Kryon ante la
Hermandad Femenina Lemuriana (32) en Tucson, Arizona.
Saludos, queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio
Magnético.
Según costumbre de esta canalización, mi socio se
aparta completamente. He dicho esto antes, pero para este grupo digo que mi
socio no recuerda lo que se habla de aquí en adelante, y eso es en honor del
género, porque es el único varón aquí. Él tendrá que escucharlo después,
porque esto es para ustedes.
Se honra al género. El Espíritu no tiene género;
ustedes no tienen género del otro lado del velo. Pero como hemos dicho antes,
recuerdan a Lemuria y la Hermandad Femenina porque esta vez llegan como
mujeres; eso es por designio, para que algunas recuerden cuando fueron también
mujeres en Lemuria.
El marco de tiempo es confuso, hasta para sus
maestras. La precesión de los equinoccios es un bamboleo de 26.000 años, pero
hemos mencionado el hecho de que el comienzo de Lemuria fue hace 50.000 años.
Por lo tanto, la precesión de los equinoccios que ustedes tuvieron en 2012 fue
la segunda que algunas han atravesado. Esta noche algunas de las diosas presentes
han formulado preguntas. Se honra mucho lo que ustedes han atravesado.
Hablamos de tiempos muy, muy antiguos; tiempos
elementales, iniciales, de aprendizaje. Responderé directamente a una de las
preguntas que hicieron . Pregunta: Cuando Lemuria estaba cercana a su
destrucción, ¿qué pasó con el disco solar que fue a Perú? Respuesta: No hubo
destrucción de Lemuria. La montaña se hundió lentamente, la burbuja de magma
que la había elevado empezaba a disminuir, y se convirtió en las islas de
Hawái; no hubo destrucción. Pero durante ese proceso de hundimiento que duró
años, hemos contado algunas de las cosas que tuvieron lugar. En primer lugar:
el miedo. ¿Cómo podían saber si no iba a desaparecer completamente en el
océano? Solo algunas de ustedes estaban allí. Como ya hemos señalado, allí se
pasaba por una sola reencarnación, y luego iban a algún otro lugar del planeta.
Es casi como si Lemuria fuera una sesión de enseñanza principal, desde donde la
enseñanza se llevaba con ustedes en su akash, en la reencarnación, al
lugar adonde fueran a reencarnar, por miles de años en el planeta. Es como si
Lemuria fuera una semilla de conocimiento y enseñanza. Ustedes no reencarnaban
allí nuevamente.
De modo que ustedes no se conocieron entre sí, sin
embargo algo aquí las une, y les contaré qué es, y no lo he mencionado de este
modo anteriormente. ¿Había un disco solar? Algo así. La mitología
cambia con el tiempo, pero hay verdades semilla sobre ciertas cosas que
permanecen guardadas en el akash y se repiten. Tal vez leyendas que ustedes
luego hacen volver y hablan de ellas.
Cuando esa isla que fue Mu o Lemuria empezó a hundirse
para transformarse en muchas islas, el pequeño continente que luego fue Hawái
fue evacuado lentamente por todos ustedes, hombres y mujeres. Los hombres eran
los que remaban; incluso en el viaje, lejos del continente que se hundía,
ustedes, las mujeres, guiaban a los hombres. Esto es algo de lo que hablamos,
tal vez lo mencionamos. Cuando se subieron a las canoas y los hombres remaban,
empezaron tal vez a ir hacia el hemisferio sur; las estrellas eran distintas.
¿Cómo navegaban los hombres? Eran marinos expertos y cuando algunas de ustedes
empezaron a navegar y remar con desesperación para encontrar otros lugares
donde estar, cruzaron hacia el hemisferio sur donde las estrellas eran
desconocidas para todos. ¿La respuesta? Las mujeres guiaron.
Las mujeres tampoco conocían las estrellas, pero tenían maestras de las
estrellas, y sabían hacia dónde ir, incluso aconsejando a los hombres mientras
navegaban. Imaginen: los hombres nuevamente acudieron a ustedes: vayan hacia
allí, vayan hacia allá. Muchos lemurianos fueron a dar a Sudamérica.
