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domingo, 18 de enero de 2015

Selén – Ciclos Planetarios y Adaptación Energética. “De otra manera, más simple y más profunda tal vez, la mejor manera de vivir este período – no solamente de adaptación hasta el equinoccio de marzo, pero de toda la transición planetaria, yo diría – está expresada en las palabras transmitidas a mi hoy por una consciencia amorosa: “báñate continuamente en las aguas luminosas de la Gracia y del Amor”. La misma visión que tales palabras evocan de por sí son un efecto pacificador y relajante.” Selén Om. 10 de enero de 2015. Con audio. ¡Compartir!!!




“Pues ahora comprendo que aquello que yo comenzaba a sentir ya era alegría, la que aún no reconocía ni entendía. En mi mundo un pedido de ayuda, estaba luchando en contra de un vago principio de alegría que no quería percibir en mí porque, por lo mismo vago, ya era horrible: era una alegría sin redención…”

Clarice Lispector

***


Resolví escribir este texto, porque tal vez sea de alguna ayuda para aquellos que están viviendo algo semejante en este período de intensa adaptación. Escribo con base en mi propia experiencia y por los síntomas que tengo y he sentido y espero poder transmitir por medio de estas palabras algún alivio que he recibido de las consciencias con quienes colaboro en este trabajo y que ofrecen orientaciones, soporte o muchas veces apenas su amorosa y acogedora Presencia.

Antes que nada, déjeme situar algunas cosas, que tal vez sean ya de conocimiento de quienes acompañan los mensajes transmitidos aquí en este sitio de la Escuela de Luz Viva. En el último solsticio – de verano aquí en el hemisferio sur – un movimiento muy importante y de cierta manera inusitado sucedió.  En cada solsticio la Tierra se alinea de manera especial con el Sol, y por medio de este alineamiento recibe un influjo de energías cósmicas (una alquimia de diversas energías con predominación de una de las 12 Energías Primordiales o Rayos, que en la ELV llamamos los Cromas de la Luz Viva) relacionado con la Idea Arquetípica de manifestación en el Planeta, como una actualización en el proceso de expresión en el reino de las formas de aquello que Es en lo Eterno ahora. El Solsticio de diciembre, especialmente, tiene su importancia relacionada al hecho de que es en este solsticio que desciende la energía básica que “regenera” el ciclo planetario siguiente, que se inicia en el equinoccio de marzo.

De manera metafórica, podemos visualizar este movimiento de la siguiente manera – considerando las limitaciones del ejemplo, relacionado a la perspectiva estacional, una de las claves de la lectura del ciclo anual del Planeta.

En el equinoccio de marzo el impulso semilla, acogido por el Corazón Cristalino de la Tierra en el solsticio de diciembre, se expandió completamente por la malla energética del Planeta y un nuevo ciclo planetario se inició coloreado por el enfoque del impulso de la semilla recibida. Este es un momento de equilibrio y armonización, verdadera sincronización del Corazón Cristalino del Planeta con toda su red, con cada partícula que la conforma. Aquí la semilla germinó y comienza su ciclo de crecimiento y fructificación.

En el solsticio de junio, la Tierra vivirá un alineamiento más intenso con el Sol. El impulso de la semilla ya es una planta en este solsticio y la Tierra recibe una corriente más de energía(s) que impulsa a las flores para que se abran. En este solsticio la energía del impulso de la semilla, que tenía una orientación vertical y de impresión en el solsticio anterior, asume una orientación horizontal de expresión.

En el equinoccio de septiembre, es un momento más amplio de sincronización y de equilibrio del impulso recibido en el solsticio. Las flores se abrirán y los frutos comienzan a surgir. En este alineamiento la vibración armónica de la red planetaria se expande y profundiza, ya no es más una adaptación a una frecuencia “exterior”, pero si una readaptación del cuerpo de la Tierra a una frecuencia totalmente nueva, dando como resultado el matrimonio perfecto del canto de la Tierra con el canto del Cielo, que produce un canto único, que se expande ahora por toda la malla energética planetaria sincronizando la danza de sus partículas.

En el solsticio de diciembre, el fruto estará maduro. En este alineamiento poderoso con el Centro Solar, la Tierra ofrece su fruto al Sol. El impulso recibido como que regresa, modificado, coloreado, con una cualidad única. El fruto se recoge y se comparte con la Red Cósmica y una semilla cae al suelo de la Tierra, trayendo el nuevo impulso, un rayo más que porta los códigos que serán desplegados en un ciclo más de manifestación del Arquetipo del Planeta, la Imagen Perfecta que existe en la Mente Divina.

¡Ups! Me extendí un poco en este asunto. Regresemos a la propuesta del texto. A partir de lo expuesto anteriormente, podemos percibir entonces que estamos viviendo un período de intensa adaptación a un impulso que fecundó al Planeta en el último solsticio. Adicionemos a esto, el hecho de que en este último solsticio, por primera vez desde hace unos 312 mil años, el ciclo planetario será regido por una de las cinco Energías Primordiales inmateriales – la 8ª, Sat, o la Potencia de la Multidimensionalidad. De hecho, un impacto considerable en nuestras estructuras caducas, con respecto al mundo humano.

