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jueves, 16 de abril de 2015

La Ciudad Intraterrena de Telos por Aurelia Louise Jones 15-4-015




La Era Lemuriana tuvo lugar aproximadamente, entre 4,5 millones de años a.C. y cerca de unos 12.000 años. Hasta el hundimiento de los Continentes de la Lemuria, y más tarde, de la Atlántida, existieron 7 grandes continentes sobre este Planeta.
Los territorios pertenecientes al continente gigantesco de la Lemuria incluían extensiones geográficas que ahora se encuentran bajo el Océano Pacífico, así como también Hawai, las Islas Orientales, las Islas Fiji, Australia y Nueva Zelanda.
También abarcaba territorios en el Océano Índigo y Madagascar. La costa oriental de la Lemuria también se extendía hasta el Estado de California, en los Estados Unidos, y parte de British Columbia, en Canadá.
Por mucho tiempo, antes de la caída en su nivel conciencial, los Lemurianos vivían en una frecuencia correspondiente a la Quinta Dimensión (5D), y eran capaces de cambiar/trasladarse hacia delante o hacia atrás, de la Quinta a la Tercera Dimensión, y viceversa, a voluntad y sin mayor problema. Esto podían hacerlo cuando lo desearan, solamente con la intención y las energías del corazón.
La raza Lemuriana era una mezcla de seres que inicialmente vinieron principalmente, de Sirio, Alfa Centauro, aunque, un número más pequeño de ellos provenían de otros planetas. Finalmente, estas razas se mezclaron en conjunto sobre la faz de la Tierra, y terminaron formando la Civilización Lemuriana. Para decir lo menos, ésta fue una mezcla alucinante de razas.
Realmente, la Lemuria fue la cuna de la civilización sobre este Planeta, fue la “Tierra Natal” que ayudó al eventual nacimiento de muchas otras civilizaciones. De forma posterior, la Atlántida se constituyó como otro Continente.
El Continente de la Lemuria prosperó grandemente hasta alcanzar -por algunos millones de años- un estado paradisíaco y mágico. Finalmente, como resultado de guerras entre los Continentes más grandes del Planeta, se produjeron grandes devastaciones en estos dos Continentes de la Lemuria y la Atlántida. Hace unos 25.000 años, la Atlántida y la Lemuria constituían las dos más altas y grandes civilizaciones de ese tiempo, pese a lo cual, estuvieron batallando entre ellas, sobre la predominancia y validez de cada una de sus propias ideologías.
Ellos tenían dos diferentes ideas acerca de cómo debían conducirse las demás civilizaciones existentes sobre la faz de la Tierra. A ese nivel, los Lemurianos creían que aquellas otras civilizaciones con un nivel cultural menos evolucionado, debían proseguir su proceso evolutivo por sí mismas, a su propio ritmo, de acuerdo a su grado de comprensión y prosiguiendo el sendero elegido por ellos mismos.
Por su parte, los Atlantes creían que todas aquellas culturas menos evolucionadas, debían pasar a dominio y control de las dos civilizaciones más evolucionadas. Esto causó una serie de guerras termonucleares entre la Atlántida y la Lemuria. Más tarde, cuando las guerras habían terminado y todo el polvo de estas conflagraciones se había asentado, no hubo ganadores.
Durante estas guerras devastadoras, la gente que era altamente civilizada rebajó este su avance a niveles muy bajos, hasta que finalmente, ellos se dieron cuenta de la futilidad de sus comportamientos bélicos.
Al final, la Atlántida y la Lemuria se convirtieron en las víctimas de su propia y mutua agresión, y de esa manera, la Tierra Natal de ambos continentes llegó a debilitarse grandemente a causa de esas guerras.
La gente, a través del Clero Sacerdotal, fue luego informada que dentro de menos de 15.000 años, ambos continentes (Lemuria y la Atlántida) se irían a hundir completamente dentro del mar.
