Parece que febrero promete ser uno de los meses más poderosos
del año; probaremos los primeros sabores de la cuadratura de Saturno/Neptuno
dispuesta a dominar el 2016.
Si queremos llevar la iniciativa en esa cuestión, podemos usar
este mes para discernir cuáles creencias nos mantienen atascados; la necesidad
de garantías antes de actuar impide el progreso, o el deseo de trascendencia
nos impulsa a dejar de lado las cosas mismas que podrían catalizarlo en el
largo plazo.
Estos socios cósmicos nos recuerdan que no podemos liberar lo
que nos negamos a abrazar, y no podemos superar los desafíos si los evitamos;
sólo lo haremos con el compromiso a atravesarlos y a ser transformados en ese
proceso. Este contexto de por sí nos provee todo el combustible que
necesitamos este mes para nuestro viaje, ¡pero sólo es una pequeña parte de lo
que reserva el Cosmos!
El mes se inicia con Marte (masculino) en conjunción con Quirón,
y Venus (femenino) en conjunción con Neptuno, todos en el signo final del
zodíaco, Piscis. Esta reunión de polaridades en el signo, que busca regresar a
la Fuente Sagrada Única, señala un tiempo alquímico.
Podemos encontrarnos en un suelo cambiante, incluso hundiéndonos
en la arena. Sin embargo, bajo esta sensación inquietante de que algo que
creíamos sólido está de hecho derritiéndose bajo nuestros pies, existe un
conocimiento más profundo de que todo está en orden divino y sólo se puede
perder aquello que es falso.
Lo Real nunca muere. Marte en conjunción con Quirón habla
del masculino herido y disminuído, inflado para controlar e imponer, por miedo
a que la simple presencia no baste para concitar respeto. Aquí vemos el
patriarcado en toda su gloria: brutal pero aterrado, controlando y sin embargo
desempoderado.
En tanto la evidencia sugiere que en lo que toca al poder
patriarcal hay ganadores y perdedores con género, de hecho a todos nos daña
esta imposición de prioridades y valores que, por naturaleza, nos desconectan
de nuestro yo íntegro y verdadero.
Ya sea un mandato para que los hombres renuncien a su
sensibilidad o para que las mujeres abandonen su furia guerrera, a todos nos
disminuyen las creencias que definen falsamente quién y qué somos en esencia.
En tanto la conjunción entre Neptuno y Venus acentúa la
compasión, vital para el viaje desde el patriarcado fracturado a la
reintegración alquímica, una cuadratura desde Saturno nos recuerda que la
compasión más duradera tiene un eje central de acero. Se resiste a la
explotación y actúa para desafiar la idea de que el poder se puede ganar o
perder.
El verdadero poder, en cambio, reside dentro de cada uno de
nosotros como derecho de nacimiento, y debe ser honrado como tal. No el poder
de controlar al otro, sino de autodefinirnos y vivir la vida que
elegimos.
Al comenzar este mes, el cosmos ilumina las heridas en el
corazón del patriarcado junto con el potencial dentro de cada uno de nosotros
para sanarlas. Hacer esto requiere una compasión feroz - por nosotros y por los
demás -, a menudo una purificación dolorosa y una disposición a enfrentar a la
víctima, al agresor y al sobreviviente dentro de todos nosotros.
A medida que nos curamos a nosotros mismos, curamos al
todo; ya no perpetuamos la grieta entre nuestra psiquis personal y la
colectiva, tan frecuentemente expresada como poder patriarcal.
Esto, por supuesto, nos lleva al tema de las relaciones:
el suelo más fértil para el crecimiento y la transformación, y no menor, porque
en ellas encontramos muy a menudo nuestras heridas.
Este mes debemos poner especial atención compasiva en cómo
reaccionamos y respondemos, creamos y destruímos en nuestra interacción con
otros. Es momento propicio para reconocer la dinámica y los obstáculos que
encontramos repetidamente.
Al hacerlo honestamente, podemos reconocer las heridas
principales que necesitan sanarse. Heridas sufridas mucho antes de
conocer a las personas que ahora están en nuestras vidas, pero que igualmente
se reavivan en la intimidad actual.
