Amados, Tengamos
una charla sobre la cualidad del amor conocida como reflexión.
La vida en el mundo ocupado de hoy puede ser un
flujo continuo de movimiento y actividad y, a veces parece como si nunca se
ralentizará el tiempo suficiente para uno poder recuperar el aliento.
Muchas veces, las personas quedan atrapadas en un
ciclo de hacer cosas que realmente no les traen alegría o felicidad y si no son
cuidadosas y conscientes, podrían encontrar que la vida les ha pasado por alto.
Es importante tomarse el tiempo para respirar y
reflexionar sobre las cosas que son realmente importantes.
Hacerse el tiempo para reflexionar, evaluar y
re-evaluar la propia vida y tomarse algún tiempo para reducir la velocidad y
permitir que el poder interior transforme y revitalice al verdadero y auténtico
Ser, es muy importante.
Esto puede significar pasar tiempo en solitario,
orar, meditar, o simplemente sentarse en silencio disfrutando de la naturaleza
y apreciar la vida de verdad.
Cuando uno permite que este momento pacífico
transforme su día, uno se vuelve más centrado, fructífero y pleno.
Uno se da cuenta de que hay algunas cosas que deben
tener prioridad sobre las demás en su vida cotidiana e incluso encontrar las
respuestas que han estado buscando durante estos silenciosos momentos de
reflexión.
Cuando uno se hace el tiempo para una reflexión
silenciosa, los elementos del silencio y de la soledad ayudan a transformar su
tiempo lejos del ajetreo de la vida en algo significativo, contemplativo y
espiritual.
Ya que permiten este regalo para sí mismos, abren
sus mentes a nuevas posibilidades que nunca han considerado antes.
Pueden encontrarse en un principio, ante el desafío
de nuevas áreas de crecimiento y descubrimientos acerca de sí mismos de formas
que no se ocupaban antes.
Deben estar dispuestos a darse el espacio y el
permiso para incluir un tiempo de escucha y reflexión en silencio con el fin de
permitir que la voz y la conciencia de los sentimientos que deben ser
abordados, tales como, soledad, miedo, apegos malsanos, voces negativas de la
vergüenza, juicio y condena, cualquier área de quebrantamiento o heridas del
pasado que necesiten sanación.
Estos momentos no son para los débiles de corazón y
uno debe ser lo suficientemente valiente como para permitir un momento
desgarrador de profunda honestidad con uno mismo y con el Dios de su ser.
Esto permite y lo abre a uno a que un momento de
gran sanación, equilibrio, integración y transformación pueda empezar a suceder
dentro de uno mismo y por lo tanto, también dentro de su vida exterior.
Durante un momento de reflexión en silencio, una
persona comienza a descubrir y abrazar la riqueza dentro de sí misma y de Dios
en su interior que no fue reconocida o previamente conocida.
Comienzan a descubrir la música divina con sus
armoniosos matices divinos.
Uno se ubica donde se pueda experimentar a Dios y al
ser de más amplias y nuevas maneras.
Una persona cambiará a menudo, no necesariamente en
una forma dramática, sino de una manera simple, sutil, pero no menos profunda.
Cuando uno se toma el tiempo para la reflexión
tranquila, uno se esfuerza por comprender las propias reacciones y respuestas
emocionales de las personas y situaciones que ha estado tratando.
A partir de esta reflexión ellos surgen, listos para
volver a participar de su mundo exterior con propósito, dirección y claridad.
La auto-reflexión les permite pasar de la vida que
acaban de experimentar hacia la comprensión de su vida. La auto-reflexión les
permite pensar en lo que hacen bien, lo que los lleva a tomar decisiones para
realizar algo de una manera más profunda que antes.
La reflexión requiere de tiempo en silencio e
implica un estado interior de bienestar, así como una condición externa.
Se requiere de compromiso y disciplina para tomar
con éxito las medidas necesarias para derrotar el ruido interior que se produce
cuando se inicia el camino a la reflexión.
Este ruido interno incide rápidamente en la
resolución de uno a estar en un estado de reflexión silenciosa por los
pensamientos que aparecen, pensamientos como lo que a uno se olvidó comprar en
la tienda temprano en el día, o lo que alguien dijo en la oficina.
Esto lo distrae a uno de la reflexión interior
significativa respecto a los valores que son más importantes para ellos.
Estos valores permiten y alientan a una persona a
reconstruir el tapiz de los momentos más decisivos que han experimentado.
Estos son los momentos que se atesoran como momentos
hitos en su vida; momentos de alegría, momentos creativos, y momentos
placenteros de la naturaleza, que proporcionan la energía positiva para
utilizar su creatividad de manera más efectiva en el momento presente.
Al centrarse en las cualidades de los momentos más
definitorios de uno, le permite a uno clarificar y definir mejor lo que uno es.
Uno observa lo que es lo que más les importa y cómo
quieren utilizar su tiempo, energía, experiencia, habilidades y recursos para
obtener el máximo beneficio de sus patrones previos del pasado y lo que tienen
como sus expectativas de futuro.
Se sienten más desapegados de las experiencias del
pasado; se sienten más compasivos y más centrados en su momento presente.
Se sienten que están viviendo su vida con mayor
abundancia, confianza, entendimiento natural y claridad sobre el camino a
seguir.
Al encontrar un poco de soledad y hacerse el tiempo
para la auto-reflexión, se puede volver a descubrir la belleza y el amor que los
rodea y dentro de su propia vida.
Les permite momentos de tranquilidad para estar
presente con sus pensamientos.
Esto les permite un tiempo en silencio para
reflexionar sobre su vida y lo verdaderamente afortunados que son por todo lo
que tienen y por lo que son.
Mientras me despido, les pido que mediten y
reflexionen sobre estas palabras.
YO SOY el Arcángel Gabriel
© 2014 Marlene Swetlishoff
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