Hacia la Comunión perpetúa
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Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Amados Hijos, dondequiera que
estéis en la Tierra, que el Manto Azul de la Gracia esté con vosotros y que
nuestra comunión persista después de la Teofanía.
…Silencio…
Os trasmito todo mi Amor, todas mis bendiciones y la alegría de
mi corazón a todos vosotros para que estéis presentes con más frecuencia, en
vosotros mismos, en la Verdad, más allá de las apariencias de este mundo, más
allá de sus ilusiones, más allá de sus alegrías y más allá de sus sufrimientos.
Ahora que estoy más cerca de vosotros, os acompaño cubriéndoos
con mi Manto Azul de la Gracia que es vuestro. Un número cada vez mayor de
vosotros vivís momentos muy intensos de comunión que os despiertan a vuestra
eternidad, a vuestra la liberación y os conducen a ver lo que está sucediendo
en la pantalla de este mundo que no es la verdad, realmente.
…Silencio…
Así pues, sois cada vez más los que os encontráis en vuestro corazón, los que os encontráis a vosotros mismos más allá de toda comprensión, de toda explicación, allí donde no puede haber ninguna duda, allí donde está presente la única Verdad y allí donde no puede disimularse ningún pensamiento, ningún sentimiento a causa del pasado o del futuro, allí donde se encuentra vuestra eternidad y la Verdad.
En ese espacio sagrado, el de nuestras comuniones, el de vuestra
vida frente a vosotros mismos, ahora, no hay lugar para la mentira, no hay
lugar para la Ilusión. Vuestro corazón se revela cada día un poco más,
llevándoos a vivir esa Paz inefable que no puede decir nada y que os aparece a
cada uno de vosotros como la única joya, el único tesoro y la única Eternidad.
…Silencio…
Hoy me dirijo a vosotros porque ya muchos habéis constatado que las Teofanías, independientemente de nuestras citas de los jueves y de los días relacionados con mi presencia, son cada vez más intensas, cada vez más vivas. Doy gracias por vuestra perseverancia, por vuestra fe y, sobre todo, por vuestro Amor, que muchos os atrevéis ahora a manifestar sin temor, con firmeza y con ligereza, al mismo tiempo.
Bendigo a todos los que comenzáis a vivir esta Eternidad, vuestro
Cristo interior que no está limitado a pesar de la presencia de este cuerpo, a
ninguna ilusión de la materia. Descubriréis ahora lo que significa ser el
Camino, la Verdad y la Vida, haciendo de vosotros una conciencia que se
mantiene de pie, en este mundo, aportando vuestra mirada, vuestra sonrisa -a
veces vuestras palabras- y, sobre todo, vuestra propia presencia, caminando
entre los hermanos y hermanas dentro de la vida en la que estáis sumidos, lo
que os permite descubrir la “Vida”, la verdadera, donde no existe la sombra, la
Vida que se os ha prometido desde siempre, a pesar de los velos del olvido, a
pesar de los velos de la ignorancia, a pesar de las trampas y de los obstáculos
de este mundo que habéis atravesado cada uno a vuestra manera.
Hoy, muchos de mis hijos han encontrado la Eternidad y una vez
alcanzada, no tienen necesidad de nada más, ni de creencias sino simplemente
estar allí en esos momentos que podéis calificar de mágicos y que, para muchos
de vosotros, os parecen tan alejados de vuestras capacidades y vuestras
posibilidades. Hoy, eso se revela a vosotros porque ha llegado el momento,
porque el tiempo se ha cumplido y solo queda por manifestar, dentro de vuestra
materialidad, las señales en los cielos y mi Llamada. A través de las
Teofanías, muchos de vosotros, cada vez más numerosos, habéis despertado y os
habéis unido a las fuerzas de la Luz Una, incluso sin saberlo, sin pensarlo.
El nivel de conciencia de la Tierra, su nivel de vibración, se
expande ahora, cada día más, dejando claro a muchos de vosotros, el punto de no
retorno a ninguna ilusión. Cubiertos con el Manto Azul de la Gracia, portadores
de este Corazón ardiente, alcanzáis vuestra dimensión de Hijos de la Eternidad,
de Hijos Ardientes del Sol, y os queda por recorrer los últimos pasos de
vuestra vida en este mundo, envueltos en esta Vida eterna, viviendo esta Gracia
y esta Paz, que os conduce poco a poco a posicionaros de manera definitiva en
la única verdad y en el único consuelo, Allí donde no tendréis nunca más, ni
sed ni hambre y ningún sufrimiento podrá aparecer o imaginarse.
