EJERCICIO PARA FRENAR LOS PENSAMIENTOS Y EVITAR EL BLOQUEO
EMOCIONAL
El exceso de pensamientos y el caos emocional se encuentran
estrechamente relacionados.
A algunos de nosotros un trauma emocional puede habernos dejado con el hábito de pensar en exceso, ya que cuando nos sentimos desbordados en nuestros sistemas emocional y energético, tendemos a llevar toda esa energía sobrante a la mente (describe un círculo alrededor de la cabeza).
Piensa en tu mente como si se tratara de tu protector: es la parte de nosotros que durante años ha creado una lista de instrucciones para evitar el dolor.
De la misma manera que si, por ejemplo, tu padre te regañó una y otra vez cuando eras niño por ir a la cocina y tomar cualquier cosa para comer, llegó un momento en que creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo ir a la cocina para tomar algo de comer”.
Esta es una manera muy simplista de identificar lo que nos ocurre a todos a lo largo de nuestra vida; siempre que nos sentimos amenazados o acusados, bien por la energía de alguien forma de agresión o bien como reacción emocional, tendemos a crear algo para evitar que esa amenaza vuelva a repetirse. Así es cómo creamos “reglas de seguridad” en nuestra mente que nos impidan repetir la misma acción.
Cuando se trata del exceso de pensamientos y del caos emocional en general, ambos se encuentran ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está dando vueltas y vueltas (traza un círculo alrededor de la cabeza), lo que debemos descubrir es qué emoción se encuentra detrás.
Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace unos días, que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el círculo) y se está convirtiendo en una obsesión. De ser así, comprobaremos algunas cosas:
A algunos de nosotros un trauma emocional puede habernos dejado con el hábito de pensar en exceso, ya que cuando nos sentimos desbordados en nuestros sistemas emocional y energético, tendemos a llevar toda esa energía sobrante a la mente (describe un círculo alrededor de la cabeza).
Piensa en tu mente como si se tratara de tu protector: es la parte de nosotros que durante años ha creado una lista de instrucciones para evitar el dolor.
De la misma manera que si, por ejemplo, tu padre te regañó una y otra vez cuando eras niño por ir a la cocina y tomar cualquier cosa para comer, llegó un momento en que creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo ir a la cocina para tomar algo de comer”.
Esta es una manera muy simplista de identificar lo que nos ocurre a todos a lo largo de nuestra vida; siempre que nos sentimos amenazados o acusados, bien por la energía de alguien forma de agresión o bien como reacción emocional, tendemos a crear algo para evitar que esa amenaza vuelva a repetirse. Así es cómo creamos “reglas de seguridad” en nuestra mente que nos impidan repetir la misma acción.
Cuando se trata del exceso de pensamientos y del caos emocional en general, ambos se encuentran ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está dando vueltas y vueltas (traza un círculo alrededor de la cabeza), lo que debemos descubrir es qué emoción se encuentra detrás.
Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace unos días, que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el círculo) y se está convirtiendo en una obsesión. De ser así, comprobaremos algunas cosas:
1.-Qué estamos comiendo, cómo es nuestra alimentación. Se puede
demostrar científicamente que si tomamos alimentos vivos y orgánicos que sean
favorables para nuestro organismo, nuestro sistema energético permanecerá
activo y vital, mientras que, por el contrario, los alimentos “muertos”,
procesados o a los que tengamos alergia, harán que se vuelva más lento.
De manera que, si notamos algunos síntomas de exceso de pensamientos o de caos emocional, lo que vamos comprobar en primer lugar es cómo estamos tratando nuestro cuerpo.
De manera que, si notamos algunos síntomas de exceso de pensamientos o de caos emocional, lo que vamos comprobar en primer lugar es cómo estamos tratando nuestro cuerpo.
2.- Ejercicio físico. Sé que este nombre desagrada a muchas
personas, porque a menudo se relaciona con agotarse físicamente en un gimnasio,
pero no tiene por qué ser así; puede tratarse, simplemente, de un paseo por
nuestro vecindario o de salir a la naturaleza.
Así que, cuando notemos que estamos pensando demasiado, antes de nada debemos darnos cuenta de que estamos en un estado obsesivo y de que nuestro cuerpo necesita espacio, y nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra mano para proporcionarle lo que necesita.
Así que, cuando notemos que estamos pensando demasiado, antes de nada debemos darnos cuenta de que estamos en un estado obsesivo y de que nuestro cuerpo necesita espacio, y nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra mano para proporcionarle lo que necesita.
3.-Nos preguntamos: ¿qué emoción se encuentra detrás de todo
esto? Porque nuestros pensamientos se encuentran en estrecha relación con
nuestro cuerpo emocional.