Hacia allí tienden a ir las corrientes, y allí desembarcaron. Algunas
llevaban artefactos que para ustedes eran preciosos. No había un disco solar;
había muchos. Y la razón era que se les dio un disco que contiene
sus instrucciones más preciadas de las madres lemurianas, con eso grabado en el
disco. Era anterior a la imprenta, queridas, (se ríe), era anterior a poder grabar algo en alguna cosa, y que
tuviera sentido. Tal vez anterior a los lenguajes escritos que hoy
conocen. Se lo dieron sus madres. Eso es el disco solar.
¿Existen aún hoy? ¿Podrían encontrarse? La respuesta:
algunos todavía perduran. Algunos se encontrarán. Eso fue la respuesta a
una pregunta.
Les daré la respuesta a todas las otras. ¿Cuál
es la relevancia de su experiencia en Lemuria con respecto a hoy? ¿Cómo las
ayudaría? Para vivir de un momento al siguiente, para criar a sus hijos,
para ser tal vez diferentes por estar en algo en que no estuvieron antes.
Déjenme decirles qué las une aquí. Es simple, y si se dan cuenta, les dará
escalofríos a todas.
En aquellos días, en los días iniciales de su registro
akáshico en este planeta, todas ustedes tenían madres maestras lemurianas que
se sentaban con ustedes. Maestras de las estrellas, y ustedes sabían que ellas
eran sagradas. Fue parte de lo que hizo Melli-ha, conducirlas a esos lugares,
en esas ceremonias donde las madres pleyadianas originales les enseñarían. ¿Y
qué les enseñarían? Su espiritualidad, su chamanismo, su naturaleza
preciosa, para que pudieran guiar una civilización, para que pudieran
distribuirse sobre la Tierra, y su akash llevaría la verdad, y ustedes la
oirían. Y les diré algo: todas ustedes, que alguna vez estuvieron en Lemuria,
llevan una brillante semilla en su akash que recuerda esto. La buscan, la
quieren. Es el epítome de la maternidad y la femineidad. Es algo que
ustedes captan, es la energía de la diosa, que ustedes saben que existe
desde las estrellas.
Todas ustedes las vieron y recibieron enseñanza de
ellas. Melli-ha tenía que organizar todo eso, hacer que sucediera, conducirlas
a los grupos de enseñanza; eso era Lemuria. Hoy esa semilla está en su akash, y
en definitiva es práctico porque es la verdad y la compasión del dios dentro de
ustedes.
Las pleyadianas fueron sus maestras lemurianas
provenientes de las estrellas; eran las lemurianas originales. Son las
maestras, las pleyadianas. Entonces, cuando les enseñaron ese modelo que
tuvieron, madres de madres, diosas de diosas, eso es lo que recuerdan.
Eso quieren captar, es la semilla, y aún está allí. Si pueden mantener su
equilibrio, la Hermandad Lemuriana tiene que ver con descubrir la semilla,
aplicarla a sus vidas y difundir la compasión del conocimiento enseñado
originalmente desde las estrellas, a sus hijos, a sus familias, a quienes las
rodean, y a ustedes.
Porque esa enseñanza hablaba de una vida práctica, no
importa que fuera elemental, que fuera una sociedad inicial, o fuera una
moderna. Porque Dios es Dios, nunca cambia, y la verdad de cómo actuar,
comportarse, equilibrarse y volverse compasiva es siempre la misma, de una
generación a otra y a otra.
Pero la razón para la Hermandad Femenina hoy es que la
semilla se ha perdido. Miren lo que ha hecho la humanidad consigo misma. Miren
cómo lo que solía ser la energía chamánica de las mujeres se ha salido de
curso. Es hora de que regrese lentamente, y solo podrá hacerlo cuando ustedes
empiecen a recordar la semilla. Toda madre presente aquí querría imitar lo que
les enseñaron las maestras de las estrellas. ¡Ustedes las conocieron! ¡Se
sentaron con ellas! Les da escalofríos. ¿Pueden recordar algo? Si no pueden
recordar, les diré que su akash sí recuerda, y no hay nada como eso, ser
humano. Y solo las mujeres tienen el conocimiento.
Y ahora saben qué podría ser lo que las trae aquí. No
solo la celebración; no solo la recordación, sino la semilla.
Que comience la ceremonia.
Y así es.
Kryon
Desgrabación y
traducción: M. Cristina Cáffaro
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1 comentario:
que hermosa y bella gran verdad
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