SAINT GERMAIN
BELLEZA DE LA ESENCIA
Servir a la belleza de la propia esencia, es el regalo más hermoso.
Lo decimos una y otra vez, la base sigue siendo la plenitud. Que la humanidad
comprenda y recuerde para siempre, que la plenitud, es independiente de cada
circunstancia, de cada lugar.
La fraternidad, tiene su hogar y su templo en el corazón. Para
recuperar por devoción, este asiento en la propia divinidad. Concretamente,
significa por la respiración, intensifica la verticalidad de la energía, y
sirve ofreciéndole la totalidad de la atención, la belleza de su propia
esencia, mediante la devoción, reconociendo que servir a su propia belleza, es
el regalo más hermoso, ofrecido a lo divino, a lo humano, a la creación, a la
tierra. Deben salir de las formas infantiles, de pensar que necesitan alguna
circunstancia o condición, para disfrutar de la plenitud. Deben simplemente,
ejercer el poder de la atención, que no permite detenerse en ninguna parte.
Cruzar todos los sentimientos, ya sean agradables o desagradables, cruzar las
circunstancias, encontrar el asiento, en esta llama, que es lo que soy, el
corazón del infinito. Entonces, cualquiera que sea la elección del otro, para
detenerse, quizás en alguna circunstancia, en algún condicionamiento, o en
algún límite, sigo siendo la Llama del Amor.
Como ustedes saben, cada ser, ve solo, lo que él, o ella es. En
lugar de culpar a las circunstancias, o esperar cambios, deben comprender, que
es mi creación, y es solo, la proyección de mi propia atención. Entonces
ofrezcan con devoción, la totalidad de la atención a la plenitud del amor que
soy. Así se abre la puerta, así son, fraternalmente unidos.
Cualesquiera que sean las condiciones, cualesquiera que sean las
circunstancias, el cuerpo podrá recuperar su llama del amor. Porque la materia,
ya sabes, es la llama eterna. No esperes. No procrastines. Trae de vuelta,
reúne energía. Alimenta, y ser esta radiación, que naturalmente nutre. Recuerda
que cuando veas aspereza en alguna parte, en algún comportamiento, en alguna
circunstancia, solo ves tus propias asperezas. Solo vemos lo que somos. El otro
no lo es. No te detengas ante ninguna sensación de plenitud, cruza.
No te detengas ante ninguna sensación de falta de plenitud, cruza.
Atrévete a ser la llama eterna, e imprimirla en la superficie de la tierra, a
través de cada paso, a través de tu encarnación. Alimenta, alimenta, alimenta,
abre la puerta.
La puerta está abierta, la fraternidad unida. No hay lugar ni
espacio. No hay tiempo, es solo la eternidad e infinidad de esa llama eterna,
lo que se ofrece a tu propio más allá. Más allá de todo concepto, el eterno,
más allá de todo eso. Reconózcanse a sí mismo en él, como el más allá del ser.
Ofrécele todo a Él, y ofrécete completamente.
A través de esta ofrenda, la fraternidad, permanece unida.
Saint Germain, a través de Agnès Bos- Masseron.
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