La Celebridad - Kryon
La Celebridad
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio
Magnético.
Este es el final de un día de taller. Muchas veces he
dicho que estos son mensajes diferentes. Muchas veces los mensajes son solo
para quienes están presentes. Sin embargo, las instrucciones para mi socio son
de publicar todos los mensajes, para asegurar que puedan ser oídos y sentidos.
Entonces hay oyentes que, por supuesto, no son asistentes. Parte de lo que les
diré a ustedes, queridos, sentados en las sillas, es que también será apropiado
para los que escuchen, pero esto es especialmente para este grupo.
Aquí hay una verdad, hermosa, difícil de imaginar, de
reconocer: que Dios es real; que la Fuente Creadora del universo, inmensa como
es, es parte de ustedes. Ese es el plan. Así es como están cableados. También
es parte de la historia de la creación: presencia angélica, si quieren llamarlo
así, que les ha dado la biología seminal. La historia de la creación es que se
les dio a propósito el conocimiento de la luz y la oscuridad, y con libre
albedrío pueden elegir lo divino - o no. Es una bella historia que abarca un
plan, y ese plan los hace descubrir quiénes son ustedes.
Dios es real y está disponible, y en esta nueva
energía, más que disponible; tal vez esperando. ¿Qué hace que esto sea tan difícil de creer para la mayoría de los humanos
en cualquier lugar del planeta? Es que es casi un
contrasentido. Ustedes creen ser tan pequeñitos. ¿Cómo podrían importarle a Dios, el que puso en
movimiento a las estrellas? ¿Cómo podrían importarle a Dios? Y sin embargo, su consciencia algunas veces se
expande tan grande como Dios. Y ustedes saben esto, que el cuerpo en el que
están, pequeños como es, tiene una pieza del Creador y un potencial de
consciencia inmenso. Ese es el contrasentido. De modo que en algún nivel
saben que tengo razón. También saben, en algún nivel, que el alma continúa
después que el cuerpo ha terminado. Esas dos cosas se añaden en una creencia
parcial.
Pero los mensajes para los que están frente a mí
son: que cada uno de ustedes está en un camino individual, separado, y muchos
de ustedes están luchando con un concepto básico: no es si Dios es real o
no, sino que el concepto es si realmente pueden aplicar algo de esto a sí
mismos hoy en día. ¿Pueden cambiar su
situación? - yo sé quién está aquí - y su situación es lo
que ocurre a su alrededor, o lo que está pasando en su vida, o lo que
sucede en las células de su cuerpo. Y como les pasa a muchos otros, la
tradición, el sesgo, lo que les dijeron, todo conspira contra ustedes, y
ustedes se sienten un poco apartados de lo que se ha presentado en estos dos
días. Algunos realmente se esconden en su caparazón - ¡yo sé quién está aquí! - y aunque han escuchado y pensado en todo, no ha llegado muy lejos.
Algunos han decidido que lo que oyeron hoy aquí es para otros en las sillas, no
para ustedes. No parecía sonar a verdad, no parecía ser aplicable. Y eso se
debe a que el caparazón que han construido a su alrededor es muy duro. Y
el caparazón es de su propia fabricación, por supuesto; deciden por adelantado
que no pueden hacerlo.
Algunos vienen porque están buscando algo que penetre
el caparazón, y tal vez en este punto dicen, “Bueno, quizás esto no era.” Otros tenían la
información que se dio esta semana, y vieron lo profundo de ella, su belleza,
tal vez incluso sintieron la compasión; sin embargo cuando se retiran del
lugar, no pueden realmente asumirla. No pueden asumirla todavía. ¿Ven? Yo sé quién está aquí.
Lo que se interpone es lo que se interpone siempre: el
pasado, la falta de autoestima, lo que les enseñaron, lo que creen que saben.
Quiero llevarlos en un viaje, y tienen que consentir en fantasear conmigo; si
no, no funciona. No va a dañar a nadie aquí. Quiero que visualicen cosas
conmigo; quiero que sientan cosas conmigo. ¡Para eso vinieron! Vinieron por un
cambio, por conocimiento, por sabiduría, tal vez un despertar, una consciencia,
lo que sea que creara una situación que mejorara quiénes son ustedes, de modo
que tal vez pudieran irse un poco diferentes de como vinieron. Ese es el
propósito de estar en las sillas. Han invertido en sí mismos, de modo que ¿por qué no hacer este ejercicio final en este día de
taller?
