El Arcángel Metatrón ¿Quién es y qué significa?
Uno de los libros más antiguos del judaísmo, el Libro de Enoc, que todavía se conserva en
algunos códices de la Biblia Septuaginta, menciona a un gran
arcángel que recibió de Dios el derecho a sentarse en un trono en el cielo. Su
nombre es Metatrón, que posiblemente signifique “el que comparte el trono”, “el
que guarda” o “el que se sienta detrás del trono de Dios”. Este gran arcángel
tiene un lugar importante en el judaísmo místico y en el pensamiento de la
Nueva Era.
La historia de Metatrón
Enoc, el abuelo de
Noé, es un místico que visita el Cielo en distintas visiones. En una visión,
Enoc tiene la misión de interceder con Dios en favor de los ángeles caídos. En
otra visión, ve a los querubines en el Cielo, a quienes describe como seres de
fuego. Más adelante, es llevado por el arcángel Miguel al cielo más alto.
Enoc también viaja en sus visiones o sueños al árbol de la sabiduría. Al final de sus
visiones, Enoc se transforma en el arcángel Metatrón, un poderoso arcángel a
quien también se le llama el pequeño Yahweh.
Metatrón en los textos
judíos
Aunque la Torah y la
Biblia mencionan que el profeta Enoc una larga vida y fue llevado al cielo sin
morir (Génesis 5:23-24), los textos del Libro de Enoc fueron excluidos del
canon formal del judaísmo, y por lo tanto tampoco son aceptados por las
escrituras cristianas. Aún así, el arcángel Metatrón fue muy importante en el
judaísmo místico medieval y aparece mencionado en el Talmud. En la tradición
rabínica, es el más alto de todos los ángeles y sirve como escriba celestial.
·
El Libro de Enoc,
perteneciente a la tradición Merkavah (3 Enoc o Sefer Hekhalot), describe la
transformación de Enoc en el arcángel Metatrón. En este libro, el mismo
Metatrón dice que YHVH le llamó “el YHVH menor”. El narrador, Rabbi Ishmael,
describe a Metatrón de dos maneras: como un ángel primordial (9:2–13:2) y como
el ser en que se transformó Enoc.
· El nombre de Metatrón
aparece también escrito de dos maneras. Un nombre tiene seis letras (מטטרון)y
otro siete (מיטטרון). Se piensa que el primero es el Enoc transformado en ángel
mientras que el segundo es el Metatrón primordial, una emanación de Dios.
Metatrón es la décima y última emanación. Se relaciona con la Presencia Divina
en la Tierra.
· El Zohar, texto
principal que se asocia con la Cábala, llama a Metatrón "el Joven”, el
mismo título con que aparece en 3 Enoc y que podría significar “sirviente”.
Este texto identifica a Metatrón con el ángel que guió a los israelitas en el
éxodo.
· El Zohar también
describe a Metatrón como “el rey de los ángeles” que reina sobre el árbol de la
sabiduría o árbol del conocimiento del bien y el mal. (Zohar 49, Ki Tetze:
28:138)
· El Zohar Bereshit
51:474 dice que cuando Enoc estaba en la Tierra, se dedicó a escribir un libro
que contenía los secretos de la sabiduría hasta que fue llevado al Cielo para
convertirse en ángel. Dios le permitió a Enoc continuar este mismo ministerio
en el Cielo.
· En el Zohar Bereshit
51:475 dice que todos los secretos sobrenaturales fueron puestos en las manos
de Metatrón y que él los ponía en las manos de quien los mereciera.
· El Talmud menciona en
Hagiga 15a que Dios le permitió a Metatrón sentarse en su presencia por su
trabajo como escribano de los méritos de Israel.
El ángel patrón de los niños
Metatrón es el ángel
patrón de los niños por su papel en el Zohar como el ángel que guió al pueblo
de Israel en el desierto hacia la Tierra Prometida. Él guía a los niños tanto
en la Tierra como en el Cielo. Ayuda a los niños índigo y cristal a superar los
obstáculos de su evolución. Los padres pueden pedir a Metatrón que los guíe
para poder ayudar a sus hijos en su educación, espiritualidad y el desarrollo
de sus habilidades psíquicas.
Jefe de los ángeles de
la muerte
Por ser un ángel que una vez ser humano, a Metatrón se le asocia con los
arcángeles Gabriel y Samael cuando trabajan como
ángeles de la muerte. Metatrón los supervisa cuando ayudan a las almas a hacer
su transición del plano físico al espiritual.
