NO IGNORES TU
VOZ INTERIOR CUANDO INTENTA DECIRTE ALGO
Muchas veces por ser muy prácticos y
racionales, restamos importancia a esos mensajes que vienen de lo más esencial
de nuestro ser para prevenirnos, alertarnos y sugerirnos rutas a tomar. Algunas
veces podemos sentir que somos paranoicos y desconfiados, pero solo cuando
aprendemos a darle rienda suelta a esa comunicación es cuando nos damos cuenta
de la sabiduría que hay en esa voz contenida.
La intuición se asocia
con la manera que tiene el alma de manifestarse ante lo que
debemos evitar y lo que debemos procurar, a medida que nosotros aprendemos a
escuchar sus mensajes, vamos abriendo ese canal de comunicación, pudiendo tener
acceso a él cada vez que sea necesario.
La intuición nos hará sentir la energía frente
a las experiencias y sentiremos ese: “no sé qué”, “no puedo explicar esto,
pero…”, “todo pinta bien, pero hay algo que no me termina de encajar”, “esa
persona tiene algo que…”, “no lo conozco, pero me da confianza…”, “quizás esté
equivocado, pero algo dentro de mí me empuja a…” y con todos estos mensajes y
muchísimos otros de ese estilo, sentiremos que debemos alejarnos o acercarnos
más a alguien o a algo.
Por lo general no podremos justificar,
ni argumentar de manera concreta por qué nos cargamos de ciertas sensaciones y
menos el haber tomado una decisión basado en la intuición, pero
generalmente nos daremos cuenta de que escuchar esa voz fue lo mejor que
pudimos haber hecho.
Ahora bien, la única traba en este
proceso, resulta de que nuestra mente y su manifestación como ego,
también tiene una vocecita parecida, que puede limitarnos, que puede sembrar el
miedo en nosotros, que puede hacernos sentir inseguros, con tal de mantenernos
en nuestra zona de confort,
donde poco cambia, donde todo está bajo control… ¿Cómo distinguirla? A través
de la práctica, de la evaluación de resultados y especialmente de la paz que
caracteriza haber escuchado nuestra intuición, versus la zozobra que lleva
consigo nuestra dramática mente.
Las energías se
sienten, se perciben, cuando sentimos que rechazamos sin motivo aparente o
explicable alguna situación, un lugar o a una persona, no le demos tantas
vueltas al asunto, estamos percibiendo algo que nos hace reaccionar, alejarnos
o ser muy cautelosos. No menospreciemos esa capacidad de sentir al mundo, más
allá de la lógica, de lo tangible y demostrable.
Somos seres espirituales,
pero generalmente no le sacamos mucho provecho a esa evolución que tenemos
ciclo tras ciclo acumulando. Ante la duda, solo cierra tus ojos y siente el
camino a tomar. Si te acostumbras a hacerlo, vivirás exactamente las
experiencias que necesitas, aprenderás lo necesario y te ahorrarás el volverlas
a transitar
https://consejosdelconejo.com/2017/08/27/los-7-principios-metafisicos-universales/
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