Jesús y José -
Parte A (Glastonbury) - Kryon
Jesús y José - Parte A
Marilyn Harper:
De modo que buen día para ustedes, ¿ah? Es tan bueno verlos, su
luz, su brillo, en este maravilloso lugar antiguo. Sí, ustedes han caminado por
aquí anteriormente; han dejado partes de sí mismos por aquí y tal vez estén
pensando, “Bueno, tal vez debiera
recuperarlas o quizás no” (se ríe). ¡Noo! Algunos de ustedes han estado aquí en batallas,
algunos han sido el héroe aquí. Algunos han sido exiliados aquí; algunos han
sido juzgados y les dijeron que no podían ser aquí quienes eran. Hoy es el día
para curar todo. Hoy es el día para perdonar todo, especialmente a sí
mismos. Hoy es el día para caminar por estas piedras y sentir a la
Tierra vibrar debajo de ustedes, vibrar el poder purificador de ustedes, el
poder sanador de ustedes. Al moverse entre estas paredes, oirán voces que los
llaman, percibirán la presencia de muchos otros que dejaron sus cuerpos cien
mil años atrás (se ríe) - oh, tal vez no tanto o tal vez sí. De
modo que ya ven, estos muros, estas piedras, este nodo, ustedes hicieron cita
hace mucho para estar aquí en este día, para ser bendecidos por la lluvia. ¿Saben? La lluvia puede ser un
poco molesta algunas veces, pero sin ella ¿dónde
estaríamos todos? Les pido que presten
atención a esa bendición de la lluvia, porque puede llevarse muchas cosas;
puede llevarse esas partes que ustedes están listos para sanar. Puede ir
llevando por las calles las pequeñas partículas de su alma que están listas
para ser integradas y a medida que eso se crea... No, queridísimos seres de
luz, ustedes nacen de nuevo. Nacen otra vez en lo nuevo de ustedes.
Aquí en esta tierra sagrada, en este nodo sagrado, uno
de los más poderosos de la Tierra, por supuesto, comprenderán el vórtice
de energía que es creado por el nodo. Comprenderán la apertura del amor con los
tonos del regreso a casa, con la canción de cuna de su alma, comprenderán al
héroe y a la heroína que todavía son (se oyen gritos en algún
otro lugar.) ¿Qué dije sobre los
sonidos? ¡Ustedes realmente oirán
voces! (se rie).
¿Ustedes oyeron eso, eh? Por
supuesto.
Verán, al caminar por estas calles, al recorrer la
abadía, al honrar el pozo del cáliz, sepan que los maestros han caminado por
aquí antes, y ustedes fueron esos maestros. Ellos prepararon el camino, de modo
que al entrar en la energía ustedes sienten tensa la garganta, y saben que hay
algo allí para sentir y liberar. Cuando caminan atravesando cada pasillo y
sienten un dolor en la espalda, sepan que hay algo allí para sanar y liberar. Y
al inhalar las blancas palomas de la abadía sepan que su corazón se está
abriendo.
pausa - cambia la voz
Oh, queridísimos bienamados, es un honor para mí ver
sus rostros aquí nuevamente. Muchos de nosotros hemos caminado por aquí juntos.
Sostuvimos el corazón de la humanidad con nosotros. Y preguntan por qué. Por
qué fue como es (se ríe)
y creo que todavía están preguntando. Ustedes son la verdad, el camino y la
luz. Caminamos por aquí con seguridad. Nosotros, ustedes y yo, devolvemos la
seguridad a estas calles, para reconocer ese amor como solo ustedes pueden
cuando yo traigo esa información aquí. Una parte de mí está aquí, así como una
parte de ustedes está aquí. Perdonar, perdonar, esa es la clave.
Perdonen todo. Les imploro. Toda ira, todo dolor, todo miedo que todavía puedan
tener en su corazón. Es hora de perdonar. Ustedes y todos los demás. Son
traídos aquí para ser ustedes; no serán perseguidos ahora. Celebren eso (se ríe). No tendrán dolor ahora, y sepan que si
algunos sienten ahora un dolor, es un dolor del pasado, no un dolor del
presente.
Canten los tonos, la canción de su sanación, y sepan
que es por eso que están aquí: para hacerse recordar que son los que muestran
el camino. Para hacerse acordar que son la luz, de modo que ya no
pueden taparla con una vasija. Ustedes son la tierra, son las piedras, son los
árboles. Son la paloma. Son las canciones de los niños y los antiguos. Oh, es
bueno estar con ustedes otra vez, y estoy agradecido.
pausa - cambia la voz otra vez
¡Ahh! Entonces, al
caminar por esta tierra sabrán, amarán, cantarán, danzarán, jugarán, se
quedarán quietos y sabrán que su corazón está sanando más allá de lo que nunca
creyeron posible. Su corazón está perdonando más, y ustedes incluso estuvieron
allí - estuvo allí. Su amor se expande más, en los caminos de ustedes, porque
esta tierra es su tierra, esta tierra es ustedes. Recuerden, oigan, y luego
simplemente sean.