Guardián de los
registros akásicos
Los ángeles guardianes pueden consultar a Metatrón en su rol de guardián de
los registros akásicos. De esta manera, Metatrón
ayuda al ser humano a perfeccionar su alma. Los registros akásicos son una
manera de explorar las vidas pasadas pues contienen “la mente de Dios” o la
memoria de todo lo acontecido desde el principio de los tiempos. Metatrón tiene
acceso a la sabiduría divina, que ofrece a los ángeles guardianes para ayudar a
los seres humanos en su evolución.
Ángel iluminador
El arcángel Metatrón se encarga de dirigir la ascensión y activación del cuerpo de luz del ser humano. Es un ángel
poderoso que, porque fue humano, conoce el camino de la iluminación.
Su significado más importante para quien desea caminar hacia Dios es que
representa el potencial de transformación y purificación del alma cuando se
propone trascender la materia para unirse al espíritu puro de la Divinidad.
El libro de Enoc
Mucho de lo que se sabe hoy en día acerca de los ángeles proviene del texto
bíblico llamado el Libro de Enoc,
que es la historia de un hombre que se convirtió en ángel.
¿Quién fue Enoc?
Enoc fue el hijo
Jared, padre de Matusalén, y bisabuelo de Noé. Según la Biblia, Enoc vivió
365 años. La Biblia dice que Enoc "caminó con Dios, que no fue más,
porque Dios se lo llevó" (Génesis 5: 21-24). El nuevo testamento cristiano
tiene tres referencias a Enoc, desde el linaje de Set, hijo de Adán. (Lucas
3:37, Hebreos 11: 5, Judas 1: 14-15). En el islamismo,
el profeta Henoc es conocido como Idris por
algunos ulemas.
¿Qué dice el libro de
Enoc?
El Libro de Enoc se divide en
tres libros. El primer libro se encuentra en la Biblia etíope. Se piensa que se escribió entre
los siglos III A.C. y I A.D. También se encontraron fragmentos de este libro en
los rollos del Mar Muerto, que conservan la lista más antigua de nombres de
ángeles. Según este libro, ángel más grande es Yahvé (el Señor), el que creó la
vida.
El segundo Libro de Enoc se
encuentra en la Biblia eslavona y se piensa que fue escrito en el siglo I A.D.
El tercer Libro de Enoc es un texto
cabalista rabínico escrito en hebreo que proviene del siglo V A.D. Se han
encontrado también fragmentos de un cuarto libro.
Según la autora Margaret Barker en su libro An
Extraordinary Gathering of Angels, los fenómenos naturales son
representados como ángeles en el libro de Enoc, y el conocimiento de los
ángeles era el depósito del conocimiento científico de aquellos tiempos.
Estos libros cuentan
cómo Enoc fue llevado al cielo. Allí estuvo frente a lo más sagrado y un ángel
le mostró el corazón de la creación, los secretos de los fenómenos naturales y
cómo la unidad del todo, o el Reino, se divide para convertirse en la creación
visible.
Los ángeles en el libro de Enoc
En su recorrido por los
cielos, Enoc vio muchos tipos de ángeles. Vio una casa de llamas y cristal: los
querubines. Dentro de esa casa había otra donde se encontraba la Gran Gloria,
Yahvé, en un trono con un gran grupo de ángeles ante él.
Enoc también vio al arcángel Miguel, quien lo llevó por los
diferentes niveles del cielo, donde vio serafines, querubines y ofanim, poderes
de la tierra y del agua, principiados y al Mesías. Solo los arcángeles Miguel, Rafael, Gabriel y Phanuel podían entrar y salir
del salón del trono.
Enoc también vio el lugar donde estaban presos los ángeles rebeldes, o ángeles caídos, Azazel y Semhaza.
Enoc aprendió además los nombres de los siete arcángeles: Uriel, que estaba a cargo del mundo y del
inframundo; Rafael, a cargo de los espíritus humanos; Raguel, un ángel
vengador; Miguel, el encargado de las personas buenas y del caos; Gabriel,
encargado de los querubines, las serpientes y el Paraíso; y Remiel, el
encargado de los resucitados.
Al final de su recorrido y aprendizaje en el cielo, Enoc se transforma en
el gran ángel Metatrón, también conocido como el
pequeño Yahvé.
