Hacia la
Comunión perpetúa
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Yo soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestes. Bien
amados hijos del Uno, que la Paz y el Amor sean depositados en cada uno de
vosotros.
… Silencio …
A la hora en la que continúo sembrando las aguas o arando la tierra, y alumbrando el cielo, vengo para cortar lo que debe ser cortado. Vengo, por el Fuego y mi espada, para acabar mi obra en vuestro corazón, para vuestra libertad. En muy poco tiempo ahora, en términos terrestres, el arcángel Uriel me sucederá, porque tal como él os lo anunció en muchas ocasiones, viene para acabar, a continuación de mí, la instalación de la Verdad eterna.
Las Teofanías espontáneas de las cuales os ha hablado el Cristo,
son llamadas a generalizarse y amplificarse, permitiéndome entonces dejar curso
libre al Fuego Ígneo que viene para quemar y para liberar lo que quizá todavía
traba la Libertad en cada uno de vosotros.
Vengo también, a través de la iluminación de vuestras noches,
para agregar mi vibración y mi Presencia en el Manto Azul de María, que es
también mi Manto. Viniendo no sólo para cortar y para quemar los últimos
elementos que traban la Verdad, vengo también para ser el que atiza el Fuego de
la Verdad, el Fuego del Espíritu.
Para aquellos de vosotros que acogieron o que acogerán en un día
próximo a Cristo en su morada, les agregaré el Fuego, este Fuego que os
consumirá de Amor, de beatitud, este Fuego que os colma de gracias.
Lord Metatrón, en ese día, vendrá para magnificar lo que fue
llamado hace cierto tiempo el impulso Metatrónico, abriendo siempre aún más las
puertas a Aquel que viene, o el que ya está allí para algunos de vosotros.
… Silencio …
Mi acción, desde este día, se acabará en el hecho de cortar los últimos vínculos a la Ilusión de este mundo, los últimos apegos. Vengo para apoyar, por mi Presencia, vuestra resurrección y vuestro acceso al Êtreté en manifestación y en encarnación desde vuestra morada, en cada una de las partes de vuestro cuerpo y de vuestra conciencia.
Los Ángeles del Señor acompañarán mi presencia en vuestros
cielos, dejándoos ver, dejándose ser sentidos para vuestra mayor felicidad.
Numerosos de entre vosotros, en estos días, serán llevados a vivir encuentros
multidimensionales de un género nuevo, para el mayor número de entre vosotros.
Visitantes intergalácticos de los mundos libres, en resonancia con vuestro destino
o vuestro origen estelar, vendrán a visitaros en la intimidad de vuestros
corazones y en la intimidad de vuestras noches con el fin simplemente de estar
presentes a vuestro lado en vuestra resurrección y en la acogida del Cristo en
vuestra morada.
Vengo también, por unos últimos mecanismos de Gracia Mariana,
para desviar a algunos de vuestros hermanos y hermanas humanos de su camino de
sombra, con el fin de que el apoyo de la Luz ya no se encuentre solamente en
vuestros corazones humildes, sino también en el corazón de algunos de vuestros
hermanos y hermanas que están, si puedo decir, bajo el dominio de la Ilusión.
No os asombréis entonces de oír hablar de gracias nuevas y de revelaciones
nuevas para estos hermanos y estas hermanas que se abrirán a mi petición y a la
presencia de Aquel que viene.
Los tiempos están efectivamente cumplidos, y ya es hora de
descubrir de manera colectiva la verdad de lo que había dicho el Cristo y de lo
que dijeron sus profetas, sea cual sea su horizonte. Una nueva edad de oro, no
sometida al tiempo o al encierro, sale a la luz sobre la Tierra en su nueva
dimensión.
Muchos elementos de revelación se os van a aparecer, tanto sobre
la pantalla del mundo como sobre la pantalla de vuestras noches, en vuestros
sueños, en vuestras intuiciones, en las Presencias que estarán en vosotros y a
vuestro lado.
Ha llegado el tiempo de poner fin a lo que se opone, sobre este
mundo, a la Verdad, de una manera o de otra. Esto no sufre más plazos de
espera, esto no sufre más retrasos. Iluminando vuestras
noches sobre ciertos países de esta tierra, desalojaré las últimas oposiciones,
poniéndolas a la luz del día y en plena luz, mostrándoos lo que tal vez no
visteis, o no quisisteis ver. Nada más puede seros escondido, nada más podrá
ser disimulado, con el fin de que el reino de la Verdad se instale en estos
tiempos de la Llamada de María, viniendo también para aclarar vuestros cielos,
dándoos a ver detrás de las apariencias de lo que se ve desde el suelo mirando
los cielos, permitiendo también y entonces a numerosas flotas de la
Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres aparecer concretamente en
vuestros cielos, como a vuestro lado, por la noche.