Los amamos profundamente, los vemos, caminamos juntos
por las calles hoy; miramos dentro de sus corazones y compartimos juntos ese
amor para todos los tiempos.
Namasté.
Lee Carroll:
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio
Magnético.
Esta es la segunda vez que mi socio me trae a este
lugar llamado Glastonbury. La última vez me senté en el pasto y hablamos de
esta área. Hablamos de la historia de aquí, y todo eso ha sido grabado y
también publicado. Lo que hoy deseo hacer es dar un mensaje que es el mismo en
esta canalización y en la que vendrá más tarde. Y es un mensaje que va más allá
de lo que les dije, y es histórico. Está lleno de información que podría ser
cuestionada. Es tan cuestionable que vamos a llamar a esta canalización la
canalización de la blasfemia (se ríe - risas del público).
Queridos, quiero dejar las cosas claras. Quienes han
estudiado la historia y están comprometidos de manera muy pura en la
investigación pueden no estar de acuerdo, después de más de 2.000 años, en
verificar algunas de las cosas que yo puedo decir. Sin embargo hay belleza en
esta historia, y tiene sentido, y tiene lógica, naturaleza humana, y verdad.
Empecemos por decir que esta es una historia de Jesús
y su tío José. Ahora, bien, ya mismo algunos cuestionarán la relación entre
José y Jesús, y dirían “No hay ninguna prueba de
que José fuera de la familia de Jesús.”
De modo que digo que dejen de buscar pruebas y busquen cosas autoevidentes.
Cosas que tengan sentido dentro de la historia que realmente
sucedió. Y mientras les cuento esto, les recordaré este asunto, de
por qué les contamos una verdad que, aunque no se apoye en una prueba lineal,
intuitivamente es absolutamente verdadera. Lo verán en seguida.
Se cuestiona si José visitó esta área en absoluto
antes del momento en que se le dijo: Ven y arma una pequeña iglesia para tu
sobrino. Pero queridos, él no solo vino de visita sino que venía seguido.
Verán, José era un hombre de abundancia y su comercio era el de importación. Él
vino a este lugar que ustedes llaman Inglaterra con la idea de comerciar con un
metal, un metal que Palestina no tenía, y él trajo a su sobrino en varias
ocasiones. A ambos les encantó este lugar; no solo había cosas hermosas para
ver, para comerciar y para descubrir, sino que piensen en dónde vivían ellos,
de dónde habían venido, piensen en la exuberancia de este lugar, la belleza, y
la rejilla cristalina.
Ahora bien, ya les hemos contado sobre el poder de la
rejilla cristalina que es más fuerte aquí, en este nodo que en casi cualquier
otro lugar del planeta. Y crea aquí energías específicas que atraen a los
humanos y a la consciencia. Explica las cosas que hay alrededor de aquí que son
distracciones con respecto a la real energía de este lugar. Muchos se sienten
atraídos a este lugar y no tienen idea de por qué. Y llegan y deciden por su
cuenta qué hay aquí; se ponen un negocio y ustedes pueden verlos en el pueblo.
Pero la verdad de lo que realmente pasó aquí va más allá de la rejilla
cristalina; esa fue una de las razones por las que José se sintió atraído a
este lugar. Queridos, los historiadores cuestionarán que él haya estado aquí
alguna vez, y sin embargo las relaciones que inició aquí durante sus visitas
realmente iniciaron las razones por las que él poseía tierra aquí en tanto le
dieron oportunidad para hacer lo que hizo. Eso es intuitivo; es de sentido
común; es autoevidente, porque cuando vino aquí no tuvo problema para
insertarse y hacer lo que quería hacer como mercader conocido.
Permítanme discutir una vez más lo que fueron esos
años de Jesús que han llamado “faltantes”. Hace dos días les dije que esos no fueron años
faltantes, fueron años aburridos; no hay registro de lo que Jesús hizo, porque
no hizo nada que fuera espectacular para nadie. No hubo sanaciones, no hubo
sermones, no hubo nada fuera de lo usual, porque este hombre, este Jesús,
todavía no había tomado su manto; no había atravesado su tiempo de
cuestionamiento de lo que era correcto o no; no había llegado allí; eso vino
después.
Eso vino después allá donde él vivía, al darse cuenta
lentamente de quién era él y tomó ese manto del amor que cambió al planeta.
