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martes, 16 de julio de 2019

Impregnaciones Patógenas.Desde ese punto de vista, una impregnación oscura es una huella espiritual provocada por


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Impregnaciones Patógenas.

Este es uno de los fenómenos espirituales más simples y ocurre a menudo. Desde un punto de vista general existen impregnaciones sombrías como existen impregnaciones luminosas, pero las que aquí nos interesan, como patógenas, son las sombrías. Desde ese punto de vista, una impregnación oscura es una huella espiritual provocada por una emoción espiritual oscura en un momento dado.

Existe lo que llamamos marcas históricas y aunque es difícil trazar una línea estricta de separación entre ambas, es preferible establecer así su clasificación porque siempre se han detectado las marcas asociadas a fenómenos muy graves, mientras que se suelen detectar las impregnaciones en objetos, y siempre asociadas a emociones más o menos momentáneas.

Para que quede más claro, no es lo mismo un fusilamiento que una gran rabia en un día concreto porque no le quieren subir el sueldo o porque ese día usted está irritadísima con tu marido.

Nada de lo que hacemos se desvanece sin más. Todo queda impregnado. Realmente una potente emoción concreta impregna objetos concretos. Y ahora veamos los aspectos técnicos:

Los parámetros de las impregnaciones

Descripción. Son atmósferas emocionales negativas que han quedado en aquellas cosas sobre las que estuvieron en contacto. Aparecen principalmente sobre objetos trabajados manualmente, pero también sobre objetos usados en sanación y, muy frecuentemente, sobre imágenes religiosas de todo tipo (incluyendo pinturas enmarcadas). La impregnación se produce cuando existe una fuerte emoción negativa persistente al menos durante un rato —a veces, durante días.

Dimensiones. Son muy variables pero -y esto es muy significativo- no dependen del tamaño del objeto sino de la intensidad emotiva que las provocó.

Marca técnica. Se perciben solo por su alcance y por tanto como halos sobre el objeto. En la práctica se detectan como contornos cerrados aunque no tienen apariencia ni forma concreta, incluso para las personas con videncia.

Marca sensible. Se nota un indefinible malestar cuando nos acercamos a ellas. A veces ocurre que no las hemos sentido y solo una detección ambiental correcta nos permite descubrir que existen y dónde se hallan. Muchas veces las encontramos sobre objetos ,que Provocan aprensión en personas sensibles.

Movimiento. No se mueven por sí mismas, pero todo traslado del objeto impregnado lleva consigo su impregnación, a través de lugares y años. Y a menudo, de largos siglos.

Energía. Siempre disminuyen la energía y la bondad en los ambientes en losque participan.

Patogenia. Se trata de fenómenos patógenos puesto que, en cualquier caso, pasan a formar parte del clima espiritual local y por lo tanto de su bondad energética.
Alcance. Es límite patógeno de la impregnación y depende de la intensidad de la emoción impregnada y tambien de la sensibilidad personal.

Origen. Nada ocurre aisladamente. Esas emociones entran en contacto con aquello que se está haciendo o con aquello que está cerca, y allí se quedan, pues nada ocurre sin dejar huella. Generalmente la impregnación es , por decirlo de algún modo, de capa única. Pero si el objeto ha sido sometido a diferentes negatividades sucesivas, puede acumularlas.

Existencia. Hasta el momento solo se las han detectado manifiestas en la cuarta dimensión, y ocupando únicamente el sector 2.

Las impregnaciones se detectan fundamentalmente sobre objetos, pero ese es un concepto muy amplio. Más de una vez se han detectado impregnaciones en tejidos o en macizos de obra.

En la vivienda de una mujer que había soportado años de sufrimiento a causa de su exmarido y de la retención de sus dos hijas en un país árabe tuve que limpiar todas esas impregnaciones y le propuse que ella misma ordenara la casa y lo limpiara todo como si lo limpiara con Luz, pues a veces hay tanta relación entre lo que sentimos y lo que nos rodea que debemos renovar esa relación. Y sin duda que hay malas vibraciones que se quedan simplemente en el ambiente; es el caso típico después de una fuerte discusión, por ejemplo. Pero si la impregnación se limita al ambiente, suele desaparecer en la medida en que se ventila la estancia y tienen lugar otros sucesos de más Luz. Ahora bien -y supongo que a todos nos habrá ocurrido-, una cosa es ventilar una sala y otra que el planeta sea el mismo de antes. Nada escapa, todo se queda. Lo que de verdad redime esa mala vibración -que ahora ha pasado a formar parte del microclima espiritual del planeta- es siempre un acto sincero de conciencia, una superación interior de ese mal rato para los demás y para uno mismo. Veamos ahora otros aspectos.