Los Lemurianos y Atlantes de aquellos días, en razón a que el tiempo de vida de la gente de esos tiempos, era por lo general, de 20.000 a 30.000 años, entendieron que muchas de las gentes que habían sido responsables de los grandes estragos resultantes de las conflagraciones bélicas, vivirían en esos años del anunciado hundimiento, precisamente, para experimentar la destrucción de estos continentes.
En los tiempos de la Lemuria, el actual Estado de California en los Estados Unidos, era parte de los territorios Lemurianos. Cuando los Lemurianos se dieron cuenta que su tierra estaba destinada a perecer, pidieron a Shamballa -la cabeza (ciudad Capital) de la Red Intraterrena de Agartha- el permiso para construir una ciudad debajo del Monte Shasta, en función de preservar su cultura y sus registros.
En función de que a ellos se les conceda el permiso para construir una ciudad y así formar parte de la Red de Ciudades Subterráneas de Agartha, ellos -los Lemurianos- tenían que demostrar que habían aprendido sus lecciones referidas a desechar las guerras y la agresión.
También ellos tenían que probar ello ante otras instancias como la Confederación Galáctica de Planetas. De esa manera, debían demostrar este su aprendizaje de tales lecciones para así poder ser admitidos nuevamente como miembros de la Confederación Galáctica.
Cuando les fue concedido el permiso para construir su ciudad, se entendió que esta área sobreviviría los cataclismos que ocurrirían sobre la faz de la Tierra. Para ello se contaba con una caverna en forma de domo muy grande que existía dentro del Monte Shasta. Los Lemurianos construyeron su ciudad a la cual la llamaron Telos, nombre que en ese tiempo también representaba el nombre de toda esa área, incluyendo California, y la mayor parte de los Estados Unidos que ahora se la conoce como el Sud-Oeste estadounidense.
Así, Telos también incluía todos los territorios ubicados al Norte del Monte Shasta, y toda aquella región a lo largo de la costa occidental hasta una parte de British Columbia, hoy formando parte de Canadá. El nombre Telos significa “Comunicación con el Espíritu”, “Unidad con el Espíritu”, “Entendimiento con el Espíritu”.
Cuando Telos fue construida, fue diseñada para albergar a una población de 200.000 gentes como máximo. Sin embargo, cuando comenzaron los cataclismos en la Lemuria, solamente 25.000 personas pudieron llegar a la montaña y salvarse. Este es un número aproximado de lo que quedó de la cultura Lemuriana en la Tercera Dimensión (3D).
Con la debida anticipación, se habían trasladado los registros y archivos, desde la Lemuria a la ciudad subterránea de Telos donde se habían construido los correspondientes Templos. La manifestación de la explosión que destruyó este Continente, vino un poco más temprano de lo que se esperaba, y ésa es la razón por la que mucha gente no pudo llegar a tiempo al Monte Shasta. Se conoce que la Lemuria, la Amada Tierra Natal, se hundió de la noche a la mañana, de un día para otro.
El Continente se hundió de una forma tan tranquila que casi todos los Lemurianos estaban totalmente ajenos a lo que estaba ocurriendo. Prácticamente, todos estaban durmiendo cuando ocurrió este hundimiento.
En esas horas no existían condiciones climatológicas inusuales, y, de acuerdo a una transmisión de Lord Himalaya dada a través de Geraldine Innocenti, el año 1959 (la Llama Gemela del Maestro El Morya), una gran parte de los Sacerdotes que habían permanecido fieles a la Luz y a sus sagrados llamados, se mantuvieron en sus puestos y sin mayores muestras de miedo, hasta el final, cual si fueran capitanes de un barco que se hundía. Estos Sacerdotes permanecieron cantando y orando mientras se hundían debajo de las olas del mar.
Según él, “tiempo antes de que el Continente Lemuriano se hundiera, los Sacerdotes y las Sacerdotisas de los Templos, fueron advertidos acerca de los cambios cataclísmicos venideros, y, de esa manera, varios Focos o Antorchas del Fuego Sagrado fueron trasladados a Telos, mientras que otros fueron transportados a otros territorios que no irían a ser afectadas.