Es una fantasía; una metáfora; alguno hasta dirá que
es encantador; pero es tan real como puede ser. Les quiero presentar
algo. Esta fantasía los coloca a ustedes con su propia consciencia en un
estado de visión. Algunos dirían ¿un sueño? Yo digo una
visión. Porque la palabra visión les dará permiso para que cualquier cosa pueda
suceder.
Las visiones son como los sueños, se recuerdan, y se
sienten reales en el momento. Los invito a dar un paso a un costado de sí
mismos por solo un momento. Si pueden, si lo desean, incluso si no
pueden, comprendan, reconozcan, conozcan que Dios está aquí. Que este
mensaje viene del otro lado del velo y conoce sus nombres y los invita a
participar ahora mismo. Vengan conmigo en esta visión, salgan de su condición,
su situación, por solo un momento, si pueden. Dejen sus preocupaciones en la
puerta. Solo un momento, no tomará mucho tiempo.
¿Qué imaginarían, si estuvieran parados en una
habitación completamente vacía y blanca, en la que no hay nada, y va a aparecer
algo, y será para ustedes? Hay una puerta, y esa
puerta tiene un rótulo. Ese rótulo dice: Misterios del Cuerpo. Si estuvieran
haciendo una película, aquí va una música. (se ríe). La puerta tiene ese rótulo porque tiene que ser interesante y -
cómo decirlo - intocable para algunos. Porque eso es algo que tal vez no
quieran saber: qué misterios están del otro lado de la puerta. Esa es la puerta
que tienen que abrir, la abriremos juntos.
Y te das cuenta de que en esta habitación vacía, el
cuerpo que eres, hablando al costado, eres tú. No se trata del cuerpo humano;
es el cuerpo de - tu nombre va aquí. Estás por abrir la puerta de los
misterios. Ahora bien; ¿por qué tendrías que
abrir una puerta? Y esta es una
de las metáforas. Literalmente existe una pared entre tú y tus células. Cuando
miras hacia abajo a tu cuerpo, no tienes tendencia a saludarlo; hasta lo llamas
por sus partes. Dices: “me duele la pierna” en lugar de “tengo dolor”. “Me duele un dedo del pie” en lugar de “tengo dolor”. No estás en contacto
con las piezas y partes de tu cuerpo; hay una pared entre ambos. En parte, de
eso se trataba el taller: cómo atravesar la pared. Bueno, estás casi listo para
hacerlo, porque esta pared ha sido creada para ti, ahora mismo, hoy, en este
ejercicio. Quiero que la abras conmigo. Sin miedo, sin ansiedad, en un momento
verás por qué.
Abres la puerta y te das cuenta de que cuesta abrirla,
hay que tirar un poco, porque esa pared entre tú y tu estructura celular es
dura. Finalmente se abre la puerta, ampliamente. Y empiezas a oír lo que tal
vez sean los sonidos del cuerpo. No estás realmente familiarizado con esos
sonidos. Uno de los aspectos más importantes es siempre tu corazón; lo
oyes primero, y luego hay más. Está el sonido de líquidos que fluyen, incluso
tal vez el chasquido de la sinapsis y la electricidad; todo eso. Es un poco
extraño; todavía no estás listo para entrar. Luego te das cuenta de que esto
simplemente eres tú, entonces ¿por qué no?
Atraviesas el umbral de esta puerta y de pronto estás
en otro mundo. Al mirar hacia adelante, en esta metáfora, te das cuenta de
estar en - la mejor palabra - una sala de control. Puedes ver lo que es el
control de cosas específicas de tu cuerpo, de algún modo lo reconoces; allí
está el del corazón, el del cerebro, el de la pineal, y varias otras cosas. No
ves controles de sistemas específicos, como pensabas que verías, pero
igual es una sala de control.
Y entonces te das cuenta de algo: no estás solo. En
esta sala de control hay una miríada de pequeñas entidades, y empiezas a
entender que ellas son tu ADN. Y luego empiezas a ver nombres en ellas.
Pequeños distintivos (se ríe) y cada uno lleva el mismo nombre: tú. Entras en la sala de control
de todo en tu cuerpo. Empiezas a darte cuenta de que estas pequeñas
entidades son enormemente numerosas. No les temes. Ellas todavía no
te han notado. Llevan estos pequeños distintivos por todas partes; por detrás,
por delante; llevan tu nombre - ¡tu nombre! - está en todas. Trabajan todas juntas lo mejor que
pueden y entonces sucede algo, algo asombroso. Todo queda en silencio por
un momento. Oyes lo que podrías reconocer y percibir como un grito ahogado,
porque todas se dieron cuenta de que entraste en la sala. Y entonces se vuelven
y se muestran ante ti. Ves que están sorprendidas, asombradas, ves que por un
momento están estupefactas. Y luego aparece una gran sonrisa en cada una,
cuando se dan cuenta de que la celebridad en la sala eres tú.