Es notable que en ocasiones la impregnación no se halle en eso que llamamos un objeto sino en una parte de él. Conviene aquí añadir un comentario. La relación que mantenemos con objetos de nuestros ancestros es muy personal. Puede suceder que una foto de familia sea portadora de alguna información inquietante relacionada -por vía genética-con personas concretas. Es decir, puede ser el marco, puede ser la foto o pueden ser ambas cosas. O tal vez alguna de las personas de la foto fuera precisamente la que impregnó el marco.

Me ha sorprendido algunas veces detectar esas malas vibraciones en objetos de regalo. En ocasiones sin intención y a veces con ella.

Si nos referimos a los cuarzos, debemos advertir lo siguiente: todo material usado como neutraÍizador se acaba cargando con las vibraciones que neutraliza. Y eso ocurre con cualquier material. Tuve ocasión de comprobarlo con seguridad en la habitación de una residencia de ancianos habitada por una amiga nuestra. Alguien le había regalado una excelente drusa de cuarzo," una pieza de piedra de unos ochenta centímetros de longitud llena de preciosos cristales puntiagudos que te hacían preguntarte cuánto debía de valer aquello. Pero yo no podía acercarme a menos de un metro y medio. La pieza vibraba negativamente. Sí, es cierto que el cuarzo neutraliza. Pero precisamente por eso, se va cargando con lo que absorbe. Y cuando ya está cargado a tope, se ha transmutado en un objeto dañino que debe necesariamente ser limpiado; y hay dos maneras básicas de hacerlo, bien por vía espiritual, bien por vía material. El procedimiento usual de la vía material consiste en sumergir los cuarzos en un bol con agua y sal, poner el bol al sol tres o cuatro horas y luego limpiar los cristales bajo el grifo. Siempre se debe comprobar después el grado real de limpieza. La limpieza por vía espiritual es común al resto de los fenómenos. Si lo anterior es cierto, será fácil comprender el riesgo de contaminación que corren los objetos si son usados como herramienta en las distintas terapias y permanecen algún rato en contacto con los pacientes. Por ejemplo, el tejido de algunas camillas. En una ocasión detecté esta afectación en sábanas de este tipo a pesar de hallarse perfectamente lavadas y almacenadas durante meses. Es aconsejable usar sábanas de papel.

¡Y no excluyamos nunca por principio las imágenes u objetos religiosos! Sé de un caso, no tratado por mí, en el que un crucifijo sobre el cabezal de una cama fue arrinconado en un sótano: no se podía dormir bajo su figura. Con frecuencia existe acumulación de negatividades sobre los objetos religiosos, o se multiplican las impregnaciones por el uso de los mismos objetos rituales. ¿Alguien se ha parado a sentir su propia respiración junto a los candeleros laterales en algunas iglesias? Se ven un montón de velitas colocadas en hilera y te puedes acercar, poner una limosna, prender una de las velas y hacer una petición. A veces, y en agradecimiento por las supuestas o reales peticiones atendidas, las paredes alrededor muestran piernas o manos de plástico, un barquito, una carta, una muleta, la cartilla de un soldado que fue a la guerra... Pero a menudo las personas no realizamos peticiones espiritualmente correctas. En realidad vamos a quejarnos de lo que nos ocurre y a pedir (ya que tan desgraciasos somos, y suponemos que sin merecerlo) que las Alturas se apiaden de nosotros. Yo no se qué hacen las Alturas, pero lo cierto es que allí se respira, generalmente, mal. Y a veces es peor.

Si nuestras oraciones van dirigidas a seres como los angeles, o los arcángeles, en lugar de a santos que fueron humanos algún día, creo conveniente exponer mi opinión acerca del enfoque de esos rezos. Es cierto que al rezar movemos fuerzas celestiales, pero esos seres angélicos que nos escuchan presentan las siguientes características: están fuera de la tercera dimension, estan'fuera de nuestro tiempo y están mas allá de nuestro dolor. Aunque también son servidores celestiales, en principio son observadores neutros. Y les da absolutamente igual, si te arruinas, si te suicidas o si matas a alguien: están totalmente fuera de tu contexto. Pero una oración en conciencia puede mover los engranajes celestiales. Y los mueve. Por eso todas las religiones del mundo coinciden en otorgarle a la oración un gran poder. A pesar de ello, si al orar nos quejamos, o lo hacemos con miedo o con derrota. nos situamos en el lado oscuro de la espiritualidad. Y no creo que ese sea un buen sistema.