Muchas de estas Llamas fueron llevados al Continente de la Atlántida, a una específica ubicación, y fueron mantenidos y sustentados allí, por un considerable período de tiempo, mediante aplicaciones espirituales diarias.”
Justo antes de que la Lemuria se hundiera, algunos de estos Sacerdotes y Sacerdotisas que inicialmente habían sido trasladados a la Atlántida, decidieron retornar a sus hogares en la Lemuria, y voluntariamente, decidieron irse abajo a las profundidades del mar, conjuntamente el territorio y su gente, dando así, la asistencia necesaria con su radiación energética, y extendiendo el suficiente confort y la pérdida del miedo a toda la gente que se hundía conjuntamente la Lemuria. Ellos ofrecieron esta su ayuda para contrarrestar el miedo, el cual generalmente, aflora simultáneamente a la acción cataclísmica.
Estos benefactores amorosos, por la radiación energética recibida de su Dios, lograron controlar las energías y su sacrificio, logrando, literalmente, envolver las auras de la gente que se hundía. Así, en un manto de paz, asistieron a la creación de una liberación del miedo, y, de esa manera, los cuerpos etéricos de esas corrientes de vida no fueron severamente afectados por el temor. Esa fue la forma en la que los cuerpos etéricos de estas gentes se preservaron para futuras reencarnaciones, eximiéndose de tener que experimentar consecuencias trágicas más grandes.”
En el Libro de Lord Himalaya titulado: “Un Puente hacia la Libertad”, difundido en 1959, se dice lo siguiente: “Muchos miembros del Sacerdocio, ubicados estratégicamente en pequeños grupos a nivel de varias áreas, una vez que se inició el hundimiento, comenzaron a cantar y a orar, a medida que se sumergían bajo las aguas.
La melodía que ellos cantaron fue la misma que hoy es conocida como “Auld Lang Syne” (N del T.: No conozco la traducción del título de esta canción, tampoco es posible traducirlo, ya que estas palabras no existen en el Diccionario).
La idea por detrás de esta acción era liberar a esta gente del impacto que cada una de estas experiencias horrorosas podía haber dejado una cicatriz muy profunda y un trauma en el cuerpo etérico y la memoria celular de la gente, cuya curación les hubiera tomado muchas reencarnaciones.
A través de la acción y el sacrificio de aquellos Sacerdotes que habían elegido permanecer juntos en grupos, cantando en las horas finales de la Lemuria, pudo mitigarse mucho del miedo emergente en esos momentos, y así se pudo mantener cierto nivel de armonía entre la gente. De esta manera, el daño y los traumas a las almas de aquellos que perecieron en el hundimiento fueron grandemente disminuidos.
Se dice que aquellos Sacerdotes, conjuntamente los músicos, cantaron y oraron hasta que las olas y el agua habían alcanzado el nivel de sus bocas. Entonces, fue cuando ellos perecieron.
Durante la noche, mientras las masas de los Lemurianos dormían bajo un estrellado cielo azul, todo terminó; la Amada Tierra Natal se sumergió bajo las olas y las aguas del Océano Pacífico. Ninguno de los Sacerdotes había abandonado su puesto, y menos alguno de ellos había puesto en evidencia miedo alguno. ¡La Lemuria se hundió con dignidad!
“Auld Lang Syne” fue la última canción que se había escuchado sobre el territorio de la Lemuria, en esos momentos del hundimiento.
La canción que ellos cantaron fue nuevamente puesta de manifiesto por parte de alguna gente de la Tierra, específicamente, a través de la gente irlandesa, y, en esta canción, se introdujeron palabras muy proféticas. “Deben los viejos conocidos ser olvidados”.
