Ejercicio de sanación:
La integración del verdadero yo.
Reconocer quién se expresa en tu edificio, incluso ponerle una
imagen, dialogar con esa parte, conocerlo y saber lo que necesita, te dará la
oportunidad de ganar control sobre él, sanar su sombra para ganar su luz.
Cada piso te otorga su don cuando liberas el dolor y aprendes la lección.
Para cerrar con una experiencia sanadora la lectura de este libro,
te propongo vivir este ejercicio con la mayor conciencia posible, desde todos
los pisos de tu personalidad, pero sobre todo desde el sentir, el área del
niño.
Dibuja en una hoja tamaño carta o en una cartulina un cuadrado
dividido en cuatro niveles como si fuera un edificio, con primer piso, segundo,
tercero y cuarto.
Cuarto piso. Yo adulto, yo aquí y ahora
Tercer piso. Yo adulto joven
Segundo piso. Yo adolescente, yo joven
Primer piso. Yo bebé, yo niño
A cada piso ponle un color con el que te sientas identificado.
Busca una foto tuya y pégala.
Etapa 1
De cualquiera de tus primeros siete años, piensa en una imagen con la que identifiques esta etapa del yo sensorial. Busca una representativa o varias.
Etapa 2
Cuando eras un adolescente. Busca una imagen representativa de esa época.
Etapa 3
Tu etapa de inicio de la vida adulta. En tu primer trabajo, saliendo de la universidad. Coloca otra imagen tuya en este piso. Es de los quince años a los veintiuno; puedes poner otras imágenes importantes de ese tiempo, pero elige una que represente más esa etapa.
Etapa 4
De los veintidós años a la etapa actual. Piensa en experiencias, personas y situaciones que la integran. Busca la imagen del aquí y del ahora para representarla.
Dibuja los elementos, las experiencias y las personas en las que
pensaste en cada piso y consideras importantes en cada etapa. Por ejemplo, si
tenías un juguete preferido, un amigo, la escuela, tu boda, un embarazo, una
pérdida, si te gustaba mucho algo, alguna persona o cosa.
Dibuja.
Tómate tu tiempo para representar esas etapas con todo lo que significan.
De preferencia, etapas uno y dos con la mano izquierda, y tres y cuatro con la mano derecha, para darle más conexión con los hemisferios cerebrales correspondientes.
Ahora escribe las necesidades importantes para ti en cada etapa, lo
que no tuviste, lo que te hizo falta, lo que crees importante o con lo que la
identificas. La escuela, un lugar donde vivías, una persona de ese momento, alguien
con quien viviste dolor, etcétera.
Puedes construir este edificio interior poco a poco, date tu tiempo, no debes terminarlo en una sentada, constrúyelo y disfrútalo. (Cuando lo termines, haz este ejercicio de sanación.)
Anamar Orihuela
Libro: "Transforma las heridas de la infancia"
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