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viernes, 4 de julio de 2014

PRESENCIA SENTIDA


Frecuentemente oímos decir, “oh, como desearía poder ver y sentir la Presencia de los Ángeles”. Verán, los Ángeles se parecen mucho a los pájaros y al Reino de la Naturaleza en general, como el cervatillo y el conejo o cualquiera de las delicadas criaturas que representan el Reino de la Naturaleza. 
Si estudian la reacción de estas pequeñas criaturas a la vibración, comenzaran a entender como las pacíficas y delicadas vibraciones le permiten a un pájaro descender sobre las manos de ustedes, o un cervatillo echarse a sus pies: y es esta la misma vibración que se requiere para traer y sostener la Presencia de la Hueste Angélica durante su meditación, o como una presencia protectora en el hogar, o alrededor de las corrientes de vida de aquellos a quienes se sienten dedicados en el momento.
El cultivar ese sentimiento pacifico en sí mismo, que pueden comprobar una y otra vez mediante la reacción del Reino físico de la Naturaleza hacia ustedes, es auto--prepararse para convertirse en co-trabajadores con el Reino Angélico y, así, contribuir en gran medida a su vertida de Amor y Luz a la gente de la Tierra.
San Francisco de Asís si podía atraer cualquier criatura del bosque mediante Su radiación de Paz, y por Su verdadero amor por estos seres; y estaba constantemente rodeado por incontables miembros de la Hueste Angélica, quienes obedecieron Su comando en más de una ocasión al proteger y sostener vidas, disolviendo plagas e impidiendo tormentas de furia catastrófica.
Por tanto, los individuos que pueden hacerse uno con la consciencia y la radiación de la Hueste Angélica, podría entrar al centro de un tornado y devolver esa energía a la Paz; y tales personas constituirán un tremendo poder en los días venideros. Tales individuos serán también presencias comandadoras de paz únicamente a punta de radiación, teniendo un efecto aquietador sobre las naturalezas turbulentas de aquellos que contacten en el curso ordinario de su diario vivir.
Estamos dando inicio ahora a una búsqueda a lo ancho del mundo por voluntarios, y consideramos con gran esperanza que podemos entrenar a suficientes miembros del Género Humano de manera que cuando la Hueste Angélica venga a la encarnación en grandes cantidades, ya se habrán establecidos centros a los cuales Ellos naturalmente gravitaran por el aparentemente natural curso de los eventos.
Tomado del libro: Boletines privado de Thomas printz (vol.2) 1954 -1955



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