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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sugerencias para meditar si estás empezando


ESPACIO SUFICIENTE:
Cuando trates de meditar, descuelga el teléfono, desconéctate de todo. Pon un cartel en la puerta que diga que no te tienen que interrumpir por una hora, que estás meditando. Y cuando entres a la habitación de meditación, sácate los zapatos porque estás caminando en terreno sagrado.
No te saques solamente los zapatos, sácate todas tus preocupaciones también. Deja todo junto a los zapatos conscientemente; entra desocupado.
Uno puede tomarse una hora de las veinticuatro; deja veintitrés horas para tus pensamientos, deseos, trabajo, ambiciones, proyecciones; quítale una hora a todo eso y al final vas a darte cuenta que esa hora fue la única hora real de tu vida; las restantes veintitrés fueron un desperdicio, nada más…esa es la única hora que se salvó, el resto se fue por el desagüe…
EL LUGAR ADECUADO:
Encuentra un lugar que propicie la meditación; por ejemplo sentarse abajo de un árbol va a ser bueno. En lugar de ir a sentarse enfrente de un cine o ir a la estación del tren y sentarte en el andén, anda a la naturaleza, a las montañas, a los árboles, a los ríos donde todavía fluye el Tao…vibra, late, fluye por todas partes…
Los árboles están en meditación constantemente; su meditación es inconsciente, silenciosa…no digo que te vuelvas un árbol…¡Tenéis que llegar a ser un Buda! Pero Buddha tiene algo en común con el árbol: es tan brillante como el árbol, tan lleno de savia y tan festivo como él… -con una diferencia, por supuesto: él es consciente; el árbol es inconsciente; el árbol está en el Tao, pero inconscientemente…el Buddha está en el Tao, pero conscientemente; hay una gran diferencia; la diferencia entre la tierra y el cielo…
Pero si te sientas al lado de un árbol, rodeado de pájaros hermosos cantando o de un pavo real bailando o simplemente al lado de un río fluyendo y el sonido del agua que corre o de una cascada y su gran música… Encuentra un lugar donde la naturaleza no haya sido perturbada ni contaminada todavía; si no podéis encontrar un lugar así, entonces simplemente cierra la puerta y siéntate en tu propio cuarto.
Si puedes, ten una sala especial para meditación en tu casa; un rincón pequeño va a ser suficiente, pero que sea especialmente para meditar… ¿Por qué? Porque cada clase de acto crea su propia vibración; si en ese lugar solamente meditáis, ese lugar llega a ser meditativo.
Cada día que meditas absorbe tu vibración de la meditación; cuando vuelvas al otro día, empiezan a caer esas mismas vibraciones sobre ti…te ayudan, hay reciprocidad, te devuelven esa energía, te responden…
Cuando alguien se convierte en meditador, puede meditar frente a un cine o en la estación de tren…Durante quince años estuve continuamente viajando por todo el país; un día tras otro, año tras año; siempre en tren, en avión o en auto…Para mí no había diferencia; una vez que te arraigaste realmente en tu ser no te perturba nada…pero para el principiante esto no es así…
Cuando el árbol se arraigó no importa que vengan los vientos y las lluvias, ni que truenen las nubes; está todo bien, le dan integridad al árbol; pero cuando el árbol es pequeño, tierno, hasta un niño es peligroso e incluso una vaca que pasa lo puede destruir…
PONETE COMODO:
La postura tiene que permitirte olvidarte de tu cuerpo. ¿Qué es estar cómodo? Estás cómodo cuando te olvidas de tu cuerpo. Cuando te acuerdas de tu cuerpo constantemente estás incómodo…
Aunque estés sentado en una silla o en el suelo, no importa. Ponte cómodo, porque si no te sientes cómodo con tu cuerpo no puedes aspirar a las bendiciones que pertenecen a niveles más profundos…Si falla el primer nivel, se cierran los que le siguen. Si realmente queréis estar bien empezáis a estar bien desde el principio mismo. La comodidad del cuerpo es una necesidad básica para cualquiera que aspire a conocer el éxtasis interior…
EMPEZA CON CATARSIS:
Nunca le digo a la gente que empiece sentándose; empieza por donde te sea más fácil, sino, vas a empezar a sentir muchas cosas innecesariamente…-cosas que ni siquiera existen…
Si empiezas tratando de quedarte sentado, vas a sentir una gran inquietud adentro tuyo y cuanto más trates de quedarte quieto, más inquieto vas a sentirte. Lo único que vas a lograr es darte cuenta de la locura de tu mente y nada más; esto va a deprimirte; vas a sentirte frustrado, no vas a sentirte bien…Es más, vas a sentir que estás loco…¡y a veces puedes volverte loco en serio!
