El Fin de un Ciclo
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El Fin de un Ciclo
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
¿Cuántas veces he dicho que sé quién está aquí? De la manera más amorosa puedo decirles que sé quién
está aquí. Asombra la cantidad de vidas representadas en este lugar, la
experiencia terrenal que está aquí. No hace mucho empecé una canalización
diciendo: “En el comienzo, había
amor.” Todavía lo hay; siempre lo ha habido. Un amor por la
magnificencia del Dios interior del ser humano; ese es el designio que les fue
dado. Las escrituras estaban en lo correcto: hubo un tiempo, una historia en
que los humanos existían casi como animales, normalmente en el planeta humano,
cuando vinieron aquí fuerzas angélicas y les dieron el libre albedrío, el Dios
interior, cambiaron su ADN, y los dejaron sueltos. Y ustedes están aquí
sentados a causa de eso, en un tiempo que realmente no había sido predicho, un
tiempo en que no se suponía que estarían aquí. Yo llegué en 1989 - yo siempre
he estado aquí, pero llegué en 1989 a la vida del hombre en la silla. Y llegué
solo por una razón: para contarles historias. Para darles paradigmas del Cambio
y parábolas para mirar y tratar de guiarlos hacia lo que se convertiría en el
Cambio.
La idea de que los humanos pasarían más allá del año
2000 no era muy aceptada; ustedes iban a tener problemas, siempre
los han tenido y llegar al 2012 era absurdo, porque ya era más
que tiempo para lo que la naturaleza humana siempre les había dado: más o menos
para ese tiempo no llegarían. Hay una expectativa de vida para los países, una
expectativa para la civilización, una expectativa para las organizaciones,
hasta que se vuelven disfuncionales y entonces suelen destruir el núcleo que
los creó. Eso es la naturaleza humana según ha existido, y eso está cambiando.
Una naturaleza humana que empezará a evolucionar de maneras que ustedes no
esperaban, de maneras que parecerían imposibles; eso ya está comenzando. Y el
cambio más profundo en el ser humano por venir empieza incluso con ustedes: es
ustedes, que empiezan a participar activamente en una recordación más realista
de su registro akáshico, cuando ustedes empiezan a recordar cuánto tiempo han
estado aquí, la sabiduría que tienen, esto casi les da permiso para ser
diferentes. Construye puentes entre lo conocido y lo desconocido y viceversa.
Les da algo que no tuvieron antes, y es la razón para continuar.
Tengo una historia. Esto no será una canalización
maratónica (se ríe).
Es una historia breve, llena de amor. Les damos estas historias para que puedan
repetirlas y recordarlas y analizarlas y tal vez ver qué está faltando, y
conseguirlo la próxima vez, y la siguiente, y siempre son historias sobre
ustedes, disfrazados tal vez como el humano llamado Wo. Wo no es un hombre ni
una mujer, Dios es un wo-man (N.T. juego de palabras; man=hombre,
woman=mujer) (se ríe), pero en este escenario en particular, Wo es mujer. Y
quiero llevarlos a la historia de la vida de esta mujer, tal vez es una
historia de todas las mujeres; incluye magia, la magia de las cosas
sobrenaturales que podrían llamar energías angélicas donde
incluso puede cambiar el tiempo, pero sucede justo ahora, en 2018.
La mujer tiene cerca de 30 años, Wo tiene unos 30 o 32
años, y en ese lugar de la vida en que ella está hay frustración, hay una falta
de autoestima. Ella ha cursado su educación, ha tenido un hijo, ella está
establecida, y empieza a mirar su vida de modo distinto. Ustedes se preguntarán
por qué no hay más gente joven en este salón; están demasiado ocupados (se ríe).
Como ya saben, queridos, hay un tiempo para divertirse, hay un tiempo para
educarse, hay un tiempo para el auto-examen que llega cuando las cosas están
más acomodadas. Y para ella lo estaban. Y para superar la frustración que
sentía, tanto en su relación como en su trabajo, con cosas que tal vez no iban
exactamente como ella deseaba - como muchas de ustedes - ella fantaseaba.