La Luna Llena en Leo entre el 3 y el 4 de febrero nos invita a
ver nuestro mundo y sus habitantes como una aventura compartida, ¡y no una
pelea a muerte! Si podemos reemplazar la culpa (nuestra y ajena) con el
reconocimiento de que la vida nace de las consecuencias, una tras otra, esta
Luna puede ayudarnos a reconocer las conexiones sin caer en la victimización, y
las soluciones que promueven el entendimiento en lugar de la
discordia.
Existe gran esperanza en esta Luna y una inmensa posibilidad, si
nos parece adecuado, para reclamar su bendición para nosotros. Sin embargo
podemos seguir tercamente ciegos a su sabiduría, ampliando así la brecha
interpersonal.
Quedan advertidos de que esa terquedad puede crear poderosos
ecos kármicos que vuelven a nosotros cuando menos lo esperamos ¡y cuando más
queremos evitarlos! En tiempos tan poderosos como éstos, nada de lo que hacemos
es insignificante, de modo que la reflexión sabia sobre las decisiones a tomar
y la conducta a adoptar se vuelve vital.
Mercurio se establece directo el 11, después de tres semanas de
estar retrógrado. Los asuntos evitados en las semanas pasadas pueden hacerse
sentir en forma innegable hacia esta fecha, especialmente si drenan nuestra
energía y dificultan nuestra actividad.
Una paz falsa no es paz en absoluto, y todas las palabras sin
expresar no permanecen en silencio sino que flotan en el aire creando
atmósferas y desarmonía incluso cuando se resisten a ser articuladas.
Sencillamente ya no podemos darnos el lujo de vivir de este modo.
El costo es demasiado grande y nuestro tiempo demasiado precioso
para desperdiciarlo en una vida gris mediocre, de asuntos sin terminar y falta
de autenticidad. Seguramente puede ser duro decir la verdad, en especial
cuando exige cambios tan profundos y amplios que tememos no poder salir nunca a
flote.
Pero a medida que Mercurio se prepara para avanzar otra vez,
debemos considerar, más profundamente que nunca, el verdadero costo para
nosotros, para otros y para el mundo a nuestro alrededor, de vivir negando y
temiendo lo que, en lo profundo, sabemos que es una verdad incontrovertible.
El 14 muestra una forma de Yod (N.T. letra hebrea) con Plutón,
Quirón y Júpiter, que permanece durante el resto del mes. Esta es una
alineación intensa que señala una consciencia expandida y una visión interior
más profunda, nacidas de una disposición a soltar nuestras heridas y rehacernos
a nuevo.
Esto de por sí requiere valentía, porque aunque deseamos sanar,
la perspectiva de hacerlo puede desencadenar toda clase de miedos en cuanto a
lo que verdaderamente significa y al camino que tendremos que recorrer para
llegar a ello. Tal vez queremos sanar, pero también esquivar las
emociones, experiencias y recuerdos que hemos de enfrentar para ello.
No hay circunvalaciones en el camino a la integridad. Debemos
pasar por el centro mismo de nuestro ser, por el núcleo de nuestro duelo,
nuestra vergüenza, ira, desesperación, para conocerlo desde adentro y emerger
renovados a una vida en la que esas cosas ya no mandan desde las sombras.
Nuestra disposición a hacer esto ahora, a recorrer el sendero de
la sanación más profunda y liberadora, está apoyada por un cosmos tan vasto
que, no importa cuán grande sea la emoción que tengamos que enfrentar, será
como una mota de polvo en medio de las galaxias que giran.
En tanto tememos a nuestra propia capacidad para enfrentar la
intensidad de nuestro mundo interior, el universo nos ofrece un enorme espacio
para contener todo lo que somos , sin retroceder ante nada.
Esta Yod nos invita a abrazar la tormenta interior, entrar
en ella, viajar a su centro silencioso y reconocer que sólo cuando hemos
conocido esa quietud en medio de la devastación, podemos emerger al otro lado
íntegros.
Este es el viaje del guerrero, cabalgando a la batalla,
enfrentando la muerte cierta del falso yo para poder reclamar una vida libre de
las garras del miedo.