Si haces un esfuerzo sincero para quedarte sentado sin hacer nada, puedes volverte loco de verdad. La locura no se da más seguido porque la gente no lo intenta con sinceridad, nada más que por eso.
Quedándote sentado, llega un momento en el que te das cuenta de que hay tanta locura adentro tuyo, que si eres sincero y sigues, realmente puedes volverte loco. Eso pasó tantas veces…Por eso nunca sugiero nada que pueda crear frustración, depresión, tristeza…nada que te deje tomar demasiada conciencia de tu locura.
Por ahí no estás preparado para tomar conciencia de toda la locura que hay adentro tuyo…Te tienen que dejar conocer ciertas cosas gradualmente; el saber no siempre es bueno; tiene que desplegarse lentamente, a medida que crece tu capacidad de absorberlo.
Yo empiezo por tu locura en vez de decirte que te sientes; yo permito tu locura. Si bailas demencialmente, adentro tuyo pasa lo opuesto. Con una danza loca empiezas a dar cuenta que hay un punto silencioso adentro tuyo. En cambio, sentado en silencio empiezas a ver tu locura. Lo opuesto siempre es el foco de conciencia. Al bailar descontroladamente, caóticamente, con llanto, con respiración caótica, dejo que se exprese tu locura; después, empiezas a tomar conciencia de un punto sutil, de un punto profundo adentro tuyo que es silencioso y quieto, que contrasta con la locura de la periferia…¡vas a sentirte muy alegre! En tu centro hay un silencio interno, pero si empiezas sentándote, el punto interior es el de la locura; en el exterior estás silencioso, pero por dentro estás loco…
Si empiezas con algo activo -algo positivo, con vida, con movimiento- ,va a ser mejor. Entonces vas a empezar a sentir una cierta quietud interior que crece; cuanto más crezca, más posible va a ser que tomes una posición sentado o acostado -las meditaciones más silenciosas van a ser posibles, pero en ese momento las cosas van a ser diferentes, muy diferentes…
Una meditación que empieza con movimiento y acción, va a ayudarte también en otras formas; se vuelve una catarsis. Si solamente te sientas, te sientes frustrado; tu mente se quiere mover y tú estás sentado; se agita cada músculo, cada nervio. Estás tratando de forzar algo en ti  que no es natural, así te divides entre el que hace fuerza y el que es forzado; y la parte que está siendo forzada, reprimida, es realmente la más auténtica; es una parte de la mente mayor que la parte que está reprimiendo, y la parte mayor tiene que ganar.
Lo que reprimes, en realidad se tiene que expulsar; se convirtió en un cúmulo adentro tuyo porque lo estuviste reprimiendo constantemente. Toda la crianza, la educación, la civilización, son represivas.
Estuviste reprimiendo muchas cosas que hubieras podido desechar fácilmente con una educación diferente, con una educación más consciente, con padres más conscientes.
Con una conciencia mejor de los mecanismos internos de la mente, la cultura te habría dejado descartar muchas cosas. Por ejemplo, cuando se enoja un niño le decimos: “no te enojes”. Entonces, empieza a reprimir su enojo. De a poco, algo que es momentáneo, pasa a ser permanente, entonces no va a actuar enojado, se va a quedar enojado. Acumulamos mucho enojo de lo que eran cosas pasajeras. Nadie puede estar enojado continuamente, a no ser que lo hayan reprimido. El enojo es algo momentáneo que va y viene; si lo expresas, ya no estás más enojado. Por mi parte, yo dejaría que el niño se enoje más auténticamente. Tiene rabia pero entra en ella profundamente, no la reprimas. Va a haber problemas, por supuesto…
Si decimos: “enójate”, ese enojo va a ser “en contra” de alguien; pero un niño puede moldearse; podéis darle una almohada y decirle:
“¡Enójate con la almohada! ¡Sé violento con ella!”.
