Situándonos de nuevo en modo “mente”, a medida que
seguimos intentando comprender como funciona este juego de la vida en el que
estamos inmersos, van apareciendo filosofías y enseñanzas que van sumando
piezas al tetris de nuestra compresión particular. En este caso, vamos a ver un
poco parte de esas piezas tal y como los antiguos pitagóricos las encajaban.
Cuando Pitágoras definía, para sus alumnos, en sus
enseñanzas, su conocimiento de como estaba formada la realidad, la describía
como un “materialismo espiritual”, pues decía, y sabia, que toda la materia
tiene conciencia, y, por ende, todos los niveles de existencia posibles, sean
físicos o no, son planos espirituales, simplemente en diferentes grados de
condensación vibratoria.
Para los pitagóricos,
la existencia de nuestra realidad está basada en una trinidad de aspectos
equivalentes y relacionados entre si: la materia, el movimiento y la conciencia, y ninguno de esos
tres aspectos puede existir sin los otros dos. Toda materia se encuentra en
movimiento constante y toda materia tiene consciencia. En este y próximos
artículos tengo intención de transmitiros parte de la información o
conocimiento de la escuela pitagórica, y que forma parte del bagaje metafísico
de como está formado el universo en el que existimos.
Mónadas, unidades de
conciencia, átomos primordiales
Pitágoras decía que la
materia está compuesta de átomos primordiales, que llamó Mónadas. Los que
habéis leído los libros de Jane Roberts y
Seth, al mismo concepto lo denominan “unidades de conciencia”.Por otro lado, si habéis leído algo de
mecánica cuántica, también refiriéndose al mismo concepto, hablamos de las
partículas más pequeñas nacidas de concentraciones de éter llamados carpines,
puntos cesna, miríadas, etc., etc. Estas partículas son las partes más pequeñas
posibles con conciencia individual, y cuya combinación y agrupación, en
diferentes formas, dan lugar a las partículas sub-quánticas como quarks, que
dan lugar a electrones, protones y neutrones, que dan lugar a átomos, agrupados
en moléculas, organizados en células, y manifestando todo aquello que está vivo
en nuestro planeta.
Así, desde el inicio, la conciencia de estos átomos
primordiales, mónadas o unidades de conciencia, existen como los bloques
fundamentales de construcción de la realidad, los ladrillos que forman todo lo
que vemos y conocemos.
Varias clases de
materia
Cuando los pitagóricos empezaron a estudiar la
materia, se dieron cuenta que la podían dividir en varias clases. Una, la
materia primordial, no-manifestada, la misma energía de la Fuente que todo lo
abarca y desde donde todo “sale”, luego, una segunda clase de materia-energía,
la manifestada, que compone las divisiones primarias de la Fuente, los cosmos o
universos y todo lo que en ellos se contiene.
Así, cada cosmos o
universo posee una estructura energética consistente en una serie de planos o
niveles de diferente densidad, penetrando y superponiéndose aquellos que son
más altos en vibración, con aquellos que son menores en ella. Siguiendo la ley de las
Octavas, o la ley de siete, la estructura de cada cosmos está
dividida en 7 macro planos o niveles frecuenciales con diferente densidad de
vibración, y cada nivel está dividido a su vez en siete sub-niveles, haciendo
un total de 49 niveles dentro de una primera división por frecuencia de
vibración y composición energética (ya que cada uno de esos niveles se`puede
seguir dividiendo en siete, que se puede dividir en siete más, etc.).
El primer macro-plano comprende los sub-niveles del
1-7, el segundo del 8-14, el tercero del 15-21, el cuarto del 22-28, el quinto
del 29-35, el sexto del 36-42 y el séptimo del 43 al 49. Actualmente, nuestra
realidad sólida y física que conocemos es la realidad material del plano más
denso de todos, el número 49. Cada uno de esos planos difiere solamente
en la composición energética de las unidades primordiales que la forman, su
duración, movimiento y nivel de las mónadas o unidades de conciencia adaptadas
a la vibración del sub-plano donde se manifiestan.