Me dirijo también a aquellos de vosotros para los cuales el
momento de vivir esto no ha llegado todavía verdaderamente, sino que llegará lo
más rápidamente posible. Os comprometo firmemente, antes de la Llamada de
María, cualquiera que sea el tiempo que quede por recorrer antes de esa
Llamada, de devolver las armas de la división, las armas del sufrimiento. Vengo
para invitaros también a no tergiversar más, a no oponeros más, porque sabéis
pertinentemente, incluso temiéndolo, que la Luz se establece y que esto es
irremediable, definitivo, y está en su fase final, y que ninguno de vosotros
podrá oponerse, cualesquiera que sean los juegos emprendidos sobre la escena de
este mundo, ni siquiera mantener un ápice de tiempo suplementario a la puesta
en marcha de sus artimañas. Os invito a depositar vuestros miedos, así como
vuestras avideces, así como vuestras posesiones, a los pies del Cristo. Os
invito también a reconocer la primacía y la realidad del Amor incondicional,
con el fin de gozar de las últimas gracias, con el fin de no ser afectados y no
ser enturbiados después de la estasis de la Llamada de María.
Vengo a proponeros, en nombre de la Confederación Intergaláctica
de los Mundos Libres, que os reunáis a las legiones de la Gracia y del Amor,
cualesquiera que sean vuestros miedos, cualesquiera que sean vuestras ilusiones
sobre la organización de este mundo y sobre su depredación. Vengo pues a
invitaros a reconoceros vosotros mismos, ya no en vuestros ardides pasados, a
veces muy antiguos, sino a reconoceros en vuestro corazón y en el don.
Os invito hoy solemnemente a dejar a un lado las armas que para
nada sirven en el Amor que está develándose ahora para cada uno, esté donde
esté.
No propongo armisticio ni tregua alguna sino que vengo a
proponeros ser por fin vosotros mismos, descubrir por fin vuestra eternidad y
vuestra libertad.
Tened presente que – fuere cual fuere vuestra negación del
Cristo y del principio de Amor – nadie puede entrar en el Reino de los cielos
si no se torna como un niño, y libre de cargas y sin codicia.
Vengo a deciros también que – cual haya sido vuestra indignidad
– ésta queda perdonada mediante la Gracia pues tanto María como nosotros – los
Arcángeles – así como los Ancianos y las Estrellas, como también la
Confederación Intergaláctica en su conjunto os informamos que, cuales hayan
sido los sufrimientos por vosotros provocados, la Gracia está con vosotros
también, más que nunca y como nunca. Pero los tiempos son contados. Os
corresponde posicionaros rápidamente, previamente a la Llamada de María, a fin
de dejar de sentir miedo, dejar de sentiros superiores, a fin de dejar de
creeros con autoridad para dominar a otros o vejar a otros. El miedo y tan sólo
el miedo os ha llevado, en esta vida o durante vuestras pasadas vidas, a
encerraros más y más en la codicia, la posesión, el control de la vida en esta
tierra pues dentro vuestro también Cristo está golpeando y no podréis fingir
ignorarlo más, a no ser que vayáis a provocar dentro vuestro, sufrimientos
físicos y morales totalmente inútiles.
Os invito a tratar de imaginar que – más allá de la rapiña –
está Cristo, está la verdad de la vida eterna y que lo que vengo a proponeros –
en nombre de la Confederación y de María – es saldar cuentas a fin de quedar
libres y de participar de la liberación de la humanidad. En el Amor no caben
los reproches. En el Amor aceptado sin condiciones no hay juicio, sin importar
lo que hayáis hecho. Sin embargo, sed sinceros pues la mentira no se sostendrá
más, tampoco el control que pretendéis mantener.
No vayáis a imaginar de ninguna manera lograr escapar de la Luz.
Cambiad de postura ahora y probad la verdad del Amor. No hay más tiempo. Se
acabó el plazo. Sean cuales sean las artimañas preparadas, éstas de nada sirven
pues eso que os parece tan terrible, según vuestros conocimientos luciferianos,
no es sino el retorno de la Libertad. No hay nada que salvar, nada que prever.
De nada os servirá cavar bajo tierra o intentar salir de este sistema solar.
Eso es imposible y bien lo sabéis.