El mes de mayo que
ha empezado hace unos días, os permitirá avanzar, siempre más, hacia vosotros
mismos, hacia la Verdad, poniendo fin a todas las mentiras, los encarcelamientos
y las ilusiones de este mundo, poniendo fin a la búsqueda desenfrenada de
placer, poniendo fin a lo que quizá habéis denominado, vuestra búsqueda
espiritual. Porque allí donde estáis ahora, cada vez más numerosos, no persiste
la menor duda ante la Evidencia que está ahí.
Así pues, hoy os insto a que queráis y estéis dispuestos a
responder a mi Llamada, a responder a la Llamada del Cielo y de la Tierra a
través de los sonidos, pero sobre todo a través de vuestra conciencia. Cada día
que pase ahora en la Tierra, se desvelará más la verdad que derribará las
máscaras, las ilusiones y las últimas resistencias en algunos de mis hijos.
Recordad que ahora y cada día que pase, el único consuelo que
encontraréis, no podrá venir del exterior sino únicamente de vuestro estado de
Gracia.
…Silencio…
Vuestras percepciones, vuestros sentimientos, vuestras experiencias se vuelven más intensas, más luminosas y os conducirán a desenmascarar y lavar lo que quede por purificar, por así decirlo.
Desde el momento en que viváis la Gracia, os reconoceréis de
inmediato, no en el exterior sobre el escenario de este mundo, sino
directamente en vuestra intimidad, allí donde el Amor no necesita de ningún
apoyo, de ningún tipo de prueba.
Así se instalan -en algunos, diría que a marchas forzadas-, el
Camino, la Verdad y la Vida, haciéndoos vivir realmente, como Luz y no como
personas, al no adheriros a ningún vínculo, a ninguna historia, a ningún
sufrimiento. Así es la Morada de la Paz Suprema.
Sé que estas Teofanías se reproducen más allá de nuestras citas
y con mayor frecuencia, lo que representa la última Llamada de la Luz y las
gracias más abundantes; así es la Redención.
Por consiguiente, os invito a unos y otros, a que viváis incluso
a distancia, este “corazón a corazón”, estas Teofanías. No pongáis barreras ni
límites a la expresión del Amor dentro de este mundo, para completar la obra de
la Liberación de todo el colectivo de la humanidad. Por vuestra Ascensión
-aquellos que la vivís-, liberaréis los engramas todavía presentes en algunos
de vuestros hermanos y hermanas que no conocéis, que nunca habéis visto y que,
sin embargo, se bañan en la misma unidad que vosotros.
Vais a verlos cada vez más despiertos y cada vez más conmocionados,
no por vosotros, sino por lo que descubren hoy gracias a vuestra presencia, más
allá de toda palabra y de todo discurso, la mentira de este mundo, donde solo
existe la dualidad, la depredación que no es más que la prerrogativa de la
materia, porque existen mundos unificados donde la materia, como sabéis, es el
medio de expresión, el medio de vivir la Alegría y el Amor sin experimentar la
dualidad ni ningún sufrimiento.
Habréis comprendido antes incluso de mi Llamada, aunque ya
hayáis sido llamados hace unos años, que hoy la Verdad no puede estar oculta de
ninguna manera en ningún lugar de la tierra, en ningún lugar de vuestro cuerpo.
Tomaos tiempo, no para actuar en este mundo sino para actuar en
vuestro corazón cuando la Luz os llame, cuando la Teofanía se presente a
vosotros, cuando estéis en relación con un hermano o una hermana, esté donde
esté. El Comendador os lo dijo: poned el Amor delante, pero incluso no vais a
tener que ponerlo, será de forma espontánea, de forma natural a través de vuestros
ojos, a través de vuestra radiación y, sobre todo, a través de vuestro corazón.
Así que, usad y abusad de estas comuniones con vosotros mismos, con el Cielo,
con la Tierra, con un hermano o hermana, con todos y con todo. Si existe algún
problema con uno de vuestros hermanos o de vuestras hermanas, uno de mis hijos,
entonces, más que actuar o tratar de tener razón o ver quién tiene la razón,
estableced los dos juntos esta relación en el corazón que no necesita palabras
ni demostraciones porque el corazón se vuelve evidencia para todos en la
Tierra, abatiendo las creencias, todo lo que os mantenía encerrados a través de
las religiones, de los conceptos.
