Si bien es necesario hacer constar la infinitud dimensional de los
universos, el plano existencial en el que os movéis tiene asociado un grupo de
siete (7) dimensiones, de las cuales el momento histórico y evolutivo actual se
corresponde con el final de la tercera.
La expansión dimensional que, desde una óptica de estática relativa,
aparece como creando un campo o MerKaBa fundamentalmente esférico, ser torna
poco a poco oval cuando se inicia el proceso de ampliación o tránsito hacia un
nivel superior.
Este campo constituye un verdadero escudo protector del Ser ante
intrusiones indeseables, sean éstas energéticas, anímicas o físico- materiales,
permitiendo, entre otros privilegios, la configuración de una estructura
vehicular para desplazamientos por el pensamiento, más allá de la razón.
Los saltos dimensionales constituyen siempre una reordenación de los ejes
de coordenadas referenciales hacia un ángulo distinto, acompañada de una
ampliación de facultades, funcionalidades y conformación física.
De este modo, se podría decir que el marco dimensional personal constituye la capa más exterior que forma parte de cada Ser Humano.
A medida que se asciende los seres humanos son más perfeccionados, más
altos, poseen más cromosomas y su ADN celular es, asimismo, más evolucionado,
por lo que su potencial es virtualmente mucho más elevado que en la etapa
anterior y su densidad se va diluyendo poco a poco, convirtiéndoles en
extremadamente sutiles.
PRIMERA DIMENSIÓN.- Se trata de la más íntima conexión con el corazón
de la esfera y, muy especialmente, con el cristal de hierro que la forma y las
distintas capas superpuestas de roca licuada y aros de energía telúrica.
Comprende una franja de valores de frecuencia comprendidos en una escala del 1
al 7.
Esta dimensión se relaciona con el reino mineral y constituye el punto de
partida en que las formas evolucionadas de vida comienzan a fluir, conformando
un nivel de conciencia presente desde el átomo y basado en las leyes del
magnetismo, de la gravedad y de la química. Se trata del nivel de vibración más
bajo, sobre el que se construye la vida, tal y como se conoce en Nungimecha.
SEGUNDA DIMENSIÓN.- Es el reino vegetal y establece contacto con
todo lo que significa densidad a través de las esencias cristalinas, minerales,
químicas y radioactivas, cuya geometría estructural es una manifestación de la
geometría causal existente en la Sexta Dimensión.
El margen de frecuencias armónicas se sitúa aquí del 7 al 14. En este
nivel dimensional comienza a aparecer la acción de la luz, no necesaria en el
nivel anterior del reino mineral.
En esta franja es importante hacer constar que para el desarrollo de vida
vegetal resultan imprescindibles los nutrientes que aporta el reino mineral, es
decir, la primera dimensión, siendo el sol el que aporta la energía lumínica en
fotones para iniciar el proceso vital de la fotosíntesis.
TERCERA DIMENSIÓN.- Significa volumen o espacio contenido en los
cuerpos físicos de animales y humanos, en un espectro de frecuencias que va del
15 al 21 e implica la conexión permanente con las dos dimensiones anteriores;
también implica libertad como plataforma para acceder a las energías creadoras
y realizadoras de la siguiente dimensión.
En el reino animal se presenta un nivel de conciencia muy complejo, que
lleva asociado una capacidad de reacción frente a los estímulos que conforma
una inteligencia cada vez más alta e interactúa con todas las dimensiones
anteriores.
En este plano se estructuran las manifestaciones sobre las coordenadas
básicas de longitud, anchura y altura, dentro del ciclo del Carbón (sobre 6
átomos de Carbón, Hidrógeno y Oxígeno, por este orden) y 7 sentidos básicos
(vista, oído, tacto, olfato, gusto, intuición y orientación).
De alguna manera, se podría decir que esta dimensión corresponde al primer nivel del “pensamiento solidificado”, dentro de una estructura binaria, o de dualidad, como base sustentadora.
