Amados, Tengamos una charla sobre la cualidad del amor conocida como
receptividad.
Siempre hay mucha actividad ocurriendo dentro de uno
mismo.
Hay sentimientos, deseos, sus sentidos intuitivos y
un deseo de paz interior.
Es importante para cada individuo que haga el
compromiso de tomarse algún tiempo cada día para orar, soñar despierto,
meditar, contemplar, experimentar y conocer lo que están sintiendo.
Escucharse uno mismo a diario es cómo se desarrolla
un estado mental receptivo.
Este estado receptivo y abierto de mente permite
disfrutar escuchar a los pájaros cantar, degustar una deliciosa comida, oler
las flores, y sentir el viento suave a través de la propia cara.
Mediante esta receptividad, uno disfruta de muchos
otros detalles importantes y significativos de la vida y vivir aquello que de
otra forma podrían perder.
Sintonizarse con los sentidos de uno reanima el
mundo que les rodea.
El corazón abierto y receptivo admite la posibilidad
de estar en el mundo en un lugar desde la grandeza de uno como un alma en la
vida diaria.
Un corazón abierto y receptivo necesita elevar la
vibración espiritual para la evolución.
Cuando el corazón está abierto, tiene una capacidad
más profunda para manifestar el bien mayor en el mundo que les rodea.
Un corazón abierto y receptivo es aquel que, sin
limitaciones, es la puerta de entrada a una profunda conexión espiritual y
servicio.
Ser abierto de corazón y receptivo es permitir que
el mundo se mueva libremente, sin la necesidad de controlar circunstancias y
personas en ese mundo.
Ser de corazón abierto y receptivo requiere práctica
y disciplina para lograr empezar a tener claridad de mente.
Cuando la claridad está presente, la mente no
reacciona desde historias pasadas y distorsiones superponiendo esta historia
con los acontecimientos actuales, sino que ve la situación tal como existe
realmente en el momento.
La presencia de la claridad es una simple exposición
de lo que actualmente se desarrolla y está desprovisto de dramatismo o
excitación.
Abrir el corazón y el alma de uno es el primer paso
para liberar el poder ilimitado dentro.
Confiar en uno mismo y recordar que son seres
divinos lleva razón y sentido, no sólo a las diferentes experiencias en la vida
de uno, sino por sus vidas como un todo.
Al confiar en cada experiencia y ser receptivos a la
idea de que cada una de ellas lo cerca a uno al destino de su vida, se reconoce
en cada experiencia positiva o negativa la lección y se trata de encontrar el
significado de cada una.
Como un conducto hacia la conciencia superior, el
corazón juega un papel fundamental en el desarrollo espiritual, así como la
vivencia de alegría en la vida cotidiana.
El estado receptivo del corazón promueve la
receptividad de la mente, prevaleciendo una mayor comprensión y conciencia.
De esta manera, la mente empieza a conectar con el
saber interior, una conciencia de que existe más allá de las palabras y que
trae comprensión más profunda a cada situación en la vida de cada uno.
A medida que la mente desarrolla la comodidad en su
tranquilidad, será más receptiva.
Ya no siente la necesidad de tener una respuesta o
saber lo que sigue, la mente se abre al estado receptivo.
Ya no se necesita tener una respuesta o saber lo que
sigue, la mente de uno se abre a un estado de receptividad.
La receptividad invita a que aflore lo que debe
presentarse. Incluye todos los aspectos de consciencia como colaboración al
valor incluso si no se entiende el papel o importancia.
A medida que se nutre la mente, su visión del mundo
comienza a cambiar.
Eventos que previamente se consideraban estancados
se transforman fácilmente.
A menudo, un pequeño cambio desde este lugar de
conciencia y receptividad ofrece una gran transformación.
El estado de mente y corazón abierto continúa
creciendo y permite más energía utilizable para la creación de una vida en
alegría y amor.
Tomarse varios momentos periódicos para reducir el
ritmo y escucharse uno mismo, lo hace a uno más eficaz en sus actividades
diarias permitiéndonos hacer más cosas y cumplirlas.
A medida que bajan el ritmo durante períodos del día
donde pueden experimentar sus propias emociones corporales, sensaciones y
sentimientos, pueden utilizar este mismo estado mental receptivo para ser un
buen oyente para otros.
La mayoría de la gente ocupa muy poco tiempo
escuchando verdaderamente cuando su atención está en otra persona y no
comprende fehacientemente lo que dice, a lo que se refiere, o lo que siente.
Cuando uno se esfuerza en calmarse lo suficiente
como para estar dispuesto a ser receptivo y comprender el punto de vista del
otro, encontrará que sus relaciones mejoran ampliamente.
Al permanecer abiertos y en alerta mientras suceden
los acontecimientos, uno trae claridad y compasión para la vida y para los que
los rodean.
Un corazón abierto invita libremente al mundo a su
alrededor para que entre y participe.
Reconoce la sabiduría interior y crea oportunidades
para la expresión de esta expansión por el mundo.
A medida que se abre el corazón, el acceso a la
sabiduría superior, la presencia del alma y la energía divina son posibles.
Desde este lugar, la personalidad humana y la mente
son contenidas para relajarse y abrirse a estas posibilidades más altas.
La transformación de la antigua conciencia sostenida
abre la puerta a una evolución continua y apertura del corazón.
Cada vez que uno es receptivo con lo que es en el
momento, aprende a abrirse a las profundidades de lo que es correcto en ese
momento, en lugar de lo que alguna vez se percibió que era.
Al hacer esta elección se abren a lo divino en su
interior, eligen su camino e invitan a su dimensión espiritual a entrar a sus
vidas cotidianas como un socio voluntarioso a lo largo de este camino de la
evolución.
La mente receptiva espiritualmente existe en un
lugar del conocimiento; que es tranquilo, libre de pensamiento, pero extiende
su sabiduría a través de la presencia.
La vida se trata de aprender y crecer. Cuando uno se
fija la intención de estar dispuesto a ver las cosas bajo una nueva luz, las
formas más increíbles para vivir la vida se abren a medida que uno se vuelve
receptivo a todas las ideas, personas, lugares y oportunidades.
El universo siempre está enviándole a las personas
nuevas formas de vivir vidas magníficas llenas de amor, uno sólo tiene que ser
consciente y presenciarlo.
Que estén en paz y en un marco receptivo de corazón
y mente para que así estén abiertos a lo que el mundo quiera traerles a su
camino de maneras inesperadas y deliciosas.
YO SOY el Arcángel Gabriel
© 2009-2015 Marlene Swetlishoff / Tsu-tana (Soo-tam-ah) Guardián
de las Sinfonías de Gracia
Traducido por Andelei
Re-Publicado por “Isis Alada”
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