En eso, ella se construyó un mundo propio, y pasaba horas fantaseando. No sobre
el pasado, ni sobre quién ella podría ser, sino sobre una mujer totalmente
diferente (se ríe).
Wo se veía en escenarios, situaciones, historias, y les ponía nombres, y fechas,
tiempos, diálogos, y existía en ese mundo tan frecuentemente como podía, y eso
funcionaba para ella. Y ella salía de esas visiones de fantasías que tenía en
que ella era heroica, o respetada, y le daba tanta autoestima que ella decía “Qué bueno fue eso, me encantó” y no le contaba a nadie que hacía eso - ustedes
tampoco lo hacen (se ríe).
Pero no se entristecía cuando volvía a la realidad; la
hacía sentir bien. Era su “droga de consciencia” si quieren llamarla así; ir a un lugar donde podía
visualizar, y simular, y ser. Le encantaba ver películas y leer libros, porque
ella se encontraba en ellos al leer, y en las películas ella era los
personajes. La hacía sentirse mejor. Y ella volvía de esos lugares y tiempos e
imaginaciones sintiéndose mejor, pero eventualmente se dio cuenta de que había
una cantidad limitada de historias que podía inventar, y empezó a analizarse a
sí misma de una manera más esotérica. Y empezó a hacerse preguntas que tal vez
ustedes solo formulan después de cierta edad. ¿Por
qué estoy haciendo esto? ¿Podrá ser que estas no sean fantasías en absoluto? ¿Qué tal si estoy
recordando algo dentro de mí que de algún modo se transfiere a mí a través de
las edades? Ni siquiera pensaba en
vidas pasadas; ella pensaba que tal vez estaba en el aire, en el éter, en el
campo, y ella estaba recogiéndolo, y lo vivía, y eran tan reales, y la hacían
sentir muy bien. Y ella hacía estas preguntas a cualquiera que escuchara -
cuando estaba sola.
Y entonces, un día, sucedió. Cuando se hacía estas
preguntas, y reflexionaba sobre una realidad más grande que ella estaba
viviendo en esas fantasías - vino el ángel. Y ella no tuvo miedo; era casi como
si el ángel fuera un amigo. Era como si dijera, “Te
estaba esperando porque estuve preguntándome sobre todo esto”, y ella sabía que tenía una visión profunda que no
era una fantasía en absoluto. En toda su gloria estaba el ángel, con colores
cambiantes, dándole el sentimiento de amor, y el ángel empezó a hablarle.
“Wo” dijo el ángel, “tú entiendes, ¿verdad? que cada una de estas hermosas fantasías es una
experiencia de una vida pasada. Llevas eso en tu ADN. No en tu cerebro; en tu
ADN. Recuerdos de quién has sido; profundamente recordadas y muy exactas en sus
detalles, incluyendo los nombres y los diálogos, incluyendo las emociones. Y en
este escenario empiezas a recordar todas las cosas buenas que te han ocurrido a
través de las edades.” Y luego el ángel siguió
diciendo, “y hay una razón por la
que estoy aquí, por la que siempre estoy aquí, por la que siempre estuve aquí.
Verás, Wo, has hecho esto en cada una de tus vidas (se ríe). Has construido fantasías, te has hecho preguntas,
has pedido un ángel, y yo aparezco. Cada una de tus vidas, tú y yo, hablando,
ahora mismo, de por qué estás fantaseando con estas cosas. Y luego, Wo, tengo
algo más que decirte. Después de decirte que eres tú, y después de solidificar
el valor de ello, después de decirte que está bien tener las fantasías que
realmente son tú, y puedes seguir con eso, después de todo esto, yo
desaparezco, tú te despiertas, y lo olvidas totalmente (se ríe). Es como el Día de la Marmota, sigue y sigue, y
sigue. Una vida tras otra y otra más, hay que convencerte de salir de la falta
de autoestima. Ya hemos tenido esta conversación, y luego tú despiertas y de
algún modo te sientes mejor, y dices, 'Bueno, esas fantasías, eso soy yo, puedo
hacerlo otra vez.' ¡Y luego vas y eres algo! Porque tienes permiso. Y te das cuenta de que tu
autoestima no es algo que te dan los otros, es algo que... ¡la autoestima eres tú!