De verdad, nosotros somos estos viejos conocidos, reuniéndonos nuevamente, vale decir, aquellos de nosotros pertenecientes a este reino físico con esos otros seres amados de una dimensión superior, nuestros antiguos amigos y miembros de nuestras familias de Telos, “todavía invisibles” para nuestro actual sentido de la vista, aunque, con un poco de suerte, por poco tiempo más.
Mis amigos, escuchen estas dos próximas dos frases muy bien en sus corazones. Antes de que nuestra Amada Lemuria se hundiera completamente, se había profetizado que un día, en algún futuro distante, muchos de nosotros nos iríamos a juntar nuevamente como grupo, y que cantaríamos esta canción otra vez, con el absoluto conocimiento de que la Victoria de la Tierra se la había ganado.
El tiempo que ahora estamos viviendo no significa otra cosa que la celebración de este día largamente esperado, y el consiguiente cumplimiento de esta increíble profecía. Nosotros estamos ahora iniciando esa “reunión” largamente esperada.
Casi con lágrimas en mis ojos, quiero hacerles conocer de parte del Maestro Adama que, muchos de ustedes que están leyendo estas palabras, estuvieron entre esas almas valerosas que sacrificaron sus vidas por el gran beneficio del colectivo de aquella humanidad Lemuriana.
Entonces, aplaudamos vuestro valor de ese entonces, y regocijémonos porque -una vez más- estamos afrontando juntos este retorno, para continuar nuestra gran Misión Lemuriana de ayudar al Planeta Tierra y a su humanidad, en este proceso de su gloriosa ascensión.
Un aspecto de la misión de los Lemurianos en Telos, ha sido la de mantener el equilibrio y las energías de la conciencia de ascensión para el Planeta Tierra, hasta un determinado momento en el que sus habitantes puedan hacer esto por sí mismos. Ahora ha llegado el tiempo para nuestras dos civilizaciones, la Lemuriana Intraterrena y la humanidad de la superficie, puedan hacerlo juntas como “Un Solo Corazón”.
LA TIERRA DESPUÉS DEL HUNDIMIENTO DE LOS DOS CONTINENTES
Al mismo tiempo que la Lemuria se estaba hundiendo en las profundas aguas del Océano Pacífico, la Atlántida comenzó a temblar y a perder partes de su territorio, lo cual continuó por unos 200 años, hasta una etapa final donde el resto del continente se hundió completamente. A su vez, por un tiempo de 2000 años después de acaecidas las catástrofes Lemuriana y Atlante, el Planeta continuó todavía temblando.
En una situación en la que la Tierra había perdido dos grandes masas/territorios dentro de un período de 200 años, y el hecho de que el Planeta todavía estaba presenciando las consecuencias de la utilización de armas termonucleares, se mostraba al Planeta Tierra como un escenario que había sufrido un gran retroceso y trauma, lo que tuvo que demandar de ella, muchos miles de años para lograr un nuevo equilibrio y así volver a ser hospitalaria.
Por cientos de años después de la destrucción de ambos continentes, continuaron arrojándose hacia la atmósfera de la Tierra, una gran cantidad de escombros y desechos, razón por la cual, el Planeta nunca más volvió a brillar intensamente con la luz del día.
Así también, la atmósfera se volvió muy fría en razón a que la luz del Sol no era capaz de penetrar apropiadamente, a través de los gruesos y densos escombros atmosféricos, y, consiguientemente, sólo se podría sembrar muy poco alimento. De esta forma perecieron un gran porcentaje de animales y plantas.
¿POR QUÉ HOY EXISTE TAN POCA EVIDENCIA DE LOS RESTOS DE ESTAS DOS GRANDES CIVILIZACIONES?
La razón es que las ciudades sobre el Planeta que no se hundieron, fueron sacudidas hasta convertirse en escombros. En su defecto, éstas fueron barridas por los terremotos o por maremotos gigantescos que, en algunos casos, pudieron ingresar -tierra adentro- unos 1500 kilómetros, destruyendo en su recorrido, la mayoría de las ciudades y otros lugares habitables.