Sobre la ley de las
octavas, un recordatorio de un artículo
anterior:
Todo lo que sucede en
esta realidad, todo evento, situación, proyecto, “cosa”, etc., tiene un proceso
energético. Todo, para poder manifestarse, completarse, empezarse y terminarse
pasa por unos pasos y unas etapas, que, al igual que las podemos identificar de
forma física cuando estamos metidos en ello ( paso 1, paso 2, paso 3, etc.),
también podemos identificar la parte energética de las mismas, aunque a priori
no sea tan fácil. Pero no puede haber nada creado, manifestado, ejecutado o
llevado a cabo en nuestra realidad que no siga un proceso energético de pasos
desde que empieza hasta que se termina.
Este proceso es lo que
se conoce como una octava. Se le llama octava porque los pasos o saltos
energéticos que sigue todo lo que existe para pasar de un estado A a un estado
B son principalmente siete. Estos pasos, más cortos o más largos en duración,
para que todos nos entendamos, son como las notas musicales, y así están
explicados por ejemplo en las enseñanzas de Gurdjieff. Todo lo que empieza se
inicia en el estado energético o nivel que podemos asignar a la nota DO, luego
pasa a un estado que seria correspondiente a la nota RE, luego al MI, al FA….
hasta que termina con el DO de la siguiente octava. Como todos sabéis, las
notas musicales representan cada una un tipo de energía diferente, una
frecuencia, un estado vibracional, de ahí que nos sean tan útiles para poder
estudiar las octavas de las que se compone todo lo que nos sucede en la vida.
Combinación de materia
Puesto que, básicamente y para hacerlo sencillo,
existen esos 49 niveles principales desde el plano más “alto” al plano más
“bajo” o sólido, podemos definir 49 tipos de materia consciente en movimiento
como base para la estructura de ese cosmos, un tipo de energía diferente para
cada nivel.
Cuando nace un universo, para que se pueda crear en su
interior un plano inferior desde uno superior, simplemente siguiendo los
procesos de manifestación de la Ley de las Octavas, la
energía-materia-conciencia de un plano se proyecta hacia el siguiente,
cambiando de estado, densidad, vibración y composición, y generando un nuevo
sustrato para que la “vida” en cualquiera de sus manifestaciones física o no
física pueda tener lugar. Así, para que el plano 2 se forme, son las unidades
primordiales del plano 1 que se densifican un orden de magnitud y modifican sus
características vibracionales para formar el plano o nivel evolutivo siguiente.
Para explicarlo a grandes rasgos, para que el plano físico exista, primero ha
tenido que proyectarse desde un plano etérico y es la materia etérica cambiando
de estado la que forma entonces la materia física, a su vez, este, el etérico,
ha tenido que nacer de la proyección energética desde el plano emocional, y
este a su vez, desde el plano mental, y así hacia el origen de todo.
Los nombres para los siete planos más densos difieren
enormemente según la escuela o línea esotérica de conocimiento que sigas, así
que personalmente los nombro como los aprendí en su momento:
43- plano ádico o divino, 44- plano monádico o
anupadaka, 45- plano nirvánico o átmico, 46- plano búdico, 47- plano mental
(incluye el plano causal como parte superior del mismo), 48- plano emocional y
49 – plano físico (incluye el plano etérico como la parte superior del mismo).
Planos esféricos
Estos planos y niveles
son esféricos. Una vez le pregunté a uno de los guías con los que hablamos de
vez en cuando en sesiones de regresión que porqué no había ningún planeta
cuadrado, y nos dijo muy serio:porque
el “Creador” no es cuadrado :—). La Fuente se define como una
esfera infinita, los universos son esféricos, las estrellas y soles son
esféricos, y los planos o niveles dimensionales y frecuenciales que los
componen son esféricos también. Y todos “ocupan” el mismo espacio, porque se
trata de esferas de radio cada vez más amplio donde los planos más densos están
contenidos dentro de los planos más etéreos. Cuando hablamos de los diferentes
planos no físicos que rodean nuestro planeta, la Tierra, siempre empiezan todos
a medirse desde el núcleo o centro de la misma, por lo que hay partes de los
planos más elevados, que, “físicamente”, se encuentran en el interior de la
parte física de la Tierra, y hay partes de esos mismos planos, que
“físicamente”, llegan muy lejos de la misma.
En el siguiente artículo entramos más en detalle en la
composición, según la escuela pitagórica, de la estructura molecular y atómica
de los planos 43-49, que son básicamente donde nos movemos ahora como planeta y
raza en nuestro estado actual de evolución.
POR DAVID TOPÍ
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