Tu corazón es un cristal puro y tu luz se
irradia, no necesitas hacer.
Cuando tu amor es todo lo que es así se expresa, al activar tu
llama en el corazón esa luz se derrama hacia todo lo que existe en tu mundo. No
es necesario hacer, ocurre.
Expresamos lo que somos, como el sol cuando ilumina, como las flores al
despertar, como el susurro del viento, que no elijen ni seleccionan, así
nuestro amor, plenitud y gozo se expresan hacia cada ser.
Cuando dejamos de luchar nuestro camino las
puertas se abren, la fricción cesa y nos fundimos con lo que es. Un estado que
vamos paso a paso experimentando, ocurre en el presente, la mente deja sus
laberintos y el corazón se hace cargo. Los pensamientos pierden el agarre de
seguir buscando atrás, viejas historias.
Somos la experiencia, no es posible
separarla de su creador. Acaso: ¿quién experimentaría, qué sentido tendrían?
Somos el viaje y todas sus paradas, somos
las raíces de nuestros frutos, permitir que crezcan libres es asumir que eres
el sembrador y también tu cosecha.
Un sembrador que le da vida a sus semillas,
las nutre con su corazón y las planta en su tierra fértil.
A medida que vamos reconciliando nuestros
aspectos separados, nuestra tierra recibe la totalidad de sus nutrientes y lo
que se expresa crece fuerte y libre.
En este caminar nuestras manos se abren
para recibir el amor que es fruto y hace fruto. Nos abrimos a la vida, sin
negarla, nos entregamos a ella en confianza y certeza.
Los viejos caminos dejan de llevarnos por
destinos austeros. Todo cambia, los temores que abrigaron a tanta carencia y
duda se transforman y lo nuevo, entonces, se hace presente.
Nunca fue necesario luchar la vida, aunque
lo intentamos mil veces, ese luchador es parte de nuestra personalidad separada
que busca reconciliarse.
La reconciliación llega cuando dejamos los
juicios y sus oposiciones, cuando nuestra visión se abre para ver desde una
nueva perspectiva que incluye a nuestra esencia en unidad.
La vida es tal como la creamos, son
nuestras actitudes quienes la moldean. Podemos seguir luchando nuestro camino y
también permitir que estos se desplieguen con cada paso.
Estar presentes, romper el tiempo con sus secuencias, abrir nuestro corazón, sin condiciones. Fluir con cada aliento, hacer de nuestro jardín un espacio único, sin fronteras.
Cuando comenzamos nuestro viaje de regreso a la unidad muchas barreras que levantamos por defendernos de nuestro mayor rival, se liberan. Llega el tiempo sin tiempo, el amor por la experiencia, la certeza de estar vivo y sentir la vida sin pensarla.
Om Rá Ankh Rá compartiendo sabiduria Shankar Nehru Sethi
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