La humanidad pudo entenderlo: ofrecemos mucho más, que un
sentimiento de felicidad o relajación. Ofrecemos el esplendor del ser cósmico.
Ofrecemos belleza simple de ser humano, esa mirada de consciencia, que se
reconoce en su esencia de amor, luz, esplendor, belleza pura. Entonces: ¿por
qué nos aferramos, a ser como guerreros, que quisieran esparcir mil
espantapájaros, para abrirse camino, en medio de visiones duras o tensas, o de
historias pasadas? El pasado no lo es.
Hay delirios mentales que ensayan. Las historias, intentan traerlos
de vuelta, para ponerlos, en el esplendor del ahora. Escucha con inocencia,
devoción y determinación. ¿Podrías verte caminando, simplemente, enfocando la
respiración, que ahora corre a través del cuerpo? La atención, nutre el cuerpo
y el aura, se encuentra con la de los árboles, el aire y el corazón de la
tierra.
Todo es simple y bueno. Pero si, en lugar de esta atención simple,
decidida e inocente, te centra en cambio, en algunos pensamientos: ¿has notado
cómo se proyecta el aura en unas pocas nebulosas, y cómo cortas el cuerpo, de
energía vital? Ver, la simultaneidad, les permite comprender, la belleza de la
atención. La atención, crea la apariencia de la realidad. Compréndelo, las
esferas de los pensamientos, las emociones, el ego, solo están conectadas a las
nebulosas astrales.
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