula por el cuerpo físico, el chi, prana
o simplemente la energía vital, circula por este otro cuerpo, algo que la
medicina china, la acupuntura, o las técnicas de sanación energética conocen y
usan para equilibrar y sanar. El emocional nos permite tener emociones y
sentimientos, y el mental nos permite tener la capaz de pensar y discernir. El
causal es finalmente lo que nos diferencia del reino animal, pues nos
proporciona un sentido espiritual de la vida y a través de él, como cuerpo
permanente que se mantiene de encarnación en encarnación, el ser que somos, la
mónada que representa nuestra “partícula divina” individual, progresa y
mantiene un sentido de continuidad a lo largo de su periplo evolutivo.
Ser, Alma, Espíritu
Al igual que los
mayas, los egipcios y otras culturas y líneas esotéricas, las enseñanzas
pitagóricas distinguían entre el “ser” , como la mónada o núcleo central de la
conciencia que somos (intuyo que es el “Core”,
que llama Bárbara Ann Brennan), el espíritu, como el primer “traje” que lo
recubre y se inserta en el cuerpo humano, y el alma, como el segundo traje que
le permite interactuar con el cuerpo físico. En esta composición, el alma es la
suma o envoltorio de los cuerpos energéticos inferiores (causal, mental,
emocional y etérico), constituida por la materia de los planos 47, 48 y 49. El
espíritu estaría formado por materia de los planos superiores (búdico y átmico
en esta nomenclatura) y el ser/mónada estaría constituido por la materia de los
planos monádico y/o ádico.
Para terminar de hilvanar y encajar conceptos, puesto
que en las diferentes oportunidades de trabajar con aquellos que nos asisten
desde planos superiores hemos preguntado mucho por estos temas, simplemente
notar que el core, la mónada, la chispa divina, la matriz de luz o el ser (con
minúsculas) desde mi punto de vista son términos sinónimos o relacionados,
manifestando esta “cascada” en la estructura de aquello que somos:
Sub-Fuente (por ejemplo nuestro Logos de la vía
láctea) –> SER (ente del cual hemos “nacido”) –> yo Superior (porción del
SER que coordina y gestiona todas las proyecciones y encarnaciones) –>
ser/core/matriz de luz (porción del SER que encarna en un cuerpo físico a
través del Yo Superior) –> Espíritu (primer envoltorio del ser) –> Alma
(segundo envoltorio) ––> Cuerpo físico.
POR DAVID TOPÍ
Re-Publicado por “Isis Alada”
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