Las condiciones humanas en las que se desenvolvieron las civilizaciones que sobrevivieron dichos cataclismos, fueron muy duras y dificultosas, debido a esta constante actividad de la Tierra.
En esas condiciones, la gente llegó a estar muy asustada, lo que contribuyó a que la calidad de vida de estas civilizaciones se deteriore muy rápidamente. Sin embargo, aquellas personas que sobrevivieron tales calamidades, tuvieron como su principal legado, al hambre, la pobreza y las enfermedades.
El tamaño original de la humanidad en este Planeta era de aproximadamente 12 pies de altura (unos 3,50 metros). Así, por ejemplo, los Hiperbóreos fueron y todavía son de unos 12 pies de altura, aunque, en este tiempo, ninguno de ellos vive sobre la superficie del Planeta.
En aquellos años en que se hundió la Lemuria, a los Lemurianos se les redujo su tamaño a tan solo 7 pies de altura (unos 2,10 metros de altura), y, al presente, aún mantienen la altura de unos 7 a 8 pies (2,30 a 2,40 metros). Adicionalmente, hubo una mayor disminución del tamaño de la humanidad del Planeta, y, por ello, la mayoría de nosotros que vivimos sobre la superficie de la Tierra somos de unos 6 pies de altura (1,80 metros) o menos.
Sin embargo, en la medida en que nuestra civilización evolucione, será restaurada la altura original de la humanidad. Incluso ahora, la gente sobre la superficie de este Planeta está aumentando gradual y significativamente su altura, mayormente, con relación a la altura que tuvo la gente -por ejemplo- hace unos 100 años.
EL GOBIERNO DE TELOS
En Telos existen dos formas de gobierno. El Rey y la Reina de Telos, Ra y Rana Mu, son Maestros Ascendidos, quienes también son llamas gemelas, quienes forman un aspecto del gobierno de Telos. Ellos son los gobernantes que asumen las decisiones finales en Telos.
La segunda forma de gobierno es el Consejo Local llamado: El Consejo Lemuriano de Luz de Telos, que consiste de 12 Maestros Ascendidos, 6 de los cuales son hombres y 6 mujeres, quienes sirven desde el Consejo, equilibrando la divinidad masculina con la divinidad femenina. El décimo tercer miembro (13º miembro), es el Maestro Adama, en este momento, el Alto Sacerdote de Telos, quien oficia como Líder del Consejo y asume la decisión final cuando existe una suerte de -voto parejo o empate- en las resoluciones asumidas por este Consejo.
Los Miembros del Consejo son seleccionados de acuerdo al nivel de los logros espirituales alcanzados, sus cualidades internas, su grado de madurez y el área de su especialidad. Cuando un Miembro del Consejo decide asumir otro nivel de servicio, la vacancia es conocida por nuestra gente y aquellos que desean cubrir ese puesto en el Consejo, pueden postular.
Todas las aplicaciones son cuidadosamente estudiadas por el Consejo, por los miembros del Sacerdocio, así como por el Rey y la Reina de Telos. Precisamente, los Reyes de Telos son los que tienen la última palabra acerca de quién debe ser la persona escogida entre todos los postulantes para ser incorporado al Consejo.
LA CIUDAD DE TELOS
Telos es una ciudad bastante grande, donde vivimos aproximadamente entre un millón y un millón y medio de nosotros. También vivimos en varias otras áreas aunque no estamos divididos en diferentes poblaciones. Sin embargo, entre todos compartimos el mismo gobierno local. La ciudad de Telos está dividida en 5 niveles los que abarcan varias millas cuadradas de área, todas ellas ubicadas debajo del Monte Shasta.
1. EL PRIMER NIVEL:
Un gran porcentaje de nuestra gente vive debajo del domo del Monte Shasta, en el llamado Primer Nivel. En este nivel también se encuentran los edificios administrativos y públicos de la ciudad, así como varios templos. En el centro de este nivel está erigido nuestro Templo Principal, llamado el Templo de MaRa, caracterizado por una estructura de forma piramidal. En su interior puede albergar al mismo tiempo, a unas 10.000 personas. Este templo está dedicado al Sacerdocio de Melquisedek.