Desde un principio puede criarse al niño de tal manera que se desvíe su rabia. Se le puede dar algún objeto para que lo tire hasta que desaparezca su rabia; en minutos, es más, en segundos se disipa su enojo en vez de acumularlo.
Tú vienes acumulando rabia, sexo, violencia, codicia…-todo.  Ahora, esta acumulación es una locura adentro tuyo. Está ahí, en tu interior. Si empiezas con una meditación represiva (por ejemplo, sentándote), estás reprimiendo todo esto, no estás dejando que se libere. Por eso empiezo con una catarsis; primero, dejo que tires todas tus represiones al viento y cuando puedes tirar tu rabia al viento, empiezas a madurar. Si no puedo ser amable estando solo, si únicamente puedo ser amoroso con la persona que amo es porque todavía no estoy maduro; estoy dependiendo de alguien hasta para ser amable…tiene que haber alguien, recién ahí puedo ser amable o amoroso. Ese amor va a ser algo muy superficial; no es mi naturaleza. Si estoy solo en mi habitación y no puedo ser amoroso en absoluto es porque la cualidad de amor no llegó a lo profundo, todavía no llegó a formar parte de mi ser . Al hacerte menos y menos dependiente, te haces más y más maduro. Si puedes enojarte a solas, eres  más maduro; no necesitas ningún objeto para estar enojado.
Por eso, al principio hago de la catarsis un pre-requisito; tienes que tirar todo al aire, al espacio abierto, sin estar consciente de ningún objeto. Enójate sin la persona con quien te gustaría enojarte; llora sin motivo, ríete; ríete sin que haya nada de qué. Entonces, puedes tirar toda la cosa acumulada, y una vez que conoces el camino te sacas todo el pasado de encima…En un rato puedes descargar toda tu vida; varias vidas. Si estás listo para tirar todo, si puedes dejar que salga toda tu locura en unos momentos se limpia todo profundamente. Ahora estás limpio, fresco, inocente; eres un niño otra vez. Ahora en tu inocencia, puedes meditar sentado, acostado o como quieras, porque ahora no hay un loco adentro que te perturbe…
El primer paso tiene que ser la limpieza, con una catarsis; porque con ejercicios respiratorios solamente o sentándote solamente, practicando asanas o posturas de yoga, lo único que haces es reprimir. Y pasa algo muy extraño: cuando dejaste que se expulse todo, el hecho de ‘sentarse’ viene solo. Los asanas se van a dar por si solos, va a ser espontáneo…
Empieza con catarsis y va a poder florecer algo bueno adentro tuyo; va a tener una cualidad diferente, una belleza diferente, totalmente diferente: va a ser auténtica. Cuando el silencio viene a vos, cuando desciende sobre vos, no es algo falso, no lo estuviste cultivando, solamente desciende sobre vos, te pasa…Empiezas a sentir que crece adentro tuyo, como siente una madre que crece su niño…
Cuando yo mismo coordinaba los campamentos de meditación, usaba un método donde cada tarde todos los participantes se sentaban juntos y se les dejaba hacer lo que quisieran, sin restricciones, excepto interferir en el trabajo del otro. Podían decir lo que quisieran; si tenían ganas de llorar, podían llorar, si querían reírse podían reírse…-¡y eran mil personas! ¡era una escena tan cómica!…Gente que nunca te la hubieras imaginado… -gente seria- ¡haciendo cosas tan estúpidas!
Algunos hacían muecas, sacaban la lengua…¡y uno de estos era un comisario de la policía!
No me puedo olvidar de un hombre que todos los días se sentaba enfrente mío; un hombre de Almedabad, muy rico…y como su negocio era en la Bolsa de valores, se la pasaba todo el tiempo en el teléfono. Cada vez que empezaba la meditación, que duraba una hora, a los dos minutos agarraba el teléfono, marcaba un número y decía…
-“¡Aló!…”
y por su cara parecía que le contestaban algo y decía:
-“¡compra!”
Esto seguía por una hora; llamaba una, dos, tres veces acá y allá y cada tanto me miraba sonriendo y me decía:
-“¡qué estupidez estoy haciendo!”
Pero yo tenía que mantenerme completamente serio, jamás le devolví la sonrisa. Entonces, de vuelta empezaba a hacer llamadas y comentaba:
-“…acá nadie se dio cuenta…cada uno está en lo suyo”
¡Mil personas haciendo tantas cosas y todas estas cosas estaban pasando continuamente en sus mentes!
