AVANZANDO PASO A PASO POR LA VÍA DE LA TRANSFORMACIÓN
Mientras disfrutaba del atardecer sentada en mi diván, vi. como
una pequeña oruga subía por la pared de mi casa. Se movía muy despacio,
encogiéndose hacia arriba y hacia adelante, con un paso diminuto tras
otro.
En ningún momento se detuvo ni vaciló para mirar a los lados;
continuó desplazándose lentamente, ignorando todo cuanto no fuera la pared y su
destino. Mi casa actual es muy alta, y no sé qué pensaba hacer la oruga cuando
llegase al tejado, pero ella siguió adelante de todos modos. Estuve observando
su ascenso durante 15 minutos, hasta que por fin llegó al tejado y desapareció
de mi vista.
Mientras la veía moverse, recordé mi propio viaje y pensé en lo
lento que parece en algunos momentos, en la sensación de no conseguir ningún
progreso que siento a veces. Aunque, considerándolo en perspectiva, puedo ver
lo lejos que he llegado. Los últimos cinco años han sido particularmente
difíciles, y los últimos 10 años fueron una serie de desafíos que parecían no
terminar nunca.
La montaña rusa de perder trabajos, de vivir sin dinero y sin
casa, el abandono de amigos y familiares, traiciones, decepciones y puertas que
se cerraron para siempre, no fue divertida.
Aunque, volviendo la vista atrás (¿no es maravilloso poder verlo
todo en retrospectiva?), veo cómo las cosas han encajado de manera que pudiera
llegar justo hasta donde estoy en este momento: confiada, ejerciendo plenamente
mi poder, llena de claridad y con una visión personal de mi vida que refleja mi
propia energía, una visión única que no depende de nada ni de nadie.
Sé que algunas cosas han cambiado para siempre. Hay personas con
quienes nunca volveré a conectar, relaciones que han cambiado de forma
permanente porque yo también he cambiado (y eso está bien), cosas que no
volveré hacer y miedos que no tendré que volver a sentir (a menos que yo lo
elija).
Todo ello es la confirmación de que ya no soy la misma, y de que
la persona que debería ser para que esas relaciones fueran posibles, ya no
existe. Al igual que la oruga, he estado avanzando en mi camino, un paso
diminuto tras otro.
Cuando me detengo para ver cuánto me queda aún, el destino me
parece demasiado lejano. Pero cuando veo lo lejos que ya he llegado, me doy
cuenta de que lo importante no es la meta, sino lo que ocurre en este momento.
La pregunta siempre es, ¿cuál es el siguiente paso?
Un amigo me llamó el pasado fin de semana para pedirme consejo
acerca de su situación laboral. Quiere marcharse de donde trabaja actualmente
(¿nos suena familiar?). Tiene varias ofertas de trabajo que debe considerar en
poco tiempo, ya que necesita el dinero. Pero tiene dudas acerca de aceptar una
colocación aquí, por si más adelante se le presenta la ocasión de marcharse
lejos.
La respuesta que recibió fue muy clara: “Si estás sentado a una
mesa llena de comida y tienes hambre, ¿vas a esperar hasta que otra mesa esté
servida para empezar a comer, o empezarás a comer la comida que ya tienes ante
ti?”
En este punto, la cuestión de vivir el momento presente se
vuelve un tanto complicada. Queremos ser íntegros con nosotros mismos y con los
demás, pero antes tenemos que hacernos cargo de nuestras necesidades. ¿Cómo
responde el Universo a lo que necesitamos y qué estamos haciendo nosotros al
respecto?
Planificar un posible futuro y lo que podría ocurrir, a menudo,
sólo aumenta nuestras dudas y nuestra confusión. Con todo el movimiento que
estamos experimentando, el colapso del tiempo lineal y las sorpresas que
aparecen a la vuelta de la esquina, si antes necesitábamos años para completar
algo, ahora nos basta con cinco minutos, o incluso menos.
Podemos imaginar cuanto queramos cómo podría ser el futuro pero,
al final, la realidad podría fácilmente sorprendernos.
En ocasiones, nuestra disposición a responder a una situación
que se nos ofrece ahora (aunque pueda parecernos que no tiene ningún sentido),
puede llevarnos a la apertura que estamos buscando.
Lo que está en tela de juicio no es nuestra integridad, sino
nuestra confianza. ¿Estamos cubriendo nuestras necesidades o estamos
ocupándonos de las necesidades y de las expectativas de otros? ¿Estamos proyectando
nuestros miedos en el proceso e imaginando lo peor, cuando lo que podría
ocurrir es algo muy diferente?
Pregunté a mi amigo si, quizá, lo que realmente le preocupaba
era su reputación y la idea de tener que buscar siempre la opción más ventajosa.
Le dije que imaginase, como un posible resultado futuro, que cuando tuviera
ocasión de marcharse, el camino que se abriría ante él también incluiría la
posibilidad de despedirse de forma responsable y perfecta de su trabajo
actual.
Al intentar optar por un trabajo de larga duración que no
tuviera que dejar después, mi amigo estaba asumiendo una responsabilidad que no
le correspondía, y se estaba limitando a sí mismo en el proceso. Cuando dejamos
espacio a los milagros, a menudo las cosas se colocan de la mejor manera para
todos los implicados.
Todos estamos avanzando, paso a paso, por este camino que
llamamos Ascensión. Si miramos hacia atrás, hagámoslo con la intención de
celebrar lo lejos que hemos llegado. Y, si miramos hacia adelante para ver cuánto
nos queda, hagámoslo con la intención de ser conscientes de lo que ocurre en el
momento presente, porque es lo único que podemos ser ahora.
Y dejemos espacio en nuestros pensamientos a los milagros que
nos bendicen a cada paso del camino. El siguiente paso nos será revelado en el
momento adecuado. Podemos tomar lo que se nos ofrece ahora y saber que cuando
deba ocurrir algo, todo se dará de la mejor manera posible, de forma que las
necesidades de todos se vean cubiertas, incluidas las nuestras.
No sé qué fue de la pequeña oruga, imagino que siguió avanzando
hacia donde sea que se dirigen todas las orugas.
¿Hasta dónde han llegado y dónde están en este momento? Tal vez
no se den cuenta de lo confiados, lo valientes, poderosos y conscientes que se han
vuelto, hasta que se tomen el tiempo necesario para contemplar el camino
recorrido. Dense el regalo de saber apreciar todo lo que han logrado en este
viaje. Se lo han ganado y se lo merecen.
Permanezcan tranquilos, centrados y conscientes, y recuerden que
sus pensamientos crean cada momento de su vida. Procuren que sean los mejores
pensamientos posibles.
Mientras reflexionan al respecto, y también acerca de las demás
cosas que están ocurriendo (Mercurio dejó por fin de estar retrógrado, por lo
que ahora es momento de avanzar), recuerden:
Acepten todos los regalos de comprensión con gratitud, y úsenlos
para perdonar, liberar, sanar y completar cualquier situación.
Pidan orientación y confirmaciones, y esperen a que les lleguen.
Y, sobre todo, agradezcan esta oportunidad de formar parte del
sorprendente cambio de conciencia que está teniendo lugar en la humanidad, a
medida que ascendemos hacia la vibración donde ocurren los milagros.
Muchas bendiciones en estos tiempos milagrosos y sorprendentes.
Jennifer Hoffman
Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer Hoffman. Pueden
citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre
de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com
Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahorahttp://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htmhttps://www.facebook.com/ManantialCaduceo
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