La pirámide es de color blanco, con un “coronamiento” (N del T: Elemento arquitectónico decorativo colocado a modo de “corona” que se pone en la parte superior del Templo) llamado la “Piedra Viviente” que nos fuera donada desde Venus.
2. EL SEGUNDO NIVEL:
Este nivel es el lugar donde se realiza toda la producción y la manufactura de todos los elementos necesarios para la gente y la ciudad. Éste es también un área donde están ubicadas varias escuelas para la asistencia a clases de los niños y las personas adultas. Mucha de nuestra gente también vive aquí, en este nivel.
3. EL TERCER NIVEL:
Este nivel está consagrado íntegramente a la ubicación de nuestros jardines hidropónicos donde se cultiva toda la provisión de alimentos, en una extensión aproximada de 7 acres de terrenos, área que cubre perfectamente nuestras necesidades más que suficiente, para que crezcan abundantemente, una gran cantidad de alimentos que nos permiten proveer la cantidad de comida necesaria para un millón y medio de personas que vivimos en Telos. Este tipo de alimentos permite el crecimiento de una población fuerte, con cuerpos saludables que no envejecen.
Los jardines hidropónicos son capaces de producir cosechas permanentemente. Nosotros podemos cultivar alimentos mucho más rápido, utilizando tecnología hidropónica avanzada, con base en un suelo muy pequeño y mucha agua, para lo cual no precisamos utilizar compuestos químicos, tal como ustedes lo hacen en superficie. Nuestro alimento es totalmente orgánico, el cual posee la más alta vibración. Nosotros incorporamos minerales orgánicos dentro del agua, para así alimentar a las plantas.
Nuestras cosechas son también incrementadas y aceleradas por la gran cantidad de luz, energía y vibración de amor existente en Telos. Ésta es la magia resultante de vivir en una Quinto Nivel de Conciencia Dimensional, la cual ustedes pronto la descubrirán, más probablemente, en la presente década o a principios de la próxima.
4. EL CUARTO NIVEL:
Este nivel contiene alguna jardinería hidropónica, algunas instalaciones manufactureras y un área muy grande para la naturaleza, los parques, así como pequeños lagos y fuentes.
5. EL QUINTO NIVEL:
Este nivel está totalmente consagrado a la Naturaleza. En él existen árboles muy grandes y altos, lagos, diferentes tipos de parques atmosféricos y éste es el lugar donde nosotros mantenemos a todos nuestros animales.
En este nivel de la Naturaleza, muchas plantas y animales han sido preservados, muchos de los cuales ustedes ya no los pueden ver en la superficie. Nuestros animales son todos vegetarianos y no se comen entre ellos. Ellos viven, de un lado a otro, en total armonía, sin mayores miedos ni agresiones a la gente, y menos, entre ellos. Realmente, Telos es el lugar donde el león y el cordero yacen lado a lado, durmiendo juntos en total confianza.
LA NUEVA LEMURIA
Para todos quienes están leyendo estas palabras, déjennos decirles que la Lemuria nunca fue totalmente destruida, tal como ha sido percibida en vuestros tiempos presentes. En este tiempo, este Continente todavía existe en una frecuencia vibracional correspondiente a la Cuarta y Quinta Dimensiones, las cuales no son todavía visibles para su visión y percepción tridimensionales.
En la medida en que el velo que separa aquellas dimensiones continúa convirtiéndose en una cubierta cada vez, más y más delgada, nosotros queremos asegurarles que en un futuro no muy distante, vuestra amada Lemuria, en su Nuevo Esplendor y Gloria, se revelará a sí misma, de una manera muy física y tangible.
