EL DESTINO Y EL KARMA.
¿Realmente tenemos un Destino?
En la vorágine de acontecimientos que se dan en nuestra vida y
alrededor de ella, hay veces que percibimos sutilmente la existencia de un Plan
que lo tiene todo previsto. Y sin embargo, en otras ocasiones, pareciera que
estamos sometidos a las inclemencias de la casualidad; a la acción desordenada
de fuerzas que juegan con nosotros como un humilde pedazo de madera arrastrado
por las poderosas corrientes de un río caudaloso contra el cual no podemos
oponernos.
Sin embargo, si uno está atento a esa multitud de circunstancias y
hechos sincrónicos que siguen ciertos patrones inteligentes, ajenos a nuestra
voluntad, uno ciertamente llega a percatarse de que hay un destino, un acuerdo
previo antes de nacer, en el que se nos comprometió o nos comprometimos voluntariamente
a hacer tal o cual cosa en la vida material; a lograr tal o cual objetivo o
meta. O por lo menos a intentarlo.
El libre albedrío es la forma en la que tú cumples tu destino.
¿A qué se le llama Karma?
Aquello que se llama Karma en la Tierra no es otra cosa que el proceso de aprendizaje o curricula por la cual están sujetos a un destino todas las personas. No es sinónimo de castigo sino de aprendizaje.
Imaginémonos un alumno de una universidad que durante el presente período debe llevar determinados cursos, para estudiarlos y aprenderlos durante el semestre. Todo eso constituye simbólicamente hablando: el destino de la presente encarnación.
La aprobación o no de cada materia constituye el “karma”. Lo no aprobado habrá que repetirse hasta superarlo; mientras que lo ya aprendido lo encamina a uno hacia materias más complejas y profundas. De ninguna manera karma significa solo endeudamiento, sino repetir para corregir y aprender, en el juego de oportunidades para crecer en conciencia, muchas veces a través del sufrimiento.
¿Quiénes se encargan de imponernos el Plan de Aprendizaje o Karma?
Son los “Señores del Karma” o “Guardianes del Destino”, con quienes propiamente se negocia lo que va a ser cada encarnación.
Todo cuanto se le asigna al individuo o se permite que le ocurra, está dispuesto para ayudarlo en su superación. Precisamente dependiendo de cómo enfrente la vida y las dificultades, o como haga uso de las facilidades que se le presenten dependerá su avance y crecimiento espiritual.
Como el tiempo realmente no existe y más bien está sujeto a formas
mentales, dependiendo de la dimensión que se maneja y esto obedeciendo a
estados vibratorios, los Guardianes del Destino generalmente toman como base
para establecer el tiempo de vida de alguien, el espacio de vida temporal
necesarios para que transcurran y se den las circunstancias adecuadas como para
que dicha persona pueda crear a su alrededor la ambientación propicia para
conocerse a sí misma y superarse .
Si la persona no se da ella misma la oportunidad, y más bien la desaprovecha, tendrá que volver una y otra vez bajo circunstancias diferentes, pero quizás cada vez tenga menos tiempo para lograr lo mismo; o se le exija más en períodos más cortos.
Es así como el karma debe entenderse, como un proceso de aprendizaje,
así también la enseñanza nos dice que no existe posibilidad de crecer
internamente sino es a través de los demás.
Cada persona a nuestro alrededor, tanto más cercana o más lejana es un maestro para nosotros, tanto de lo bueno como de lo malo. Nadie está a nuestro lado para estorbarlos sino para que aprendamos a amar mutuamente.
Cuanto más tratemos de huir de ciertas responsabilidades más veces volveremos a ellas. Nada ha sido dejado al azar, por algo estamos donde estamos; en el lugar, en el momento y con las personas adecuadas.
El Karma.
En total amor, Altarel.❤️
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