48- LA JERUSALÉN
MESIÁNICA y Apocalipsis, 21
48- LA JERUSALÉN MESIÁNICA
Amados estudiantes:
El Sol ha traído esta vez una enseñanza oculta para ser develada a vuestras almas: “LA JERUSALÉN MESIÁNICA”.
Entrad en la lectura del Apocalipsis Bíblico, el Libro de Revelación, en el capítulo 21, y veréis la descripción de vuestra naturaleza interna más elevada:
Vuestra Divina Presencia “Yo Soy”
Leed con atención el capítulo citado y observad en las descripciones de la “Ciudad Santa” las características y cualidades del ESPÍRITU SOLAR en su descenso al corazón del ser humano. El chakra cardíaco del hombre posee “12 energías”; es el ‘Loto de 12 pétalos’ que describe la filosofía hinduista. Estos 12 pétalos deben desplegarse a través de la evolución hasta que la Flor del Alma esté totalmente desplegada. También existen 12 pétalos internos dentro del Loto de 1000 pétalos de la corona, en la cúspide de la cabeza del ser humano, que lo pone en contacto y armonía con las esferas superiores. Ambos Lotos, el coronario y el cardíaco, están místicamente conectados.
Los “12 pétalos”, en ambos centros, son 12 entradas del Espíritu de Dios, es decir, de vuestro “YO SOY” Divino, el auténtico Ser del Hombre. Hablamos de “12 entradas” porque cuando se han abierto y desplegado los 12 pétalos del Loto Cardíaco en el Hombre cada pétalo es una ‘lengua de Fuego’ de una especialVirtud, y a la vez es una “Puerta” por donde el Espíritu Universal de Cristo puede entrar para derramar sus bendiciones de ‘Vida Una’ a los mundos materiales.
Por este motivo os decimos:
“Vosotros sois la Puerta por donde el Sol Crístico ha de derramar sus bendiciones como un verdadero Manantial de Vida Divina”.
Esto es posible tan solo cuando el peregrino se ha purificado lo suficiente y ha madurado en su interior un sentido de conciencia de “Yo Trascendente”, es decir, cuando ha abandonado las tretas del ego inferior y finalmente se ha entregado al Sol Divino en su interior. Cuando tal condición de vida interna ha sucedido el Sol Búdico-Átmico ‘desciende’, o bien, ‘se enciende’ en “la Plaza central de la Ciudad Santa”, el CORAZÓN y la CORONA y despliega sus coloridas cualidades, tal cual lo expresa el capítulo 21 del Libro del Apocalipsis.
Tal libro es un libro de “Revelaciones”, porque revela la Iluminación crística del Hombre, pero, claro está, que la forma simbólica en que se ha escrito ha confundido a los inexpertos, a los que todavía no tenían “ojos para ver”. El Libro Profético de Juan solo ha podido ser bien entendido por quienes han transitado cierto tramo interno del Sendero Iniciático; pero poco a poco las verdades confusas y ocultas a los ojos del profano se van develando, para que aquello que estaba velado salga a la luz, y todos puedan ver.
Con el Advenimiento de la Conciencia Divina al hombre “ya no habrá noche” porque la Luz estará por sí misma encendida, viva, como Lámpara eterna en su interior. Esa Luz será la Conciencia del ‘YO SOY’ despierta, activa y operante; esta es la Lámpara Búdica del Amor brillando como un Sol en el alma victoriosa del Hombre.
En quien el Sol vive y reina como conciencia despierta y trascendente ya no hay “altares” de adoración, ni búsquedas de guías o ‘gurús’; y ya no existe oscuridad por que el YO SOY eterno lo ilumina todo con Su Luz propia. Este YO SOY es el Sol Crístico-Espiritual (Búdico-Átmico), la Nueva Jerusalén, es decir, la nueva conciencia de SER en el Hombre.
Entrad en el Apocalipsis Bíblico sin temor, con la Conciencia de la Presencia “YO SOY”, y entenderéis con claridad que todo lo que allí se describe es el proceso de purificación interna y el consecuente despertar Crístico-Solar, tanto a nivel del individuo como a nivel de la Humanidad.
Que la Paz Solar mueva en vosotros a la reflexión inteligente, profunda y fecunda.
INSTRUCTORES INTERNOS
Apocalipsis, 21
1. Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar no existe ya.
2. Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo.
3. Y oí una voz que clamaba desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos;
4. Él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado.»
5. Y el que está sentado en el trono dijo: «Ahora todo lo hago nuevo». Luego me dijo: «Escribe que estas palabras son ciertas y verdaderas.»
6. Y añadió: «Ya está hecho; yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed yo le daré de beber gratuitamente del manantial del agua de la vida.
7. Esa será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí.
8. Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los falsos, su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre, que es la segunda muerte.»
9. Se acercó a mí uno de los siete ángeles de las siete copas llenas de las siete últimas plagas y me dijo: «Ven, que te voy a mostrar a la novia, a la esposa del Cordero.»
10. Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios,
11. Envuelta en la gloria de Dios. Resplandecía como piedra muy preciosa, con el color del jaspe cristalino.
12. Tenía una muralla grande y alta con doce puertas, y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados, que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel.
13. Tres puertas dan a oriente y otras tres miran al norte; tres puertas al sur y otras tres al poniente.
14. La muralla de la ciudad descansa sobre doce bases en las que están escritos los nombres de los doce Apóstoles del Cordero.
15. El ángel que me hablaba tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla.
16. La ciudad es un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Midió la ciudad con la caña, y tenía doce mil estadios. Su longitud, anchura y altura son iguales.
17. Midió después la muralla, y tenía ciento cuarenta y cuatro codos de altura. El ángel usaba las mismas medidas que nosotros.
18. La muralla está hecha con jaspe y la ciudad es de oro puro, como cristal.
19. Las bases de la muralla de la ciudad están adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera base es de jaspe; la segunda, es de zafiro; la tercera, de calcedonia; la cuarta de esmeralda;
20. la quinta, de sardónica; la sexta, de sardio; la séptima, de crisólito; la octava, de berilio; la novena, de topacio; la décima, de crisopraso; la undécima, de jacinto; la duodécima, de amatista.
21. Las doce puertas son doce perlas, cada puerta está hecha de una sola perla. La plaza de la ciudad está pavimentada con oro refinado, transparente como cristal.
22. No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero.
23. La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
24. A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella sus riquezas.
25. No habrá que cerrar sus puertas al fin del día, ya que allí no habrá noche.
26. Traerán a ella las riquezas y el esplendor de las naciones.
27. Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.
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