En la medida en que ustedes se abran a sí mismos hacia una forma de vida consciente superior, y se purifiquen con relación a todos los sistemas de creencias erróneas y distorsionadas adoptadas en el último milenio, ustedes serán capaces de percibir a su amada Tierra Natal, una vez más, y, eventualmente, les será permitido ingresar en ella y ser recibidos por la Amada Lemuria, con todo el Amor y el Esplendor que Ella ahora puede ofrecerles.
Una vez más, ustedes serán invitados para unirse con nosotros en este lugar paradisíaco, de una manera muy tangible. En el tiempo del hundimiento, la Lemuria y todo lo que representó para este Planeta, fueron elevados a una frecuencia vibracional de Cuarta Dimensión. De esa manera, ella continuó floreciendo y evolucionando hacia un nivel de perfección y belleza que ahora lo ha alcanzado, conjuntamente, toda aquella humanidad que sobrevivió a esta catástrofe en ese tiempo.
Si esta información hace que broten lágrimas de vuestros ojos y abre vuestros corazones para curar aquellos dolores que fueron enterrados dentro de ustedes por mucho tiempo, déjenlos fluir, déjenlos fluir. Permitan que fluyan vuestras lágrimas para que puedan curar cada parte de su ser.
Permítanse a sí mismos sentir este flujo energético de sanación, y envuélvanlo en sus corazones mediante una respiración profunda de inhalación. Permitan que todos sus recuerdos y dolores puedan ser sentidos plenamente, sin suprimir o anular ninguno de ellos.
Ésta es la manera en la que -de una forma gradual e incrementada- ustedes lograrán su sanación. En la medida en que ustedes inhalen este aire pleno de este flujo energético de sanación, vuestro Yo Superior disolverá y sanará para siempre, estas secuelas que les quedaron registradas desde esos tiempos. Pidan a su Yo Superior que les asista en descubrir todos esos registros que los están reteniendo y frenando para avanzar a vuestra nueva y gloriosa realidad.
Les pedimos a ustedes que en vuestra meditación diaria hagan este trabajo fielmente, hasta que sientan su finalización. Conéctense con nosotros y con nuestro Amor, de corazón a corazón. Pueden pedir nuestra ayuda y estaremos ahí con ustedes, en la medida en que hagan el trabajo interior más importante.
Todos nosotros en Telos estamos muy ansiosos por ayudar a todos aquellos que en su corazón, intenten comunicarse con nosotros. Somos una civilización que ha logrado grandes aperturas de corazón, y nuestra vibración late a la misma frecuencia que el Corazón de la Madre Divina.
Gradualmente, los dolores profundamente asentados en su ser, serán diluidos, y, con seguridad, ustedes se sentirán más ligeros. La limpieza de este dolor también les ayudará a percibir en mejor forma, quiénes son ustedes realmente. Ello les ayudará a dar saltos gigantescos dentro de vuestra resurrección espiritual, emocional y física.
El Nuevo Día, el Nuevo Mundo están muy próximos a nacer. Muchos de nosotros hemos aprendido nuestras lecciones de Amor en la Nueva Lemuria, el Paraíso Perdido, el cual está pronto a emerger nuevamente. Aquella parte de la Lemuria que permaneció fiel a la Luz y a su Llamado Sagrado, fue elevada a la Cuarta Dimensión al momento del cataclismo.
A decir verdad, nunca fue totalmente destruida, y solamente se destruyó todo aquel aspecto perteneciente a la Tercera Dimensión. La Lemuria continuó siendo privilegiada y así, hasta hoy, pudo continuar su evolución hacia un nivel conciencial de Quinta Dimensión, donde existe en la actualidad, en una dimensión más alta.
Y Telos, nuestra Amada Telos y toda su gente maravillosa que vive ahí, son nuestra “Puerta de Ingreso” a este lugar maravilloso.
Por: Aurelia Louise Jones
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Re-Publicado por “Isis Alada”

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1 comentario:

ALBA NAVARRO dijo...

WAOOOOOOOOOOOOO, GRACIAS INFINITAS POR ESTA SANACION. SHALOM

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