EL DISCIPULADO
ASÍ, ASÍ DICE EL PADRE…
E irás a evangelizar y generarás discípulos en mi nombre, porque no
hay cosecha que no sea más abundante que la cosecha de un pueblo unido en un
mismo sentir.
Pues os digo…Si evangelizas y no doctrinas, entonces la semilla no
germinará, porque el viento y la maleza la arrancarán; pero si la fortaleces
con mi doctrina, con mi enseñanza, entonces… ni el viento, ni la maleza, ni
ninguna otra doctrina la podrá arrancar de la tierra donde fue sembrada.
Yo soy el que Soy, y como Soy Dios, Soy el que elige a aquellas
semillas que han de ser sembradas en tierra fértil; porque las semillas son la
enseñanza… No es la misma semilla para toda tierra.
*Hay semilla que es para tierra santa.
*Hay semilla que es para tierra estéril
*Hay semilla que es para tierra dura
*Hay semilla que es para tierra maldita
*Hay semilla que es para tierra contaminada
*Hay semilla que es para tierra pura
*Hay semilla que es para tierra nutrida con abono puro.
¿Cuál es cada una de estas tierras?
La tierra Santa es mi pueblo elegido, son aquellos que han de ser sellados con mi Espíritu Santo y que son y han sido santos desde el principio hasta el fin.
Son todos aquellos(as) que han sido llamados a trabajar para el Reino de Dios y sus generaciones serán bendecidas. Son descendencia de Abraham, nación de fe, nación de hijos obedientes, nación de pueblo eterno.
La tierra estéril es aquella tierra que por más que siembres en
ella…nunca dará fruto.
Es una tierra que está destinada a oxidar toda semilla que se siembre en ella, porque son lamas que están en proceso evolutivo de total desconexión con lo divino y si no hay conciencia de la divinidad en su ser interior, no habrá empatía con el ser superior.
La tierra dura es aquella tierra que está en proceso de lograr
conexión con la esencia del todo, no obstante, hay resistencia, y más aun, se
les dificulta aceptar que son almas; su existencia la consideran como el acceso
a una sola vida.
A estas almas, a esta tierra, la semilla es de persistencia, de seguimiento, de insistencia.
La tierra maldita son almas que han sido enjuiciadas una y otra vez
y enviadas al lago de fuego porque persisten en sus pecados.
La tierra maldita no puede dejar de serlo, si no hay una semilla, una doctrina, una palabra ungida con el poder que he dado para liberar, para atar toda maldición, para cortar todo lazo del enemigo, para quitar toda cadena de miseria, de mal.
La tierra contaminada es aquella donde la semilla que se siembra,
es una palabra de purificación, es una doctrina de ayuno, es una doctrina de
oración, es una doctrina de perfección.
¿Cuál es la perfección de la semilla a sembrar en la tierra contaminada? Es la semilla del testimonio. Es el testimonio la mejor semilla.
Si anduvieres en un camino de pecado y quisieres sembrar en tierra contaminada o en cualquier otro tipo de tierra… ¿Cómo pretendéis que aquel o aquella se conviertan si con vuestras propias obras decís lo contrario de lo que profesáis?
¡Hipócrita semilla!
¡Cómo podrá descontaminar la tierra?
La tierra contaminada es la tierra de las almas que pueden ser guiadas de una manera sencilla a la redención. ¿Por qué? Porque no es necesario liberación, porque no es necesario exorcismo ni palabra canalizada por el don del Espíritu Santo. Con el solo testimonio de aquellos que andan verdaderamente por mi camino, esa tierra puede ser convertida en tierra fértil.
Tierra pura. La semilla que se siembra en tierra pura deberá ser
semilla santa de aquellos que ya han sido lavados y redimidos con la sangre del
cordero; es aquella semilla pura, sagrada, que no solo da testimonio… sino que
da fruto, fruto y fruto y no para de darlo.
Es una semilla para aquellos que han sido llamados como apóstoles, ministros, discípulos, evangelistas, maestros, guías de luz, redentores de mi Reino.
La semilla de estos, es semilla de grano perfecto, de grano maduro, de grano con tallo fuerte, de condición firme.
Entonces… ¿cuál es la semilla pura? Es la palabra de aquellos que han trascendido la carne para estar como guías espirituales desde mi Trono hacia el territorio humano.
No es una palabra escrita, no es una palabra expresada oralmente, es una ministración en el espíritu, es una ministración de alma a alma a través de mi poder, a través de la sangre del cordero, a través de la unción de mi Espíritu Santo, a través de la santa concepción de la vida misma.
La doctrina de estos guías, es la doctrina que llevará a “aquellos llamados al estado de perfección”, “al estado de santificación”, al cual ya estos guías han sido expuestos.
Por ello...todos aquellos que han sido llamados a ser santos, su mejor semilla será la palabra propia ministrada por el Espíritu Santo y por los ministros de luz autorizados por Jesús, el Mesías, el Redentor de la era por su amada llama aquí y ahora…compañera eterna, su discípula mayor de todos los tiempos, María Magdalena.
Si tú estás en esta tierra, entonces no busquéis alimento en
semilla terrestre… Busca maná del cielo a través del poder que yo he derramado
en ti de mi Espíritu Santo.
La tierra nutrida con abono puro. La semilla que nutre a esta
tierra, es semilla que nutre a tierra santa.
Es la semilla del Padre… Solo el Padre la da, solo el Padre la restringe, solo el Padre la ministra…
Ningún guía, ningún apóstol, ningún ángel, ni uno solo, pueden tener acceso a esta semilla…
¿Cuál es la tierra? Son aquellos que ya han sido salvadores, mesías, avatares…AQUÍ Y AHORA SÓLO A TRAVÉS DE MI AMADA, MI HIJA…MARÍA MAGDALENA.
Es la tierra de Jesús, del buda, de Krisna, de Moisés, de Abraham.
Puro es aquel que en su pureza purifica la creación… Un avatar, un
mesías.
Un salvador es la esencia misma del creador, es la semilla de vida, la luz del mundo.
Así, así ha dicho el Señor.
María Magdalena
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