También se pueden considerar impregnaciones las huellas que almas desencarnadas y ángeles de la Sombra dejan en los sitios en los que se asientan. Sillones o camas en los que se ha soportado una larga enfermedad deben tenerse en cuenta en este tipo de detecciones, aunque no por la enfermedad ni por la duración: la impregnación oscura se da cuando no existe aceptación sino amargura, rabia y resentimiento hacia la enfermedad.

Si un objeto ha sido usado para golpear o torturar a otros, mantendrá una horrible impregnación que no cederá con el paso del tiempo. Un simple pedazo de madera -y este fue el caso de un poste al que el péndulo acabó conduciéndome, puede guardar memoria de crímenes horrorosos y contaminar con su presencia una estancia entera o más de una. En aquel caso el madero se había empleado como poste de tortura durante la Inquisición. Lo cito como ejemplo de impregnaciones tremendas que sin embargo pueden residir en cosas a las que no llamaríamos objetos. Y acerca de lo anterior, añado otro detalle. Un mes de noviembre, hace años, me pidieron ayuda en un caso agudo de depresión. La persona en cuestión estaba mal y era la única habitante de una casa cuya detección mostró un resultado negativo. Pero en ambos sentidos se pudo realizar una sanación en la que, sorprendentemente, el resultado final del ambiente en esa casa no llegó al 100%; quedó estancado en un 70%. Mis detecciones mostraron con certeza que se debía al propio estado anterior de la persona. Descubierto eso, la sanación pudo completarse. Existe entre nuestro estado de ánimo y el ambiente en el que vivimos una vinculación muy estrecha. Y a veces también podemos impregnar algo tan poco sólido como eso que llamamos ambiente.

No quiero dejar de hablar de las remanencias a las que famosos radiestesistas se han referido a lo largo del siglo pasado. El fenómeno de remanencia consiste en señalar algo que se busca y descubrir que estuvo ahí pero ahora no está. Para mí, las remanencias podrían equivaler a imprgnaciones que se transmiten a una carta, un objeto, una calle o una habitación. Pero cuando puede seguirse la pista de un asesino según las remanencias que ha dejado en los lugares por los que ha pasado, m parece demasiado sutil como para clasificarlo de simple impregnación. Ciertas averiguaciones del padre Mermet, o las del capitán de marina vietnamita Vo Sum u otros radiestesistas muy avanzados, solo pueden entenderse como la respuesta a preguntas directamente espirituales y no como impregnaciones sobre la materia. Personalmente no considero importantes desde el punto de vista patógeno las llamadas ondas de forma. Cualquiera con un poco de sentido común y otro poco de sentido estético las puede evitar si son dañinas. Pero hay formas que son en sí mismas acusadamente patógenas. Recuerdo por ejemplo las negras rejas interiores de la catedral de Sevilla, que me provocaron un inmediato rechazo. No obstante, prefiero reflexionar acerca de los efectos de una forma que cualquier radiestesista experimentado puede comprobar.

Añado finalmente que no todo es Sombra en la vida. También hay muchas impregnaciones que nos aportan bienestar, Luz. El oficio de la sanación nos llevará a veces a olvidarnos de eso, y más cuando se trata de objetos casuales que vamos encontrando. Pero todo queda. Y los objetos impregnados de Luz, también.

Por cierto, la antigua costumbre de bendecir la mesa tiene la gracia de limpiar toda impregnación en los alimentos que ingerimos, pues no tomamos solo hidratos de carbono, proteínas y todo lo demás. Tomamos también todas las intenciones y emociones que se acumulan en los alimentos desde que fueron semilla o embrión hasta que llegan, a través de innumerables manos —y también de procesos muy diversos- hasta nuestra mesa. Una vez le recriminaron al gran visionario norteamericano Edgar Cayce, llamado «profeta durmiente», que tomara costillas de cerdo, cuando él mismo recomendaba no corner apenas carne. Respondió: «De poco serviría yo si no fuera capaz de elevar la vibración de este pobre pedazo de carne». A menudo tomamos los alimentos que podemos o los que tenemos a mano. Pero parece ser que no importa mucho si nuestra Luz está donde debe estar.

Fuente: Del libro“Domoterapia de Luz”, de Ferran Renau.










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