Esa era una gran oportunidad para sacarlas…¡era tal drama!
Jayantibhai solía estar a cargo del campamento en Monte Abu y uno de sus amigos más íntimos se sacó toda la ropa…¡nos sorprendió de verdad!…¡Jayantibhai estaba al lado mío y no lo podía creer! Ese hombre era muy serio, muy rico, ¿qué hacía desnudo frente a mil personas? Y después empezó a empujar el auto en el que yo había ido…-era el auto de Jayantibhai. Estábamos en las montañas y justo adelante nuestro había un precipicio de trescientos metros…¡y él desnudo empujando el auto!
Jayantibhai me preguntó:
-“¿Qué hay que hacer? Va a destruir el auto, y jamás pensé que este hombre estuviese en contra del auto…somos amigos íntimos…”
Entonces le dije:
-“Tú  empuja del otro lado, porque si no…”
El trataba de frenar el auto y su amigo saltando alrededor gritando:
- “¡Fuera del camino! ¡Siempre odié este auto!”
…-porque él no tenía un auto importado y éste era uno importado; Jayantibhai lo guardaba para mí. Yo iba tres o cuatro veces al año a Monte Abu y él reservaba ese auto nada más que para mí…Su amigo debe haber sentido envidia por no tener un auto importado; después, al ver la situación, varias personas corrieron a ayudar. Al ver que tanta gente lo frenaba, se trepó a un árbol para protestar justo enfrente de mí. Se sentó, desnudo, en la copa del árbol y lo empezó a sacudir…El peligro era que se caiga con árbol y todo encima de la gente. Jayantibhai me preguntó:
-“Y ahora, ¿qué hacemos?”
Le dije:
-“Es tu amigo, déjalo, no te preocupes; hace que la gente se ponga a salvo y déjalo que haga lo que quiera…El auto ya lo dejó, ahora a lo sumo va a tener fracturas múltiples…”
Mientras la gente se iba, él se calmaba. Se sentó en el árbol en silencio; incluso, cuando la meditación ya había terminado, él seguía ahí arriba sentado y Jayantibhai le dijo:
-“Bájate; la meditación ya terminó…”
Miró a su alrededor como si se hubiera despertado de un sueño y se dio cuenta que estaba desnudo; bajó del árbol de un salto, corrió a vestirse y dijo:
-“Pero, ¿qué me pasó?”
A la noche me vino a ver y dijo:
-“¡Esa fue una meditación peligrosa! ¡Me pude haber matado o pude haber matado a otro!…¡pude haber destruido el auto y soy un gran amigo de Jayantibhai y jamás se me hubiera ocurrido!…aunque claro que esa idea debe haber estado en mí…En realidad, odiaba la idea de que siempre vinieras en su auto y que él tuviera un auto importado, pero no era algo consciente…¿y qué hacía arriba del árbol? Debería llevar mucha violencia en mí…Quería matarlos a todos…”
Esa meditación fue de una ayuda inmensa; la relajaba tanto a la gente que me decían:
“Parece como si me hubiese desaparecido una carga tremenda de mi cabeza…No estábamos conscientes de lo que llevábamos en la mente…”
Pero para tomar conciencia no había otra forma que la expresión ilimitada. Fue nada más que un pequeño experimento. Le dije a la gente que la siguieran, que pronto iban a alcanzar muchas otras cosas y que un día iban a llegar a un punto donde se agota todo; que se acuerden solamente de dos cosas: no interferir con nadie, no ser destructivo. Que pueden decir lo que quieran, gritar, insultar…y agotar todo lo que estuvieron coleccionando…
Pero este es un mundo extraño. El gobierno de Rajasthan sacó una resolución en su asamblea que prohibía los campamentos en Monte Abu porque se habían enterado de que pasaban todas estas cosas…-la gente, que está perfectamente bien, de pronto se vuelve loca y empieza a hacer toda clase de cosas… -Pero los políticos de la asamblea no tienen ni la más mínima idea de la mente humana, de sus inhibiciones y de cómo drenar-las, cómo quemar-las…Tuve que parar esa meditación porque si no;  no me iban a dejar seguir con los campamentos en Monte Abu…

Osho
Publicado por “Isis Alada”


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