El Sol es una manifestación suprema del espíritu universal, un ser
de luz plenamente consciente de las fuerzas universales del cambio; os está
ayudando en vuestra evolución y en el renacimiento de Nungimecha. Algunos de
vosotros seguís esperando al Mesías, otros os preguntáis si vendrá un salvador
de la humanidad o si serán los extraterrestres los que os salvarán.
Pronto os daréis cuenta de que todo lo que está ocurriendo ahora es
simplemente la manifestación de que la conciencia está elevándose de forma
acelerada, disolviendo vuestro miedo a lo desconocido y proporcionándoos luz
para el descubrimiento. Allí lanzaréis los rayos del Espíritu sobre vuestros
miedos más oscuros, dándoos cuenta de que sólo eran sombras de un velo que se
ha caído para siempre.
Ya podéis mirar al Sol para conocer el verdadero diseño de la
intervención cósmica y tal vez haya llegado el momento de que contempléis esa
Deidad con renovada reverencia, celebrando su imponente energía y el impacto
que sus emanaciones han tenido en la evolución de esta esfera azul-verdosa. Tal
vez haya llegado el momento de que observéis la salida del Sol con una nueva
comprensión de su significado en vuestras vidas y con el conocimiento de que
este gran cuerpo luminoso está preparando conscientemente el camino de vuestra
evolución, retirando los obstáculos que impedían vuestro progreso.
No obstante, es cierto que algunos equipos gubernamentales de
países occidentales parecen estar dispuestos a bloquear la luz del Sol para
refrenaros y que sus siniestras bandas de nubes químicas proliferen por todas
partes sobre vosotros, sobre las ciudades y las regiones urbanas donde se
congregan seres humanos, en una operación masiva que se extiende a la totalidad
del globo y que se está llevando a cabo activamente justo encima de vuestras
cabezas.
La expulsión a la atmósfera de químicos peligrosos, el vertido
deliberado de sustancias que generan nubes químicas sobre ciertas áreas de
vuestro globo que están en su punto de mira, va surgiendo lentamente a la
conciencia pública y aunque los gobiernos niegan descaradamente tales
actividades encubiertas contra la ciudadanía, muchos de vosotros sois testigos
de primera mano de cómo se ensucian los cielos, de cómo una serie de
misteriosos aparatos voladores dejan surcos que tardan en diluirse, pero ya
estáis alerta, ya sabéis lo que pasa y será difícil convenceros de seguir en la
misma línea, porque vuestra voluntad de afrontar el miedo en lugar de
esconderos de él os fortalece y os permite superar los obstáculos que os han
puesto por delante.
Unidos, podéis avanzar como una fuerza imparable, porque el poder
de la determinación humana es ilimitado cuando trabajáis por el bien de la
Totalidad.
En realidad, nunca se ha necesitado más urgentemente una
resurrección humana que en este momento, y sois vosotros los heraldos que han
venido a hacer sonar la llamada a despertar para toda la raza humana.
Vuestra rebelión y vuestra protesta son necesarias si queréis
extender la palabra a todos aquellos que aún no tienen la voluntad -o la
conciencia- para luchar a vuestro lado. A aquellos de vosotros que todavía no
estáis familiarizados con los vertidos en la parte baja de la atmósfera -esos
actos reprobables contra la humanidad- debéis saber que la aparición de nubes
con forma de entramado en vuestros cielos es tan deliberada como mortal. Debéis
levantar la vista para observar lo que está ocurriendo allí, en lugar de
enterrar vuestras preocupadas cabezas en las arenas de la resignación
desesperada.
La emisión masiva de materiales altamente tóxicos en la atmósfera
inferior sirve para el poder establecido a una variedad de propósitos. Uno está
directamente relacionado con la campaña global destinada a reducir la población
del planeta mediante la imposición de supercepas de bacterias letales y agentes
víricos para hacer enfermar y matar a segmentos concretos de la especie, es
decir gobiernos, laboratorios y científicos desaprensivos han estado creando
supervirus en sus laboratorios subterráneos durante más de cuarenta años y
creen que ya ha llegado el momento de usarlos a gran escala.
El virus del sida y el Ebola, supercepas producto de la
bioingeniería que originalmente tenían como objetivo segmentos indeseables y
prescindibles de la población global, ahora se han extendido a todo el globo,
pero ya es tarde, no podrán hacer más daño, se cumplió esa etapa, la humanidad
está despertando y no hay vuelta atrás, queman sus últimos cartuchos. La suerte
está echada: llega una era de luz.
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