CUARTA DIMENSIÓN.- Se presenta en un nivel de frecuencia que va del
22 al 28 y tiene que ver con las capacidades naturales de cada cuerpo y la
absorción de energías procedentes de las dimensiones superiores. Bajo este
estado, se encuentra el más extraordinario proceso de desarrollo de la imaginación
y la materialización de pensamientos y deseos.
Esta dimensión constituye un plano de transición de las frecuencias más
densas o materiales a las más sutiles o espirituales y es habitualmente
conocida como el plano astral, a donde van a parar provisionalmente las
personas que acaban de experimentar un cambio, o muerte, en una primera fase,
antes de integrarse en niveles superiores.
El tiempo y el espacio se unen aquí en un continuo que conecta el pasado
con el futuro, lo cual permite desplazamientos discrecionales en cualquiera de
las dos direcciones y, por primera vez, es posible la materialización inmediata
de deseos, pensamientos e ideas, con el solo ejercicio de la voluntad.
La cuarta dimensión puede ser considerada como un umbral de acceso a
otros planos superiores en los que prima fundamentalmente el Amor.
QUINTA DIMENSIÓN.- Es la dimensión que corresponde al corazón y a
los sentimientos; por ende se trata de un estrato desde el que se irradian
grandes cantidades de energía Amor a todos los demás seres con los que se
convive. La gama de frecuencias que conforman este plano puede ser situada de
29 a 35, mucho más allá de la velocidad de la luz.
La comunión, dentro de este espacio sagrado, con el centro de la esfera y
las energías que fluyen desde lo alto, provoca una irradiación de luz sin límites
que alcanza todos los espacios circundantes, accediendo por primera vez a la
comprensión del concepto de Dios como energía creadora y sustentadora.
Es aquí donde se manifiestan plenamente el pensamiento y la mente, en
perfecta sintonía con las capas más densas de cada criatura.
SEXTA DIMENSIÓN.- Este estado contiene los grandes campos
mórfogenéticos o archivos matrices geométricos de las ideas materializadas en
la tercera dimensión y constituye el ámbito de la creación mental y de la
expansión y sustentación del potencial de cada ser humano.
Desde esta dimensión surgen las manifestaciones deseadas a nivel de
tercera dimensión y que muchas veces aparecen en ésta en forma de símbolos.
Se trata de un plano en una escala armónica de frecuencias que va del 36
al 42 y constituye un pasaje de conexión entre los mundos inferiores y los
altamente sagrados.
SÉPTIMA DIMENSIÓN.- Es la dimensión espiritual de más alta vibración que
va del espectro del 43 al 49, y la que marca las grandes avenidas de luz, vida
y energía en el espacio, a la vez que sostiene las órbitas de las esferas y
cuerpos celestes, alrededor de los soles, estableciendo una comunicación global
a través de la conciencia y la mente galáctica, que genera espirales de
conexión entre estrellas cercanas y captación de los pensamientos que proceden
de la noche galáctica, en donde son originados.
Aquí se sitúan los ángeles y esta capa constituye el perímetro más
exterior de todas las capas concéntricas que forman Nungimecha. Esta dimensión
ha sido conocida tradicionalmente como el séptimo cielo y alberga el más alto
grado de inteligencia espiritual que se pueda concebir, dentro del grupo
dimensional.
Es el “área” de la génesis del Amor Absoluto, de la Sabiduría Universal y
de las Leyes Universales. Los canales de comunicación telepática entre los
Padres Creadores y los miembros desplazados en esferas como Nungimecha, tales
como los ángeles trinitarios Melchisedek están compuestos de energía generada
en esta dimensión.
A partir de esta dimensión se accede a otro grupo dimensional superior de
mayor amplitud y frecuencia vibratoria.
Angel Luis Fernández.
https://www.facebook.com/AngelLuisfernandezA1
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