Descubriréis la libertad interior con una intensidad que solo
había sido alcanzada por algunos seres en ciertos momentos, porque las
condiciones de la densidad eran tales que debía tratarse de un alma especial
para salir de ella. Hoy, el Fuego del Espíritu está por todas partes; el
Espíritu del Sol trabaja para desenmascarar lo que estaba oculto en cada uno de
vosotros como en todas las relaciones de este planeta, en cualquier
ámbito.
Así que hoy os invito solemnemente a multiplicar las Teofanías
que no solo están vinculadas a mí o la Confederación Intergaláctica, sino
también a cada uno de vosotros con el mismo potencial de Amor, con el mismo
potencial de Verdad, con el mismo potencial de claridad. Ahora os atañe a
vosotros ser autónomos en relación a esto. Por supuesto, las Radiaciones
Arcangélicas y las Teofanías continuarán como se os ha dicho, hasta comienzos
de junio.
Sabéis que este mes
de mayo goza de muchas convergencias, muchas sincronías que se establecen más allá de vuestra persona
y de vuestro quehacer personal, en todos los asuntos de este mundo. Entonces,
alegraos.
Independientemente de las convulsiones o de los acontecimientos,
sólo quedará la Paz, el Amor que no depende de vosotros, de ninguna
circunstancia o condición exterior, de ninguna persona, de ningún karma. Solo tenéis que soltar vuestras cargas, solo tenéis que
aligeraros, solo tenéis que aceptar y decir “sí”.
…Silencio…
Aprovechaos de esta intensidad de la Luz que no disminuirá ahora y que solo puede alcanzar su objetivo, es decir, la disolución final de este mundo.
En estos momentos de caos y de complicaciones que se anuncian,
os invito a permanecer firmes en vuestro corazón, no por un esfuerzo sino por
relajación, con la confianza total no en vosotros, no en vuestros hermanos y
hermanas sino en lo que sois en verdad, porque eso emerge y se presenta en vuestra
conciencia, aunque cada uno de vosotros haya llegado a estratos diferentes,
pero con el mismo impulso, la misma Verdad y, sobre todo, la misma belleza.
Tomaos un tiempo. Cuando se presente la ocasión o la Llamada de
la Luz se haga demasiado intensa, acoged y aceptad, y disfrutad esos momentos
al salir de vuestra Teofanía, cuando os llegue de forma individual para
proponer eso, incluso a quienes lo necesiten, estén donde estén en la Tierra,
que no conocéis ni habéis visto jamás -no os restrinjáis a vuestro círculo más
cercano. No pidáis nada para vosotros, solo que está claridad, esta señal de la
Luz, de la Fuente, se revele en el otro, en cada situación, en cada conflicto
de este mundo. No para que se detengan porque llegarán hasta el final, sean cuales
sean los acontecimientos, sino para aportar un bálsamo y un consuelo de Amor,
porque ahí está la única Verdad en estos tiempos difíciles, en estos tiempos de
Alegría. Esto es difícil para la persona, pero es Alegría para vuestra
Eternidad.
Desde luego, no están despiertos todos mis hijos y lo sabéis; no
tenéis más que mirar a vuestro alrededor, pero la Llamada de la Luz es inmensa. Se está finalizando la disolución de las capas aislantes -no
solo a nivel del planeta o del sistema solar, sino directamente al nivel de
vuestros cuerpos sutiles-, ved cómo se desintegra el cuerpo causal, ved cómo
oscila el alma entre el cielo y la tierra, fluctuando si no estáis despiertos,
dependiendo de vuestros estados de ánimo, dependiendo de lo que se ha aclarado
en el escenario de vuestra vida. No os detengáis en
eso.
Todo lo que se produce hoy en vuestra vida, de la naturaleza que
sea, es un compromiso para que seáis lo que sois desde la Eternidad. La puerta
como sabéis, en tanto que creáis todavía que es una puerta, está situada al
nivel del corazón. No hay otra llave que el Amor, no necesitáis ningún
conocimiento, ninguna condición puede impediros vivir eso ahora, desde este
día.
Por eso os pido vuestra ayuda y vuestro servicio para abreviar
los tiempos complicados, digamos, para la persona. Por tanto, comulgad. No
necesitáis tener a alguien frente a vosotros; pensad en un ser humano de la
Tierra, sea el que sea, y estableced esta comunión. No tenéis que protegeros de
nada ni temer nada, porque estáis en la comunión del corazón, ya sea en una
situación, frente a un hermano o hermana, frente a un desconocido que pasa o un
niño del otro lado del planeta o un anciano que está a punto de irse, poco
importa; porque en cada Teofanía, en cada comunión, vais a percibir -ya en vosotros-,
cambios, cambios cada vez más patentes y más evidentes.
