Amados, Tengamos una charla sobre la cualidad del amor conocida como justicia,
la que requiere de cada individuo la capacidad de confiar en el diseño divino
del universo “dejar ir y permitir a Dios”, porque saben que todo está en orden
divino.
No pierden su tiempo etiquetando sus asuntos como
injustos o improcedentes, ya que confían en un orden inherente de las energías
que sirven al mayor bien de todos.
A medida que ellos confían y se vuelven más
conscientes del orden divino en sus vidas y en el mundo, se hace más fácil para
ellos dejar de lado los juicios sobre lo correcto e incorrecto.
En su lugar, sin esfuerzo renuncian a sus nociones
preconcebidas acerca de cómo creen que las cosas se supone que deben
desarrollarse.
Se mantienen fuera de los asuntos de otras personas,
centrándose sólo en lo que sienten es apropiado para ellos en un momento dado.
Ellos a su vez se enfocan más bien en mantener y
aumentar su nivel de la luz y el amor sin dejar de creer en la bondad dentro de
cada alma humana, y al hacerlo, ellos experimentan una mayor equidad y justicia
en todos los niveles de sus propias vidas y en relación con el mundo en
general.
Hay una ley universal de justicia que impregna y
compatibiliza con toda la creación.
Mientras más pueda cada individuo dejar ir las
preocupaciones egoístas sobre lo correcto e incorrecto, mayor será lo que esta
ley trabajará apoyándolos para alinear las energías de una manera que sea justa
y equitativa.
Los errores se corrigen al instante cuando se puede
mantener la unión consciente con la luz y el amor de la Fuente.
En lugar de preocuparse acerca de si están o no
siendo tratados de manera justa o hacer comparaciones con otros alrededor suyo,
eligen contemplar cómo pueden vivir su verdad y aprender la lección divinamente
orquestada en cada situación.
Dejan ir las percepciones de injusticia y se centran
más bien en confiar en el orden divino que rige a todas las personas y a todas las
cosas.
Esta respuesta crea un espacio para que el amor y la
luz fluyan.
Cuanta más luz y amor llevan dentro de su ser, más
descubren que los errores se establecen de forma sincrónica justo antes de la
injusticia, incluso pudiendo afectarlos.
Cuando cambian su enfoque de esta manera a través
del fortalecimiento y la alineación de las energías físicas, emocionales,
mentales, de comportamiento y espirituales a esta ley, experimentan una
sensación de serenidad, facilidad y gracia dentro de su ser interno y dentro de
sus vidas.
Cuando cada persona actúa de tal manera que el uso
libre de su voluntad es compatible con la libertad de todos los demás, que
están trabajando dentro de la ley universal de la justicia, porque ellos saben
que la justicia consiste en reglas que son comunes a toda la humanidad que
emerge de algún tipo de consenso.
La justicia es equidad. Es un conocimiento que
presta la debida atención a los intereses propios, la propiedad y la seguridad
de nuestros semejantes.
Todas las personas o grupos de personas interesadas
en la equidad y la justicia se esfuerzan por resolver algo que sea cómodo para
todos y adoptar procedimientos que se asemejan a las reglas de un juego.
Trabajan para asegurar que las personas reciban una
parte equitativa de beneficios y cargas para adherirse a un sistema de juego
limpio.
La justicia requiere que las reglas sean
equitativas, y también que la gente cumpla las reglas. Estas normas tienen una
función.
Describen una base de comportamiento. Se esfuerzan
por mantener el orden y un sentido de comunidad y una sociedad que sea
constructiva y positiva, que fomente el crecimiento y el amor.
Se refiere a que aquellos que se sometan a la ley de
la justicia serán por ende los respetuosos de la ley y la justicia.
La persona virtuosa y justa que manifiesta esta
cualidad de amor actúa por lo que es conveniente para otra persona en lugar de
para sí misma. Escuchan la voz de su conciencia.
Escuchan dentro, se toman su tiempo para estar en
calma e ir dentro del templo de su corazón, donde la voz de su alma se puede
oír con el fin de sentir lo que está bien y lo que está mal, a fin de sentir
qué es lo que deben hacer, lo que deberían decir, para que puedan sentir cuales
reglas se deben seguir y qué reglas deben ser un reto, y así pueden sentir lo
que deberían trabajar para cambiar y reformar en su mundo.
Deben ser fieles a sí mismos y tienen que escuchar
su verdad, su guía interna.
Ellos deben encontrar su propio camino, su propio
sentido de la acción correcta y ser claros en cuanto a sus motivaciones,
ramificaciones y resultado final.
Ellos deben vivir su vida auténticamente
permaneciendo dentro de su poder.
Ejerciendo su verdad al escoger el bien del
mal. Este mundo es hermoso con mucha alegría, mucha belleza y mucho amor
en él.
La gente debe permitir que más de la esencia de su
propia divinidad brille desde su interior.
Ellos deben liberar su juicio y empezar a mirar el
mundo con los ojos de lo divino.
Necesitan darse unos a otros, inspiración ya que
cada cual viaja por las carreteras y caminos de la vida, tratando de entender
todo esto.
Hay tantas oportunidades para bendecir, servir y
extender la bondad a los demás, si tan sólo cada persona las buscara y nunca
quisiera ser nada menos que amable y considerada con los demás.
El sentimiento de dar a otra persona felicidad es
lejos lo más intenso que cuando se hace algo por uno mismo.
Muchas veces ayudar a los demás en realidad hará que
se ayuden ellos mismos, ya que cuando una persona se siente bien consigo misma,
es cuando empieza a creer lo empoderada que es y lo fuerte que está en contra
de todo lo que sucede.
A través de tales actos expresando esta cualidad de
amor a aquellos a su alrededor es cuando la ley universal de la justicia
trabaja y prevalece.
Mientras me despido, le pido a cada persona que
reflexione sobre el verdadero significado de la justicia.
YO SOY el Arcángel Gabriel
© 2014 Marlene Swetlishoff /
Traducido por Andelei
No hay comentarios:
Publicar un comentario