Completando la serie de tres entradas sobre los
arquetipos del Ego vamos a hacer un pequeño resumen de las características
principales de cada uno de ellos, simplemente como guía de los rasgos más
importantes de nuestras subpersonalidades que afloran cuando uno de estos
arquetipos toma el control de nuestra vida. Si no viste las dos primeras
entradas, aquí tienes el Test y aquí tienes las indicaciones para puntuarlo.
§
Inocente. El inocente nos ayuda a crear nuestra imagen, la máscara
que lucimos ante el mundo, nuestra personalidad y rol social. Aunque esta
imagen carezca de profundidad y complejidad, nos proporciona, a nosotros y al
resto de personas, una especie de sentido sobre quiénes somos y que puede
esperarse de nosotros. Es la pregunta que hacemos a todo niño: ¿Que vas a ser
cuando seas mayor?. Como adultos, nos identificamos
con los trabajos que hacemos y con nuestro estilo de vida. El
inocente interior que llevamos con nosotros quiere ser amado y ser parte de las
cosas. Quiere pertenecer, encontrar su lugar, sentirse reconocido, a veces por
las buenas, a veces por las malas.
§
Huérfano. El Huérfano es el cínico, la personalidad que ve cual
de nuestras cualidades debe sacrificar o esconder para representar el papel del
inocente, para que le acepten. Es la parten de nuestro ser interior que aprende
a reconocer y evitar situaciones que probablemente puedan dañarnos. Trata de
protegernos de sentirnos abandonados, heridos o víctimas. Para ello, se vale
incluso de tretas o conocimiento que a nivel consciente no sabemos ni que lo
poseemos, por lo que se convierte en un valuoso defensor de nuestro bienestar a
ultranza, negando a veces la posibilidad de nuevas experiencias por miedo a no
salir bien parado de ellas.
§
Guerrero. El Ego quiere que sus necesidades sean satisfechas,
pero además se preocupa de “como” van a ser satisfechas. El Guerrero de nuestro
interior ayuda en esta tarea. Cuando el guerrero actúa estrictamente en términos
de nuestro interés personal, está ayudando a desarrollar el ego, blandiendo
nuestra espada para cortar todo aquello que pueda amenazar la supervivencia del
cuerpo, el ego y nuestra integridad.
§
Cuidador. Esta subfaceta nuestra desarrolla un sentido moral y
de responsabilidad por el cuidado y bienestar de otros. Se preocupa por cómo se
encuentran los demás, además de nosotros mismos, y no solo por las personas en sí,
sino por el bien global de la humanidad. Tiene la habilidad de sacrificarse por
un bien mayor común para muchas personas.
§
Buscador. Este subcaracter busca la iluminación y la transformación
interna, pero inicialmente está muy controlado por el pensamiento de nuestro
ego. El buscador piensa que todo gira alrededor de ser mejor, conseguir más,
tener éxito, perfección. El viaje del buscador requiere coraje para romper las
barreras de lo desconocido y lanzarse en su búsqueda y exploración.
§
Destructor. Es nuestra subpersonalidad que abre la puerta al
reprimido Huérfano. Huele el tesoro de la cueva, pero no lo puede ver. Es el
rebelde sin causa porque bajo la influencia del ego solo lo material importa, así
que destruye todo aquello que no le conviene o no entiende, como modo de
protegerse de posibles amenazas.
§
Amante. El Amante quiere unificar cosas, es el símbolo de la unión
sagrada, con el yo superior, con el amor, con el universo. Influenciado por el
ego busca sin embargo este amor en el mundo exterior, olvidando a veces el amor
por uno mismo, hacia adentro. El amante es el soñador de un mundo mejor, algún día,
en algún sitio.
§
Creador. El creador nos ayuda a despertar la semilla de nuestra
identidad genuina, nuestro ser más profundo. Crea muchos proyectos e ideas,
tiene la fuerza de lanzar sin parar nuevas cosas, pero también muchas veces
encuentra su energía dispersa en demasiados sitios, convirtiéndose mas en
cargas y insatisfacciones. El creador es nuestra potencia e iniciativa para
sacar de nosotros lo mejor de nosotros mismos y convertirlo en realidad.
§
Dirigente. El dirigente se asocia con la creación del orden y el
mantenimiento de las reglas. Su función principal es la de organizar, poner
paz, unificar y armonizar su alrededor. Este subcaracter del ego es una especie
de Rey Arturo de la Mesa Redonda, siempre encargado de que todo esté en
perfecto orden y estado.
§
Mago. El Mago es el elemento que continuamente transforma y
cura a nuestro yo interior cuando las cosas se vuelven demasiado rígidas. Actúa
como un agente de regeneración y renovación, tanto para el mismo como para los demás.
Es la parte de nuestro carácter que puede integrar la parte oscura del Huérfano
y transformarla en energía útil.
§
Sabio .El Sabio es la parte de nuestra psique que puede ser
experimentada en estados meditativos con nuestro yo interior. Observa nuestros
pensamientos y sentimientos, pero no se identifica con ellos, de forma que el
Sabio nos ayuda a ver que es realmente importante en nuestra vida y transcender
esas pequeñas cosas que nos distraen de nuestro ser interior más puro. Cuando
dejamos de enfrentarnos a la verdad, es cuando podemos ser libres.
§
Loco. El loco es el elemento de nuestro carácter que
representa la multiplicidad de la conciencia. Como el bufón de la corte, el
Loco se ríe del rey y de todos aquellos alrededor suyo, arrebatándoles el poder
y haciendo que las cosas pierdan su sentido rígido. El Loco nos enseña que la mayoría
de las veces solo estamos expresando una de nuestras facetas, o máscaras, de la
lista de arquetipos, pero casi nunca nuestro yo verdadero. El Loco es así la
avanzadilla de este yo verdadero, nos enseña a reírnos de nosotros mismos, a no
tomar nada excesivamente en serio y nos muestra el camino hacia dónde
encontrarnos realmente.
Como podéis ver, somos muchas personalidades a la vez,
tenemos muchas mascaras (quizás mas de estas explicadas de forma generalizada).
El hecho de saber reconocerlas cuando están usurpando a nuestra verdadera
personalidad es lo que nos permite desenmascárenos y poner a nuestro Ego en su
sitio, es decir, no dejar que tome control de lo que somos y hacemos. Nuestro
ego es realmente una voz en nuestra cabeza que toma mil caras distintas, pero
no somos nosotros. No lo confundas y aprende a reconocerlo, descubrirás todo
una fachada que se cae de repente y que te muestra las cosas desde otra
perspectiva.
POR DAVID TOPÍ
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