Pero en esos “años faltantes” es autoevidente, ¿no
es verdad? que él no era reconocido. Nadie lo
reconoció a partir de la escena del pesebre. Nadie lo conocía, no realmente.
Fueron los años en que él creció.
Ahora viene la parte de blasfemia, ¿están preparados? (risas).
Este hombre Jesús no era célibe. Él no sabía quién era él ni quién debía ser;
el celibato, queridos seres humanos, es un invento de los humanos para
argumentar pureza y un poco de sufrimiento. Porque el sufrimiento los aparta de
aquello que es bello y normal. Algo de esto crea disfunción y desequilibrio ¿tengo que explicarles más? (risas).
Y ustedes lo saben y lo ven; es una invención de los hombres; no había
pensamiento de que él tuviera que ser célibe.
Uno de los dichos favoritos de mi socio se lo dio un
sacerdote cristiano al hablar con los jóvenes frente a él; dijo estas palabras:
“El sexo es una de las cosas más horribles, sucias,
inmundas del planeta, y debieran reservarla para alguien a quien aman.” (carcajadas del público). ¿Esto les suena a sentido
común? Claro que no. Debiera ser autoevidente que las
relaciones íntimas entre dos seres humanos que se aman ¡son sagradas!
Son hermosas. ¡Es normal! Diseñadas con la belleza del Creador. Ahora bien,
para muchos esto es blasfemia. Jesús el hombre era muy normal, hasta que tomó
el manto y se convirtió en el que ustedes conocen.
Vamos a la información que empezamos a darles y la
mejoramos. En esa sala de arriba, en lo que ustedes llaman la Última Cena, el
día final antes de la crucifixión, hay toda clase de especulaciones, ha sido
realzada más y más, porque ustedes ahora saben que fue la última cena, ¡pero los apóstoles no lo sabían! Y Jesús se lo dijo, en el discurso que ustedes leen
sobre el que muchos o todos han escrito. Él trató de contarles qué iba a pasar,
y ellos no lo creyeron. Estaban en un pico de celebración de su Maestro, y de
quién era y de lo que había hecho. La idea de que al día siguiente sería
arrestado no cabía en su consciencia, no lo entendían. Incluso durante la
traición, durante la primera comunión, no les resultaba obvio, era simplemente
otro drama, otra situación; no entendieron lo que él estaba diciendo.
Déjenme decirles otra cosa polémica: esa cena no era
algo extraordinario ni especial; era la Pascua, eran todos judíos, y estaban
haciendo lo que siempre hacían, esto no fue armado por Jesús como una ocasión
especial, “Vengan y estén conmigo,
porque les diré que voy a partir.”
Era la Pascua, donde partían el pan sin levadura, e hicieron lo que era
absolutamente normal en esa fecha - pero él trató de decirles. Ellos no lo
creyeron, no lo entendieron, no lo captaron. Y adivinen quién no estaba allí:
José. De modo que la idea de que él tomó el cáliz y se lo llevó -
sentido común: él no estaba allí. La idea de que en esta Pascual normal eso
hubiera sido atesorado o guardado no estaba. No había alguien que se diera
cuenta de todo y lo guardara en su bolsa, de modo que fuera comprado más tarde
como dice la leyenda. No se hizo eso. Les hemos contado esa historia, pueden
escucharla después, cuando lo deseen.
Esto es lo que quiero contarles: cuando el
hombre fue puesto en el madero - muy interesante, ¿verdad? - ninguno de sus
apóstoles o seguidores estaba allí. ¿Dónde
estaban? Esto los tomó por sorpresa, estaban como cegados, y
solo en retrospectiva algunos se dieron cuenta de que él estaba diciéndoles
adiós. ¿Dónde estaban? La mayoría de ellos, asustados, estaban
ocultos. En primer lugar, ellos habían sido vistos en público como aliados del
Maestro; lo peor que podían hacer era mostrarse en la crucifixión y ser
identificados y arrestados. No era eso lo que querían; no se presentaron. Solo
estaban presentes allí los familiares y seres más queridos. Sea lo que sea que
les hayan dicho a ustedes, esos eran los que estaban allí, y ese era José, su
tío. No se cuestionaba a los familiares, ni a los seres queridos; no
se los veía como de interés para la ley. Se esperaba que estuvieran allí porque
eran los que eventualmente retirarían los cuerpos de los maderos y los
llevarían a sus tumbas. Ese era José.
Entonces, otra vez, el sentido común les dice quién
era José. Ni siquiera en la última cena. Pero amaba a su sobrino, lo había
acompañado muchas veces, tenían planes, tal vez incluso de vivir aquí, en este
lugar exuberante donde la rejilla cristalina es tan poderosa. ¡Tan poderosa!