De pronto se acercan, se amontonan a tu alrededor,
puedes sentirlas, millones de ellas, tocándote, ¡tan felices de que realmente hayas entrado en la sala! Otras entran - esto puede parecer raro - puedes
sentir los flashes disparándose. ¡Miren quién está aquí! ¡Miren quién vino! ¡No puede ser! ¡Ha llegado el jefe! Están tan encantadas de conseguir verte; dentro de la historia
humana, en el pasado nunca visitaste esa sala, ¡nunca! Y la pared simplemente estaba allí y ellas adivinaban
quién eras.
Y luego retroceden. Tú no comprendes el lenguaje de
las células; no hablan inglés, ni francés, ni portugués (se ríe). No hablan español, no hablan nada de eso, solo
lenguaje celular. Y puedes ver que quieren decir algo. Tienen sus manos - si
puedes imaginar manos en el ADN (se ríe) - tienen las manos extendidas como haciendo una pregunta. Y te das cuenta
de que, colectivamente, te están enviando un mensaje: ¡una pregunta! “¿Qué podemos hacer por ti?” (se ríe)
Desde su punto de vista, han pasado eones desde que la
verdadera consciencia divina de quien ellas sirven ha entrado en esa sala, y
nunca tuvieron real comunicación. Han tenido señales; mensajes parciales;
¡nunca conocieron al jefe! Y en este momento, antes de que la puerta se cierre,
quieren saber: ¿Qué podemos hacer por
ti? ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que podemos
hacer?
La visión ha terminado, porque la pregunta solo la
puede responder cada individuo que oye este mensaje. Esto es real, porque en
esta nueva energía tu consciencia empieza a romper la barrera y hablar a las
células en forma directa. Empiezan a oír lo que tus oídos oyen, empiezan a
recibir los mensajes por la manera en que te comportas. ¿Alguna vez supiste que te consideran una celebridad? ¿Alguna vez supiste de
la frustración del ADN por oír solo sonidos ahogados hasta ahora?
¿Qué les vas a decir? Si pudieras pedirles una cosa, tal vez en tu situación, sería la
paz, paz celular en lo que sucede en tu cuerpo, o a tu alrededor. O tal
vez pedirías una confluencia de salud. Química equilibrada. ¿Qué tal amor? ¡Compasión! ¿Qué podrías darles,
para que ellas se pongan a trabajar ahora mismo, para crear aquello para lo que
viniste? ¡Comunicación estaría
bien!
(se ríe).
Esta es la visión que quiero que captes y sostengas y
te lleves al irte, porque es verdad. No me importa cuán indigno te sientas. Hay
un entorno llamado tú, que ha estado mucho tiempo esperando que le
hables. Además de todas las cosas divinas y esotéricas que has aprendido,
hay un entorno del cuerpo. ¿Qué le dirías a tu
pineal, que habla con el Yo Superior? Esa es la sala de control en la que entraste. Es el alma, es el
cuerpo, es el Innato, el corazón, y el cerebro. Es la tríada, que controla todo
lo que es que eres tú. Y te paras justo en el medio, y eres una celebridad.
Por un momento en la visión, ¿sentiste el amor que el cuerpo tiene por ti, el
asombro y la sorpresa? Y el deleite de poder
tocarte, mirar tú cara, todos ellos con tu nombre.
Es hora, querido, de hacer real la visión, y saber que
nada que te haya sucedido alguna vez te va a impedir unirte a esas células, de
hablar con esas células. ¡Ustedes son dignos! Son una celebridad. No permitan que nada, ni nadie,
ni una situación, les convenzan contra la verdad de esto. Siéntanla en su alma
misma, allí sentados: ¡Ustedes son dignos de
esto! ¡De modo que adelante! Cancelen las cosas que los alejan de su
propia magnificencia.
Ese es el mensaje; siempre lo es. Siéntanlo; sépanlo;
abracen a este nuevo grupo de amigos. Todavía están disparando los flashes.
Y así es.
Kryon
Desgrabación y
traducción: M. Cristina Cáffaro
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