Pues bien, naturalmente toda nuestra estructura de expresión está sufriendo un gran impacto, a nivel psíquico – lo que comúnmente relacionamos con nuestros aspectos mentales, emocionales y energéticos vitales – a nivel físico. Nuestro propio núcleo cristalino se alinea con este movimiento muy naturalmente y sin desgastes o resistencia, como almas estamos a la par con todos estos eventos y la mutación nos es muy familiar y bienvenida. Pero nuestra estructura material, objetiva, pasó por muchas alteraciones como causa y resultado de la experiencia del olvido, y especialmente a partir del nivel celular, nuestro vehículo multifacético se adapta con cierta torpeza a estos influjos poderosos, siendo de gran intensidad y duración por la aclimatación que es diferente para cada alma encarnada, debido a sus particularidades de experiencia y en especial de apertura, receptividad.

Debido a todo esto, puedo decir con base en mi experiencia, que no es muy conveniente por el momento identificarse demasiado con las impresiones mentales y emocionales que estamos recibiendo, ni por las respuestas físicas. Por cuenta del orden inusitado de los impulsos que la forma biológica está recibiendo, porque su propio instinto físico de supervivencia comienza a dar señales que no responden necesariamente a la realidad detrás de las apariencias. Yo, por ejemplo, he sentido tonterías, más o menos intensas, dependiendo del día y de la hora, una sensación de inminencia que muchas veces viene acompañado de una sensación del fin así como de muerte física. Hay momentos en que todo parece sin sentido, como si el rumbo se hubiera perdido. Esto para no hablar de la náusea, diarrea, sentimientos repentinos de tristeza o de frustración, que ya son síntomas comunes a lo largo de estos últimos años en los que el proceso de transición se intensificó. Estos síntomas, por supuesto, no son constantes, y muchos de ellos obviamente pueden estar relacionados con otros procesos, psicológicos o patológicos – así mismo que éstos tengan relación con la transformación que vivimos, de manera general. Naturalmente existen momentos de alegría, serenidad, certeza, etc., pero algunos de estos síntomas de adaptación en curso, pueden mostrarse desafiantes a veces, porque especialmente también estamos siendo tocados en nuestras capas subconscientes.

En medio de todo esto, sin embargo, existe un punto de paz. Bien en el interior, en el silencio por nuestro afán del cambio, por el despertar, por la transcendencia del sufrimiento que ya nos parece del antiguo y conocido mundo, existe un templo intocado por el aparente caos de la transformación. Un abrigo en el pozo de la Sagrada Fuente de la ecuanimidad.

La mejor manera de vivir este momento es recordando, tan frecuentemente como sea posible, este abrigo. Es, como dicen los budistas, tomando refugio, en el Buddha (la esencia luminosa, silenciosa y plenamente vacía que somos más allá de todas las apariencias, mismo sutiles y espirituales), del Dharma (la Sabiduría Eterna que es el resplandor de aquella esencia y que se desvela con cada experiencia que tuvimos al nutrirnos en la inmersión de la Presencia, bien como la aspiración a la lucidez que abrigamos y nutrimos en nuestro interior) y en el Sangha (la comunión amorosa, la red de interdependencia y conectividad que pasamos a reconocer y vivir y vemos expresada en nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas, relaciones de resonancia y de reconocimiento mutuo.

De otra manera, más simple y más profunda tal vez, la mejor manera de vivir este período – no solamente de adaptación hasta el equinoccio de marzo, pero de toda la transición planetaria, yo diría – está expresada en las palabras transmitidas a mi hoy por una consciencia amorosa: “báñate continuamente en las aguas luminosas de la Gracia y del Amor”. La misma visión que tales palabras evocan de por sí son un efecto pacificador y relajante

Por último, con respecto al sujeto que interpretamos diariamente y que también somos a fin de cuentas, es suficiente dejarnos conducir en este punto por aquello que es sencillo y alegre, que implica sencillez y alegría, esto no quiere decir huir de los problemas, pero encararlos, más bien con una posición, más o menos con una disposición sencilla y alegre y que nuestra elección no tenga ningún peso, optar por aquello que se nos acerca en la serenidad.

¡Om Agnaye Namaha! Salve el Fuego Divino y que todos los seres permanezcan en paz…

Selén.
http://www.escolaluzviva.com.br/
Original en portugués:
http://www.escolaluzviva.com.br/2015/01/selen-100115-ciclos-planetarios-e.html?spref=fb

Traducción: Lucía Montaño Ferrer.
http://yosoylucialaluzdelmundo.blogspot.com/2015/01/selen-ciclos-planetarios-y-adaptacion.html

Re-Publicado por “Isis Alada”


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