Entonces me dirijo a vosotros con el mismo Amor y la misma
intensidad: no os dejéis engañar por jerarquías encima vuestro, ya sean
visibles o invisibles, pues los tiempos jerárquicos ya pasaron y ése a quien
llamáis con pompas y honores «Gran Arquitecto del Universo», que no es sino
Satanás, pronto dejará de proporcionaros informaciones y sostén a través de
vuestras oraciones insensatas. Entonces sí, sois amados – y diría incluso mucho
más que los humildes, quienes ya recibieron a Cristo. Sólo vosotros os habéis
distanciado más y más del Amor. Seguís detrás de vanidades cuando basta con
parar y, como ya dije, dejar a un lado las armas – ya sea engaño, guerra,
separación – porque – como bien podéis averiguarlo con vuestros equipos
modernos – Nibiru ya es visible.
Ya ninguno de vuestros sistemas de encierro o de control sirve
porque el despertar de la humanidad ha alcanzado un nivel más que crítico y el
juego no se prolongará más. Habéis tenido la oportunidad – durante las
maniobras contrarias realizadas desde el año 2012 – de daros cuenta de su
ineficacia frente a la majestad del Amor.
Ha llegado la hora de reconoceros. Ha llegado la hora de
miraros. Ésta es la hora del Amor y ya no de la división y menos aún de la
separación. No os liga ninguna obligación ni ningún contrato con este mundo,
aunque eso os sorprenda. El compromiso de la Luz pone fin en adelante a todos
esos falsos contratos, a todas esas ilusiones de futuros dueños del mundo que
nunca seréis. Sed dueños de vosotros mismos y miráos pues aquí estoy para poner
fin al juego.
Aquélla a quien execráis por ahora y que sin embargo es vuestra
Madre – María – logró – con el apoyo del conjunto de las fuerzas aterrizadas
aquí abajo y con el apoyo de la Confederación Intergaláctica – reconectar con
la Eternidad un número importante de hermanos y hermanas humanos en la Tierra.
Ya ninguna parafernalia resistirá ante la Verdad, sea cual sea vuestra
inteligencia, de la que tanto os enorgullecéis, sean cuales sean vuestros amos,
invisibles, que os prometieron el oro y el moro. Eso dura momentáneamente, bien
lo sabéis. Entonces no vengo con amenazas sino con el corazón en la mano
mientras aún queda tiempo. La misma Gracia está para vosotros.
Cristo os lo reiteró, lo que hacéis a cada uno de vuestros
hermanos y hermanas en la Tierra lo hacéis a Él. Os pide simplemente que lo
reconozcáis, que lo aceptéis, y la Gracia y el perdón de la Luz actuarán en
vosotros del mismo modo como actúan en vuestros hermanos y hermanas a quienes
miráis como insignificantes y sin interés. Fuisteis vosotros quienes os
distanciasteis, quienes os colocasteis arriba en un pedestal como ilusionistas.
Creéis manipular cuando sois vosotros los manipulados.
No vengo a pasar cuentas sino que estoy dispuesto a cortar con
delicadeza lo que os liga todavía a esos poderes oscuros que no son sino
vuestros propios miedos y vuestros propios condicionamientos. Ofrezco la
Verdad. No hay nada que pagar. Ningún interés. Así es la Libertad. Así es la
Gracia. Os invito a reuniros con los hermanos y las hermanas que son cada día
más numerosos en vivir la verdad del Amor. Este mundo que os pertenece, según
creéis, no es vuestra propiedad privada. Entonces os dejo este mensaje por si,
por casualidad, llegan mis palabras a vuestros ojos o vuestros oídos. Os
ofrezco mi corazón y os tiendo la mano. Aprovechad esta última oportunidad.
Me dirijo ahora a la humanidad en su conjunto: dejad que vuestro
corazón se exprese. No sintáis turbación por los acontecimientos de este mundo
pero sí estad atentos a lo que ocurra en vuestro pecho, aunque no sepáis
decirlo con palabras ni cómo expresarlo. Lo importante no es intelectualizarlo
sino sentirlo y vivirlo. Puede ser que persista en vosotros una esperanza o una
culpabilidad, un sufrimiento, sea cual sea su origen. El corazón es a la vez
vuestra muralla y vuestra certeza. Y también la única Verdad.
Sed dulces para con cada uno de vosotros. Sed amables. Sed
serviciales. Descubrid todos la relación auténtica en el seno del Amor. He
terminado mi discurso por hoy. Entonces deposito en vosotros el rayo
ultravioleta. Deposito en vosotros el recuerdo de vuestra eternidad.
… Silencio…
Soy Mikaël, Príncipe y Regente de las Milicias Celestiales y proclamo así, en este día, el tiempo de la Resurrección, el tiempo del Anuncio y el tiempo de la Llamada. Mi saludo y mi bendición para cada uno de vosotros. Agradezco vuestra presencia, vuestra atención y vuestra lectura.
Hasta pronto.
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