Una Luna Nueva (la segunda Luna Nueva en un mes solar), entre el
18 y el 19 de febrero, nos ayuda en este viaje.
En tanto todas las Lunas Nuevas señalan un tiempo de
silencio para honrar los indicios de un nuevo nacimiento; esta Luna - en el
apogeo entre Acuario y Piscis - insiste en que lo nuevo es nuevo de veras, no
simplemente un reciclado de intentos previos para asegurar un mejor resultado a
partir de un cambio menos que fundamental.
Esta no es una Luna de "está bien, pruebo de nuevo,"
sino una luna de "tiempo de quitar todos los frenos y realmente mostrar mi
compromiso con el cambio." Es nuestra primera gran oportunidad del año
para cambiar colectivamente la energía estancada que nos mantiene a todos
adheridos a patrones del pasado y circunstancias estériles.
Cuantas más personas puedan hacer eso ahora, mejor, porque el
potencial de esta Luna no puede manifestarse sin un "sí" profundo a
lo que es necesario para llevarnos a despertar. Puede sentirse como
pérdida o compromiso, pero si seguimos adelante descubriremos que es
sencillamente la libertad de los lazos que nos atan y de las ligaduras que
limitan nuestro potencial para encarnar la verdad.
Una conjunción entre Venus y Marte domina durante las dos
últimas semanas de Febrero. Nos recuerda que el matrimonio sagrado de
masculino y femenino - los opuestos que crean el todo - no es una simple
metáfora de equilibrio, sino un proceso que vive y respira, tejido con la trama
misma de nuestras vidas.
En tanto encontramos su presencia arquetípica de forma más
directa a través de nuestra experiencia de género, no debemos permitir que
polaridades tan obvias nos dividan, porque en nuestra misma esencia no somos
masculinos ni femeninos, hombres ni mujeres, dioses o diosas, sino una fusión
alquímica de ambos y más aún: una fuerza poderosa de poder creativo y
destructivo, y ninguno de los dos es correcto o equivocado, sino sencillamente
parte de un orden universal.
El 21 y 22 de febrero, apenas entrando en Aries, Marte y luego
Venus cruzan el ecuador celeste hacia el hemisferio norte, trayendo su energía
más poderosamente a nuestra consciencia del momento presente, soltándola de los
ganchos y ataduras del pasado.
Es hora de repensar el género, deconstruir el significado que se
le asignó en la historia patriarcal y considerar su papel, mientras avanzamos a
la Era de Acuario.
No ofrecemos respuestas aquí; no hay reglas fijas ni rápidas;
sólo se formulan preguntas y surgen dudas para subvertir nuestra identificación
innata con la dualidad más fundamental de la existencia. Todo esto junto con un
recordatorio cósmico de que no somos lo que creemos que somos, ¡y los demás
tampoco!
En estos días es vital mantener una mentalidad abierta ante lo
que parece incontrovertible. Aceptar el statu quo y buscar sólo los
cambios que sin embargo lo mantengan, es parte de un mundo viejo que ahora se
disuelve.
El cambio exigido por la floreciente era de Acuario es de un
orden completamente nuevo. Hace estallar los preconceptos y los
prejuicios, desafía a las persistentes nociones de lo que está bien o mal, y
sostiene la Verdad con mayúscula en presencia de las verdades a medias, los
engaños y mentiras tan cómodas y familiares que ni nos damos cuenta que están
allí.
Y la explosión empieza por nosotros, en nosotros, a medida que
permitimos que la coraza de "así funciona el mundo" se abra,
revelando preguntas sin respuestas y verdades no realizadas.
Al llegar Febrero a su fin, debemos estar preparados para no
saber nada. Porque en esta ignorancia divina descubriremos las bendiciones del
vacío y el rico potencial de una pizarra colectiva que ha sido borrada y está
limpia.
Sarah Varcas
© Sarah Varcas 2014. Todos los derechos reservados. Se permite
compartir libremente este artículo en su totalidad si se otorga crédito total a
la autora, se distribuye libremente y se incluye la URL www.astro-awakenings.co.uk
Traducción: M. Cristina Cáffaro
Difusión: El Manantial del Caduceo
Re-Publicado por “Isis Alada”
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