Por ejemplo, si seguimos dando vueltas y vueltas en nuestra
mente a la discusión con ese amigo y estamos enfadados o intentando justificar
lo que ocurrió, es muy posible que hayamos entrado en contacto con cierta
tristeza acerca de lo que ocurrió.
Y también es muy probable que, dentro de nuestra sociedad
condicionada del siglo XXI, tengamos algunas dificultades para aceptar nuestros
sentimientos de vulnerabilidad.
Así, si tenemos una discusión o un desacuerdo con alguien, la tendencia programada en nosotros es la de ponernos a la defensiva, bien hacia la otra persona, o bien hacia nuestros propias emociones de tristeza y consternación al vernos envueltos en un conflicto.
Así, si tenemos una discusión o un desacuerdo con alguien, la tendencia programada en nosotros es la de ponernos a la defensiva, bien hacia la otra persona, o bien hacia nuestros propias emociones de tristeza y consternación al vernos envueltos en un conflicto.
Podemos hacerlo simplemente sentándonos en una silla durante
cinco minutos y colocando las manos en la zona del torso, lo que ya de por sí
crea un espacio de conciencia para que la energía descienda de la zona la
cabeza.
Podemos colocarlas en el corazón y en el vientre, que se encuentra directamente vinculado con las relaciones, y preguntarnos:
Podemos colocarlas en el corazón y en el vientre, que se encuentra directamente vinculado con las relaciones, y preguntarnos:
¿cómo me siento?
Algunos de nosotros podemos hacer esto durante varios minutos y no sentir nada, pero no debemos desanimarnos si no oímos nada en nuestra mente: por el contrario, volveremos de nuevo a la sensación de cómo nos sentimos.
Algunos de nosotros podemos hacer esto durante varios minutos y no sentir nada, pero no debemos desanimarnos si no oímos nada en nuestra mente: por el contrario, volveremos de nuevo a la sensación de cómo nos sentimos.
Este es un ejercicio que nos ayuda a ser más auténticos acerca
de nuestros sentimientos, con el fin de evitar que la mente continúe saltando
de un pensamiento a otro para llamar nuestra atención acerca de lo que no se
está expresando en el pecho).
Simplemente nos preguntamos: ¿qué estoy sintiendo?, Y otra vez,
¿qué estoy sintiendo? Quizá sintamos algo, quizá sintamos deseos de llorar y
llevaremos entonces la conciencia al vientre (hace círculos con una mano en el
vientre mientras con la otra se toca el corazón).
O, quizás, sintamos deseos de reír, y eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que podemos tener.
O, quizás, sintamos deseos de reír, y eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que podemos tener.
Cualquiera que sea la emoción que surja, repetiremos el proceso
de acariciar nuestro vientre en sentido circular mientras continuamos
preguntándonos: ¿qué estoy sintiendo? Nos será especialmente útil a aquellos de
nosotros para quienes resulte más sencillo saltar a los pensamientos que
conectar con los sentimientos.
El exceso de pensamientos se produce cuando el sistema nervioso
está sobrecargado y a causa de emociones intensas, de manera que sabemos que si
estamos pensando sin cesar, lo que ocurre en realidad es que nuestro cuerpo
necesita espacio; la mitad inferior del cuerpo, del cuello hacia abajo está
gritando: “¡por favor, mírame, siénteme!
¡Baja del piso de arriba!¡La razón por la que subes ahí es porque no quieres saber nada de lo que está pasando aquí abajo!”.
¡Baja del piso de arriba!¡La razón por la que subes ahí es porque no quieres saber nada de lo que está pasando aquí abajo!”.
De manera que démonos el tiempo para sentarnos y permanecer en
contacto con nuestras emociones. Deja salir todo lo que emerja a la superficie
y deja que se libere.
Al terminar el ejercicio, también puede sernos de utilidad escribir o tomar algunas notas acerca de lo que aparece en nuestra conciencia porque, cuando vuelvan los pensamientos, siempre podremos leer esa página que dice:” Estoy triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”.
Al terminar el ejercicio, también puede sernos de utilidad escribir o tomar algunas notas acerca de lo que aparece en nuestra conciencia porque, cuando vuelvan los pensamientos, siempre podremos leer esa página que dice:” Estoy triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”.
Respira, deja que la inhalación baje realmente al vientre,
porque en esos estados tendemos a respirar de forma superficial y frota tu
vientre en círculos como lo harías con un bebé. Esto proporcionará el alivio
que necesitamos en esos momentos de sobrecarga.
Preguntate : ¿qué es lo que te ayuda a volver a ti mismo/a?
Porque cuando nos encontramos en estados de caos emocional y con exceso de
pensamientos significa que ya nos hemos salido de nuestro centro…
Lee Harris Energy
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Publicado por Paula Romero en “Isis alada”Grupo
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