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jueves, 21 de mayo de 2015

EL VERDADERO SILENCIO INTERIOR…


El verdadero silencio interior es uno de los pilares en la experiencia del Ser, tal cual nos ha sido contado por santos y sabios, los “amos” de la mente.
Durante un momento contemplemos y experimentemos la idea del silencio. Observemos al silencio como la fuente de todo el sonido. El sonido surge del mar del silencio (interior y exterior) y luego se hunde o fusiona nuevamente en ese silencio. Cierra tus ojos y escucha sólo un sonido en particular; observa cómo se comporta, cómo se eleva y luego desaparece.
Practica: Cierra tus ojos y enfócate (o vuélvete consciente) en el silencio subyacente y siempre presente que está en todo tu alrededor, debajo del sonido y también debajo de todos los sonidos que tu oído escucha.
El silencio es interminable y tan vasto como toda la creación. Este también se refleja como el silencio interior cuando no hay pensamientos ni sentimientos emocionales que ocupen tu conciencia. Es la quietud absoluta de tu estado natural del Ser, tu Ser Verdadero.
Como tú lo pienses, así será.
Una vez una joven mujer nos estaba contando cómo su familia estaba siempre interfiriendo en cada aspecto de su vida y cuan frustrante era. Ella constantemente hablaba de toda las interacciones negativas, lamentaba el hecho de que nunca la podrían comprender y continuaba todo el tiempo hablando de su familia.
Cuando ella nos contó todo esto, la escuchamos durante unos momentos hasta que se le terminó el aliento, y luego cuando comenzaba una vez más la interrumpimos.
¡¡DETENTE!! Le dijimos con una voz fuerte y autoritaria. E instantáneamente se quedó callada. Luego de una pausa agregamos: “Estate en silencio al menos un momento, deja que tu mente se vacíe”.
Esto la dejó atónita, y se sentó en silencio. Luego le dijimos una vez más que le preste atención a su mente fugitiva y a su emoción, y le señalamos otra vez a su Ser Verdadero como el Observador de esos pensamientos y sentimientos, del apego de su mente hacia las críticas, opiniones y percepciones. Ella todavía estaba en silencio.
Nos telefoneó un mes más tarde y nos contó que ya era capaz de resolver sus cuestiones familiares; que aquel día cuando le gritamos ¡Detente! le produjo un temblor en su corazón y consecuentemente le produjo un efecto en su rutina mental normal. Finalmente ella pudo ver claramente toda la situación.
Para la mayoría de la gente en el mundo de hoy no existe tal cosa como la tranquilidad interior, o el silencio lleno de vida y vacio, porque la mente chismosa la mantiene constantemente ocupada. A esto añádanle los muchos sentimientos molestos y tormentosos que nunca dejan que las personas se relajen, ni siquiera en los sueños, y el resultado es que ellas no pueden encontrar la paz interior.
El silencio, la calma perfecta, el espacio sin fin, son todos los atributos que le hemos dado a nuestra idea de Dios. El silencio es la base, la matriz eterna, la fuente de todos los sonidos. El silencio (adentro y afuera) es por lo tanto incambiable, eterno, infinito, sin ninguna limitación… ¡Es Dios!
Dentro de ti mismo, en silencio, es donde generalmente te comunicas con Dios, entonces cierra tus ojos y sé consciente del silencio que te envuelve y abarca dentro y fuera de ti. Para poder realizar esto de una manera efectiva, tendrás que practicar cómo silenciar tus pensamientos y sentimientos emocionales, en otras palabras, tu mente.
El espacio es otra idea o punto para contemplar. Un experimento similar al anterior se puede hacer con formas y espacio, puesto que este último es la fuente de todas las formas. Entonces ahora contempla el espacio, y en forma similar al silencio, experimenta con formas de todo tipo. Nada existe sin el espacio y sin embargo, el espacio no existe. Las formas nacen en él y eventualmente se hunde o se disuelve nuevamente en el espacio presente, todo penetrante. Entonces el espacio podría ser llamado también el útero o matriz de todas las formas. A Dios a menudo se le da los mismos atributos que al espacio omnipresente, infinito, ilimitado, etc.
Mira a tu alrededor, vuélvete consciente del espacio vacío que rodea o subyace todo. Observa el escenario y mira todos los objetos que están visibles. Ahora concentra la atención en el espacio que estos ocupan. Presta atención sólo al espacio ilimitado en el cual estos objetos aparecen. Ahora cierra los ojos y mira, o siente, el mismo espacio dentro de tu ser que está en el cuerpo.
Esta es tu conciencia (tu Dios interior) percibiendo el vacío o ese estado de ser donde no hay pensamientos, cuando la mente no está activa. Muy pronto los dos se fundirán y tú serás consciente de que el espacio que está dentro de ti es el mismo que está afuera. Sólo existe el espacio único o no visible, pero está lleno de posibilidades de todas las creaciones de nombre y forma, como la semilla omnipresente, omnipotente o matriz de la creación. Entonces tu mente, cuando percibe silencio o un espacio vacío ilimitado, interior y exterior, experimenta al “estado del ser” de tu Verdadero Ser, eterno, natural.
Emplea la energía de la mente como tu herramienta, para considerarte libre, liberado, y seguramente vas a volverte libre.
PRINCESA FÉNIX (CORAZONDECRISTAL) https://angeldemadrugada.wordpress.com/


Re-Publicado por “Isis Alada”
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