No escuches a nadie, porque eso te tira abajo, y sigues haciendo cosas
estelares. Es por eso que estoy aquí. Wo, todavía voy a decirte algo (suspira). Esta es la última vez.” Y Wo pensó (se ríe) “Ay, ay. ¿Será
que ya no volveré?” Y el ángel rió y dijo: “Todos ustedes volverán. Verás: van a volver de modo
diferente. Volverán con un instinto que ahora no tienen, un instinto
creado a partir del aprendizaje akáshico, un instinto que es akash para que,
cuando despiertes la próxima vez, yo no tendré que entrar en tu vida porque no
estarás fantaseando, irás directo a la realidad porque tendrás esa autoestima;
porque sabrás quién eres. No cometerás los mismos errores de antes. Casi al
salir del útero, estarás lista para esto. Recién cuando tengas seis o siete
años empezarás a hablar de quién solías ser, no en detalle, pero sabrás que
esta no es una experiencia única de una sola vez. Y yo ya no te seré necesario
porque te habrás graduado a una consciencia más elevada. Déjame decirte algo,
Wo; a tu alrededor hay almas antiguas que tienen eso ahora mismo, no necesitan
regresar, debido a la nueva energía en este planeta.
Wo, quiero hablarte de tus vidas, como siempre lo
hago. ¿Te acuerdas del 1.400? ¿Recuerdas las vidas que
salvaste? ¿Recuerdas haber sido
quien llamaban para dar a luz? En esa época tenía
nombres, ahora también. Te llamaban a ti para ayudar a las mujeres a dar a luz,
y tú sabías mucho más que los médicos, porque tenías las soluciones, conocías
la herbología, tenías la consciencia, podías sentir lo que le estaba pasando al
bebé, podías aliar madre y bebé, y te llamaban, y más, y más, y pronto hasta
los médicos te llamaban. En el siglo quince. Eras asombrosa en ese entonces, ¿cuántos bebés y madres salvaste? ¿Recuerdas una vez, cuando
era casi el tiempo del parto y viste la posición inadecuada? y dijiste, No, no, todavía no, todavía no, deja de
pujar. ¿Recuerdas eso? ¿Recuerdas cuando entraste y diste vuelta al niño? Y la madre vivió, y el niño vivió, y tú dijiste a la
madre: Bien, ahora puja. ¡Fue hermoso! Te conocían por hacer milagros. Eso fue una de las
vidas.
¿Recuerdas la batalla en que estuviste, siendo hombre,
en el siglo diecisiete?? Y no sostenías un arma;
tu trabajo era recorrer y ayudar a los que estaban muriendo, ¿lo recuerdas? ¡No podías hacer nada!
Porque la batalla era tan terrible, no podías hacer nada, estaban muriendo.
Pero les sostenías la mano, ¿recuerdas? Y te miraban a los ojos y aun cuando eras un hombre,
te decían: cuéntale a mi madre, cuéntale a mis hermanas, este es mi nombre. Y
eso hacías; tu espada era un anotador. Anotabas los nombres, e ibas y veías a
la madre, ibas a ver a la hermana, y les decías: “¡Estuve con él!”
Y llorabas con ellas, y les decías: “Esto
es lo que él dijo”. ¡Oh, era hermoso!
Estabas ayudando a las personas; en todas tus vidas estuviste ayudando a la
gente.