Lo que sucede después no lo he discutido con ustedes.
Estos son hechos simples que ustedes debieran saber, y son hechos que se pueden
investigar y descubrir en esas cosas que ustedes llaman los rollos del Mar
Muerto. Fue escrito, queridos, pero no es necesariamente parte de lo que a
ustedes les dijeron. Les hemos dicho que aún hoy en Israel hay una ley - que
nunca se derogó - que dice que es contra la ley crucificar después de la puesta
del sol. Es parte de la ley judía; está allí. De modo que saben que
todos los cuerpos se quitaban de los maderos antes de caer el sol, pero en ese
día se quitaron aún más temprano porque venían dignatarios a la ciudad. Y los
que estaban a cargo no querían que eso afeara la vista en el Gólgota cuando los
dignatarios pasaran por allí. De modo que el cuerpo de Jesús fue retirado aún
más temprano, y el que estaba allí esperando era José, su tío. No importaba
cuán temprano o tarde; José estaba allí. ¿Y
qué pasó después con José? Ustedes debieran
recordar y darse cuenta.
Él retiró el cuerpo del madero; había ayudantes,
siempre los había allí, y ayudantes en los cementerios, pero José ayudó a
manejar eso. Y dónde llevó después a su sobrino, debieran saberlo. Su sobrino
todavía no tenía una tumba; no era lo bastante viejo, no tenía dinero, eso era
algo que se compraba. Se compraba por adelantado, como algunos de ustedes
compran parcelas en cementerios por adelantado. José, un hombre de abundancia,
tenía una tumba muy, muy cerca de la colina donde esto había pasado. Y José
sacó a su sobrino del madero y llevó a su sobrino a su propia tumba,
que él había comprado, que él tenía; esa era la tumba de José. Hermoso, ese
amor de ese hombre, de ese familiar, por su sobrino.
¿Dónde estaban los apóstoles? ¿Dónde estaban los
seguidores? El único otro pariente,
el único ser querido, se llamaba María. Ella también estaba allí; nadie la
cuestionaba en absoluto, porque los que estaban allí sabían a quién pertenecía
ella. Esa es la historia.
Pero ustedes están en Glastonbury, ¿qué tiene que ver todo aquello con esto? Y aquí va: las leyendas son correctas, José regresó
aquí. Volvió a este lugar que su sobrino amaba, con la rejilla cristalina
poderosa, donde él sentía la exuberancia de la tierra, a construir un oratorio,
una capilla, un lugar de oración que se convertiría en la leyenda y en la
realidad la primera iglesia de Cristo. En honor de su sobrino, él construyó
esto.
Ustedes hoy oirán a los guías decir muchas cosas y
señalar dónde estaba esto, y qué quedó destruido, y qué se reconstruyó, todo
correcto y verdadero, pero todo empezó con José. Y esto es lo que quiero
contarles: esta primera iglesia cristiana no se parece en nada a lo que se
convirtió. Porque José no hizo su capilla y la iglesia de su sobrino mostrando
algo de la crucifixión. No había hombre en el madero, no había símbolos de
duelo y sufrimiento, había colores brillantes, ¡había
oración y celebración! Y la celebración era de
las enseñanzas de Jesús Cristo. Y su muerte no significaba lo que hoy
significa. Hoy cuando ustedes se presentan en muchas organizaciones que se
dicen cristianas, entran y está oscuro, y allí está el madero y el hombre que
sufre. Casi una eternidad, durante cientos y cientos de años; ¡eso no estaba presente en la primera iglesia cristiana! Porque José sabía que las enseñanzas de su sobrino
eran lo que el mundo necesitaba oír. ¿La
crucifixión? Una desgracia. Pero no
era el eje de todo, como lo es hoy.
José tenía un sobrino que enseñaba sobre la alegría, y
la belleza y el amor de Dios, y eso es lo que José puso aquí. Colores vivos,
cantos, plegarias a un Dios que era el Dios del amor, no el Dios de la ley.
Esto es una parte importante de la historia que cambió al planeta. Y cuando
ustedes recorran este lugar, por supuesto estarán las leyendas. Supuestamente
hay incluso un lugar donde está enterrado el Rey Arturo. ¡Uno de los muchos lugares donde está enterrado el Rey
Arturo! (risas) A este lugar lo llamaré “huesos abundantes convenientes” (risas) y los guías pueden contarle más.
Es suelo sagrado, realmente lo es. No solo porque la
rejilla cristalina lo recuerda muy bien. Aquí es donde vino José a honrar a su
sobrino, y lo hizo bien.
Y así es.
Kryon
Transcripción y
traducción: M. Cristina Cáffaro
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