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domingo, 16 de noviembre de 2014

Como leer el aura.



En términos básicos, el aura es una energía luminosa o campo electromagnético que rodea en forma de óvalo a todos los seres vivos y que es imperceptible a plena vista. Es la combinación del cuerpo etéreo, emocional y físico, al igual que de la información de nuestras almas. El aura está ligada a los chakras. 

Todos nuestros pensamientos, sentimientos, y experiencias están reflejadas en el aura, al igual que energía que atraemos de nuestro entorno. En este sentido, el alma refleja nuestra energía y atrae energía de otros cuerpos y ambientes. 


Al igual que todo lo demás en el universo, el aura es vibración y como tal, responde a otras vibraciones. De esta manera, vibraciones en forma de pensamiento, sentimiento o interacción con otras energías (en el espacio o de otras personas), afectan y moldean la vibración del aura. 

Los objetos inanimados tienen también una energía que las rodea. Típicamente, estas auras son la combinación del entorno y de las energías de las personas que han estado en contacto con dicho objeto.


El aura no es estático. Cambia con el tiempo, con nuestra evolución personal y espiritual, y con el entorno. También podemos cambiarle con nuestra intención y con ejercicios de visualización y rituales de purificación. 

Parte de lo que refleja nuestra aura es el reflejo de nuestro cuerpo físico que emite energía también. Por eso, algunos expertos en auras dicen que pueden decir si la persona sufre de alguna dolencia física al ver su aura. 


PRIMER EJERCICIO 


Antes que nada, encontrar un lugar donde no estés rodeado de ningún tipo de luz fuerte; luces suaves son mejores para leer el aura. También necesitará un pedazo de papel color blanco lo suficientemente grande para poner toda tu mano en él. Pon tu mano en el papel y relaja completamente los ojos. No mires fijamente a su mano, mejor mire a las áreas de la punta de los dedos y a los dedos. Después de un tiempo, si estás lo suficientemente relajado/a, comenzarás a ver una "niebla" alrededor de tu mano. Si mira el tiempo suficiente, empezará a ver colores. Los novatos usualmente logran ver sólo un color, pero a la medida que mejores podrás ver más de un color a la vez. No te rindas si las primeras veces no ves nada. Hace falta práctica para ser un buen "leedor de auras", y después de un tiempo te darás cuenta que no era tan difícil como pensabas que sería. También desearás tomar objetos que no tengan vida "aparente", como las rocas, para intentar ver sus auras. Esta puede ser una muy buena práctica. 

SEGUNDO EJERCICIO 

Sentir que tenemos aura nos proporciona más seguridad a la hora de intentar verla. Hay diversos métodos para intentar sentirla, pero sin duda el más conocido y fácil de hacer es juntando las palmas de las manos. 

Para realizarlo ponemos nuestras palmas de las manos una al lado de la otra y con una distancia de 30 cm. Así en esa posición prestamos especial atención a qué sentimos en nuestras manos y cómo lo sentimos. Estaremos unos tres minutos. 

Pasados los tres minutos acercaremos las palmas de las manos a unos 20 centímetros y repetiremos el proceso de prestar atención a qué sentimos y cómo lo sentimos. Estaremos otros tres minutos. 

Pasado ese tiempo acercaremos nuestras manos unos 10 centímetros y repetiremos el mismo proceso que las otras veces. 

Finalmente acabaremos a una distancia de entre 3 y 5 centímetros en la que realizaremos el mismo análisis que las fases anteriores. 

Lo más normal es que sea en esta última fase en la que notemos una ligera presión, algo parecido a cuando metemos la mano en el agua, pero mucho más suave, incluso casi imperceptible si no prestamos atención. Algunas personas con una mayor sensibilidad pueden sentir su aura en las primeras fases, pero no es lo común. 

Analiza especialmente los cambios que vas notando a medida que acercas las palmas de la mano. Lo más tradicional suele ser notar un cambio de temperatura, pero se pueden notar muchas más cosas. 

Realiza esta fase hasta que tengas totalmente controlada y analizada la sensación. Tómate todos los días que te hagan falta, porque no será en vano.


TERCER EJERCICIO 

Para empezar lo mejor es pedir a alguien que nos ayude o ponernos nosotros mismos delante de un espejo con un fondo blanco, para que los posibles colores que tengamos a la espalda no nos confundan o distraigan. Una luz tenue en la habitación donde estemos puede ayudarnos también. La idea es inicialmente activar poco a poco los conos visuales que nos ayudan a percibir la energía, y para ello nos ayudaremos de una vela. 

Coge la vela y ponla entre tu y la otra persona, mira a la vela hasta que tus ojos se sientan cansados, y tengas la necesidad de parpadear. Debido a la activación gradual de la visión periférica, la que necesitamos, podrás ver como la llama de la vela parece extenderse, agrandarse o cambiar de forma. 
Mirar a la persona 

Una vez hayamos trabajado un poco con la vela, podemos mirar directamente a la persona. El mejor lugar es centrar la vista en su tercer ojo, en el entrecejo, y usar la visión periférica para notar como vamos viendo un halo luminoso aparecer alrededor del cuerpo. A más entrenamiento, mas relajación y mas concentración, más cuerpos sutiles podremos ir viendo con el tiempo y la práctica. Este pequeño ejercicio que os cuento solo es el principio para re-activar la visión aural, ya que luego con el tiempo, puedes empezar a ver los colores, formas, etc. Yo aún sigo practicando la percepción de las otras capas energéticas, pero no tardé mucho en ver perfectamente el cuerpo etérico de la persona simplemente desenfocando un poco la vista. ¡Es cuestión de paciencia y constancia! 



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