¿Recuerdas cuando fuiste capitán de un barco? Y el barco estaba en un problema tan
grande, y tenías que sostener la posición, así lo llamaban, sostener la
posición usando los motores, solo para que los botes salvavidas bajaran sin que
el barco se inclinara impidiéndolo, y tenías que hacer las maniobras clave,
porque el agujero estaba en un costado, ¿lo
recuerdas? Y lo manejaste, y sostuviste la posición, y todos los
botes salieron, y cuando tú te dispusiste a salir, ya no saliste - era
demasiado tarde. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas lo que hiciste
al hundirte en un océano muy frío?
El mar es la amante del marino; cuando te hundías dijiste “Está bien; está bien, porque esta es una muerte
honorable para un marino”. ¿Lo recuerdas?
Una vida tras otra. Y yo estoy aquí otra vez; otra vez
más; para relatar estas fantasías que estás creando y teniendo ahora. Para
decirte que está bien, porque mereces estar aquí. Eres magnífica, porque eres
un alma antigua, y eso es lo que hacen las almas antiguas, despiertan y ayudan
a las personas de muchas maneras diferentes, a veces en privado, a veces
públicamente, no necesariamente escriben libros ni suben a escenarios; ayudan a
las personas. Eso es quién eres, Wo, quien siempre has sido. Y en cada vida se
vuelve un poco mejor, y ya no te volveré a ver nunca, porque la próxima vez que
vengas, yo viviré contigo, y vas a comprender al Yo Superior (se ríe), y sabrás quién soy, y no tendré que seguir viniendo
a borrar de tu mente mi visita.
Esa es la parábola. Y así, como Kryon, les digo a
todos los que escuchan hoy y a los que están en la audiencia, que ustedes
tienen fantasías. Y a veces ustedes tienen fantasías porque creen que no tienen
lo que es el Yo real para poder cumplir lo que fantasean. Pero sí pueden, y lo
harán, porque esos son ustedes.
Estas canalizaciones, estas reuniones, estos momentos,
estos episodios juntos, son para que ustedes se acerquen a eso que es
sobrenatural; un Yo Superior que, si pudieran hablar con él, diría: “Eres magnífico; ahora procede.” Y empieza con amarte a ti mismo, y ayudarte a ti
mismo, y cuando llegues a ese punto en que está bien, habrá quienes acudan a ti
y te pregunten cómo lo haces, y entonces puedes ser el que muestra el camino.
El héroe de la época, el que muestra el camino es ese con que fantaseas, el que
es lo bastante sabio para que los que están en el trabajo acudan, los de la
familia acudan a ti, y otros también. Y puedes sentarte con ellos y hablar, y
cambiar vidas, cambiar mentes, y puede que se levanten de la silla y se vayan
diferentes porque te visitaron a
ti. Alguien con alta autoestima, después de vidas de
salvar otras vidas y ayudar a las personas. Ese es quien tú eres. Yo lo sé,
porque eso es lo que han hecho las almas antiguas. Despiertan en las vidas y
entran en el modo compasivo, despiertan en las vidas y algunos pueden
entenderlo, incluso cuando algunos han sido quemados en la hoguera porque su
magia se veía; ustedes igual vuelven y lo intentan de nuevo. Y aquí están,
donde no los quemarán en la hoguera sino que vendrán a verlos porque
reconocerán que ustedes tienen sabiduría. Eso es lo que va a cambiar a este
planeta.
Me siento frente a ustedes, a los que están
escuchando; hay más, mucho más. En esta nueva energía, queridos, todas las fantasías
que puedan inventar, todas las pueden pegar sobre ustedes y ser eso, y no
frustrarse. Y no tener que salir de sí mismos, debido a quienes son.
Esa es la realidad del momento. Yo soy Kryon, no les
diría estas cosas si no fueran así. Esta es la verdad del día. En el principio,
había amor; ha continuado hasta este punto y todavía hay amor. Y en el final,
que vendrá algún día, muy, muy distante, habrá amor.
Y así es.
Kryon
Transcripción y
traducción: M. Cristina Cáffaro
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