No es lo mismo religión que espiritualidad. La primera es
un conjunto de creencias dirigidas por una institución jerarquizada basada en
principios tan poco sagrados como la doble moral y la connivencia con los
poderes económicos para asegurarse prebendas y buenos negocios. En cambio, la
espiritualidad se basa en la conciencia crítica activa, y en el libre albedrío.
La espiritualidad está por encima de las religiones externas, y quien vive de
esta manera no es una persona religiosa. Una persona espiritual tiene una
relación íntima con el mundo divino y no precisa intermediarios para hablar con
Dios ni precisa templo alguno, ya que cada uno es un templo del Espíritu. En
cambio una persona religiosa tiene necesidad de templos y de intermediarios
entre ellos y el mundo espiritual: tienen la espiritualidad secuestrada y
dominada.
Muchas personas en todo el mundo se encuentran divididas a causa
de la religión: católicos, judíos, cristianos, musulmanes, se hallan en guerra
todavía igual que siempre sucedió, pues la religión se ha convertido en primer
lugar en un mecanismo de control de la espiritualidad de las gentes ( pues
todos somos seres espirituales aunque no creamos en ello), y en segundo lugar
en una excusa perfecta para los juegos sucios de la política, el poder y todo
eso. De ahí que lo menos importante en cualquier religión es la espiritualidad,
el trabajo interior para acercarse a Dios mediante formas de pensar, sentir y
vivir acorde con Sus leyes. Por esta causa, los asuntos religiosos, como
asuntos políticos, se discuten en la palestra política. Así, se habla de tener
o no libertad religiosa, del derecho a tenerla o no, de apostasía, herejía, y
otras formas de conflicto en las instituciones religiosas y en la sociedad.
Sin embargo, la espiritualidad es un asunto de conciencia: un
canto libre del alma que no quiere someterse a cleros, jerarquías dogmas,
tradiciones, convencionalismos y cosas por el estilo. Así que , como portadores
de alma, una espiritualidad libre es posible si así lo queremos y necesaria
para tener una conciencia sin ataduras religiosas ni políticas.
La palabra “religión” tiene mala prensa entre las personas
de espíritu libre, y los menores responsables son los periodistas. “Dios”
también es palabra con mala prensa, y los menores responsables son los ateos.
Entonces, ¿quiénes son los verdaderos responsables? Los mismos que se proclaman
religiosos y teístas se han encargado de alejar de la religión y de Dios a
muchas personas de noble corazón, infundiendo con su mal ejemplo el desprecio a
lo sagrado, y dando lugar a la formación de infinidad de malentendidos, miedos
y prejuicios culturales y religiosos acerca de Dios y de la verdadera
religión que siempre es asunto interno, íntimo, como vemos en el misticismo.
Este proceso de descredito de las religiones por parte de
amplios sectores no es de hoy, pues se originó hace casi dos mil años con
la traición de la Iglesia al cristianismo originario. La Iglesia habla de un
dios lejano, que guarda silencio si se enfada, que castiga y otras idioteces.
Pero… “Cuando te hablo de Dios, no pienses que te hablo de un objeto cualquiera
de oro o plata. El Dios de que te hablo lo sientes en tu alma, lo llevas en ti
mismo…Acordémonos, pues, de Dios, pensemos en Él y hablemos de Él lo más a
menudo posible” .- (EPICTETO).
¿Cómo terminar con los prejuicios culturales y religiosos de
moda tantos años?
Cedamos la palabra a Tolstoi:
“Para que esto se realice, es menester que por un lado los
sabios comprendan que la fraternidad universal y el precepto de hacer a a los
otros lo que quisiéramos que se nos haga, no son de esas razones fortuitas del
hombre que pueden ser sometidas a otras consideraciones de cualquier índole,
sino que es una proposición indiscutible, superior a toda otra consideración,
que se desprende de la relación inmutable entre el hombre y el infinito (Dios),
y que esa es la única religión.
Por otra parte, que los hombres que consciente o
inconscientemente, bajo la capa del cristianismo, proponen groseras
supersticiones, comprendan que todos los dogmas, misterios y ritos que
sostienen y propagan, no son solo indiferentes, como ellos piensan, sino que
resultan perjudiciales en el más alto grado, porque ocultan a los hombres la
sola verdad religiosa, que es expresada en el cumplimiento de la voluntad de
Dios, en la fraternidad de los hombres, en el amor al prójimo, y que no dejan
de ver que el precepto “Obra con con los demás como quisieses se obrase
contigo”, no es una de las prescripciones de la religión cristiana, sino toda
la religión practicada.
Que los que aturden al pueblo con las supersticiones
eclesiásticas cesen de hacerlo y comprendan que en el cristianismo lo
importante y obligatorio no es el bautismo, la comunión,, los dogmas, etc., sino
el amor a Dios y al prójimo, el cumplimiento del precepto “ Obra con los demás
como quisieres obrasen contigo”, y que en esto está toda la ley de los
profetas.
Que comprendan esto los falsos cristianos, que se enseñen a los
niños y a los ignorantes estas verdades sencillas, claras y necesarias, como
ahora se les enseñan las proposiciones complicadas, embrolladas e inútiles, y
todos los hombres comprenderán de idéntico modo el sentido de la vida y
reconocerán los mismos deberes que de ella se desprenden”
(Tolstoi, “La guerra ruso-.japonesa”)
Re-Publicado por “Isis Alada”
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