Significado de un encuentro con ángeles
La lección más importante del libro de Enoc podría ser el significado de su
encuentro con los ángeles. Al ser tocado por los ángeles, Enoc adquirió un
conocimiento que iba más allá de lo que la mente humana puede llegar a conocer.
Así se convirtió en ángel él también. Su encuentro con la sabiduría divina lo transformó hasta
lograr su propia ascensión.
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2 comentarios:
Aunque ustedes ya lo saben, quiero recordarles que Dios, después de sacar de Egipto al pueblo de Israel, destruyó a los que no creyeron en él. Así pasó también con los ángeles que rechazaron y abandonaron el lugar de honor que Dios les había dado. Dios los tiene atados para siempre con cadenas, y están encerrados en lugares oscuros, hasta que llegue el gran día del juicio final. Algo parecido les sucedió a los que vivían en Sodoma y Gomorra, y en las ciudades cercanas. Los que vivían allí pecaron y practicaron todo tipo de relaciones sexuales prohibidas. Por eso Dios los castigó y los arrojó al fuego que nunca se apaga, para que sufran allí. Que esto sirva de advertencia para todos nosotros. Lo mismo les va a pasar a los malvados de quienes les estoy hablando. Porque con sus locas ideas dañan su cuerpo, rechazan la autoridad de Dios e insultan a los ángeles. Ni siquiera Miguel, el jefe de los ángeles, se atrevió a hacer algo así. Cuando Miguel peleaba con el diablo para quitarle el cuerpo de Moisés, no lo insultó, sino que sólo le dijo: «Que el Señor te castigue». Sin embargo, esta gente insulta hasta lo que no conoce. Se comportan como los animales, que conocen las cosas pero no las entienden, y por eso terminan destruyéndose a sí mismos. ¡Pobre gente! Se portan como Caín. Y por el afán de ganar dinero, cometen el mismo error que cometió Balaam. Son tan rebeldes que morirán como murió Coré. Es una vergüenza que esas personas vayan a sus fiestas de amor, pues comen y beben sin ningún respeto. Son líderes que sólo se preocupan de ellos mismos. Son como nubes sin agua, que el viento lleva de un lado a otro. Se parecen a los árboles que no dan fruto, pues han sido arrancados de raíz y están totalmente muertos.
Judas 1:5-12 TLAD
http://bible.com/178/jud.1.5-12.TLAD
Aunque ustedes ya lo saben, quiero recordarles que Dios, después de sacar de Egipto al pueblo de Israel, destruyó a los que no creyeron en él. Así pasó también con los ángeles que rechazaron y abandonaron el lugar de honor que Dios les había dado. Dios los tiene atados para siempre con cadenas, y están encerrados en lugares oscuros, hasta que llegue el gran día del juicio final. Algo parecido les sucedió a los que vivían en Sodoma y Gomorra, y en las ciudades cercanas. Los que vivían allí pecaron y practicaron todo tipo de relaciones sexuales prohibidas. Por eso Dios los castigó y los arrojó al fuego que nunca se apaga, para que sufran allí. Que esto sirva de advertencia para todos nosotros. Lo mismo les va a pasar a los malvados de quienes les estoy hablando. Porque con sus locas ideas dañan su cuerpo, rechazan la autoridad de Dios e insultan a los ángeles. Ni siquiera Miguel, el jefe de los ángeles, se atrevió a hacer algo así. Cuando Miguel peleaba con el diablo para quitarle el cuerpo de Moisés, no lo insultó, sino que sólo le dijo: «Que el Señor te castigue». Sin embargo, esta gente insulta hasta lo que no conoce. Se comportan como los animales, que conocen las cosas pero no las entienden, y por eso terminan destruyéndose a sí mismos. ¡Pobre gente! Se portan como Caín. Y por el afán de ganar dinero, cometen el mismo error que cometió Balaam. Son tan rebeldes que morirán como murió Coré. Es una vergüenza que esas personas vayan a sus fiestas de amor, pues comen y beben sin ningún respeto. Son líderes que sólo se preocupan de ellos mismos. Son como nubes sin agua, que el viento lleva de un lado a otro. Se parecen a los árboles que no dan fruto, pues han sido arrancados de raíz y están totalmente muertos.
Judas 1:5-12 TLAD
http://bible.com/178/jud.1.5-12.TLAD
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