A través de este proceso ahora, es cuando vuestro corazón se une
al corazón de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres, al corazón
de los Arcángeles en su radiación, conduciéndoos a descubrir, si no es ya el
caso, el poder y la Verdad del Amor.
Ahí está vuestro baluarte, se puede decir, ahí está vuestra
Eternidad. Todo lo demás, es
solo pasajero y pasará de forma brutal y abrupta en este mes de mayo.
Hace unas semanas os invité a ver el Sol. Ahora os invito a ver
el Sol en vuestro corazón alimentándolo con el Amor y la atención que llevéis a
él sin pedir nada más que estar allí presentes a vuestra Resurrección, a
vuestro despertar, a vuestra Liberación o a vuestra Ascensión.
Así pues, yo os anuncio la intensificación de la Luz, la
intensificación de la Verdad, la intensificación del Amor y su grandeza, a
algunos de vosotros, para que vayáis más allá de los que podáis denominar
éxtasis o felicidad, porque la Verdad no tiene necesidad de palabras; ella es.
Y eso es simple, eso es evidencia. Volveré, por supuesto, para acompañaros y
para hablaros si es necesario, pero sois cada vez más los que me percibís, los
que me vivís como os vivo a vosotros en mi corazón. Nada más es necesario. ¿Qué
podéis perder con esto?
Por consiguiente, os invito a anunciar la “buena nueva” no con
palabras que solo podrían ofender, sino exclusivamente con vuestro corazón, no
con ideas del corazón sino con la radiación efectiva de vuestro corazón, de
vuestra eternidad. Os volveréis lo que siempre habéis sido y que habéis
olvidado: “Los Hijos Ardientes del Sol”.
Allí se encuentra ahora vuestro alimento y vuestra satisfacción
que os invito a compartir con todo el mundo en todas las situaciones. No se
requiere ningún esfuerzo, no hay nada que hacer. Simplemente, cuando lo viváis,
estad plenamente en ello porque ahí se pondrá fin a todo lo que quede de duda
todavía, a lo que quede aún de ilusión por la costumbre de este mundo.
…Silencio…
No hay ninguna dificultad que no pueda resolverse ahora con la radiación de vuestro corazón. Os invito a vivirlo, a experimentarlo, a multiplicarlo, a entrar cada vez más en el estado de Gracia porque es así como ayudaréis, no a la Tierra -ella ya está liberada-, sino a todos mis hijos que duermen todavía, por poco tiempo.
Os daréis cuenta también que estos episodios, digamos, de
Teofanía, se volverán más intensos, pero también más duraderos. Hagáis lo que
hagáis, manifieste lo que manifieste vuestra persona en cualquier tipo de
contrariedad o en algo que tengáis que afrontar, el corazón será vuestro seguro
y vuestro recurso. No hay nada más y, sobre todo, no hay nada mejor adaptado a
este período que vivís en la Tierra.
…Silencio…
Estad seguros que en los momentos de dificultad, los momentos en que os parece que la Teofanía se aleja de vosotros, que lo que está ocurriendo en vuestro pecho está menos presente, no dudéis en hacer una llamada a la Luz, a una de nuestras formas dentro de la confederación y estaremos allí de inmediato, no para aportaros una beneficio material en este mundo, sino exclusivamente para vivir una Teofanía, realineándoos, reorientándoos, insuflándoos la energía y la energía suficiente para atravesar esa contrariedad.
Los momentos que vais a vivir este mes, sea cual sea vuestro
camino, vuestra edad, vuestro emplazamiento, en el escenario que sea (vuestra
vida familiar, vuestra profesión, vuestras actividades) traspirará esa Gracia y
esa Evidencia.
…Silencio…
Es vuestra nueva naturaleza de estar despiertos dentro de la materia, para muchos de vosotros, para percibir la Verdad.
…Silencio…
Mis palabras se detendrán aquí en esta jornada, y más allá de nuestras citas, os daréis cuenta realmente, cada vez más a menudo que lo que sucede en vuestra conciencia y en vuestro corazón, en el Corazón del Corazón, se volverá tan evidente y tan agradable que no podrá compararse a nada de lo que habéis experimentado, a ningún placer de este mundo.
Entonces, permitidme bendeciros y permitidme estar a vuestro
lado en estos tiempos. Estoy con vosotros, soy vuestra Madre y vosotros sois el Camino, la Verdad y la
Vida.
…Silencio…
Os bendigo y os amo.
…Silencio…
Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra y rindo Gracia a cada uno de vosotros.
…Silencio…
Hasta pronto y hasta siempre
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